Este poema ora a Dios para que calme el paso apresurado del autor y le dé tranquilidad y perspectiva. Pide que Dios disminuya su ritmo y le enseñe a tomar descansos para contemplar la naturaleza, charlar con otros y reparar su alma a través del sueño y la música, a fin de percibir la presencia constante de Dios en medio de sus labores diarias.