Palabras e imágenes donde se encarnan sentires amistosos, deseos de diálogo entre quienes transitando por caminos sociales, por puentes interpersonales, por búsquedas interiores por los rigores de la ciencia, por desfiladeros filosóficos, por los horizontes espirituales, por senderos metafísicos, por el compromiso con el juego de los niños… van anhelando y construyendo una cultura de paz, de justicia, de armonía con la naturaleza, de relevancias del sentido.
1. Revista
Co.incidir 2
Segundo número
Abril 2014
Revista virtual, artesanal, en que coinciden, se conocen, dialogan, cooperan,
amigas y amigos de la ecología y de la poesía, de los cuentos y de los
derechos humanos, de los ensayos y de los sueños, del espesor de la
cotidianidad y del vuelo del espíritu.
Editores de este número son María Alicia Pino, Catherine Fieldhouse, Pablo
Porcel, Julio Monsalvo, Eduardo Yentzen y Luis Weinstein
2. Indice
Bienvenida
Sofía Orellana
Meditaciones
André Barré
Sala de Hospital
Herman Thenoux
Profundidades Latentes
Juanita Tagle
Haiku en el Jardín
Tejedoras. Trama, hilo y lana
Ángeles Núñez
Mujeres en Claves de Marzo
Alejandro Illanes
Víctor Jara
Velando tus sueños
Héctor Torres
¡Mierda… se recocieron mis camisas!
La plaza de Angol
Soliloquio en tu vereda
3. Claudio Schuftan
Aquel 11 de Septiembre
Iris Leal
El relato
Abrazo
Noche
Frutos
Jorge Flores
El Árbol
LA Puerta
El Miedo
Luz Conteras
Cae, Cae
Mabel Rodríguez
Seres iluminadores
Malvina Álvarez
Hijo del viento
Enrique Escobar
El Cementerio
Camila Andrea Troncoso
El Cuerpo y la Espiritualidad unificados a través del Arte, la Poesía y el
Juego
4. Desarrollo comunitario y humanismo: un enfoque integrador
Educación para la vida: practicar y promover el desarrollo integral
Luis Bustos
Amor sin barreras: “La permanente tensión entre Capuletos y Montescos”.
Carmen Obreque
Nelsa Zulena, que lejos estás del Uruguay
Carlos Crosa
Blue Jazmin
Golpe de Calor
Romina Corradini
5 de Marzo. Miércoles de Madrugada
Eduardo Acevedo
Energías limpias
Luis Weinstein
La Plaza del Encuentro del Desarrollo Humano y la dimensión Poética de la
vida.
Palabras Amigas
Julio Monsalvo
El rincón de la Alegremia
5. Bienvenida
Amigas y amigos, va el saludo de los zulúes: Sawu Bona, te veo.
Sí, esta revista virtual, artesanal, desea promocionar la amistad y, para eso,
se va difundiendo de amistad en amistad…
Por eso, nos vemos, tratando de que ese verse nos haga más integrados,
con la amistad bien puesta en este compromiso de acercar la educación, la
salud, el arte, la ciencia, la acción social, la espiritualidad, con sentido de la
coexistencia, con alta alegremia, con mirada al otro projimológica, con la
dimensión poética de la vida, con tribuna para los derechos humanos.
Aquí estamos otra vez ¿Y qué fue…?
Para empezar, entre tanto proyecto que permanece en el camino, éste, contra
la corriente cultural dominante porque está a favor de una nueva mirada a
la realidad, a la convivencia, al ser humano, al derecho de que no se
escondan los temas ni las relaciones entre los temas ni las formas de encarar
a los temas y a sus relaciones…, esta revista ha hecho sus primeras raicillas,
tiene colores de buena salud, suben los adherentes… ya hay frustrados por
no poder instrumentalizarla para fines particulares .
Dijo Gabriela Mistral: “escribir me suele alegrar; siempre me suaviza el
ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil.”
Te veo, te suele pasar lo mismo. Entonces… esta puede ser tu casa.
Colabora, invita a más lectores y lectoras y vamos formando coincidentes,
que lean, que comuniquen lo que escriban, que aporten a la integración para
una forma más saludable de vivir y entender la realidad.
6. Sofia Orellana
Educadora, sentipensadora espiritual
MEDITACIONES Sobre la vida:
Misterioso misterio flotando en un espacio incomprensible, sin
principio ni fin; moviéndose en un estado de eterna vibración encarcelada en
el cerebro, y mediante ojos que buscan sin derrotero fijo, una respuesta,
cierta o huidiza.
Mis moléculas, vibración de inconmensurables átomos, están fundidas
dentro de algo que llamamos vida, aprisionada dentro del crisol que agita la
muerte.
Soy un momento, para no ser el siguiente; el eterno ser y no ser; soy
actriz de hechos que supongo ocurren y que constituyen aquello que se llama
historia.
Interrogantes:
¿Seremos reflejo de un juego de pensamientos o de movimientos
vibracionales cuyo roce nos da los atisbos de los que se llama vida?, ¿o
acaso seremos productos de juego de dioses? y, ¿Qué son dioses? y, ¿Qué es
Dios, con mayúscula? ¿Acaso aquello, no es sólo producto de pensamientos
que en el fondo son vibraciones o energía que muestran figuras inmateriales
a los hechos y acciones nuestras?
¿Qué significa existir?: estoy, existo, porque mis sentidos me hacen
ver, oler, escuchar, palpar. O ¿Acaso estaré perdida en un loco juego como
un ajedrez, plasmado dentro de mi mente o estoy flotando dentro de un
misterio, que me mece y se llama vida?
Analizo, medito y me tranquilizo con mis vagas conclusiones que me
afirman. De este modo continúan las preguntas.
Sobre el pensamiento: ¿Es una energía espiritual? No por pureza sino por no
tener consistencia física, alojada en la mente; al carecer de espacio debe
retornar al infinito y en su búsqueda aparece la palabra hablada ocupando el
sonido; de esta manera ella tiene la potencia de convertirse en acción y esta
acción en creación. La creación nos hace dioses, que actúan a la luz del sol o
en las tinieblas de la noche.
Sobre el alma: Pero, ¿Qué es el alma? ¿Si el pensamiento es energía
espiritual, es producto del alma o es el alma misma? ¿Si el cuerpo es un
envase, una cáscara, somos alma?,¿ qué es la parte eterna del ser humano?
Donde estoy yo, tú, los otros. Entonces… ¿Que es la vida?
7. André Barré
André Barré es el nombre literario de un médico y escritor chileno. Es un
conocido científico, con estudios y cargos importantes en diversos países
del mundo. Jubilado, ha podido entregarse a la literatura, su pasión de toda
la vida
Sala de Hospital
El Dr. Alfredo Fernández, a los pies de la cama de una enferma en su sala
del Hospital Clínico, apartó su mirada de la historia médica que redactaba, a
causa de que escuchó varios pasos sonoros y rápidos en el pasillo de acceso.
Al ver hacia la amplia puerta, pudo observar, no sin asombro, a un grupo del
personal, algunos vestidos de blanco y otros de azul, que solicitaba permiso
para entrar y entregar a la señorita Helena, de la cama siete, los ramos de
flores, cajas de chocolates y alhajas que portaban con máximo primor. La
sala se inundó de un murmullo y de risas contenidas de las asiladas. La
aludida, tímidamente, se sumergió entre sus sábanas con este alboroto.
Impactado, Alfredo no comprendió lo que estaba ocurriendo; por esto, y en
busca de una aclaración, se encaminó a interrogar a su amigo y colega
Manuel que se encontraba en la sala vecina.
Esa mañana, tan pronto ingresó a su sala, el Dr. Manuel Díaz se le acercó,
presuroso y agitado, para pedirle que lo reemplazara en la atención de sus
pacientes, pues tenía un llamado urgente del Convento de las Carmelitas de
Claustro, cuyos miembros estaban bajo sus cuidados profesionales.
_Seguro_, le respondió, _vigilaré también a tus pacientes-
8. _Gracias_, contestó Díaz y salió corriendo mientras se quitaba la capa
blanca, lanzándola sobre el mesón de la enfermera que escuchó asombrada
la dedicación profesional del médico a las religiosas.
Al día siguiente, el Dr. Fernández observó que habían recibido en su sector a
una joven cuya ficha de ingreso estaba firmada por su amigo Manuel. Este
se acercó, saludándolo con afecto, y manifestó estar agradecido por su
reemplazo; luego, le solicitó que, por tener él mayor experiencia, aceptara la
responsabilidad de esa paciente suya del convento y lo mantuviese
informado de la evolución. Alfredo asintió.
El día anterior, al concurrir Manuel a la cita de la congregación, no se formó
una idea de la causa de la afección de la muchacha, por lo que decidió
hospitalizarla en la institución donde ejercía. Era una mujer de unos treinta
años, pelo azabache, de piel blanca, con rasgos europeos y bellos, ojos
oscuros y expresivos, cejas espesas demarcadas, peso corporal de acuerdo a
su estatura. Ahora, Alfredo la tenía a su cargo para la identificación de su
patología y recuperación.
Desde hacía varios días la mujer estaba febril, sin un origen evidente. Ya en
el nosocomio se le tomó muestras para el laboratorio, se ordenaron
radiografías y se llenaron varias hojas solicitando interconsultas. Al
practicarle el examen físico, comprobó que era una hermosa mujer: cintura
estrecha, caderas amplias, piernas bien formadas, senos pequeños y
armónicos con su físico; sin quejarse de cefalea, dolores musculares ni algún
signo extraño, salvo su temperatura corporal que persistentemente señalaba
38.5 C°, era una persona que se veía saludable.
Estaba por finalizar la quinta mañana y Fernández, sin tener clara la
patología de la monjita, escuchó unos fuertes taconazos en el pasillo de
acceso y una ronca voz que preguntaba por el Director del Hospital, a quien
9. quería expresarle sus quejas, y por el médico tratante de su asilada débil, Dr.
Manuel Díaz. Compungido este, pero calmo, salió para atender a la Madre
Superiora que con decisión jerárquica y amenazante inquiría información
sobre Helena, a quien consideró prácticamente secuestrada de su alero
místico. Transfigurada en un energúmeno, evocaba a un personaje de terror,
quizás a un cuervo, con su hábito oscuro y su toca de puntas. La astuta
enfermera de la sala, al escuchar este escándalo, se escabulló para dirigirse a
la administración y advertir al Sr. Director de lo que ocurría: una mujer
uniformada amenazaba hacer un escándalo. Ella le sugirió no recibirla, ante
lo que el Director, Dr. Molina, estuvo de acuerdo e impartió las órdenes
pertinentes.
Espantado por el bullicio, el tímido Alfredo saltó por el balcón de su sala,
ocultándose tras los matorrales del jardín hospitalario, dejando a Manuel
poner la cara y dar explicaciones sobre lo inexplicable a la Madre Jefe, pues
los exámenes e interconsultas practicados a la fecha nada habían aclarado.
Cuando presintió que el fenómeno se había marchado, regresó al interior
para encontrar a Manuel, tirado en un sillón de la enfermería, pálido y
sudoroso.
_Tenemos que encontrar la causa de la fiebre de la novicia_, dijo en un
suspiro. _De lo contrario, la superiora amenazó con llevársela y soportar con
fe el designio divino, sin la colaboración terrenal de nuestra medicina. Y esa
decisión no será aceptable para las autoridades del Clínico_, masculló el Dr.
Díaz, _siendo nosotros los responsables.
_ ¿Autoridades? ¡Miéchica!_, dijo Alfredo, quién, en ese momento, recordó
que el Director del Clínico era un excepcional profesional y profesor de
medicina. _Le haré citar en interconsulta para que entreviste a la paciente
durante las primeras horas de la mañana.
10. Un día después, al llegar Fernández, había silencio entre las mujeres. En la
semana anterior, por el contrario, se vio un alboroto. La novicia era la
causante de saludos matinales con pícaras bromas de tono erótico, mas, el
día presente todo era silencio. La joven monjita tapada hasta la frente no se
mostraba. Y ¡Oh!, ¡sorpresa!, su hoja de evolución, a la cabecera de la cama,
mostraba que la curva de su temperatura corporal iba en descenso.
La enfermera les informó que Helena fue examinada el profesor Molina muy
temprano; la había hecho llevar por ella a una habitación privada donde
permanecieron, paciente y médico, durante una hora, al cabo de la cual la
joven regresó a su lecho, asorochada y silenciosa. El Dr. redactó sus
conclusiones en el mesón de la enfermería; luego, entró a la sala para
despedirse de la joven enferma con un beso sonoro y se retiró sin
explicación alguna. Helena permaneció sumergida bajo el albo cubrecamas
por pudor a las indiscreciones. Quizás, por primera vez en su breve vida en
gran parte aislada de la agitación mundana, sentía que una extraña y nueva
emoción la embargaba hasta su sentir más profundo; todo ocurrió tan rápido
e intenso, dejándola anonadada.
Alfredo y Manuel comprendieron de inmediato que el profesor seguiría a
cargo de la joven mujer, y tenían que esperar ser llamados para seguir sus
instrucciones. Por el momento, aunque callada, la paciente siete terminó por
aparecer en superficie, estaba mejorada y aceptó animosa las bromas de sus
compañeras.
Como lo pensaron, el Dr. Molina les citó e informó que la enferma Helena
estaba sana, física y mentalmente; su síndrome febril era de origen
idiopático, ocasionado por el aislamiento riguroso del claustro, y cedería en
forma espontánea al llevar una vida normal. Por lo tanto, debía ser dada de
11. alta. Él se pondría en contacto con la Madre Superiora del Convento para
entregarle las justificaciones debidas.
Esa tarde se vio salir del Hospital Clínico a una bella mujer de tacones altos,
alhajada, vestida elegante y escoltada por personal impecable, para subirse a
un cadillac color rojo, descubierto y con el propio Dr. Molina, sonriente,
acomodado al volante.
André Barré (S)
Nota: La posible coincidencia de ambientes, personajes y trama, imaginados
por su autor, con posibles hechos acontecidos en la realidad, es un mero
juego del azar.
12. Herman Thenoux
Herman Thenoux Deutshmann. 32 años, Pintor, fotógrafo y escritor,
inspirado en la comunión interna con el cosmos. Intento acercarme al reino
donde las palabras rozan la eternidad y el silencio permanece latente
esperando a ser experimentado en carne propia. Buen viaje a lo profundo de
lo simple es mi deseo en estas letras, al origen de nuestros mundos en este
mundo.
Profundidades Latentes
Entre espacios de cielo craquelado de nubes
Danza el ígneo brillo pulsátil
Inundando de luz velada
Claros de cielo estrellado
Miríadas de océanos se elevan al cosmos
Entre nebulosas de rocío plenas de vida
Reflejando universos sobre espejos celestiales
Entre radiados cuerpos de algodón henchidos de luz
Sus rayos convergen sobre un sol de cobre
Suspendido en el atardecer de los cielos
Enviando en el último destello de su pupila eterna
El origen de la vida a esta tierra.
Danzando en la oscuridad del alba
Envuelto en destellos de lucero
El mando frio de la noche permanece suspendido
En la oscura silueta del árbol
Iluminando su interior desde las entrañas de la tierra
El cuerpo de lava asciende reptando su sinuosa corteza
Inundando en sabia inflamada ríos de venas ocultos
Sobre su cuerpo moldeado por el pulso subterráneo
13. Oscuras escamas resplandecen bañadas en polvo de diamantes
Al impulso cósmico creador de estrellas que fulgura entre sus ramas
Elevando la noche a la aurora naciente
Sobre índigos cielo de cristal
Profundas raíces dan a luz estrellas
Sobre gotas de rocío caídas del cielo
Extendiendo en brillos de zafiro
El fruto luminoso de la comunión del árbol y el infinito.
14. Juanita Tagle
Juanita Tagle Miranda
Pintora,
Recolectora de semillas
Hierbatera
nací en hurtado
crecí en el Norte Grande de Andrés Sabella
vivo en Santiago añorando día a día la Bahía de Antofagasta , el cielo, los
yuyos y el Río Hurtado.
Parí cuatro hermosos hijos
María Sol, Pablo Alejandro
María Jesús y Juan José.
Creo en la tierra, el bosque, en las profundidades del mar
Amo el musgo, los zarcillos de la parra y las matas de zapallo.
Adoro el picaflor
y la familia de zorzales que tengo
en mi pequeño jardín
Tengo una cercanía especial con las aves
será porque vivo en el aire
sufro de estados nostálgicos media tristona a veces
habitada hoy por el amor
Fanática y admiradora numero uno de José Pepe Mujica
me gusta la música griega. la opera, el canto
general de Mikis Theodorakis
y levito con la sinfonía número 5 Adagietto de Mahler,
para espantar depresiones la música africana
Me gusta decir al viento mis temores y mis añoranzas
es una forma poética de decir que hablo sola
Creo que esta bueno por ahora solo debía hacer una presentación de mi
persona.
The End.
Juanita.Tagle Miranda
Santiago
Año 2014.
15. Aiku en mi Jardín.
I.- El zorzal quieto espera la lombriz
yo quieta miro al zorzal.
II.-Vuela el zorzal atrapó la lombriz.
III.-Yo tras la ventana no puedo volar.
IV.- Seis de la tarde
despedida se va el zorzal se va el sol se va el día.
V.- Refresca la tarde refrescos los caracoles.
VII.- Puse trampas para los caracoles…caí yo
Tejedoras,Trama Hilo y Lana
María Patricia se llama la primera tejedora, Icha para las amigas. Hace tres
años se dedica a enseñar telar Witral , egresada como Bio Química de la
Universidad de Chile.
Llegué a ella por un artículo de La Nación dato que me envío Manuel junto
con el regalo del taller para aprender con Icha el tejido del Witral…
Dice el artículo:
María Patricia Romero encontró hace algunos años un libro que contenía
técnicas para la elaboración del telar mapuche, conocido como witral. En
aquella época era estudiante de bioquímica y de a poco comenzó a intercalar
la resolución de problemas y ecuaciones -o lo que sea que hagan los
bioquímicos- con el estudio de técnicas artesanales.
Hoy dedica todas sus horas a perfeccionar este conocimiento ancestral,
pero sobre todo a transmitirlo a través de cursos intensivos. Ya lleva más de
60 alumnas, que en poco más de 3 horas aprenden más que lo básico.
“Me parece muy importante difundir esta técnica, que corre el riesgo de
desaparecer”, cuenta María Patricia, quien se pierde en su árbol genealógico
sin dar con algún miembro de su familia que sea mapuche.
16. Hoy recorre Colombia la Guajira aprendiendo técnicas de tejido Wayuu, en Panamá
visito a las mujeres Kunas y aprendió el hermoso trabajo de cestería, desde su sitio de
facebook nos regala sus imágenes y su aprendizaje, nos traspasa su energía y amor por
estas técnicas maravillosas ancestrales. Desde que llegué a su taller no dejo de
admirarla y sorprenderme por lo que hace
y tejer canastos en la selva es lo máximo de la vida!...Así se desborda en
alegría desde la Guajira
El dialogo comienza a tejerse a través de sus imágenes, al final Amerika es
un solo telar misma gama de colores, mujeres ajenas al bullicio de lo
superfluo amarradas a fibras naturales tiñendo de colores el paisaje.
La Icha demás podría estar ejerciendo su profesión metida en un
laboratorio como se usa hoy en día “generando muchas lucas” pero no,
ella opta por este paisaje, recorre Amerika Mujer aprendiendo tramas fibras
llenándose de conocimientos que no se aprenden en la universidad y menos
encerrada en un laboratorio…
La Icha tiene la edad de mi hija mayor, cuando voy a sus clases de telar
mapuche me pierdo porque me quedo mirándola, veo en ella una de mis yo
que quise ser alguna vez…
¡¡¡ Salve Icha Reina De Los Telares De Amerika Joven ¡¡¡
La clarita, es la Segunda
Reina Madre Del Crin
Su quehacer reinó por mucho tiempo en todas las Estaciones del Metro.
Alguien escribió ya sobre ella en estos cuentos cortos de Santiago en mil
palabras, para mí es lo más lindo que tiene el metro, los cuentos cortos para
trayectos de apreturas largas fiuuuuuu..¡¡¡¡ Ah y el mural de Mario Toral.
Pero decía que la Clarita es una reina de mariposas, las teje en una trama
delicada, única en el mundo, con cabellos de cola de caballo “crin” viene de
Rari Pueblo Patrimonio Cultural en Panimávida.
Lo más lindo de esta trama es que la Icha un día invitó a la Clarita a su taller
para que enseñara su bello oficio. En ese minuto sólo los dioses estuvieron
presentes. Yo imagino el primer contacto visual, después la palabra, después
el intercambio de saberes… la generosidad de estas dos mujeres de darse en
un saber de hilos.
¡¡¡ Salve Clarita De Las Mariposas.¡¡¡
17. Si van al centro y caminan por calle Bandera cerca del antiguo Congreso en
una esquina esta la Clarita bella tejiendo mariposas que vuelan imagen que
pocos se detienen a mirar…andan todos apurados no viviendo la vida .
María Isabel es la tercera.
Dama Antigua Del Frivolite, meses atrás la vi en una feria artesanal por
Mapocho…yo con mi afán de aprender (por eso quiero a la Icha), siempre
soñé con aprender el frivolite, técnica antiquísima que está en vías de
extinción, hace poco encontré al fin el papelito que ella me dio con su
dirección, vivimos relativamente cerca, vino a mi casa un día, aprendí un
poco, pero más allá del tejido, me maravillé en su palabra, me encanta
escuchar vidas bien vividas, vidas con sentido, ella mujer de teatro y poeta
aprendió el tejido de su madre.
Me cuenta de un grupo de amigos exonerados políticos que se juntan en
tertulias de Poesía en el Prais de Puente Alto. Los une la Poesía para
descartar el dolor; se llaman “canastos de Poesía” ella llena un canasto de
mimbre, lo llena con tarjetitas en prosa y azul, recorre la feria entre tomates,
zapallo, papas y cilantro, la María Isabel regala Poesía con humildad y
dignidad que sólo los grandes de corazón se dan el lujo de regalar.
Hoy en día es muy raro encontrar personas de este nivel de sabiduría
¡¡¡ Salve Maria Isabel Reina De La Poesía y Del Frivolite.¡¡¡
Yo debería ser la cuarta, sólo que es mi hora en que me voy a mi taller a
tejer, a bordar con raíces de Laurel, zarcillos de Parra, lanas, hilos, huesos de
pescado, en eso estoy hoy trabajando, en un Tapiz Bordo lo que la Raíz
Borda Bajo la Tierra…uniendo el saber de la Icha la Clarita y la María
Isabel…
Telar Witral, lana, uso, hilado, naveta hilo, fibras vegetales, frivolite,
cestería, crin teñido, mimbre para llegar al más intenso color azul, el azul de
la amistad, el azul de Chagall, el azul de mi amigo Luis, el azul prusia de
Manuel.
¡¡¡ Salve Yo.¡¡¡
Tagle Juanita Miranda
Santiago Marzo,13,2014.
20:53
18. Ángeles Núñez
Ángeles Núñez Echenique, uruguaya, docente y educadora de jóvenes y
adultos vinculada a los movimientos sociales desde muy joven.Desarrolla la
escritura (poesía, cuentos, artículos, ensayos y entrevistas). Estudió lengua,
literatura y civilización francesa en la Escuela de Francés Moderno
(Facultad de Letras de Lausana, Suiza) y obtuvo un postgrado en Pedagogía
aplicada en "Dirección, Coordinación y Gestión de Programas e
Instituciones de Alfabetización y Educación de Personas Jóvenes y Adultas",
en la Universidad Autónoma de Barcelona en convenio con la
OEI. Asesora pedagógica y académica en proyectos culturales, cooperativos
y sociales.
Mujeres en clave de marzo
Es necesario dejar pasar
al frente a las mujeres
por duda o convicción,
amor o resistencia,
por esa terca manía
de acompasar derechos,
deberes y alegrías.
Es casi obligatorio clarificar
ciertas tonterías y blasfemias,
de alborotadas confusiones
de extravagante burbuja,
de indeseables situaciones
de pretéritas rebeliones
19. y de presente continuo.
Sería imprescindible
tomar las agendas olvidadas
y trazar círculos de colores,
en cada hoja suelta que
nos despierte el alma,
que acurruque de sueños
las posibles madrugadas.
Que no se deje para mañana
ninguna arena por pisar,
ningún amor por retener,
ni ninguna montaña por escalar.
Que la ternura no confunda
nuestra condición de ser
personas liberadas.
Todo lo que logramos
no nos ha sido regalado,
sino
tramo a tramo alcanzado,
con cada lucha programada
antes y después del 8 de marzo.
20. Alejandro Illanes
Alejandro Galo Illanes Mora (85), médico, escribe prosa y poesía sobre
diferentes temas: amor, fe, filosofía, algunos de ellos contrarios a la
violencia. Como Profesor de la Facultad de Medicina (U.de Chile), por sus
ideas, se exilia en 1974. Refugiado, investiga en las Universidades de
Canadá (Manitoba), y Suiza (Berna). Jubila de la U. de Oriente, Venezuela
(96) y regresa a Chile (2001) donde sigue creando versos libres, musicales,
que claman por amor e igualdad de derechos sociales, en libertad.
VÍCTOR JARA
Víctor Jara no ha muerto,
Víctor Jara respira y canta
en cada guitarra, en cada huerto
donde florece la esperanza
de un jardín mejor
Víctor Jara no ha muerto,
Víctor Jara no ha muerto
Víctor Jara guía las estrellas
hacia un firmamento de amor,
dejando a los cometas decir.
Víctor Jara palpita y canta
Víctor Jara no ha muerto
Víctor Jara vive en nosotros,
Víctor Jara canta por cada uno
por cada uno de nosotros, canta
y su guitarra no implora
su madera entona
canciones de libertad
21. para un pueblo dolido
que solo espera igualdad,
de pie, con dignidad.
V E L A N D O T U S U E Ñ O
Cuántas noches de amor
rosaron tus mejillas
Cuantas noches de amor
cerraron tus párpados a besos
Y ahora duermes, quizás recordando,
soñando, el soplar de las nubes
cuántos frutos dejaste
en el olvido del tiempo
Y que ahora te recuerdan,
a ratos,
cuanto saber derramaste
sobre ellos, tus hijos
que ahora solo memoran
las nieves sobre tus cabellos
Y reposas y sueñas
tantas horas de felicidad
y anhelos alcanzados
y gozados
en esa larga playa que alisa el viento
De arenas bellas y solitarias
En que la brisa borra tus huellas
Nada te recuerda lo que fue
un horizonte lejano secuestró tu pasado
Y duermes, reposas y sueñas,
Como si fuera hoy para ti
El día en que comenzó todo
22. Y escuchas romper las olas del tiempo
A la Dra. Eliana Giglio R. esposa, madre y médico docente
Héctor Torres
Héctor M. Torres Toro, nacido en1944 en la ciudad de negrete octava región,
casado 3 hijas 3 nietas, obrero de la construcción en Chile y Canadá, hoy ya
(jubilado).
Autodidacta de origen campesino, poeta, escritor. Varios libros escritos, pero
sólo dos de poesía publicados.
En este momento se está montando un documentas sobre su vida política
sindical y poética. Defensor de la vida y el amor, se confiesa enamorado de
la vida, el vino y las mujeres. Ama el deporte (futbol) el hockey sobre hielo,
la rayuela y el ajedrez.
Se siente defensor de la justicia social, la equidad, la paz y la libertad.
Le gusta la lectura, la filosofía y la literatura.
Sus escrito están basados en la poesía, cuentos soliloquios, monólogos,
testimonios, ensayos relatos lúdicos y con sentido de vida.
¡MIERDA… SE RECOCIERON MIS CAMISAS!
El día que decidí poner los pies en el camino y entregarle la mirada al
horizonte, fue aquel, en que mis conclusiones llegaban a un resultado menor
al que me dejaba contento.
Ese día la cumbre de mis sueños pudieron más que el amor de cercanía física
a mi familia, mi conclusión fue una orden y un apuesta en escena en el
actuar, me atreví a desafiar el miedo, alejarme del apego de mis hermanitos,
de mi madre, de mi lugar, de mis amigos, no era fácil, pisaba sobre el
descontento, y el soñar me ilusionaba, iba en busca de un poco de agua, de
una brisa distinta, de un aire cultural para mi sed, tenía una gran herida en
mi alma causada por la daga de la ignorancia y debía curarla, no podía
23. continuar con aquella molestia, con aquel dolor que me punzaba, necesitaba
ser una persona con una historia más visible, tal vez no para satisfacer mi
ego, porque mi nivel de inocencia no podía proyectar un ánimo de
competencia con nadie, en aquel momento no tenía necesidad de mostrarme,
ni competir con nadie, más bien era parte del deseo de salir del ahogo y
necesitaba un oasis para refrescarme, para explorar el pequeño mundo de
reducidos patrones y limitantes, causados por mi herencia cultural en el
centro mismo de la extrema pobreza; preso en un mundo desfavorecido, casi
a la orilla del abandono.
Una realidad que flotaba en la orilla de un universo mayor; pero distante
de mi alcance personal, por el que no culpaba a nadie, y si los había yo aún
los desconocía, me daba vueltas en la oscuridad como un ciego que no sabe
que existe una o parte de una realidad visible, pero que me gustaría poder
ver los obstáculos que me impiden proyectarme mejor, de acuerdo a mis
anhelos, saber quién soy y a dónde poder ir.
Me despedí de los míos, me fui en silencio pidiéndoles que no temieran por
mí, me desearon suerte, miré hacia adelante y le dije al camino: nunca me
dejes sin huella; avancé paso a paso, kilómetro tras kilómetros, mientras en
su descenso el sol amenazaba privarme de su luz.
Me despedí de las aves, los árboles y la piedras, me atrapó el silencio y poco
a poco sucedió lo que no esperaba: se me oscureció el mundo por unos
instantes, se humedecieron mis mejillas, y me asustaron las interrogantes,
me detuve y no cedí a la nostalgia de mirar atrás, me negué a la posibilidad
de próximos reproches por falta de valor, sería vergonzoso mi proceder si la
cerca del miedo se alzaba como un muro infranqueable, reflexioné un par de
segundos y enfilé hacia adelante; a partir de ese momento yo era dueño y
responsable de todo cuanto me pasara. Era el desafío que se hacía presente
en mí y que me acompañaría durante toda mi vida, y debía acostumbrarme
a él, debía sentirlo más familiar y temerle menos.
Me pasaron muchas cosas que no revelaré por carecer de importancia. Pero
quiero contarles una que me parece más patética. Ya habían pasado más de 6
meses en la hermosa ciudad de Angol, ya conocía un poco más de la vida, un
poco más del trabajo, del trato de las personas, sabía que el mundo que tenía
por delante no era fácil, conocía las dificultades, el abuso de los patrones, y
los servicios que podía ofrecer para ganarme la vida, eran muy comunes para
mis sueños o pretensiones, lo que me indicaba que mi futuro era costoso.
Una tarde comuniqué a mis patrones que me iba, les dije que un trabajo
mejor remunerado me estaba esperando, que me disculparan debía partir en
la mañana siguiente; me despedí del señor Meza y partí con mis cosas al
24. hombro, golpeé la puerta y salude al señor Crovetto, me atendieron como
rey, me entusiasmó y olvidé un proverbio que me había enseñado mi madre,
“hijo”, me dijo un día, “toda escoba nueva barre mejor”, todo recién llegado
es bien atendido, algo que pude comprobar durante mucho tiempo, hasta hoy
que estoy desde un computador escribiendo este ingrato recuerdo, pero a la
distancia me causa risa, me parece divertido.
Cuando me acordaba de estas cosas, qué ganas me daban de contarle a mi
madre y decirle cuánta razón tenían sus palabras, que por desgracia uno
nunca escucha a tiempo,
Decidí no contarle para evitarle un dolor más, sumado al del dolor que le
causaba mi propia ausencia, y recordar mi propio dolor de todo cuanto me
había costado el atrevimiento de aceptar el desafío que me imponía la vida,
cada día que sentía esta necesidad al instante me arrepentía y me decía
alguna vez se la contaré, pero finalmente decidí evitarle todo cuanto le
doliera.
Quiero decir que en general tuve, con esfuerzo y sacrificio la parte más
hermosa de la vida, un corazón que no puede vivir sin amor, justicia y paz.
Conocí allí, a un hombre que hacía el aseo, el era todo un señor, un caballero
orgulloso y contento de su trabajo, porque le permitía asistir, alimentar, e
impulsar estudios y sueños que era la alegría de su familia. Cada día me
saludaba riendo, me hablaba con entusiasmo, me aconsejaba y cuando tenía
que defender lo suyo, estaba dispuesto en lo forma que las circunstancia se
lo exigían. Aún lo veo entrar con su sonrisa diciéndome _ hola pus gancho,
como le canta la vida_ y agregaba _ mire ganchito, estos patrones son unos
usureros y abusadores, son todos igualitos, no permita que nunca le
amarguen su sonrisa. Ud. es joven, tiene el mundo por delante, nunca le
saque el cuerpo al bulto, la vida es para vivirla y hay que enfrentarla con
decisión y frescura_.
(GRACIAS..... GANCHO VIELMA) por esa hermosa lección.
Trabajé varios meses más, en octubre tome la decisión de regresar en los
primeros días de diciembre.
Cada centavo que ganaba lo guardaba para comprar ropas, camisas y por su
puesto ropa interior, había logrado acumular algunas unidades de
pantalones, chalecos, suéters, un terno de buena calidad para magro salario
y más de media docena de camisas blancas, y azules, lo que me hacía
sentirme muy orgulloso, del solo pensar de poder darle una alegría a mi
familia, que en estos 10 meses me había permitido alcanzar un sueño
pequeño mirado desde mi presente actual, pero muy importante en aquel
25. momento, vestirme como yo quería, y que en mi situación anterior, estaba
hasta lejos de ser siquiera un sueño.
Un día sábado junté, una buena parte de las camisa, serían unas 5 o 6, más
otras prendas interiores que estaban sucias, tomé la decisión de lavarlas, ya
tenía mi viaje de regreso a mi tierra natal, entre ceja y ceja, pedí un fondo
adecuado de propiedad de mi patrona para este lavado, junté la leña
necesaria, los detergentes y el cloro para blanquear mis camisas, quería
llegar a mí casa con terno, camisa blanca, impecable, alba, e impoluta,
corbata azul con rayas blancas, deseaba desprenderle a mi madre de su
rostro luminoso la más azucarada sonrisa.
Por la mañana del día domingo, me levanté temprano, el día estaba
esplendoroso, con un sol radiante, la gente transitando por la calle y al oeste
se habría un hermoso paisaje cordillerano. Encendí el fuego con trozos de
leña bastante seca, coloqué una parrilla y sobre esta, el fondo; una vez que
estuvo hirviendo el agua, coloqué la carga adentro y agregué la medida de
cloro, sin restricciones para que quedaran blanquitas y las dejé hervir
bastante tiempo para que el hervido cumpliera bien su función del blanqueo.
Mientras leía un diccionario español francés intentando aprender alguna
palabras, sin ningún propósito definido , más bien algo a lo que me estaba
acostumbrando, leer todo lo que cayera en mis manos, y durante el momento
que leía vigilaba cómo el fuego, el agua y el cloro, más el detergente, hacían
su trabajo de maravilla. Luego de un largo rato, creo más de dos horas, me
empezó a ganar la impaciencia y decidí examinar, verificar si ya estaban
listas, o si aún faltaba un rato más; tomé un pedazo de madera lo más limpio
posible, destapé el fondo que hervía a rabiar, clave mis ojos expectante,
hundí el madero hasta fondo del recipiente, hice contacto con las prendas y
procedí a sacarlas hasta que mis ojos pudieran constatar el anhelado
resultado que esperaba obtener. Pero me asaltó el asombro, luego el
desagrado, la rabia y la pena.
Y exclamé en voz alta sin poder contenerme ¡Mierda... Mierdaaaa... se me
recocieron las camisas! No podía entender lo que había pasado, no quería
creer lo que estaba viendo, no podía soportar un golpe tan sorpresivo y tan
artero, el destino me estaba jugando una pésima jugada, una verdadera
pesadilla, era una desgracia, tanto sacrificio, tanto sueño tejiéndose en el
devenir de los próximos días.
Y mientras pensaba y reflexionado con rabia, pena, tristeza y decepción,
seguía llevando el madero al fondo para ver si lo que ocurría era una era un
error, si era la consecuencia de una falla óptica, pero no,... cada vez era más
real. Mis camisas aparecían ante mis ojos hecho harina, blanquitas caían
pero a pedacitos, estaban todas molidas, y yo maldecía mi negligencia por
26. no haber preguntado cuanto tiempo debían hervir. Era la primera vez que
constataba que las ropas que hervían demasiado tiempo se recocían
Me senté alrededor del fuego, me dieron ganas de patearlo, de matarlo con
agua fría , pero este canalla parecía decirme cuidado, conmigo se juega,
poco apoco me fui calmando y aceptando mi desastre, me levante, tomé un
gran vaso de agua fresca, miré hacia el sol, estaba hermoso como un gran
disco rojo que me mira, y con su tersa luz me mostraba la amplitud del
universo, hermoso, azul e infinito y estaba a mi disposición para percibirlo
y sonreírle a la vida. Bajó poco a poco el nivel de la amargura, moví la
cabeza en señal de incredulidad más que de negativismo, respiré hondo,
y me dio una tentación de risa, como si me hubieran contado el mejor chiste
de mi vida.
Hice mi cuenta mental y me alegré que por suerte no todas mis camisas
estaban sucias, aún me quedaban tres fuera de las de colores, seguí riendo y
me conformé intentando auto convencerme, que esta tragedia de los
primeros minutos se transformara en una linda anécdota.
Al final del pasillo hay un portón, allí apareció mi amigo Vielma, con la
sonrisa de siempre avanzando su grata presencia, y cuando lo vi, afloraron
las ganas de reírme a carcajadas, una risa casi convulsiva, que de tanto
reírme, casi llego al llanto, lo que sorprendió a mi amigo y dijo “¿Qué le
pasa gancho que esta tan alegre?”. Lo miré y le dije: “Destape el fondo y vea
lo que pasó con mi lavado. El tomó el trozo de madera, lo llevó al fondo,
constató el resultado y me miró con pena.
Me miró y al y verme que no podía aguantar la risa, soltó la carcajada y nos
abrazamos riendo juntos...
Que pasó gancho?? Se recocieron mis camisas le conteste, ¿pero cómo, si
eso no ocurre? y en se instante sus ojos achinados se clavaron en la botella
de cloro, y me dice: _No gancho, sus camisas no se recocieron_. _ ¿Y
entonces qué paso? _ le respondí interrogativamente. ¿Cuánto cloro le
hecho...? _Toda la botella. Afirmé, y él riendo me dijo: _ y por qué no le
echó dos... y así, y que pasado con dos, pues hubiera ocurrido un milagro.
¿Qué milagro? _ interrogué inocente. Hubieran desaparecido sin dejar
rastros y usted se hubiera convertido en un mago ( que tal el mago del
cloro?... esto era un bálsamo para mi herida aún abierta.)
Seguimos riendo y me dijo; pero usted no se ha dado cuenta, todo lo que
Ud. ha aprendido con esto. Verdad, dije, (¡ahora especialista en recocer
camisas)!!!!! Siii con esto, verá gancho que nunca más en su vida le pasará
algo igual, ¡echando a perder se aprende!
27. El día que regresé a mi tierra, me fue a despedir, recordamos tanto sus penas
como las mías, nos deseamos lo mejor del mundo, me auguró un camino
lleno de sorpresas, la mayoría buenas, me dijo.
Ese día nos abrazamos y reímos como dos niños nuestras desgracias, las
convertimos en anécdotas, quizás para mitigar el desaliento de despedirnos,
tal vez para siempre desaliento por el cariño que había crecido entre
nosotros.
Yo regresé y él se quedó, nunca más nos volvimos a ver, tal vez hoy él ya
haya partido de este mundo, pero su sonrisa y sus sabios consejos como su
dignidad, me acompañan hasta hoy, en que vuelvo a reír con su sonrisa,
muy fresca y alegre en la cumbre más alta del recuerdo, cuando por
momentos cada uno de nosotros regresa por un instante al pasado...
LA PLAZA DE ANGOL
Cuando la juventud es un águila predadora de sueños, y el deseo galopa en
el corcel del alba, con el alma colmada de bríos, como una semilla honda y
pujante, las ideas y las reflexiones van más allá del horizonte que alcanza la
mirada, florecen anhelos, ambiciones y metas, acordes con la fuerza del
momento.
En ese caminar se barajan ideas, posibilidades y tentativas, se mide cada
instante cada posibilidad que cada uno desprende del entorno y luego
amanece la tentación de llegar más lejos.
Así un día repetí entre la oscuridad mezquina de mi tierra natal, ésta frase
que se queda y me duele, reflexión que perdura en el descontento (esta tierra
seca de mierda no da nada). Me imaginaba verme caminar por senderos más
fértiles, tapizados de conocimientos donde poder ser persona, donde soñar
con un amor, con un trabajo más sólido para el sustento de la vida que
anhelaba.
Una tarde me encontré esperando el tren que me llevaría al lugar que había
elegido, allí encontraría el mundo que soñaba. Luego de varias horas de
viaje, descendí rígido temeroso pero decidido a entablar el combate por una
vida diferente. Angol era la ciudad que me brindaría las posibilidades de
emprender una vida más luminosa.
No sabía, no imaginaba que sería tan dura. A partir de esta experiencia
aprendí a tener más cuidado con mis arrebatos; no renegué nunca más de mi
tierra seca y mezquina, tampoco del lugar donde ahora estaba atrapado, con
28. algo más de posibilidades, pero no como las que yo había idealizado, ni
soñado, ni siquiera había imaginado tan alto costo... Mucho trabajo, muy
poco tiempo para dormir, sin sábados ni domingos libres y un sueldo de
miseria ...
Pasaron los días, pesadas las horas, largas las noches, hostil el ambiente
para un soñador fracasado como yo. Reflexión de algún momento, pero ya
estaba de nuevo atrapado por la inexperiencia, algo nuevo en el ir siempre
hacia adelante, aprendiendo a tolerar, a no renegar, a querer mi tierra seca y
árida, donde yo, era yo y no un extranjero tratado despectivamente, no el
campesino, el viento norte, el puelche, el sur, o el guacho de territorio, al que
todos querían mandar. Pero ya estaba en medio de la oscuridad de la noche y
debía saber cuántas estrellas tiene el cielo, para que nadie me contara
cuentos.
Manuel era un muchacho mapuche, con quien compartía la desilusión y la
desdicha de no estar contento, además de la identidad de ser extranjeros en
nuestro propio país, pero Manuel tenía una esperanza mayor, trabajaba y se
humillaba si las condiciones de ganarse unos pesos se lo exigían, para
continuar sus estudios de leyes. Él sería un abogado, espero que lo haya
logrado. Manuel me enseñó las 4 operaciones matemáticas, y a leer un poco
más, por esta sencilla razón, cada vez que yo escribo y leo, tiendo a
recordar a mi madre, quien fue mi primera maestra y más tarde Manuel,
más un profesor de escuela nocturna para adultos de Santiago (Raúl Gómez)
Al comienzo, en las primeras noches, la luz artificial me fascinaba, luego me
faltaron las estrellas, el azul intenso de la noche y la alegre copa de los
árboles en frescos movimientos; me fui moldeando en la incomodidad, debía
resistir, debía esforzarme, forjarme en la costumbre, una nueva forma de
medirme ante la vida, a forjar el deseo de reír y sentirme contento; no fue
fácil, pero me sirvió de temple para llegar hasta hoy sin ganas de maldecir lo
que soy. Cuando recorro el camino de mi vida a través de la huellas del
recuerdo, la vida me recompensa con una sana alegría y me florece el rostro
de sonrisas. Aquí aprendí que la vida es un camino que se abre para andarlo,
para hacer la historia que resultara cuando se cierre mi destino.
Muchas cosas me pasaron, dos de ellas me marcaron a vida, una es la plaza
de Angol, la otra una muchacha mayor que yo, que me sedujo hasta el júbilo.
29. La plaza de Angol
Un cuadrante lleno de árboles con un quiosco en su centro, una peluquería
con un espacio para lustrarse los zapatos y una esquina para comprar
helados. Un monumento estilo pagoda que no pasaba desapercibido al
caminar por su frente. La calle central de este a oeste, columna vertebral de
la ciudad que cruzaba su centro, y al pasar por el costado norte de la plaza,
la dejaba al sur, era la avenida más importante de la ciudad, el centro
mismo de la ciudad, la avenida de las zapaterías, de los turcos que allí los
hay a montones, los navazales, los nazales. Los… etc. y etc.
La otra calle que por el lado oeste forma el ángulo de 90 grados, es la calle
de los únicos dos cines que registra mi memoria, aquí está lo más importante
de los dos cuadrantes de la plaza de Angol, es una plaza bella todo los días,
pero para la fiesta de la primavera no existe Reina que se le pueda igualar.
Hoy situado sobre los puntos exactos del recuerdo, aún suena en mis oídos la
música de los 60, los ritmos estridentes de la música moderna que
comenzaba a alterar, a desordenar el hábito tranquilo de mis oídos
provincianos, habituados sólo a escuchar el lenguaje onomatopéyico, el
silbido del viento, la corriente de las aguas, el croar de topacios, la sinfonía
de los grillos, las suaves y pegajosas melodías de las ranchera mexicanas, y
de los suaves y dulcísimos valses criollos.
En los días previos a la tradicional fiesta de la primavera Angolina, todo se
altera, la gente sonríe sin esfuerzos, el alma se siente más pura y más
liviana, se adornan la calles, la ciudad esta vestida de fiesta, la juventud
recorre las calles en grupos, en bicicletas y como siempre los menos en
autos, escuchan música, cantan, conversan, se ríen y se enamoran. Todo está
preparado para el día indicado, que será un día domingo, ese día las calles
que entornan la plaza, amanecen vestidas con su mejor tenida , alhajadas con
guirnaldas de colores, papel picado, cintas de colores, las calles limpias
30. recién barridas y refrescadas con agua. Pero las calles que rodean la plaza
son un ensueño, un cuento de hadas, alfombradas de pétalos de flores
naturales, con la más amplia diversidad de colores, y una deliciosa
comunión de fragancias y perfumes que supera la comodidad de la
imaginación en un estado de belleza nunca visto y un estado de pureza que
colma los sentidos. El día X toda la organización se esfuerza por alcanzar
el máximo de perfección, durante dos semanas vienen preparándolo todo,
estimulándolo todo, en ese momento está preparada la votación de la reina
de la primavera, con su cortejo de damas y las autoridades de la ciudad, más
las localidades vecinas, el desfile de autóctonos que habitualmente hacen su
entrada por la avenida principal de este a oeste al entorno de la plaza, con
sus corceles vestidos, ordenados y hornamentados, preparados con toda
alegoría, con su Toqui encabezando el desfile y los preciados trofeos de
cazas atados a sus caballos, los cazadores con sus lanzas, con un arsenal
autóctono memorizando su historia, con sus caras pintadas, con sus
vestimentas de ocasión y un alto parlante informando la llegada de cada una
de las autoridades, de las visitas anunciadas, la concurrencia que repleta el
lugar, está atenta escuchando el orden de llegada de las candidatas de
acuerdo a los últimos cómputos de votos. Dentro de poco se sabrá, quién es
la soberana elegida, reina de la primavera de la ciudad de Angol. Una ciudad
con una gran historia de sus pueblos originarios...
Un momento especial en que sube la emoción; la música invita a bailar, el
momento es único y los Angolinos afectados por las copas, por el ánimo de
fiesta, y más el aire primaveral, aumenta el nivel festivo del momento. El
sol baña con sus rayos tibios y luminosos el lugar y la gente allí reunida, la
fiesta se eleva a su máxima expresión.
Angol tiene nueva reinaaaa... anuncia una voz potente y da a conocer el
nombre de la nueva soberana del año 1961, sube aun más la emoción, es más
intensa la alegría, se produce la trasmisión del mando, se abrazan, se
felicitan, surgen los discursos, estalla una nutrida salva de disparos, atronan
los cañones, se eleva la algarabía del instante , y los juegos de artificios
iluminan el cielo con la explosión pirotécnica. Sube en espiral el jolgorio,
la nueva autoridad, símbolo de nuevo período luce su brillante corona, se
potencia la música, se multiplican los vivas, la soberana recién elegida
Reina de la primavera, toma posición de su lugar rodeada de su séquito, se
dirige a la gente y da las gracias a sus votante y promete ser fiel a las
tradiciones y no defraudar a nadie...
Entre tanto la muchedumbre se pregunta quién será el afortunado que dará el
comienzo oficial al baile invitando a la nueva reina al tradicional valse, y
luego todo el mundo queda invitado a colocar sus pies y su cuerpo
31. derramando su gracia en la gran pista de baile al aire libre, todo está
dispuesto para el festejo que durará hasta altas horas de la madrugada.
La plaza luce hermosa y la gente camina sobre una alfombra de hojas y
pétalos.
Una pareja de enamorados echa a caminar cruzando la plaza de norte a sur,
se miran, se prometen amor eterno en sus cálidas miradas y dulces susurros,
se abrazan, se besan y bendicen el suelo tapizado de la plaza tal, mudo
testigo material de su romance y este quedará eternizado en el recuerdo; de
cuando ellos se prometieron amor sin límites, amor para la eternidad bajo el
efluvio de los perfumes primaverales y los sones de la música que les vibra
en el alma.
Mientras se alejan ebrios y ardiendo de pasión, empujados por sus cuerpos
que no resisten la presión de la sangre joven que recorre la apuesta geografía
de sus cuerpos.
Y mientras ellos se alejan se extinguen, la música los sigue acompañando, y
el alba ya anuncia el fin de la noche con su toque luminoso de un cielo
turquesa, las huella de sus pisadas quedan grabadas en la mágica alfombra
de aquella noche particular e intensa, que quedará eternamente grabada en
el recuerdo. Con la sensación de dulzura infinita en su alma y dos
corazones latiendo a un sólo compás.
32. Héctor M. Torres Toro
Soliloquio en tu vereda
Antes que nada un beso azucarado o frutal, para
entrarle con un poco de dulzura a la vida, reflejando
un estado próspero en el alma y no darle lugar al
enemigo, que nos amargue los momentos, y evitar que no
se nos rompa de ácido el paladar del cotidiano, ni
menos que nos penetre el amargo en las glándulas
salivares de los sueños.
Luego otro beso para que el contacto no carezca de
deliciosa humedad, para fertilizar el fondo luminoso de
cada semilla, que late en la tierra
mas risueña del
corazon, y... aún que tiemble en las orillas de la piel
no aceptar jamás el maremoto en el océano arterial de
la sangre, que nuestra barca de amor no se rompa antes
de alcanzar los puertos de la humanidad. Deja que los
perros ladren decía don Quijote, endilga tu rocinante
por el ancho camino de la esperanza, y sigue
sintiéndote como lo que eres, generosa en el amor de
tu especie y éticamente higienizada en los duros
senderos del que hacer.... que nadie te aleje de tu
canto, necesitamos todas las voces para que no se
marchite la melodía de este coro
universal, aunque la
33. vida se nos vaya dulcemente en el mejor de los
esfuerzos, al menos habremos sabido dar sustento al
poeta que nos habita y que por fortuna llevamos
dentro. Ya sé que es un niño triste alegre,
trágicamente travieso, a veces, pero jamás deja de beber
el elixir del canto, vive empeñado en llevarlo
hasta las cumbres más azules de la existencia, al
verdor de la imaginación. Y desde allí, vemos a los demás
y entre ellos nos vemos nosotros, sembrando, riendo,
cantando o llorando de alegría, en cada verso que nos
estremece, en cada páramo, en cada
paisaje de todos
los amaneceres que nos sorprenden, y nos siguen hasta
la hora que nuestra cabeza hace comunión con la
almohada o nuestros cuerpos se deleitan con la frescura
y la pulcritud de la sabana. Y si la dicha no nos es
mezquina, nos espera un transformador y alucinante
oasis de piel....
Disculpa pero desde pequeño aprendí que soñar no
cuesta nada, sólo que despertar tiene su precio. Sin
duda vale la pena, pues ayuda a caminar por el filo
de la realidad, pensando que el sueño que acabamos
de
soñar es posible, tal vez sólo sea el refugio del
poeta, la única estrella que nos orienta en la
oscuridad, pero sin duda es lindo, porque sin esa
estrella es posible que nos asfixie la oscuridad...
y un beso final para
cerrar tus labios con el silencio
más tuyo y más hondo que a tu medida tú te puedas dar,
y con mi distancia mas próxima que yo pueda imaginar
Hector Torres Toro
poetatorres@yahoo.ca
Santiago Chile/ Montréal Canada
34. Claudio Schuftan
desde Hanoi
El Dr. Claudio Schuftan es médico pediatra dedicado a la salud
internacional. Es de nacionalidad chilena y actualmente reside en Ciudad Ho
Chi Minh donde es Cónsul Honorario de Chile. Se graduó de médico en la
Universidad de Chile en 1970. Es autor de dos libros y de numerosos
capítulos de libro y artículos en su especialidad. El Dr Schuftan es consultor
en salud pública con experiencia en más de 50 países, especialmente en el
África y en Asia. En Nairobi residió siete años; en Hanoi otros siete y ahora
nueve años en Ciudad Ho Chi Minh. Es miembro fundador de Movimiento
por la Salud de los Pueblos, una red de activistas en salud con presencia en
más de 50 países.
Este relato es inédito. Fue escrito en 1996 relatando sus recuerdos de cómo
pasó las horas siguientes al golpe militar del 11 de septiembre de 1973 en su
ciudad natal de Santiago. El Dr Schuftan debió dejar su país de origen en
enero de 1974. El relato es sometido al Premio Literario Casa de las
Américas 2013 en la categoría Literatura Testimonial.
AQUEL ONCE DE SEPTIEMBRE
Para Aron, de su padre.
35. Las cosas se habían estado poniendo malas desde hace ya semanas. El paro
de los transportistas tenia al país paralizado; sabíamos que estaba siendo
financiado desde afuera.
Esa mañana salí como de costumbre a mi trabajo en el hospital pediátrico.
Eran tres para las ocho. Abrí el portón del garaje, me senté al volante de mi
mini Fiat 600, y salí en marcha atrás como todas las mañanas.
Lo primero que vi fue un vecino; golpeaba frenéticamente a la puerta de casa
de un otro. Una observación más minuciosa me permitió detectar una gran
euforia en su golpear. Yo lo sabía un "momio", opuesto a la Unidad Popular.
Mi mano derecha automáticamente se dirigió a la perilla de la radio. El
'Reporter Esso', mi acompañante noticiero de todas las mañanas debía salir
al aire en un instante. Pero la 'Radio Minería' estaba silente. El 'Reporter
Esso' no salió. ¡Mierda! Treinta segundos pasadas las ocho escuché el
primer himno marcial, uno de muchos que habrían de venir. Recorrí el dial:
marchas 'partout'. Estacioné el Fiat en la acera y volví a entrar en casa. "A
buen entendedor, pocas palabras", se me cruzó por la mente. Rápidamente
junte un pulóver, alimentos secos de cocktail para picar, un par de frutas, mi
radio a pilas, unas pilas extra, una linterna. Lo puse todo en una bolsa de
papel de almacén; mi estetoscopio y otros implementos médicos siempre los
tenía conmigo. Volví a salir y me dirigí al hospital. Las malditas marchas
prusianas seguían; en todas las estaciones de radio; ni una noticia. El trafico
estaba más leve que de costumbre.
36. Cuando llegué, sólo más o menos la mitad del personal había venido a
trabajar. Los primeros rumores me llegaron apenas me bajé del auto: “Fue
en Valparaíso... la marina... el ejército, aún no se sabe... los carabineros no...
¿y la fuerza aérea?..." A las nueve salió al aire el primer bando militar.
Hablaron los jefes de las tres fuerzas armadas y de carabineros. Era claro.
Había sido "eso".
Pasé visita a los enfermos. El jefe dijo que había que dar de alta a todos los
niños salvo los de gravedad extrema. Me ubiqué con los pocos amigos
'simpatizantes' que pude hallar. La orden de partido que teníamos era
quedarnos en el lugar de trabajo y esperar instrucciones. ¿Pero de dónde?
¿A través de qué medio? No había sido especificado. Todos pensamos: la
radio. Saldrá una radio clandestina. Hay que seguir rastreando el dial: de
izquierda a derecha y vuelta. Mil veces. Pero nunca salió nada. Excepto la
'Radio Chilena' que, arriesgándolo todo, sacó a media mañana, no sé cómo
ni recuerdo bien a qué hora exactamente, aquel histórico discurso de
despedida del presidente Allende. Lo siguieron himnos marciales. La
'Chilena' había sido silenciada también. Luego los bandos militares
comenzaron a regularizarse: casi cada hora.
Se llamaba a la calma; todo era ya un 'fait accompli'.
Pero el palacio de la Moneda aún no caía. A las once de la mañana oímos
por primera vez los caza-bombarderos pasar en vuelo rasante sobre nuestro
hospital. Luego lo hicieron veinte veces más. "Es una muestra de fuerza y
de músculo", pensamos. Pero cuando oímos la primera detonación corrimos
a la terraza del techo del hospital (un acto no muy prudente, mirado desde
después) y vimos las nubes de humos que se concentraban en un lugar
37. restricto a unos cuatro Km. al noroeste de nosotros: ... La Moneda. No
podíamos creerlo. "Chile es la Atenas de Latinoamérica...." ¡Bambalinas!
Todo se había terminado.
A las doce se decretó el toque de queda. Todos a casa, decía el bando; y allí
esperar instrucciones. La orden nuestra, ya dije, era quedarse en los lugares
de trabajo. Pero vi la mayoría de mis compañeros y camaradas salir del
hospital rumbo a casa con la cabeza gacha y el semblante sombrío. Sólo el
personal de turno en la emergencia (todos “momios”) y dos de nosotros
--una enfermera y yo-- nos quedamos. Me acerqué al jefe de turno para
decirle que me quedaba como voluntario; "puede que lleguen muchos
heridos", dije. Me miró con gran recelo. No me confiaba. Debo haber dicho
aquello con mucha decisión pues se resignó.
Seguimos dando de alta pacientes cuyos padres llegaban corriendo hasta la
una de la tarde, tratando de no jugárselas con el toque de queda. No querían
muchas explicaciones: "Deme mi hijo. Tengo que apurarme". Hicimos lo
mejor que pudimos. Alcanzamos a comprar algunos snacks para el almuerzo
antes que la ciudad entrara en ese silencio tenso que sólo se interrumpía con
el ruido distante de helicópteros y algún fuego de ametralladora.
Al fin la radio dio la noticia de la caída de la Moneda y del suicidio del
presidente. Ya no era bluff el golpe. Sucesivos bandos detallaron como el
golpe se consolidaba a través de todo el territorio nacional y las fuerzas
armadas tomaban control absoluto.
38. Yo seguía recorriendo el dial de mi pequeña Sony... la transmisión
clandestina tendría que salir al aire en cualquier instante... todo se aclararía
en torno a qué hacer... Pero no hubo de ser.
Angélica, la enfermera jefe del servicio de Lactantes, se había quedado a
cargo de los pocos pacientes que quedaron en el hospital. Era una antigua
camarada, y la única persona en que podía confiar en todo el hospital.
Como a las tres de la tarde llamé a mi casa. Le dije a mis padres que no se
preocuparan que pasaría el toque de queda en el hospital ayudando en la
emergencia. Que le avisaran a mi esposa.
Dos días antes, ella y yo habíamos tenido una gran discusión. Ella (tu
madre, Aron) no podía aguantar que yo siguiera tan envuelto en el proceso
político que vivía el país. No le daba suficiente atención; estaba siempre
'ocupado', en reuniones de emergencia; todo era emergencia durante esos
días del paro de los transportistas. Me había dado un ultimátum. ... ¡Y tenía
razón! Se fue a casa de una amiga y me dijo: "llámame cuando estés
dispuesto a cambiar...".
La crisis del país, nueve horas de edad a estas alturas, se unía a mi crisis
personal de un par de días. ¿De dónde sacar coraje? Estaba devastado.
Para nuestro gran asombro, no había habido heridos en la posta de
emergencia de nuestro hospital. Todo tranquilo como una taza de té en
reposo. Pensamos que era porque éramos un hospital pediátrico, ya que
tanto fuego de ametralladora tenía que estar produciendo víctimas. ... ¿O es
39. que no estaban dejando víctimas con necesidad de atención médica, pero
más bien de atención funeraria...?
Que pasó hasta el anochecer ya no recuerdo. Quizás un par de atenciones a
los pacientes que quedaron, un montón de introspección, y el ejercicio del
dial que sólo brindaba más y más bandos y ritmo de marchas.
Cuando oscureció, hubo tiempo para un respiro. En la sala de enfermería de
Lactantes Angélica y yo bebíamos un té en silencio. Fue entonces que el
peso de lo acontecido en las horas precedentes tocó fondo en nosotros. Fue
el instante crítico. Angélica se levantó despacio y se dirigió hacia la ventana
en la penumbra. De allí sentí sus primeros sollozos; lentos y contenidos al
principio, casi convulsivos después. Cuando me le acerqué, ya el nudo que
traía en la garganta se hizo inaguantable.
Lloramos juntos por un largo rato. En silencio. Las imágenes y los
recuerdos se atropellaban en secuencia telescopada. Sólo queríamos saber
una cosa: ¿Por qué? ¿Dónde habíamos errado en la persecución de nuestros
ideales; de nuestros sueños para una sociedad mejor? El discutirlo no nos
trajo muchas respuestas cabales esa noche.
No creo haya muchos llantos peores que los de la impotencia.
A eso de las nueve bajamos al comedor de la posta de emergencia. Los
colegas mayores del turno estaban todos allí. Se les veía una cierta euforia
con reservas en el semblante. Tampoco ellos lograban entender bien que nos
traería el mañana; mal que mal se consideraban demócratas. Nuestra
presencia no les era del todo grata (¿que se traman estos dos...? se
preguntarían; poco sospechaban nuestro infructuoso barrido del dial...). No
40. era tiempo para hablar de pequeñeces tampoco. Se comió poco y en silencio
esa noche. Los largos silencios eran pesados como el plomo.
El jefe de turno comentó el estado grave de un paciente neuroquirúrgico del
día anterior. Parecía que necesitaría cirugía; cirugía que no podíamos llevar
a cabo con el hospital a medio funcionar como estaba. Habría que
reevaluarlo mañana temprano y decidir enviarlo a la posta central. Pero
había el toque de queda... ¿Aplicaría este también a ambulancias?
Tampoco se durmió mucho esa noche. Ahora no sólo se oía el aletear de los
helicópteros; se veían también, a lo lejos, sus potentes halos de luz
proyectados sobre la superficie. Calculamos que era sobre las poblaciones
marginales del sector sur de la ciudad.
El bando de la mañana del doce de septiembre prolongó el toque de queda
por veinticuatro horas. La noche no había traído ningún paciente a la
emergencia. El dial nos había dado marchas solamente. El paciente
quirúrgico nos preocupaba a todos. Se llamó a la posta central. Se nos
refirió a su flamante nuevo interventor militar: Que sí, que se podía; un sólo
chofer, un sólo medico, luces encendidas, manejar por el medio de la calle,
velocidad veinte Km. por hora, no usar la sirena, detenerse ante el
requerimiento de cualquier patrulla para inspección...y un santo y seña.
¿"Usted doctor, iría con el paciente?", el jefe de turno me preguntó.
¡Touche’! El médico que se había ofrecido de voluntario era el más
dispensable del turno.
41. A las nueve y media salimos; sabíamos las instrucciones de memoria. El
chofer demostraba (¿o actuaba?) estar en control. Eso me reaseguró un
poco. Luces prendidas y por el medio de la calle a paso de tortuga
emprendimos el recorrido de unos 4 km. Calles desiertas. Ni perros ni gatos.
Puertas cerradas. Ni un alma.
Había que pellizcarse para asegurarse que esto estaba realmente pasando.
No tuvimos incidentes. No vimos ni siquiera una patrulla hasta ya casi
llegar a nuestro destino. Pero allí no éramos gran novedad. Las
ambulancias iban y venían sin cesar, en silencio, a sus veloces veinte Km.
por hora con sus luces encendidas.
En la entrada principal de la emergencia ya vimos una buena docena y media
de cadáveres. Aún sin cubrir. Adentro, era un panal. Se veía al personal
correr; órdenes se daban a gritos. Había pacientes en camas, en camillas, en
colchones en el suelo, en los corredores. Se veía que había habido ese ritmo
de trabajo desde el día anterior. La gente se veía agotada. Encontré un
colega que no conocía con un minuto libre. Le presenté nuestro paciente.
Me hizo una mueca. "No sé doctor...si podremos... haré lo posible...esto es
una casa de locos... no ha parado... mejor váyase luego...sino el nuevo jefe lo
va a reclutar 'sin derecho a pataleo'... Aquí se cumplen ordenes no más".
Vi a lo lejos a un camarada médico conocido. Le dije al chofer que ya
volvía, que me esperara en la ambulancia. Tuve sólo tres minutos para
inquirir lo que ya sospechaba. Las víctimas vienen de las poblaciones
marginales. Hay allanamientos en toda la capital. Se tira a matar. Aquí
llegan los que se salvan por equivocación. No damos abasto. La gente no
da más. Necesitamos más personal. Hay muertos por todas partes. "Ah, ¿y
42. sabes?, acabo de certificar muerto al Tito Olivares (el secretario de prensa de
la Presidencia); lo allanaron en su casa; dicen que trato de arrancarse; los dos
tiros son por delante...".
Volví de prisa a la ambulancia. "¡Vamos!" dije; "esto no da para más".
Llegamos de vuelta también sin percances.
A las dos de la tarde anunciaron un levantamiento del toque por una hora
'para reabastecerse de comestibles y bebidas'. Se permitirían apertura de
negocios del ramo y limitada circulación de vehículos por la calle, pero con
las mismas reglas que para las ambulancias.
Tenía que tomar una decisión. Hice un balance. Los militares llegarían a
nuestro hospital tarde o temprano en las próximas horas. Mis colegas eran
para entonces impredictibles. Mis paseos por el dial seguirían infructuosos.
Era hora de partir. Angélica se quedó. Una vez en casa llamé a mi esposa...
Hanoi, 13 de abril de 1996.
43. Iris Leal
poeta, desde Pucón
El Relato
La razón de levantar el relato es una sed que aflora en la boca de todos. Una
sedienta sensación que emana de la profunda sequedad en que el espíritu se
encuentra. Se ve reflejado por el avance de los desiertos en nuestro mundo,
de las orbes que aplastan implacables naturaleza y vida. Si no podemos
transitar por los parajes que muestran las relaciones del cielo en la tierra,
como la planta se levanta decidida hacia la luz, o como el vuelo de una
mariposa busca la próxima flor para libarla, o el simple grillo que encuentra
en la noche su voz coral entre los arbustos. ¿Dónde se reflejarán los astros
como un espejo basto del intrínseco pensamiento si no hay lago, ni remanso
en el río claro, ni charco provocado por el sendero arcilloso? El fuego que
leña a leña se provoca no develará colores ante los ojos frescos de los niños,
no sentirán su calor que conmueve la dulce voz de los antiguos y les hace
hablar sabios. Si es esto realidad en nuestros días, si el paso desacompasado
que va llevando la marcha de los hombres es ahora cierto, entonces nos
queda el relato, el cuento, el mito, el poema que en frágil hoja ha traspasado
el tiempo acariciándolo. La razón de levantar el relato es la misma razón que
implora su maná, su fuente esencial de valores que son el beber del alma.
Alma como labios para hidratar al espíritu como cuerpo liberado de la
gravedad. Si olvidamos la real inteligencia y le dejamos la cáscara
intelectual, los huesos del pensar se quebrarán como endebles espigas. Si
mentimos en la historia de los hechos, de los hechos del comportamiento
humano en relación a sus fuerzas y pasiones, nos quedaremos perdidos en el
laberinto de la saciedad bestial, de la bajeza de los instintos, de la pantanosa
crueldad e incoherencia. ¿Quién puede saber quién es realmente si no lleva
consigo un trozo de pasado y espacio de silencio, un azadón en su mano
lleno de esfuerzo y sentido y en sus bolsillos semillas germinativas del
devenir para sembrarlas junto a otros en el yermo suelo de la esperanza?
La búsqueda se ha hecho para encontrar, y en ese encuentro brilla una luz de
cualidades distintas y nuevas. La palabra yace en los cimientos de la
44. creación del universo y sigue fluyendo para convertirnos en seres pensantes,
reflexivos y conscientes, nos une en un ámbito en donde nada más alcanza a
tocar.
Conocer la voz de los que han sido, experimentar la sutileza de las hazañas
que el mismo ser humano ha ido logrando, nos mueve la voluntad férrea que
palpita en nuestras pechos y manos, nos impulsa a tomar el saber para
encarnarlo en actos virtuosos, fructíferos y generosos.
Levantar el relato es vivificarlo y poner sangre azul por las cuencas de
nuestro fluido ser.
Solo detenerse a recordar un cuento, uno se ha escuchado de niño y
contemplar sereno como se va revelando y beber la escena preferida
despacio.
ABRAZO
En los altos soles que emanan trascendiendo el cielo otros espacios se
levantan en aromas dulces y condescendientes. Sobre aquellos rayos, que
son como el cristal templado, surgen una y otra vez tus voces
evocando el eterno milagro. Repiten como la gota su caída libre y dejan de
ser gota cuando acuden la una a la otra. Se juntan en un linde que ayuda en
transparencia y forma. En los lagos que ellas provocan, cristalinos tonos
revolotean simples y vuelve tu voz a ser pozo en donde bebe mi sedienta
estirpe. Hacen tus brazos el arco por donde mi alma reside y resbalan por tus
ideas de nubes que son conjunto de estrellas asiendo. Mis cantos que agudos
se afirman de los traslúcidos verbos que emites me llevan y traen en un
brazal cedible.
Cantas, canto, cantamos, ¡Qué vértigo alegre enredamos! Cantas, canto,
cantamos, ¡Atrás afilados lamentos nocturnos han quedado! Cantas, canto,
cantamos, ¡Me llevas trémula por tu certeza ardiente! y callas, callo,
callamos en el sobrecielo se yergue tu mano. Cada yema de tus dedos
prolijos se afirman en mi espalda asustada y le damos al silencio el abrazo
que ha buscado en la luz carpida y ha encontrado su ópalo noble en tu latido
de viento en donde creamos.
Noche
45. Este es el tono de la noche escondido entre el arrebol de las rosas. Este es el
tacto de la noche sumergido en la curtida tierra de las sepulturas. Este es el
dulzor de la noche cubierto de aromas frutales que le coronan. Este es el
misterio de la noche puesto en la palma de la mano abierta y delineada. La
noche que persiste aunque el día aflore y dore las estrellas. Por las sendas de
la vista la noche asume su refulgencia y pernocta entre las sombras de los
árboles maduros. Esta es la noche iluminada en la cúspide de su blancura,
aunque en el centro de tus ojos le llames por tu pupila impetrada.
NOCHE
Me rindo ante ti ¡Oh Dios!
Al caer la noche cierro mis ojos
y dejo el gastado traje
surcirse con hilos de estrellas fugaces.
Vago por la amplia obscuridad
hasta pasearme de era en era
y visito las casas de los apóstoles
pues sus puertas siempre están abiertas.
Me ofrecen infusión de hierbas zodiacales
y pan hecho de levadura de luna llena
como un poco solamente
pues tales manjares apenas se prueban.
Y ellos se reúnen como los árboles
y agitan sus ramas murmurando
y al escuchar sus verdades
mi alma se suaviza dulcificando
cada dolor que le incrusta
el abandono y el maltrato.
Luego de un rato me apronto
a volar un poco más alto
y llego hasta la humilde celda
donde la soledad despierta.
46. Me deja entrar
pues no hay candado
ella abre y ella cierra
cuando uno pide conocerla.
Me siento a su lado
en la banca de fría piedra
nuestros hombros se tocan
se siente su dorada tibieza
y luego de años de inmóvil presencia
me despido y le beso su mejilla tierna.
De repente despierto
abro los ojos
que al mundo atraviesan
y vuelvo a rendirme
cuando el ocaso me canta
cubriendo de fuego
¡Oh Dios! la vida que reza.
FRUTO
Ven a escuchar a mi lado el último suspiro de la fruta, cuando pendida a su
rama se deja caer a la tierra vertiginosa. Espera a mi lado y siente como su
carne blanca cambia su esencia eminente y desprende su dulce esperanza
tornando de rubor su cáscara. Escucha como crujen las hojas que anidan
nuestras formas y quietas ante esta sacra magia mueren en un funeral de
ámbar. No hables, no murmures, deja que la palabra decore el inicio del
tiempo del oro y celebre. No pronuncies, no alcances con tu mano ambiciosa
el fruto que yace en su sepulcro. Abre tu aliento divino dentro del celestial
rayo que envuelve la naturaleza toda. Ven a escuchar a mi lado como el árbol
llora, no es tristeza ni amargura, sino alegría generosa. Calla, calla como la
corteza y la savia, calla como la misma almendra que se bruñe. Vuelve a
andar el sendero que bajo la sombra te trajo y lleva contigo el recuerdo de
este cortejo solemne. Ven, ven a escuchar a mi lado el último suspiro de la
fruta, prende a tu alma madura la voz que sostiene la sinusoidal bóveda y
quédate, quédate, quédate como la antorcha en la noche danza.
47. Jorge Flores
Jorge Flores Durán, Poeta chileno. Educa con entusiasmo con sus escritos y
en grupos y espacios de formación.
El árbol
El árbol es bello,
grande y fiel,
su tronco es fuerte y sereno
sus dedos son largos y delgados
como las lágrimas al anochecer,
su cabello cambia de color sin envejecer,
el árbol nunca ha ido a la escuela
pero su sabiduría es tan grande como él,
conoce a tus abuelos, a tus padres, a tus hijos
el conocerá a tus nietos sin mover sus pies,
siendo tan fuerte no agrede y deja la furia pasar,
el árbol te regala más cosas de las que tú crees saber,
desde el cielo es lo primero que se ve
cuando saludan, cuando ríen, cuando juegan,
cuando te invitan a la Tierra querer.
La puerta
La mañana ha dejado la puerta entre abierta
para que la noche termine su retirada,
yo no quisiera dejar mi corazón como esa mañana
por el temor a que usted se transforme en esa noche.
48. Usted mi dijo un día que su corazón nunca se cerraba
para que el amor girara como las rondas en una plaza,
yo pensé en ese momento en su generosidad
con el tiempo entendí lo que usted quiso decir
cuando me encontré fuera de su corazón
sin una carta de despido a fin del mes,
sólo con la gentileza de su parte de poder entrar
cuando la ronda haya terminado,
quizás yo no entendí lo que usted quiso decir
que los besos son besos y su sal es sal,
que usted puede besar sin amor
como las excusas al momento de tropezar
al final nos parecemos
yo no se, qué es besar con amor
porque usted siempre ha retirado sus labios
justo al final de la noche
como las puertas entre abiertas del corazón.
Miedo
Siento que la noche no se quiere retirar
un sonido escucho desde su oscuridad.
Si algo tan grande siente miedo
aún sabiendo que es por pocas horas
siente mucho miedo, miedo a desaparecer.
Usted me lleva hacia la noche
aunque sea por pocas horas
siento mucho miedo, miedo a desaparecer
es un sonido que escucho desde mi corazón
cuando usted dice: No volveré más.
49. Luz Contreras
Filósofa poeta o poeta filósofa
Militante melipillana
Cae, cae.
La brisa, sutil, juega con ella.
La detiene por breves instantes.
Mis ojos, han seguido el movimiento.
Luego, se han cerrado.
Veo, entonces, a un niño.
Aterrado, se ha dado cuenta...
La mano de su madre
ya no coge la suya.
Hay otras manos.
No son las que han mecido
su cuna
Son las del silencio
y la duda.
El ruido se ha entronizado
Dificulta los saberes del alma.
Esta pugna por salir
y decir lo suyo.
Lo impide
su cuasi desconocida
aunque propia
cárcel.
50. Mabel Rodríguez
Escritora, luchadora y amiga del diálogo.
Voy a pensar en los seres que son un aporte a la humanidad ¿Quiénes
son? Son infinitos, en su desarrollo, su diversidad de sensibilidad y en la
empatía con los otros.
Estas varas, flexibles articuladores de vidas logran la movilidad de la
humanidad, así logran la so civilización integradora participativa, desde
sí mismo sin pedir a otros que lo sigan.
La sombra de la vara se contradice con su fragilidad y humildad, no así
con su esencia, es ella que irradia su manto protector.
La vara con su sombra nos guía, nos indica silenciosamente el camino a
seguir a desenvolvernos en la sociedad.
En el transcurso del largo camino de mi vida las varas y sombras de
ellas me han acompañado me han sostenido, guiado en la inmensidad
de miedos, dudas, inseguridades como así en los aciertos y en la libertad
del espíritus poco domesticado por los protocolos establecidos, en
muchos casos muy rígidos para mí.
Estos seres transeúntes silenciosos de la vida a cada paso hacen florecer
los espíritus adormecido por las inseguridades mal adquiridas.
El punto es que algunas veces e atesora tanto que se me olvida que
están, vibrantes, resilentes a acoger en su inmensidad.
Yo pido disculpa por alejarme de ellos en la palabra, la distancia no lo
justifica.
51. Malvina Álvarez
Malvina Álvarez Ramírez, asistente social, luchadora incansable de los
derechos laborales, la educación y el bienestar de los trabajadores. Escribe
cuentos, ama la poesía, intentando algunas veces ingresar a este género
poético.
En esta ocasión cita en su leyenda metafórica “El Hijo del Viento”, sucesos
discriminatorios de nuestra obsesionada sociedad que sin juicios previos
condena hostilmente a grupos étnicos, sociales, sexuales… representado en
este cuento por un bosque de álamos, que miran despreciativamente al frágil
retoño de su especie que no posee la legitimidad de su origen acreditado con
semilla seleccionada. Conmueve el dolor de la madre por esta humillación, a
la vez, da fuerza a su hijo admirando, con orgullo, su resplandeciente
desarrollo. La fuerza de la maternidad destroza el prejuicio de haber
concebido un hijo fruto de un amor inesperado, el valor de una nueva vida
puede romper barreras.
Acá la prosa y la poesía se enredan en una naturaleza fresca, acogedora,
boscosa.
-Hijo del viento.-
2012
El bosque de eucaliptus, triste, nebuloso, de hojas perfiladas, rodeaba un
prado afable de hierbas verdes, juguetonas, el pálido rayo de la luna
naciente, despertaba el trovar de las luciérnagas. Los paseantes elegían este
rinconcito de paz relajándose del ajetreo diario de sus jornadas de trabajo.
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El sol se iba empañando, el conejo levantó su oreja, las cucarachas en
remolino corrieron hacia sus agujeros, las flores languidecían, los eucaliptus
se columpiaban, el viento con violencia rompía la rítmica melodía de la
naturaleza.
-¡Ay-ay-ay! - graznó el cuervo azul envuelto en un chubasco
- ¡La Pacha Mama! - se está rasgando, se arrastra entre los pedruscos
- ¡Miren! - su fisura es cada vez mayor, sus contracciones progresivas
zarandean los árboles, el silencio nos invade.
52. Súbitamente los pastos se iluminaron, el sosiego se interrumpió con el
bramido brioso de la Mapu que concluyó en una carcajada. Del fondo de la
tierra emergía un brotecito luchando por llegar a la superficie. En un último
esfuerzo ella se enderezó auxiliando al débil tallito aún húmedo, cubierto de
borroncitos blancos .Una vez más, EL, cautivaba con el misterio de la vida.
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El renuevo se alimentó de la salvia de su madre, captaba los rayos de sol, el
rocío humedecía sus ramas, la brisa pulía sus hojas. Ella engreída
contemplaba el progreso de su capullo. Era un álamo que se embellecía
ajustando sus hojitas verdes.
-Hijo-le dijo su madre, estás engalonándote. Tu tronco ha sido tallado por un
escultor; serás la envidia de la arboleda. ¡Eres hermoso!
-Cuidadoso,- preguntó- ¿por qué soy tan diferente a mis hermanos de la
foresta? ¿Quién fue mi padre?- Ella respondió, tú no eres hermano de los
otros que nacieron de semilla certificada. Tú eres del fruto de mi amor con el
viento, por eso te llamo “Hijo del Viento”.
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El sombrío bosque de eucaliptus arrastraba sus opacas ramas, sin lograr la
gallardía del “Hijo del Viento”. Alto. Alto soñaba con las estrellas,
conversaba con el aire, su sombra dibujaba imágenes. Ambicionaba
elevarse como un pájaro hasta llegar al infinito.
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-Amor querido - pronunció su mapu - me estremeces, no sigas fantaseando,
te formé en mi vientre, un día volverás a tu madre tierra; si te vas antes, una
lágrima humedecerá mis ojos.
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Las ramas del álamo se enredaban con la luna facilitando a los amantes sus
caricias al crepúsculo; las golondrinas juntaban sus pajitas para crear sus
nidos; los caminantes descansaban bajo sus sombras; los niños traveseaban
con sus ramas, para los acuarelistas era la inspiración de los paisajes
chilenos. Los coquis, conejos, lagartijas, retozaban entre los lirios, amapolas,
margaritas; los rojos algarrobos rodeaban el prado.
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Al empinarse el amanecer, cayó una espesa neblina; los cañaverales
danzaban como brujas, entre los rayos y relámpagos: las aguas del riachuelo,
trazando un zigzag, ennegrecieron, los cuervos se ocultaron. Entre los
matorrales se distinguía la figura de un hombre armado de un hachón que
reptaba sigilosamente por el pasto. El álamo lo seducía. Su alma tenía
53. manchas negras; sus ojos se transfiguraban en moneditas de oro. Se
aproximó abatiéndolo en un excitante combate. Fue un golpe seco. Sus hojas
miraron al cielo; de agua corrió entre sus astillas. Su Mapu lo sostuvo, clamó
una bendición al cielo y abriendo sus brazos lo recibió con un profundo
ronco llanto.
Malvina Álvarez Ramírez
Enero 5 de 2014
Santiago Las Condes.
54. Enrique Escobar
Psiquiatra chileno- venezolano rancagüino, escribidor, expreso político,
EL CEMENTERIO ES DE TODOS
Entramos esa noche al cementerio, orondos les leímos poemas a los
muertos, aquellos no pulverizados se alborotaron y terminaron aplaudiendo,
los que estaban muy atrás no alcanzaban a escuchar e invadieron el patio del
recital. Los esqueletos vernáculos protestaron: Son demasiados, no nos dejan
respirar, pero nosotros también tenemos derecho, reclamaron los recién
llegados. Uno de los esqueletos le sacó la calavera a un vecino descuidado y
se la lanzó a los propietarios, que contestaron igual. El resultado catastrófico
fue un cerro de calaveras que sumergieron al mausoleo principal. La
dirección dictaminó: no se admiten poetas, ni siquiera los fallecidos.
Enrique Escobar Fernandoy
55. Andrea Camila Troncoso
Licenciada en Letras, Universidad Diego Portales, Maestra en Desarrollo
Humano, Universidad Iberoamericana de México. Actualmente es Directora
de Programas de Corporación CreArte.
El Cuerpo y la Espiritualidad unificados a través del Arte, la Poesía y el
Juego
Para empezar a conversar sobre una visión holística del ser humano, el autor
que ha sido más significativo para mi experiencia ha sido Ken Wilber
(2001). Desde la psicología integral, ha integrado al estudio de la conciencia
muchos modelos, entre los cuales presentaré dos que sirven para situar el
cuerpo y el espíritu desde una perspectiva holística. De la Filosofía Perenne,
Wilber abstrae un modelo que llama “La Gran Cadena del Ser”. Esta
jerarquía es una disposición holónica que a la vez incluye y trasciende el
nivel anterior. Cada nivel se diferencia entre sí por su diferente grado de
complejidad, totalidad y capacidad integradora. En primera instancia existe
la dimensión material, que es el reino de lo físico. Luego está el cuerpo, que
sería la dimensión biológica del ser, que a la vez integra y trasciende a la
materia. Luego está la mente, donde se sitúa el fenómeno psíquico, que a la
vez integra y trasciende los niveles anteriores. Luego está el alma, que es el
campo de lo teológico, que a la vez integra y trasciende a los niveles
anteriores. Luego está la dimensión del espíritu, donde se encuentra la
56. dimensión mística del ser humano. Este nivel integra y al mismo tiempo
trasciende a los anteriores, lo cual significa que está compuesto por todos,
pero al mismo tiempo es más que la suma de todos ellos (30). A partir de
este modelo, se puede comprender la inseparabilidad del cuerpo y el espíritu,
siendo parte de un mismo holón u organismo dinámico y complejo viviente
(es decir, para ser espirituales, no podemos dejar de ser, primero, materia,
cuerpo, mente y alma). Pero al mismo tiempo, pone de relieve la aún
misteriosa dicotomía entre cuerpo y espíritu, donde el espíritu está
compuesto y es el principio creativo de todas las totalidades anteriores
(materia, cuerpo, mente, alma), pero al mismo tiempo las trasciende (es más
que la suma de sus partes).
El segundo modelo es una versión más amplia del primero, organizado en
nueve niveles, aplicado a las dimensiones específicamente humanas: el
modelo del “Espectro de la Conciencia”. En el primer nivel encontramos las
estructuras físico- sensoriales, que son los componentes materiales el
cuerpo, más percepción y sensación. El segundo nivel es en lo emocional-fantásmico,
donde se encuentra la conciencia emocional, sexual, instintos,
libido, imágenes y las primeras formas mentales. El tercer nivel sería la
mente representacional, que corresponde al pensamiento pre operacional,
basado en símbolos. El cuarto nivel es la mente regla/rol, que sería el
pensamiento pre operacional concreto. El quinto nivel es el reflexivo-formal,
la primera estructura que puede pensar, y pensar sobre el pensamiento. El
sexto nivel es el existencial, donde se encuentra la visión-lógico, inclusiva,
integradora, donde se lleva a cabo la unificación mente-cuerpo (centauro). El
séptimo nivel es el psíquico, donde pueden presentarse facultades
paranormales, y es el inicio de desarrollo transpersonal, espiritual o
contemplativo. El octavo es el nivel sutil, morada de formas luminosas y
57. divinas, de arquetipos transpersonales reales, donde está la mente intuitiva.
Por último, está el nivel causal, fuente pura y no manifestada del resto de
los niveles inferiores. Es el Absoluto, Fundamento y Realidad de todos los
niveles (141-144).
A partir de este modelo como dijimos, están integrados todos los niveles del
ser, desde el cuerpo hasta el espíritu, fundamento y realidad inmanente en
todos los estadios o dimensiones del ser. Pero la conciencia que el ser
desarrolla a través de su crecimiento va desde los niveles inferiores (materia-cuerpo)
hacia los superiores (alma-espíritu). Por lo cual es importante
desarrollar estos primeros niveles para poder luego trascenderlos e
integrarlos en un nivel más complejo de conciencia.
Para Lowen A. (1998), la persona experimenta la realidad del mundo a
través de su cuerpo, pues el ambiente externo impresiona a la persona
porque choca con su cuerpo y afecta sus sentidos (12). Así mismo, una
persona, al perder contacto con su cuerpo (por perder vitalidad o por
despersonalización con su cuerpo) pierde la noción de realidad, pues deja de
sentirla (13). El cuerpo entonces, vendría a ser el vehículo de comunicación
entre la realidad interna y subjetiva de la persona, el contacto con los otros
(lo intersubjetivo) y la realidad del mundo natural, el ambiente, lo objetivo
(A lo cual Wilber denomina los tres Yoes: el Yo, el Tú y el Ello). En esta
relación del yo-cuerpo con el mundo, Gallo. L (2010) explica que éste no se
reduce a un mero objeto de experiencia, ni tampoco a un mero sujeto que
experimente. El cuerpo entonces no sería ni objetivo (como se lo ha tratado
en occidente desde el mecanicismo) ni subjetivo (como podría ser una visión
subjetivista o romántica de la realidad). El cuerpo sería al mismo tiempo
ambas cosas, lo cual Gallo L. denomina como una relación quiasmática: hay
una implicación entre ambas dualidades que constituye una unidad, ya que
58. para el ser humano no es posible la una sin la otra (8). Esta integración
puede quedar ejemplificada con la siguiente afirmación del autor: “El cuerpo
se abre al mundo y es en esa relación como el mundo adquiere significación,
el mundo graba en-el-cuerpo y el sujeto encarnado transforma el mundo”
(9).
A partir de esta visión unificadora entre el cuerpo y la espiritualidad, es
donde me hace sentido aplicar al desarrollo humano, como facilitadora
educativa de niños/as, la conciencia y el desarrollo de la corporalidad
integrada a la espiritualidad, desde una perspectiva bio-psico-social-espiritual.
La educación holística que propone Ana María González Garza
(2009) me parece un enfoque adecuado de trabajo pues prepara a los niños
para enfrentar la vida desde la unicidad de su ser y quehacer. Más que una
educación centrada en la información, la disciplina, la conducta y los
procesos cognitivos, la educación holística busca educar para la vida,
facilitando el proceso evolutivo de la conciencia; este proceso es definido
por la autora como la capacidad de darse cuenta del ser, estar y actuar en el
mundo, así como de la realidad que le rodea (177-178). La finalidad última
de la educación holística es educar para la vida, en y para la libertad, y hacia
la trascendencia (178). Para ello, el educador acompañará el aprendizaje
desde el Enfoque Centrado en la Persona de Rogers, relacionándose con el
alumno desde el profundo respeto, la congruencia (“Ser maestro es ser uno
mismo”), la aceptación incondicional y la empatía, facilitando un proceso de
autoaprendizaje y autodescubrimiento.
Llevando a la práctica esta perspectiva a través de un programa psico-educativo
que realicé en México, con niños/as de 7 a 12 años, fue que pude
conocer y promover tres herramientas de intervención que fueron
fundamentales por su naturaleza integradora: el juego, la poesía y el arte. En
59. primera instancia, la necesidad y motivación expresada por los niños/as me
llevó a integrar el juego al inicio de cada taller, teniendo un aumento muy
significativo en el entusiasmo de los niños/as, en la integración grupal, en el
aumento de la confianza entre ellos/as y su concentración posterior para los
ejercicios artísticos. Claramente luego de esta experiencia integré el juego al
programa como herramienta de intervención, pero ahora ocupando la
premisa de que éste también los llevaría a desarrollar sus habilidades social
y su motivación. Pude vislumbrar lo positivo que era el juego para los niños,
hasta que un día escuché a uno de mis niños gritar con todo su corazón
mientras jugaba: “¡Soy libre, soy libre!”, dejándome atónita ante el poder
mágico del juego. Ahora, gracias a la lectura de Yasenia Pateti (2008) en
“Educación y Corporeidad” logro comprender mejor su poder.
En primera instancia, para la autora se hace muy importante integrar en la
escuela y en la educación un espacio recreativo, puesto que la sociedad
occidental genera una dicotomía entre el cuerpo y el intelecto, siendo éste
último quien recibe el valor y el desarrollo escolar. La corporalidad, por otro
lado, se deja para las áreas de la educación física, sin encontrar lugar dentro
del ser humano integral, lo cual ayudaría a relacionar el cuerpo con sus otras
dimensiones humanas, y también lograr el adecuado desarrollo de las
habilidades motoras (18-20). Según la autora, el juego espontáneo (en el
recreo) es la única instancia donde la corporalidad puede integrarse en la
totalidad de la experiencia, para la creatividad, la fantasía y el aprendizaje
transverso e integral. Al mismo tiempo, el juego es una fuente inagotable de
relaciones y culturización, ayudando a la formación social del niño. En el
juego entonces la corporalidad puede ser vivida y sentida, experimentando el
niño/a, con frescura, la relación consigo mismo, con el otro y con el mundo.
Esta experiencia del cuerpo vivido como totalidad y cargado de un contenido
60. emocional, es lo que ayuda al niño a desarrollar las diferentes funciones
mentales, que solo pueden ser expresadas de forma unidual desde la
corporalidad (117). Esto me ayuda a comprender que el juego no sólo tiene
importancia en la dimensión social del niño, sino comprender cómo
contribuye a su experiencia de integración como persona, desde su
dimensión corporal, psicológica, social e incluso espiritual, desde el
desarrollo de la libertad, la creatividad y una relación sana con el mundo.
Al mismo tiempo, he integrado en mi experiencia como facilitadora, el arte y
la poesía, por considerarlo una herramienta de exploración personal y
existencial, así como de la creatividad, y el desarrollo de la capacidad
transformadora de la experiencia de los niños/as con su mundo. No fue
menor mi sorpresa y agrado encontrarme con el libro “Inteligencia
Espiritual” de los autores Marshall I. y Zohar D. (2002), aclarándome cómo
el arte y la poesía pueden ser también un camino hacia el desarrollo
espiritual.
Una definición que estos autores dan a la Inteligencia Espiritual (IES) es a
partir de su capacidad de reformular y recontextualizar la experiencia, lo
cual hablaría de una capacidad transformadora de nuestra comprensión de la
realidad (78). Los autores hablan de seis caminos para desarrollar la
conciencia espiritual. Uno de ellos, el cuarto, es el camino de la
transformación personal, cuyo tipo de personalidad es la artística, su
motivación la creatividad, y su énfasis espiritual es la totalidad, la búsqueda,
la individuación (250). La tarea psicológica y espiritual de quienes toman
este camino es la integración personal y espiritual, debiendo explorar las
alturas y profundidades de nosotros mismos, teniendo que unir las partes
fragmentadas para convertirnos en una persona independiente e íntegra. Este
camino, en su forma más inteligente espiritualmente, lleva a encontrar
61. nuestros aspectos perdidos o fragmentados de nuestro ser más allá del ego y
la cultura existente, para encontrar allí “en el pozo infinito del centro” (251).
En este sentido, he integrado el arte y la poesía para educar no
necesariamente en este camino, sino que para incentivar la individuación, la
búsqueda de la esencia del sí mismo más allá del ego y la cultura, para
empoderar a las personas desde la transformación de sí mismas hacia una
mayor libertad en su ser, actuar y estar en el mundo, construido junto a otros.
Particularmente la visión de Luis Weinstein (2006) integra la espiritualidad
con la práctica de la poesía y el arte en la vida cotidiana, considerándolas
como un medio y un proceso de exploración, autoconocimiento y
comprensión; como explicación y búsqueda de sentido de la experiencia
subjetiva del individuo en su existir en el mundo, hasta llegar algún día a su
máxima expresión: la belleza y el sentimiento del absoluto. El autor entiende
el arte y la poesía “como sinónimo de la situación humana, de nuestro lugar
en el cosmos como testigos del universo y su belleza, como co partícipes de
la creación. Lo emblemático, a ese respecto, es la frase de Novalis, ‹la poesía
es la salud trascendental…›” (Weinstein 2006)). Lo poético y artístico como
mirada, una dimensión, una esencia del mundo, de la vida, del ser humano,
y quizás del ser en sí. Y no necesariamente tiene que existir a través de un
objeto artístico, sino que lo trasciende en la sonrisa de los niños, la
profundidad de un diálogo, la comunicación en el amor” (Weinstein 2006).
Porque integra “momentos expresivos del amor, la amistad, la comunicación
profunda, la necesidad y la vivencia de utopías, la capacidad de servir, de dar
las visiones de la naturaleza, de fantasías, de sueños, de acciones colectivas,
de descubrimientos teóricos o científicos” (Weinstein 2006). Desde esta
concepción, Weinstein entrega ciertas orientaciones y supuestos de cómo
propiciar el “guiar poético”, utilizando como base un modelo de
62. comunicación humanista, donde el guía poético acompaña
democráticamente desde un yo a un tú. Así, desde un modelo Socrático,
promueve un proceso de aprendizaje que lejos de entregar verdades, entrega
preguntas, con el único objetivo de despertar el amor por las posibilidades
creativas y poéticas de cada ser humano, escuchando cómo la poesía
discurre como respuesta a estas preguntas, como transparencia del sentir;
compartiendo el guía, su propio proceso de estar en el mundo (Weinstein
2006). La posibilidad o elección de encontrar respuestas a los
cuestionamientos fundamentales sobre nuestro origen, destino, y sobre todo
del sentido de estar vivos y comprender las dimensiones de la vida y el
universo, es considerada por Juan Lafarga (2013) como la dimensión
espiritual del ser humano, a partir de ciertas creencias y convicciones. Para
Lafarga, este sistema de creencias que dan sentido a la vida de cada
individuo, no vienen de explicaciones racionales, sino de una capacidad de
fe y de intuición. Muchas veces y en primera instancia las creencias son
aprendidas, y para realmente hacerlas conscientes y elegirlas
responsablemente necesitan evolucionar con la ampliación de la consciencia
y con la armonía en la satisfacción de nuestras necesidades básicas (Lafarga
2013). Pues, no podemos separar en el ser humano, como ya hemos visto,
las dimensiones del ser humano, que van de lo biológico, a lo psicológico, a
lo social hasta lo trascendente. Para Lafarga, la experiencia culminante de la
espiritualidad desde el desarrollo humano, es “la creciente armonía en la
integración con uno mismo, con los demás y con el universo. Es un estado
de bienestar en que todo lo que sucede tiene sentido, una experiencia de
amor y alegría conscientes que no es interrumpida por los acontecimientos
adversos y que magnifica las experiencias de felicidad” (Lafarga 2013).
63. Para terminar esta conversación, me surge desde lo personal una reflexión
sobre la unificación del “ser” y el “hacer”, donde me doy cuenta de que este
camino que busco y construyo es lo que también soy. El arte, la poesía y el
juego, son para mí las mayores expresiones de libertad, de búsqueda de uno
mismo, de mayor comprensión del universo, del absoluto, de los otros y de
mi forma de relacionarme con todo ello desde mi espiritualidad. Para mí, la
felicidad es poder realizar mi quehacer en sincronía con lo que soy, desde
mis aprendizajes y experiencias, hasta la educación holística que promuevo
en los niños/as en el camino hacia una conciencia integradora. Creo que en
el “ser” y “hacer” converge la unificación de nuestro cuerpo y nuestra
espiritualidad, pasando por todos los estadios de nuestra conciencia y
nuestras dimensiones bio-psico-sociales y espirituales, que hemos revisado
en este texto a partir de diferente miradas-autores, diferentes herramientas, e
inevitablemente desde mi propia experiencia personal, que es la mirada de
este ensayo.
Bibliografía
Gallo, L. (2010). Los discursos de la educación física contemporánea.
Bogotá: Kinesis.
González, Ana María (2009). Educación Holística. Barcelona: Kairós.
Lafarga, J. (2013). Desarrollo Humano: el crecimiento personal. México:
Trillas.
Lowen, A. (1998). La tradición del cuerpo. Análisis Bioenergético. Buenos
Aires: Era Naciente.
Marshall I. y Zohar D. (2002). Inteligencia Espiritual. Barcelona: Mitos.
Pateti Yasenia (2008). Educación y Corporeidad. Colombia: Editorial
Kinesis.