Es curioso como ocurren las cosas por sí solas. La vida tiene siempre situaciones maravillosas, al menos para los ojos de personas curiosas y deseosas de vivirlas, grupo en el que, humildemente, me incluyo. Esta semana, he estado más conectado que nunca con el mundo de la solidaridad y el voluntariado. Por un lado con mis obligaciones en la ONG que fundé, junto a muy buenas personas, hace ya casi tres años y, por otro, preparando un taller sobre optimismo y buenas actitudes que la semana que viene imparto, para los futuros héroes anónimos, en la primera escuela de voluntariado de Málaga. Pues justo en esta semana, he tenido también el privilegio de conocer a Andrés Olivares. El alma de la Fundación Luis Olivares y, sobre todo una gran persona. Os dejo el enlace de la fundación, porque es impagable su labor hacia los niños con cáncer y sus familias...