El documento describe el pecado contra el Espíritu Santo en tres puntos: 1) La blasfemia contra el Espíritu Santo es rechazar la obra salvífica de Jesús. 2) Contristar al Espíritu Santo significa desdeñar su presencia santificadora al continuar pecando voluntariamente. 3) Podemos evitar apagar al Espíritu Santo sometiéndonos a la Palabra de Dios y obedeciendo las impresiones del Espíritu.