Una recopilación de artículos publicados entre 2012 y 2017 por el psicólogo y orientador Carlos Pajuelo para una "Escuela de Padres", en los que el tema central es el de educar en valores desde la familia.
Cómo educar a los hijos en valores, por Carlos Pajuelo
1. Cómo educar a los hijos en valores
Selección de OrienTapas
con artículos del orientador
Carlos Pajuelo
http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/
Carlos Pajuelo - @carlospajuelo
Psicólogo, orientador educativo y padre de dos hijos
https://orientapas.blogspot.com/
3. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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Cómo educar a los hijos en la ejemplaridad (9-11-2014)
Mi amiga Paqui es muy persistente y
nada más leer el post de “Cómo
explicar a los hijos qué es la
corrupción” me llamó para
decirme: “muy bien Carlos, ya sé cómo
explicar qué es ser corrupto pero ahora
tengo una pregunta, ¿cómo educar para
que nuestros hijos aprendan no solo a
detectar la corrupción sino a evitarla y
además a rechazarla de plano?, ¿Cómo
educar en la ejemplaridad?”
Educar en la ejemplaridad es ser
consciente de que nuestra conducta
informa a nuestros hijos sobre cómo
somos y cómo actuamos ante
determinadas situaciones, ofreciéndoles
un modelo de comportamiento a
seguir. Ser ejemplar es no
aprovecharse, en beneficio propio, de
recursos o bienes que no nos
pertenecen. ¿No es tuyo? pues no lo
cojas, sería una frase que resume la
educación en ejemplaridad. Es un
camino que no tiene atajos y en ese
camino tenemos la suerte de
encontrarnos a vecinos, amigos,
padres y madres, maestras y maestros,
niños, jóvenes, adultos y ancianos. No
son seres excepcionales son personas
como tú y como yo.
5 ideas para educar a los hijos en la
ejemplaridad.
1.- Los padres somos ejemplares
para lo bueno y para lo malo (aunque
no seamos famosos). Lo que los
niños ven, los niños hacen. Este era
el eslogan de una campaña publicitaria
de la asociación Child Friendly que
pone de manifiesto el papel
ejemplarizante de los padres en la
educación de los hijos. Es verdad que
nosotros los padres somos seres
anónimos y que nuestras conductas
privadas no tienen la repercusión
mediática que la de los personajes
públicos, pero no olvides que nuestras
conductas educan a nuestros hijos.
2.- Resalta la importancia de los
valores colectivos frente a
valores individuales. Cuando
educamos a nuestros hijos tenemos que
resaltar la importancia que tienen los
demás en nuestra vida y nada mejor que
tener presentes las necesidades de los
demás para no olvidarlo. Padres que
enseñan a sus hijos el valor de ser
generosos con los que menos tienen ,
hijos que ven a sus padres dedicar parte
4. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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de su tiempo o parte de sus ingresos en
ayuda de Asociaciones, ONGs,
etc. Padres que enseñan que pensar
en los demás ayuda a pensar menos
en uno mismo.
3.- ¡Qué loto que me tocara!. A veces
educamos utilizando excesivamente
criterios económicos y trasmitimos la
idea de que ganando dinero no hay
problemas. No me voy yo a meter en el
pantanal ese de si el dinero da, o no
da la felicidad porque no lo sé, lo que
sí creo es que el dinero solo vale para
comprar cosas, no compra
el respeto, ni la consideración, ni el
reconocimiento propio ni el de los
demás.
4.-la cuarta idea hace referencia a que
el comportamiento ejemplar se ve
sometido a muchas tentaciones y que
se puede sucumbir a ellas. En ese
caso pedir perdón es necesario pero
no es suficiente. Asumir la
responsabilidad supone asumir las
consecuencias de lo que uno ha hecho
y no intentar buscar justificaciones que
minimicen el impacto de nuestras
conductas. Un ejemplo, “¡Mamá, como
te pones por un euro que he cogido de
tu monedero!”, le gritó un mozalbete de
11 años a su madre. Pues hazle ver que
el problema reside en el acto de coger
un dinero que no es suyo, que eso se
llama robar y lo de menos es la cantidad
de dinero que sisa.
Y no olvides que existen muchas
situaciones en las que son los padres
los que “sisan” de otros “monederos” y
algunos lo hacen delante de sus hijos
con cosas del tipo: “saltarse un peaje y
vanagloriarse de ello”, “usar material de
la oficina para interés privado”, decir la
frase “a mi en el sueldo me engañaran
pero en el trabajo no”, “al pagar en una
tienda te dan un cambio equivocado a tu
favor y dándote cuenta te lo callas. La
mejor manera de ser ejemplares es
dándonos cuenta de lo fácil que es
salirse del camino.
5.- Y por último, es necesario meterse
en la cabeza que no somos una
sociedad poco ejemplar. Cuando
estás educando resalta la cantidad de
conductas ejemplares que se dan a tu
alrededor. No eduques desde el
pesimismo, no caigas en la tentación de
pensar que todo está perdido porque el
desánimo es una vía que lleva a la
inacción, al fatalismo y al abandono. El
pesimismo es caldo de cultivo para la
corrupción.
Por cada personaje poco ejemplar que
aparece por la tele seguro que hay más
de cinco personas ejemplares cerca de
ti para que puedas ponerlo de ejemplo
ante tus hijos.
Enséñaselo a tus hijos: “¿No es
tuyo? Pues no lo cojas”.
5. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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La “paga” semanal: Una oportunidad más para educar. (24-3-2014)
Papá , Mamá, ¿cuando me vais a dar
una paga?Preguntó Rosa una niña de
11 años al llegar del colegio. ¿Una
paga? Tú no estás buena, le espetó su
padre a bocajarro a lo que Rosita a
punto de comenzar a indignarse le
contestó “pues a mi amiga Luli le dan
sus padres 3 euros todas las semanas”,
a lo que la mamá añadió ¿y para qué
quieres tú 3 euros?, pues para mis
cosas contestó Rosita subidita de tono.
Y así quedó la cosa. Pero los padres de
Rosita, la indignada, se
quedaron pensativos, será bueno o no
será bueno que tenga “paga”, ¿necesita
paga?, pero ¿Una paga por la cara o
una paga según haga tareas?
Y ¿qué hicieron los padres de Rosa?
pues meterse en Internet y preguntarle
a ese señor que todo lo sabe, “¿Sr.
Google necesitan paga los niños?” Y en
0,35 segundos el Sr. Google va y les
contesta con
aproximadamente 10.500.000
respuestas. Una de ellas será esta mía,
la 10.500.001
Hay padres que se “ofenden” cuando
oyen hablar de la paga, padres que
dicen en voz alta a quienes quieran
escucharles o para escucharse ellos
mismos “¡esto es lo que faltaba, encima
darles una paga!”, como si la paga fuera
lo más nefasto para educar hijos.
A estos padres me gusta hacerles la
siguiente reflexión, acaso ¿no es una
paga el gasto de teléfono de los
hijos, las chuches, el cine, las zapatillas
de deporte (y no precisamente las
Delmon del mercadillo), videojuegos,
etc? La paga siempre existe sólo que
en muchos casos no la damos semanal
o quincenal en metálico sino que la
damos a demanda a través
“rendimientos en especie”.
La cuestión no reside en el hecho
de paga si o paga no. La paga o la no
paga son sólo una oportunidad más
que tenemos los padres para
educar. Educar sobre qué, pues sobre
el valor del dinero. El valor del uso del
dinero. El valor de aprender a
postergar los deseos (¿hay que
satisfacer inmediatamente las
6. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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peticiones de los hijos aunque sean
baratas?).El valor de educar a los
hijos haciéndolos conscientes de lo
que podemos y lo que no podemos
gastar.
Claro que es duro decirles a los hijos
que no les podemos comprar
determinadas cosas que les ilusionan
pero flaco favor les haríamos si les
hacemos creer lo contrario. Con paga o
sin paga no olvides que el cariño a
los hijos no precisa de gasto. Amar es
gratis. (Pero esto los hijos también
tienen que aprenderlo porque tienden a
ser muy “interesados” (tanto me das
tanto me quieres). Y terminan
aprendiendo que querer es mucho más
que abrir la cartera sin ton ni son.
El ejemplo de los padres es
fundamental en la valoración del
dinero. Si los padres no tenemos un
criterio sobre “economía
doméstica” cómo lo van a tener
nuestros hijos. En este campo, como en
otros muchos, nuestro ejemplo será
fundamental. Ir de compras al
supermercado es una estupenda
oportunidad para que vean en nosotros
cómo compramos, qué compramos
y cómo desechamos productos aunque
sean muy atractivos y apetecibles.
A los padres nos cuesta mucho trabajo
ganar dinero y por eso valoramos lo que
tenemos, porque nos ha costado
muchos años de trabajo conseguirlo. Y
espero y deseo para mis hijos y para los
tuyos, lo mismo, que tengan la suerte
de poder encontrar un trabajo, que lo
disfruten y encima que les dé para vivir.
Pero mientras los educamos,
enséñales que el dinero sólo sirve
para comprar cosas. Y una vez que
las tienes para comprar las mismas
cosas sólo que más grandes.
Decide tú qué es lo que prefieres
respecto a cómo enseñar a valorar el
dinero. Que es con una paga,
excelente. Que es sin paga,
excelente. Pero da valor, trasmite
valor, crea valor alrededor del uso
del dinero.
Para saber más os adjunto un enlace a
un artículo que publicó el diario
ABC.es donde se dan
algunas sugerencias prácticas respecto
a la paga en función de las edades.
7. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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El padre que creía que su hijo era Messi (27-5-2014)
Cuando leemos en la prensa noticias
como la que nos cuenta cómo un
padre, forofo, la ha emprendido a
mamporros con niños que
cometieron la desfachatez de hacerle
una fea entrada a su hijo en un
partido de fútbol de una liga de
Infantiles, nos preguntamos por qué
algunos padres hacen de sus hijos sus
ilusiones. Yo a estos padres los
llamo: el padre que creía que su hijo
era Messi. El padre que cree que su hijo
es Messi es un padre que no para de
decir que hace lo que hace porque
quiere lo mejor para su hijo. Un padre
que, desde bien temprano, cree
descubrir que en ese niño, su hijo, hay
algo especial y, desde ese momento
siembra en su cabeza una semilla que
no necesita ni de agua ni de sol para
germinar, una semilla que solo precisa
del deseo, de la ilusión cegadora, para
multiplicarse. Un padre abnegado que
dice que dejó todo lo suyo en pos
de una excelencia en el hijo que
solo él ve. Un padre que repite
únicamente aquellas frases motivadoras
que vayan en la línea de sus deseos e
intereses. Un padre que cree ver en su
hijo todas y cada una de las fortalezas
que él, “por desgracia”, no tuvo la
oportunidad de desarrollar. Un padre
que achaca a la envidia, al rencor o a
la simple ignorancia la ceguera de
los que le rodean. Un padre que
termina apoderándose de la vida de
su hijo privándole así de la
posibilidad de construirse como
persona. Sostiene firmemente que un
padre que busca la excelencia en su hijo
no puede estar equivocado. Por esta
razón, en esta búsqueda se convierte
en entrenador de entrenadores,
árbitro de árbitros, dueño de la
verdad y el más insatisfecho de los
críticos. Un padre que pierde la
oportunidad de enseñar a jugar, a
disfrutar jugando, de enseñar que ganar
o perder es solo una parte más del
juego, no es el juego. El padre que
creía que su hijo era Messi olvida y se
le olvida trasmitir a su hijo que la
maestra que le enseña, el médico que lo
cura, el panadero que le hace su pan, el
barrendero que limpia su calle, el
músico que compuso sus canciones
favoritas, el albañil que construyó su
casa, su vecino mecánico, sus amigos,
sus rivales y tantas y tantos que le
rodean, todos y cada uno de ellos
tienen vidas tan importantes como
Messi, que son tan necesarios, tan
valiosos como Messi. Disfruta, enseña
a disfrutar, a jugar, a relacionarse, a
poner pasión y ganas, a esforzarse,
enseña a saber ganar y a saber
perder. Disfruta con tus hijos pero
sobre todo haz que ellos disfruten
con su padre.
8. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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Qué hacer cuando nuestros hijos mienten (28-9-2014)
Si hay algo que a los padres nos saca
de quicio es que nuestros hijos nos
mientan y, sobre todo, que nos sigan
mintiendo aunque les hayamos pillado.
La mentira es una consecuencia de la
necesidad que tenemos de ser queridos
y aprobados por los demás.
Desde bien pequeños enseñamos a
nuestros hijos cómo sus conductas
influyen en nuestro bienestar o malestar,
y los hijos que necesitan y quieren la
aprobación de sus padres pueden
recurrir a la mentira como una forma
rápida de satisfacción de esa necesidad.
Esa es una de la razón por la que
mentimos los seres humanos, porque
intentamos trasformar la realidad de tal
manera que sea agradable para los
oídos/ojos de los que nos rodean.
“Carlos,yo les miento a mis padres
porque veo en sus ojos un brillo de
satisfacción que sólo reluce cuando me
invento algún éxito“. Esto me contaba
Luis de 13 años para justificarme por
qué era tan mentiroso. Lo peor de esto
es que los padres de Luis caían una y
otra vez en la trampa de creer que, al fín,
su hijo había hecho “click”.
Entonces, cómo actuar ante las
mentiras de los hijos
1) En primer lugar te recuerdo que no
sólo mienten los niños. Hay muchos
padres que recurren a mentiras de esas
que llamamos “piadosas”, y algunas
veces hasta a mentiras de las “gordas”
delante de sus hijos pequeños. Y a
mentir se aprende por imitación, así que
ten cuidado con justificar una falta de tu
hijo al colegio o que no ha hecho las
tareas porque estuvo enfermo,
etc,haciéndole a él cómplice de esta
mentira.
Si analizáramos el número de veces que
utilizamos mentirijillas y trolas a lo largo
de nuestra vida diaria nos daríamos
cuenta de que, a veces, enseñamos a
nuestros hijos a mentir como forma
rápida de salir momentáneamente
airoso de alguna situación incómoda.
2) En segundo lugar, hay patrones de
personalidad que presentan rasgos
más proclives a transformar la realidad.
Por un lado, están las personas más
imaginativas con mayor capacidad para
contar cosas cotidianas y que, además,
nos suelen caer muy bien. Si no, fíjate la
cantidad de charlatanes que embaucan
a gente con los nuevos “tocomocho”.
Pero también hay personas tan
necesitadas de reconocimiento que se
inventan una vida que no tienen para
poder recibir halagos y recompensas.
3) Tú no puedes evitar que te mientan.
Lo que sí puedes evitar es
comportarte como si no te estuvieran
mintiendo. Si tu hijo te miente, no es
necesario que te rajes las vestiduras y
pongas el grito en el cielo a la voz de ”
te ruego que no me mientas”. Es mucho
más práctico hacer ver al hijo que, si te
miente, tú no vas a preguntarle nada a
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él (porque te va a seguir mintiendo, y tú,
cada vez más desesperado con las
mentiras). Así que, sí quieres saber sus
notas habla directamente con sus
profesores; si dice que va a ir a casa de
su amigo fulanito, llama a casa de
fulanito, etc….
El mensaje es claro: no te voy a creer.
Aunque estés deseando creerle, dale
tiempo. Hazle ver que que confías en
él. Pero que una cosa es confiar, y otra
chuparse el dedo.
Los padres de Luis se quejaban
amargamente de que su hijo les mentía
con las notas, y yo les pregunté
¿quieres que Luis deje de mentirte con
el tema de las notas? Pues no le
preguntes a él, pregunta directamente a
su tutor a sus profesores. Que fácil
¿no?.
4.-Cuando tu hijo se “inicie” en las
mentiras háblale de las consecuencias
que le puede acarrear mentir. Hazlo
con tranquilidad, sin exagerar. Habla de
las consecuencias en lo que se refiere a
la pérdida de amigos, de credibilidad.
5.- También es una buena estrategia
darle la oportunidad de que el hijo
recapacite y admita su mentira(
“¿Estás seguro que eso ha sido así?,
piénsalo antes de contestar.” Si el hijo
admite la mentira entonces muestra tu
satisfacción con esa manera de
proceder (ha rectificado) pero
inmediatamente recuerda que haber
mentido tiene su penitencia.
6.-Si el hijo a pesar de darle muchas
oportunidades para que admita su
mentira sigue “erre que erre”, no quiero
minimizar la importancia del tema pero
es que, a un mentiroso, lo mejor es no
ponerle en situación de mentir. Así
que cuando te cuente algo simplemente
no le creas.
7.- Hay que confiar en los
hijos, trasmitirles la confianza en que
podrán organizar y dirigir su vida, pero
también dejar claro que las mentiras
tienen que tener sus
consecuencias. Y las consecuencias
no deben de ser un padre o una
madre “desesperado” si no la pérdida
de privilegios, salidas, etc., del pinocho
de turno.
8.- Si las mentiras tienen que ver con las
actividades escolares haz partícipe de
ellas a los profesores de tus hijos. Si
son temas que hacen referencia a la
vida familiar haz partícipe a tu familia
y amigos de lo que ocurre. No por
avergonzarlos sino para que ellos sepan
que “estamos en alerta”. A veces
escondemos en casa el problema de las
mentiras de los hijos y con ello
perdemos la oportunidad que los demás
nos ayuden.
9.- Ármate de paciencia,
se constante y sobre todo firme en tu
manera de actuar ante las mentiras de
tu hijo.
En resumen: VALORA a tu hijo por lo
que es, y EDUCA por lo que hace.
10. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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Cómo explicar a los hijos qué es la corrupción (2-11-2014)
Ayer me llamó mi amiga Paqui para
contarme que su hija María de 13
años le preguntó a su padre, de la
manera más natural, “Papá ¿tu eres
corrupto?”, justo en el momento en el
que las noticias acababan de hablar del
enésimo caso de corrupción. “Hija, por
qué me preguntas eso“ contestó el
padre un tanto azorado. “No sé, como
tú trabajas en un banco”.
No son buenos tiempos para la lírica,
asistimos día a día a una cadena de
noticias sobre corrupción que parece no
tener fin. La corrupción no es un
problema ajeno, la corrupción no
es cosa exclusiva de “políticos” aunque
en ellos, por su función de
representación de la ciudadanía es
extremamente vergonzante. La
corrupción es la mayor inmoralidad del
comportamiento social del ser humano.
El otro día leí, no sé dónde, un refrán
muy apropiado para el tema “quien
anda con miel termina chupándose
los dedos“.
Todas estas noticias y debates sobre la
corrupción nos deben de recordar
que educar a los hijos es también
enseñarles el peligro de
“trincar”. Educar a los hijos frente a la
corrupción supone algo más
que escandalizarse, supone tomar
conciencia de que robar es robar
aunque lo llames de la manera que te dé
la gana. Educar a los hijos es guiar,
enseñar a distinguir cuales son los
comportamientos ejemplares.
A mi amiga Paqui le propuse esta
“historieta” como argumento para
hablar con los hijos respecto a qué es
esto de la corrupción.
“Mira hija, imagina que en el colegio vais
a hacer una fiesta y toda tu clase decide
hacer una gran tarta de chocolate y
tú te ofreces a hacerla. Lo primero que
haces es un presupuesto y como
quieres que la tarta sea un éxito eliges
los mejores ingredientes. El
presupuesto es de 29 euros por lo que
cada compañero de la clase pone 1 euro
para hacer la gran tarta.
A la hora de comenzar a comprar los
ingredientes, se te ocurre que en vez de
comprar harina de repostería, que sólo
necesitas un kilo, la coges de la
despensa de casa, y te ahorras así
1,35 euros.
Luego, para la mantequilla, que habías
seleccionado la mejor del mercado de
9,5 euros el kilo, le dices a tus amigas
Pili, Lola, Carmen y a tu amigo Juan que
les das 1 euro si te traen la mantequilla
de sus casas y Pili dice que un euro es
poco y tú, enfadada, le dices que en vez
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de traer mantequilla traigan margarina
que vale menos dinero. Así tú te quedas
con 5,5 euros, Pili y sus amigos con 1
euro cada uno, tú tienes un producto de
menos calidad y sus madres se quedan
sin nada.
Para los huevos en vez de comprar
docena y media compras un sucedáneo
de huevo y te ahorras más dinero. Con
el chocolate, el azúcar y el resto de
ingredientes haces igual: Compras los
más baratos.
De tal manera que del presupuesto de
29 euros te has gastado 9 y te has
quedado con 16 pues le has dado a tus
amigas y a Juan 1 euro a cada uno.
Unos días después les dices a tus
compañeros que has ido a comprar y
que los precios ya no son lo que eran
por lo que les pides que pongan un
poquito más cada uno, 30 céntimos,
para tener la mejor tarta. Con lo cual te
haces con 9 euros más.
Por otra parte te vas a la Asociación de
Madres y Padres del colegio y les
cuentas tu proyecto de tarta y les pides
que te ayuden con 15 euros para la
compra de velas y adornos para la tarta.
Y para terminar tu “negocio” te vas a la
clase de Infantil y le dices a los niños de
3 años que por un euro tendrán
derecho preferente a elegir el mejor
trozo de la tarta pero te callas que ese
derecho preferente solo lo podrán
ejercer después de que tus 29
compañeros de clase hayan cogido su
trozo.
Al final terminas haciendo la tarta con 9
euros, has repartido 4 y tú te has
quedado con 54 euros. La tarta solo
tiene forma de tarta y lógicamente muy
poca calidad.
Eso es corrupción. Porque te quedas
con dinero que no es tuyo, porque
utilizas mediante engaño materiales
que no son tuyos, porque usas
peores materiales que los que
ofreciste, porque te quedas con
ayudas que no necesitas e impides
que vaya a sitios donde hace más
falta, porque defraudas a tus
compañeros, porque utilizas los
recursos de los demás para tus
intereses privados. Porque ofreces
beneficios a sabiendas de que no los
va a haber. Porque aunque no te lo
parezca te has comportado como una
autentico timador, ladrón.
Hijo, comportarse así no significa que
eres un lince de los negocios, no. Ni
significa que eres un emprendedor,
ni que eres el más listo, simplemente
significa que eres un corrupto.
No olvides que intentarán decirte cosas
del tipo “si eso lo hacen todos” pero
eso no es verdad.
No lo olvides tú, ni yo.
12. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
12
Mi hijo juega con muñecas, ¿qué hago? (19-5-2015)
El otro día recibí este mensaje de un padre
agobiado: “Mi hijo Daniel tiene 4 años, es un
niño encantador, muy bueno, siempre se
muestra feliz tanto en casa como en el
colegio. Estoy verdaderamente
preocupado, más que preocupado estoy
asustado, porque cuando juega en casa
siempre busca cualquier prenda de vestir o
un mantel o trozo de tela para ponérselo a
modo de falda y se coloca un pañuelo en la
cabeza como cabellera que mece al viento.
Mi hijo juega con muñecas y su madre y yo
cada vez estamos más aturdidos. El otro día
me enfadé con él mientras le gritaba que
estaba harto de verlo disfrazado jugando
con muñecas. A veces me siento
avergonzado por perder el control de la
manera en la que últimamente lo pierdo; y
es que todo esto me pone de los nervios.
Gracias por prestarme atención”.
Cuando el miedo por un incierto futuro,
contagia nuestra actividad como padres,
nos desestabilizamos. Tener miedo cuando
educamos a nuestros hijos es normal ya
que el acto de educar no es una tarea
heroica.
Los padres tenemos que aprender,
también, a ponerle nombre a aquello que
nos asusta, ya que no se puede combatir a
aquello que desconocemos, aquello que no
tienen nombre. Y, a los padres de Daniel,
igual que a muchos otros padres, lo que les
asusta tiene nombre. Tienen angustia,
temor por lafutura orientación sexual de
su hijo o de su hija, miedo a que se
orienten hacia personas de su mismo
sexo.
A lo largo de estos años he hablado con
muchos padres y madres sobre este
tema. Siempre les digo que es normal
que los padres se descontrolen cuando
tienen que enfrentarse a esta situación,
porque los seres humanos somos muy
convencionales, nos tranquiliza la
semejanza, semejanza de ideas, de
creencias, de comportamientos (que es
a lo que llamamos normalidad) y nos
genera incertidumbre y sobre todo
mucho miedo lo diferente.
Nuestros hijos tienen, desde la
séptima/octava semana de gestación,
un sexo biológico; posteriormente, a lo
largo de la infancia, van adquiriendo una
identidad sexual (el sentido psicológico
de ser hombre o mujer) y desarrollan un
rol social del sexo, con la observancia
de las normas culturales de lo que se
considera una conducta femenina y
masculina. Y por último, se presenta la
13. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
13
orientación sexual, una atracción
emocional, romántica, sexual o afectiva
duradera hacia otros que puede ser
heterosexual, homosexual o bisexual.
Queremos tanto a nuestros hijos que
nos paraliza la idea de que nuestros
hijos e hijas puedan transitar un camino
que creemos que les va a hacer sufrir.
El camino de la incomprensión, de la no
aceptación de las diferencias, sobre
todo aquellas que están en relación con
la orientación sexual.
¿Qué hacemos entonces?
En primer lugar los juguetes y los juegos
no tienen la culpa de nada, no son el
origen ni la causa de la violencia, ni de
la orientación sexual, ni de la
inteligencia. Los juguetes son medios,
simplemente medios. Son nuestras
actitudes, las actitudes que los padres
mostramos mientras nuestros hijos
juegan los que dotan al comportamiento
de los hijos de la etiqueta de violencia,
de sexismo o de educativo.
Me gustaría dejar claro que, tanto los
niños y niñas que juegan
respectivamente con juguetes (mal
llamados) de niñas o de niños, como
aquellos que adoptan ademanes y
gestos característicos del rol diferente a
su sexo biológico, no tienen por qué
terminar definiéndose sexualmente
como personas del sexo opuesto. Hay
muchos niños que juegan con muñecas,
o niñas que juegan con coches y
balones, que se desarrollan y crecen
sintiéndose niños y niñas
respectivamente.
Igualmente decirles que hay niños y
niñas que desde pequeños van
mostrando inequivocamente que su
orientación sexual se dirige hacia
personas de su mismo sexo.
Y si las señales son claras y diafanas, lo
que hay que hacer es: Amar y
respetar; así de sencillo, así de difícil.
Lo mismo que se hace para educar a
cualquier hijo.
No ridiculices, fruto de tu inseguridad y
tu miedo, a tus hijos llamándoles
“nenazas” o “machoperícos”. Con ello
sólo lograrás que se avergüencen
gratuitamente de sí mismos. Y
menospreciarse, avergonzarse de lo
que eres no es la mejor manera de
construir una personalidad segura y
confiada. Si como padre te avergüenzas
de la orientación sexual de tu hijo tienes
una importante tarea por delante, la de
dejar de pensar en los dimes y diretes
de la “sociedad” y centrarte en cómo
ofrecer a tu hijo tu amor y respeto, para
que tu hijo aprenda a amarse y
respetarse.
La orientación sexual no es una
elección. Esto es así, no porque lo diga
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14
yo, sino porque hay suficiente evidencia
científica que lo respalda. La mayoría de
los científicos en la actualidad acuerdan
que la orientación sexual es más
probablemente el resultado de una
interacción compleja de factores
biológicos, cognitivos y del entorno. En
la mayoría de las personas, la
orientación sexual se moldea a una
edad temprana. Además, hay pruebas
importantes recientes que sugieren que
la biología, incluidos los factores
hormonales genéticos o innatos,
desempeñan un papel importante en la
sexualidad de una
persona.(Asociación Americana
Psicología)
La orientación sexual no puede
interpretarse como una elección
acertada o equivocada. Es
una orientación personal e
intransferible. Es verdad, por
desgracia, que nuestra sociedad es
mezquina si tu orientación no es la
convencional. El sufrimiento a lo largo
de nuestra vida es inevitable; pero hay
algunos sufrimientos que se pueden
hacer más llevaderos, sobre todo
aquellos en los que hay aceptación,
apoyo, comprensión y respeto por parte
de los que están a nuestro alrededor. Si
un padre o madre no acepta la
orientación sexual de su hijo o hija, ¿qué
podemos esperar de los demás?
Los hijos son un bien preciado que no
nos pertenecen, y conozco casos en los
que padres y madres los rechazan y los
pierden por puros convencionalismos
sociales; esto no dice mucho sobre
nuestra capacidad de amar y respetar.
No quieras tu propia felicidad para
tus hijos; ayúdales con amor y
respeto a que ellos elijan, sean
dueños, protagonicen su viaje a la
felicidad.
Salud, queridos padres y madres, que lo
demás es mentira.
15. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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Cómo enseñar el valor de la compasión (13-9-2015)
Ya ha pasado un cierto tiempo de la
publicación de la foto de un niño sirio de
tres años ahogado en la orilla de una
playa turca. Una foto que ha conmovido
a medio mundo. Me gustaría retomar el
tema pero desde la óptica en la que en
este blog tratamos los
acontecimientos: como una
oportunidad más para seguir
educando.
Y es que creo que el mejor legado que
esta impactante foto puede dejarnos,
más allá que el de fustigarnos con eso
de qué sociedad estamos creando y
otras cantinelas que no sirven para
nada, es el de la imperiosa necesidad
de educar en la compasión. La
necesidad de los padres de aprender, y
de enseñar a sus hijos, el valor de la
compasión.
¿Cómo educar en la compasión?
Para educar en la compasión es
necesario que nuestros hijos vean en
sus padres que:
La compasión no es sentir pena por
“esos pobres desgraciados” que no
tienen la suerte de ser como nosotros, ni
de tener lo que nosotros tenemos; la
compasión no surge de la pena sino
que surge de la empatía., de la
convicción de que todas las personas
son merecedoras de una vida digna.
La compasión tampoco es una especie
de postureo, más o menos mediático,
que sólo nos lleva a mostrar nuestra
más absoluta indignación de una
manera pasiva e impotente. La
compasión es una actividad se
ejerce sintiéndote implicado y
competente para hacer cosas. ¿Hacer
qué? A veces cosas tan simples como
cuidar la manera en la que hablamos
delante de nuestros hijos de aquellos
que son iferentes a nosotros. También
ayuda mucho rascarse el bolsillo para
ayudar a otros, educar a nuestros hijos
a que sean generosos, no dando lo que
nos sobra sino compartiendo lo que
tenemos. No callándose cuando otras
voces justifican lo injustificable.
La compasión no es tener grande el
corazón si se tienen los ojos
cerradospara no querer ver la dura
realidad de muchas personas y, así, no
asumir nuestras responsabilidades con
aquellos de los que nos
compadecemos. Cerrar los ojos o mirar
para otro lado no es la mejor manera de
ser compasivos. El mundo en el que
vivimos está lleno de luces y sombras y
tenemos una tendencia en ocultar en
exceso a los hijos los aspectos más
16. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
16
dolorosos de la realidad pero creo que
eso no les ayuda a ellos ni a nosotros.
La compasión es la capacidad de
comprender a los demás. Para
comprender a los demás es necesario,
imprescindible, abrir bien los oídos
y escuchar a los otros con sus
propias voces en vez de dar
credibilidad a la propia opinión,
generalmente prejuiciada, que
tenemos de ellos. Uno de los mayores
enemigos de la compasión son los
estereotipos y los prejuicios porque en
ellos se forja el racismo, ya sea,
rechazando a los que son diferentes por
el simple hecho de ser diferentes o ya
sea, mediante esa perversa tendencia
de creernos superiores a los que no son
como nosotros a los que, además,
achacamos el origen de todos nuestros
males.
Para desarrollar el valor de la
compasión hay que saber
perdonar. El rencor es enemigo de la
compasión. Perdonar significa que lo
pasado pasado está, pero no significa
que uno no tenga que responsabilizarse
de las consecuencias de lo que hace, de
lo que hizo y de lo que hará.
Nuestro mundo es muy mejorable, el ser
humano es capaz de crear las mejores
maravillas pero también de protagonizar
las más grandes atrocidades. La
compasión, educar en la compasión
es una estupenda manera de poner tu
granito de arena en comprometerte a
mejorar la casa común en donde
habitamos.
Hay quién considera que la compasión
es una especie de “buenismo” que no
nos lleva a ninguna parte porque “o
comes o te comen”. Yo prefiero
ese buenismo al “hijoputísmo” de
considerar a los otros como si fueran los
enemigos a los que negar el pan y la sal
porque ponen en peligro nuestro
bienestar.
Cuando tus hijos estén comiendo,
jugando o durmiendo plácidamente
en su cama, recuerda como te
gustaría que los trataran si un día
parecieran sirios.
Yo tengo mucho que mejorar para que
mis hijos mejoren.
17. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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Los niños a los que nadie invitaba a los cumpleaños (2-12-2015)
Construir un mundo mejor, esa es la
tarea que los padres tenemos
encomendada mientras educamos
a nuestros hijos. Por eso educamos,
porque un hijo educado es un hijo que
logra que el espacio donde se
desarrolle sea un lugar mejor. Un
padre que educa mejora los lugares
en los que educa. Una familia que
educa construye un mundo mejor.
Hoy queridos padres y madres os voy a
pedir que os pongáis en la piel de
otros padres y madres, los padres y
madres de los niños que
sistemáticamente no se invitan a los
cumpleaños, ni a comer, ni a jugar, ni
a salir, por parte de sus compañeros.
Niños y niñas que son rechazados por
diferentes causas, ¡qué más da la razón
si lo que cuenta es que al final no irán al
cumpleaños! Otra vez más, por enésima
vez, serán evitados.
¿Es normal que los niños rechacen a
otros niños? Claro que es normal; lo que
no es normal es que los padres
apoyemos esa situación, la reforcemos
con nuestro silencio, la reforcemos con
eso de “ellos deciden quiénes son sus
amigos”. Claro que sí, claro que cada
persona tiene que tener el derecho de
elegir a sus amigos, pero los padres
también tenemos el deber de educar.
Educar en la empatía requiere hacer
preguntas y tomar decisiones.
Pregúntale a tu hijo si en su clase existe
algún niño que nunca va a los
cumpleaños de otros niños, pregúntale
por qué cree que pasa eso, pregúntale
que cómo se sentiría él si le ocurriese
eso.
Educar a veces nos exige
“incomodar” a nuestros hijos, e
incomodarnos nosotros, padres y
madres. Hay niños y niñas que sólo
necesitan una oportunidad para poder
demostrar que son niños y niñas como
los demás, aunque sean diferentes.
Invita a un niño al que nunca invitan.
Hazlo por el niño, hazlo por sus
padres, hazlo por tu hijo, hazlo por ti.
Un mundo mejor no es un mundo
ideal, un mundo mejor es aquel en el
que tenemos los ojos bien abiertos y
no miramos para otro lado.
Invita a un niño al que nunca invitan.
Y de paso recuerda el post en el que
animo a los padres a combatir todo
tipo de acoso porque esto también es
educar.
18. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
18
No, no se pega (17-12-2015)
Anoche cuando me enteré de la noticia
de que un joven de 17 años le había
dado un puñetazo al presidente del
Gobierno me invadió un sentimiento de
tristeza y de desesperanza.
Pero no quiero quedarme triste y
desesperanzado porque situaciones tan
reprobables como esta nos tienen que
servir a los padres y madres para
darnos cuenta de que tenemos mucho
trabajo que seguir haciendo
educando a nuestros hijos.
No, no se pega. Las bofetadas, los
puñetazos, las patadas no educan.
Justificar bofetadas, puñetazos y
patadas, no educa.
Desear para otros bofetadas, puñetazos
y patadas, no educa.
El presidente del Gobierno es “todas
las mujeres de España” y a las
mujeres no se les pega.
El presidente del Gobierno es “todos
los niños de España” y a los niños no
se les pega para educarlos.
El presidente del Gobierno
representa “todas las ideas y
creencias” de España y las ideas no se
combaten con bofetadas, puñetazos y
patadas. Se combaten con ideas.
Respetar ya lo hemos dicho en este blog
muchas veces es un verbo que se
conjuga en primera persona del
presente de indicativo: YO respeto.
Hagamos de este día triste, de este
hecho reprobable, una oportunidad
para enseñar a nuestros hijos que las
bofetadas, los puñetazos y las patadas
no educan, no edifican, no hacen
mejores personas.
A seguir educando. Y te recuerdo
que los padres somos un modelo de
educación para nuestros hijos. Tener
ideas, ideologías, creencias
opiniones, está genial pero más
genial es enseñar a respetar las de
los demás y practicar las tuyas.
Eduquemos, sigamos educando, para
que esta bofetada no sea una bofetada
inútil, triste, desesperanzadora.
19. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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Educar en el respeto: “No hijo, no somos mejores que los que piensan
diferente” (12-7-2016)
Esta tendencia patria a creernos
poseedores de la razón genera el
convencimiento de que nuestras ideas
son siempre mejores que las de los
demás, nuestros pensamientos más
acertados, nuestro partido político el
único que se salva de la mediocridad y
nuestro equipo de futbol el único que
defiende la esencia de lo que es el
futbol. La razón es nuestra y los demás
simplemente están equivocados o, lo
que es peor, son unos “mierdas” o
unos “gilipollas” que no tienen derecho a
nada que nos molestan con sus
creencias.
Lo vemos en las redes sociales
continuamente y en las tertulias de los
medios de comunicación, lo vemos en
nuestros trabajos, en los bares y, a
veces, en nuestras casas. Un desprecio
a lo diferente que lleva a situaciones
extremas.
Los padres tenemos la obligación de
educar a nuestros hijos y una de las
bases de la educación reside en el
respeto.
Respetar a los demás defendiendo tus
ideas, tus posiciones, tus creencias,
mostrando el valor de tus ideas, tus
argumentos y tus creencias. Y no
denigrando, difamando, ofendiendo, a
los que piensan de forma diferente.
Respetar tus ideas puede llevarte a
hacer proselitismo de ellas, a
defenderlas, a hacer de ellas tu modo de
vida. Pero si no respetas las ideas de
los demás, por mucho que te resulten
molestas, por mucho que te creas
superior moral o intelectualmente,
solo serás un forofo, más o menos
“hooligan” pero forofo.
Llamar “mierdas” a los que no piensan
como tú solo demuestra nuestra propia
incapacidad para defender nuestras
ideas. Más defensa de nuestros
valores y menos soberbia intelectual
o moral.
Espectáculos de odio mutuo como al
que hemos asistido con la reciente
muerte de un torero son una evidencia
de que aún tenemos mucho que
aprender. Nos obligan a plantearnos
qué es lo que queremos trasmitir a
nuestros hijos.
20. Escuela de Padres – Carlos Pajuelo
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Y entre tanto odio, nos encontramos con
una bocanada de aire fresco, un niño
portugués, con su bandera en la mano,
nos dio una lección de empatía, de
respeto, al finalizar la copa de Europa.
Consoló a un hincha del equipo
contrario que lloraba por su derrota y
cuando se aseguró de que el perdedor
ya no estaba presente desplegó su
bandera. No quiso que su júbilo
pudiera herir a otros.
Si lo hace un niño lo podemos hacer
todos. Si nos lo enseña un niño es que
debe de ser fácil enseñarlo. Mira a tus
hijos y piensa si te gustaría que
defendieran sus ideas ofendiendo a los
demás. Pues da ejemplo.
Ni machotes ni princesas: Cómo educar a nuestros hijos en igualdad. (5-
2-2017)
Los hijos y las hijas son iguales, y sin
embargo, nuestra sociedad genera
discriminación. Te has preguntado
¿Quieres discriminar a tus hijas?,
¿Quieres que tu hijo piense que una
mujer vale menos que él?, ¿Quieres que
tu hija acepte esa discriminación o que
lo tenga bien clarito y defienda la
igualdad? Educar en igualdad si que
puede salvar muchas vidas.
Sigamos educando, 10 consejos para
educar en igualdad.
1.- Haz que tus hijos e hijas sientan
personas valiosas. Una persona
valiosa es una persona que se
ve poderosa. Educar es enseñar a los
hijos a que reconozcan y aprecien lo
que valen. Hay padres y madres que
nunca están satisfechos con lo que
hacen sus hijos y siempre quieren que
hagan más y mejor, o por el contrario,
padres que apenas tienen expectativas
de éxito en sus hijos o hijas y tanto este
exceso de celo educativo por la
excelencia, como la falta de
expectativas puede provocar que hijos e
hijas crean que no son valiosos, que no
tienen poder, porque son incapaces de
satisfacer las expectativas de sus
padres. Expectativas que a veces son
diferentes en función de si se es hijo o
hija. No le pongas techo a lo que tus
hijos e hijas pueden alcanzar, anímalos
a que crean y confíen en ellos mismos.
2.- Educa a tus hijas (como haces con
tus hijos) para que no les frene el
miedo. Tenemos que educar a nuestras
hijas para que se “coman el mundo”,
para que tomen decisiones y se vean
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capaces, seguras, convencidas de
poder afrontarlas y no para que sean
dóciles y sumisas. Lo que piensas te tus
hijos e hijas es lo que les trasmites.
3.- Educar en la responsabilidad.
Tenemos que promover que hijos e hijas
practiquen la responsabilidad. Para eso
hace falta que tengan responsabilidades
en casa acordes con su edad. Las
responsabilidades en una casa no se
distribuyen en función del género. No
se trata de repartos diferenciados por
ser niño o niña, no se trata de
ayudar al otro, sino de asumir, todos
y cada uno, como propias las tareas
comunes que surgen en todos los
hogares.
4.- Educar en el respeto. Y para ello
hay que hablar en casa con respeto
de todas las personas que viven en la
casa y fuera de casa. Mediante el
lenguaje, les mostramos a nuestros
hijos que hay personas a las que
podemos despreciar, denigrar, e insultar
si no nos gusta lo que dicen o lo que
hacen o cómo lo dicen o como lo hacen.
5.- Educar a personas, no a niños o
niñas. Si piensas que hay que educar a
tus hijos e hijas de forma diferente, es
porque crees que no son iguales. Y son
iguales, son sencillamente hijos a los
que educar. Acaso no es igual de bueno
lo que enseñas y cómo lo enseñas, a un
hijo que a una hija.
6.-Educar en el buen trato a las
personas. No les digas a los hijos que a
las mujeres, madres, hermanas,
amigas, etc., hay que tratarlas bien
porque son mujeres. Hay que tratarlas
bien porque son personas. Ser mujer o
ser varón es solo una cualidad: ser
personas es lo sustancial.
7.- Actúa cuando detectes actitudes
discriminatorias: Cuando tus hijos
hagan algún comentario despectivo de
alguien por razón de sexo, raza, idea,
orientación sexual, capacidad, etc.,
actúa. Pero no lo hagas por
convencionalismo o porque quede mal,
en plan “eso no se dice”. Tenemos que
decir a nuestros hijos que nos duele
escucharlos hablar así de otra persona,
de una mujer o de un
hombre. Pregúntales cómo se sentirían
ellos si alguien les dijera eso mismo.
8.- Hablar del
amor. Enséñales, cuando son
adolescentes, qué es eso de estar
enamorado o enamorada. Enséñales
qué conductas son incompatibles
con amar (desconfiar, anular, exigir,
chantajear) y díselo bien claro: si
controlas el teléfono de tu chica, estás
maltratando a tu chica. Si dejas que te
controlen, estás dejando que te
maltraten. Si le dices a tu chica, si me
quisieras entonces tu harías… es
maltrato. Enseña a tus hijos y a tus hijas,
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a reconocer qué es el maltrato para que
no sean maltratadores y para que no se
dejen maltratar.
9.- Sed beligerantes con el maltrato.
Hay que educar para enseñar a no
tolerar cualquier tipo de maltrato: no a
las bofetadas a tiempo, a las palabras
que ofenden, a cualquier manifestación
de desprecio y de violencia.
10.- Tienes que creer que existe la
discriminación, que está muy cerca
de nosotros y que es muy peligrosa,
porque la discriminación mata.
Hace falta una marea de padres y
madres que eduquen a sus hijos e hijas
como iguales, personas iguales. Y hay
que educarlos así para que los hijos
e hijas se lo crean y lo vivan.
Los hijos incapaces de padres incapaces (11-12-2016)
El pasado día 3 de diciembre fue el Día
Internacional de la Discapacidad. ¿Qué
es lo que celebramos ese día? Que en
el siglo XXI la discapacidad nos sigue
inspirando lastima y compasión. Que en
el siglo XXI la discapacidad es una
especie de “aciaga lotería” que te regala
la vida y al que le toca, le toca. Poco que
celebrar y mucho que pensar. Por eso
yo quiero hablaros de los 364 Días
Internacionales de la INCAPACIDAD.
De los hijos incapaces, de sus padres
incapaces, de la Sociedad incapaz.
¿Cuál es nuestra incapacidad? Pues
sencillamente la de no aceptar la
diversidad, no ver valor en la
diversidad. Obsesionados por el
rendimiento, obsesionados por el éxito,
por triunfar, obsesionados por las
comparaciones, todo aquello que
creemos que es “menos que” pasa a
la categoría de “los
pobrecitos”, pobrecitos padres y
pobrecitos hijos, y para acallar
conciencias nos escudamos en “cubrir
sus necesidades” desde una óptica
paternalista en vez de reconocer a las
personas con discapacidad como
titulares de derechos.
Somos incapaces porque nuestro trato
hacia las personas con discapacidad
lo convertimos en un acto de
compasión del que enorgullecernos,
y así, lo que estamos haciendo es que
nuestros hijos aprendan a tener
lástima de las personas con
discapacidad, a que nuestros hijos
aprenden a ser incapaces.
Somos incapaces porque los tratamos
con ñoñería, los convertimos en héroes
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y san se acabó, a seguir con lo
nuestro. No son héroes las personas
con discapacidad, ni sus
cuidadores. No precisan de nuestra
admiración, ni de nuestra compasión.
Son personas, hijos como tus hijos, que
lo que precisan es de que seamos
capaces de entender que caben entre
nosotros, que no solo hay que hacerles
hueco que lo que hay es que darles
respuesta, respuesta a sus derechos
educativos, sanitarios, sociales y
laborales. Y hay que creerlo de
verdad. Les decimos héroes para
acallar conciencias, las conciencias
de los incapaces.
Somos incapaces de ver que no basta
con la igualdad que hay personas que
necesitan más que otras personas. Eso
se llama equidad.
Incapaces porque en el siglo XXI la
atención a la discapacidad sigue
necesitando de beneficencia.
Sí, es verdad, igual esto te parece
exagerado. ¡Claro que las cosas han
cambiado! Pero pregúntaselo a
cualquier padre o madre con un hijo con
discapacidad o a cualquier adulto que
presente una discapacidad. Incapaces
somos porque no podemos ver lo que
no queremos ver.
El día que todas las personas tengan
los recursos que se necesitan para
poder acceder a los servicios
educativos, sociales, sanitarios y al
mundo del trabajo en condiciones de
equidad, ese día no existirán
personas con discapacidad ni
personas con incapacidad, ese día
nuestra ciudad estará llena de
personas, simple y sencillamente
personas.
No te fijes en la discapacidad,
quédate con la persona.
Carlos Pajuelo - @carlospajuelo
http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/