Este documento proporciona cuatro recomendaciones para cuidar las áreas naturales protegidas: 1) proteger las plantas ya que los bosques sanos limpian el aire y regulan el clima, 2) no matar a los animales porque tienen intereses propios de vida igual que los humanos, 3) ayudar a cuidar los ríos que son fundamentales para los ecosistemas, y 4) plantar más árboles que enfrían los suelos y permiten que la lluvia regrese a través del ciclo del agua.