El ciberacoso puede causar daños psicológicos y emocionales a largo plazo en las víctimas. El ciberacosador recopila información privada sobre la víctima de forma anónima para luego aislarla y hacerla sentir culpable. Esto socava la fuerza de la víctima y puede provocar ansiedad, insomnio, dolores físicos y depresión, además de una baja autoestima y rendimiento reducido.