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Revista 
Co.incidir 2 
Segundo número 
Abril 2014 
Revista virtual, artesanal, en que coinciden, se conocen, dialogan, cooperan, 
amigas y amigos de la ecología y de la poesía, de los cuentos y de los 
derechos humanos, de los ensayos y de los sueños, del espesor de la 
cotidianidad y del vuelo del espíritu. 
Editores de este número son María Alicia Pino, Catherine Fieldhouse, Pablo 
Porcel, Julio Monsalvo, Eduardo Yentzen y Luis Weinstein
Indice 
Bienvenida 
Sofía Orellana 
Meditaciones 
André Barré 
Sala de Hospital 
Herman Thenoux 
Profundidades Latentes 
Juanita Tagle 
Haiku en el Jardín 
Tejedoras. Trama, hilo y lana 
Ángeles Núñez 
Mujeres en Claves de Marzo 
Alejandro Illanes 
Víctor Jara 
Velando tus sueños 
Héctor Torres 
¡Mierda… se recocieron mis camisas! 
La plaza de Angol 
Soliloquio en tu vereda
Claudio Schuftan 
Aquel 11 de Septiembre 
Iris Leal 
El relato 
Abrazo 
Noche 
Frutos 
Jorge Flores 
El Árbol 
LA Puerta 
El Miedo 
Luz Conteras 
Cae, Cae 
Mabel Rodríguez 
Seres iluminadores 
Malvina Álvarez 
Hijo del viento 
Enrique Escobar 
El Cementerio 
Camila Andrea Troncoso 
El Cuerpo y la Espiritualidad unificados a través del Arte, la Poesía y el 
Juego
Desarrollo comunitario y humanismo: un enfoque integrador 
Educación para la vida: practicar y promover el desarrollo integral 
Luis Bustos 
Amor sin barreras: “La permanente tensión entre Capuletos y Montescos”. 
Carmen Obreque 
Nelsa Zulena, que lejos estás del Uruguay 
Carlos Crosa 
Blue Jazmin 
Golpe de Calor 
Romina Corradini 
5 de Marzo. Miércoles de Madrugada 
Eduardo Acevedo 
Energías limpias 
Luis Weinstein 
La Plaza del Encuentro del Desarrollo Humano y la dimensión Poética de la 
vida. 
Palabras Amigas 
Julio Monsalvo 
El rincón de la Alegremia
Bienvenida 
Amigas y amigos, va el saludo de los zulúes: Sawu Bona, te veo. 
Sí, esta revista virtual, artesanal, desea promocionar la amistad y, para eso, 
se va difundiendo de amistad en amistad… 
Por eso, nos vemos, tratando de que ese verse nos haga más integrados, 
con la amistad bien puesta en este compromiso de acercar la educación, la 
salud, el arte, la ciencia, la acción social, la espiritualidad, con sentido de la 
coexistencia, con alta alegremia, con mirada al otro projimológica, con la 
dimensión poética de la vida, con tribuna para los derechos humanos. 
Aquí estamos otra vez ¿Y qué fue…? 
Para empezar, entre tanto proyecto que permanece en el camino, éste, contra 
la corriente cultural dominante porque está a favor de una nueva mirada a 
la realidad, a la convivencia, al ser humano, al derecho de que no se 
escondan los temas ni las relaciones entre los temas ni las formas de encarar 
a los temas y a sus relaciones…, esta revista ha hecho sus primeras raicillas, 
tiene colores de buena salud, suben los adherentes… ya hay frustrados por 
no poder instrumentalizarla para fines particulares . 
Dijo Gabriela Mistral: “escribir me suele alegrar; siempre me suaviza el 
ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil.” 
Te veo, te suele pasar lo mismo. Entonces… esta puede ser tu casa. 
Colabora, invita a más lectores y lectoras y vamos formando coincidentes, 
que lean, que comuniquen lo que escriban, que aporten a la integración para 
una forma más saludable de vivir y entender la realidad.
Sofia Orellana 
Educadora, sentipensadora espiritual 
MEDITACIONES Sobre la vida: 
Misterioso misterio flotando en un espacio incomprensible, sin 
principio ni fin; moviéndose en un estado de eterna vibración encarcelada en 
el cerebro, y mediante ojos que buscan sin derrotero fijo, una respuesta, 
cierta o huidiza. 
Mis moléculas, vibración de inconmensurables átomos, están fundidas 
dentro de algo que llamamos vida, aprisionada dentro del crisol que agita la 
muerte. 
Soy un momento, para no ser el siguiente; el eterno ser y no ser; soy 
actriz de hechos que supongo ocurren y que constituyen aquello que se llama 
historia. 
Interrogantes: 
¿Seremos reflejo de un juego de pensamientos o de movimientos 
vibracionales cuyo roce nos da los atisbos de los que se llama vida?, ¿o 
acaso seremos productos de juego de dioses? y, ¿Qué son dioses? y, ¿Qué es 
Dios, con mayúscula? ¿Acaso aquello, no es sólo producto de pensamientos 
que en el fondo son vibraciones o energía que muestran figuras inmateriales 
a los hechos y acciones nuestras? 
¿Qué significa existir?: estoy, existo, porque mis sentidos me hacen 
ver, oler, escuchar, palpar. O ¿Acaso estaré perdida en un loco juego como 
un ajedrez, plasmado dentro de mi mente o estoy flotando dentro de un 
misterio, que me mece y se llama vida? 
Analizo, medito y me tranquilizo con mis vagas conclusiones que me 
afirman. De este modo continúan las preguntas. 
Sobre el pensamiento: ¿Es una energía espiritual? No por pureza sino por no 
tener consistencia física, alojada en la mente; al carecer de espacio debe 
retornar al infinito y en su búsqueda aparece la palabra hablada ocupando el 
sonido; de esta manera ella tiene la potencia de convertirse en acción y esta 
acción en creación. La creación nos hace dioses, que actúan a la luz del sol o 
en las tinieblas de la noche. 
Sobre el alma: Pero, ¿Qué es el alma? ¿Si el pensamiento es energía 
espiritual, es producto del alma o es el alma misma? ¿Si el cuerpo es un 
envase, una cáscara, somos alma?,¿ qué es la parte eterna del ser humano? 
Donde estoy yo, tú, los otros. Entonces… ¿Que es la vida?
André Barré 
André Barré es el nombre literario de un médico y escritor chileno. Es un 
conocido científico, con estudios y cargos importantes en diversos países 
del mundo. Jubilado, ha podido entregarse a la literatura, su pasión de toda 
la vida 
Sala de Hospital 
El Dr. Alfredo Fernández, a los pies de la cama de una enferma en su sala 
del Hospital Clínico, apartó su mirada de la historia médica que redactaba, a 
causa de que escuchó varios pasos sonoros y rápidos en el pasillo de acceso. 
Al ver hacia la amplia puerta, pudo observar, no sin asombro, a un grupo del 
personal, algunos vestidos de blanco y otros de azul, que solicitaba permiso 
para entrar y entregar a la señorita Helena, de la cama siete, los ramos de 
flores, cajas de chocolates y alhajas que portaban con máximo primor. La 
sala se inundó de un murmullo y de risas contenidas de las asiladas. La 
aludida, tímidamente, se sumergió entre sus sábanas con este alboroto. 
Impactado, Alfredo no comprendió lo que estaba ocurriendo; por esto, y en 
busca de una aclaración, se encaminó a interrogar a su amigo y colega 
Manuel que se encontraba en la sala vecina. 
Esa mañana, tan pronto ingresó a su sala, el Dr. Manuel Díaz se le acercó, 
presuroso y agitado, para pedirle que lo reemplazara en la atención de sus 
pacientes, pues tenía un llamado urgente del Convento de las Carmelitas de 
Claustro, cuyos miembros estaban bajo sus cuidados profesionales. 
_Seguro_, le respondió, _vigilaré también a tus pacientes-
_Gracias_, contestó Díaz y salió corriendo mientras se quitaba la capa 
blanca, lanzándola sobre el mesón de la enfermera que escuchó asombrada 
la dedicación profesional del médico a las religiosas. 
Al día siguiente, el Dr. Fernández observó que habían recibido en su sector a 
una joven cuya ficha de ingreso estaba firmada por su amigo Manuel. Este 
se acercó, saludándolo con afecto, y manifestó estar agradecido por su 
reemplazo; luego, le solicitó que, por tener él mayor experiencia, aceptara la 
responsabilidad de esa paciente suya del convento y lo mantuviese 
informado de la evolución. Alfredo asintió. 
El día anterior, al concurrir Manuel a la cita de la congregación, no se formó 
una idea de la causa de la afección de la muchacha, por lo que decidió 
hospitalizarla en la institución donde ejercía. Era una mujer de unos treinta 
años, pelo azabache, de piel blanca, con rasgos europeos y bellos, ojos 
oscuros y expresivos, cejas espesas demarcadas, peso corporal de acuerdo a 
su estatura. Ahora, Alfredo la tenía a su cargo para la identificación de su 
patología y recuperación. 
Desde hacía varios días la mujer estaba febril, sin un origen evidente. Ya en 
el nosocomio se le tomó muestras para el laboratorio, se ordenaron 
radiografías y se llenaron varias hojas solicitando interconsultas. Al 
practicarle el examen físico, comprobó que era una hermosa mujer: cintura 
estrecha, caderas amplias, piernas bien formadas, senos pequeños y 
armónicos con su físico; sin quejarse de cefalea, dolores musculares ni algún 
signo extraño, salvo su temperatura corporal que persistentemente señalaba 
38.5 C°, era una persona que se veía saludable. 
Estaba por finalizar la quinta mañana y Fernández, sin tener clara la 
patología de la monjita, escuchó unos fuertes taconazos en el pasillo de 
acceso y una ronca voz que preguntaba por el Director del Hospital, a quien
quería expresarle sus quejas, y por el médico tratante de su asilada débil, Dr. 
Manuel Díaz. Compungido este, pero calmo, salió para atender a la Madre 
Superiora que con decisión jerárquica y amenazante inquiría información 
sobre Helena, a quien consideró prácticamente secuestrada de su alero 
místico. Transfigurada en un energúmeno, evocaba a un personaje de terror, 
quizás a un cuervo, con su hábito oscuro y su toca de puntas. La astuta 
enfermera de la sala, al escuchar este escándalo, se escabulló para dirigirse a 
la administración y advertir al Sr. Director de lo que ocurría: una mujer 
uniformada amenazaba hacer un escándalo. Ella le sugirió no recibirla, ante 
lo que el Director, Dr. Molina, estuvo de acuerdo e impartió las órdenes 
pertinentes. 
Espantado por el bullicio, el tímido Alfredo saltó por el balcón de su sala, 
ocultándose tras los matorrales del jardín hospitalario, dejando a Manuel 
poner la cara y dar explicaciones sobre lo inexplicable a la Madre Jefe, pues 
los exámenes e interconsultas practicados a la fecha nada habían aclarado. 
Cuando presintió que el fenómeno se había marchado, regresó al interior 
para encontrar a Manuel, tirado en un sillón de la enfermería, pálido y 
sudoroso. 
_Tenemos que encontrar la causa de la fiebre de la novicia_, dijo en un 
suspiro. _De lo contrario, la superiora amenazó con llevársela y soportar con 
fe el designio divino, sin la colaboración terrenal de nuestra medicina. Y esa 
decisión no será aceptable para las autoridades del Clínico_, masculló el Dr. 
Díaz, _siendo nosotros los responsables. 
_ ¿Autoridades? ¡Miéchica!_, dijo Alfredo, quién, en ese momento, recordó 
que el Director del Clínico era un excepcional profesional y profesor de 
medicina. _Le haré citar en interconsulta para que entreviste a la paciente 
durante las primeras horas de la mañana.
Un día después, al llegar Fernández, había silencio entre las mujeres. En la 
semana anterior, por el contrario, se vio un alboroto. La novicia era la 
causante de saludos matinales con pícaras bromas de tono erótico, mas, el 
día presente todo era silencio. La joven monjita tapada hasta la frente no se 
mostraba. Y ¡Oh!, ¡sorpresa!, su hoja de evolución, a la cabecera de la cama, 
mostraba que la curva de su temperatura corporal iba en descenso. 
La enfermera les informó que Helena fue examinada el profesor Molina muy 
temprano; la había hecho llevar por ella a una habitación privada donde 
permanecieron, paciente y médico, durante una hora, al cabo de la cual la 
joven regresó a su lecho, asorochada y silenciosa. El Dr. redactó sus 
conclusiones en el mesón de la enfermería; luego, entró a la sala para 
despedirse de la joven enferma con un beso sonoro y se retiró sin 
explicación alguna. Helena permaneció sumergida bajo el albo cubrecamas 
por pudor a las indiscreciones. Quizás, por primera vez en su breve vida en 
gran parte aislada de la agitación mundana, sentía que una extraña y nueva 
emoción la embargaba hasta su sentir más profundo; todo ocurrió tan rápido 
e intenso, dejándola anonadada. 
Alfredo y Manuel comprendieron de inmediato que el profesor seguiría a 
cargo de la joven mujer, y tenían que esperar ser llamados para seguir sus 
instrucciones. Por el momento, aunque callada, la paciente siete terminó por 
aparecer en superficie, estaba mejorada y aceptó animosa las bromas de sus 
compañeras. 
Como lo pensaron, el Dr. Molina les citó e informó que la enferma Helena 
estaba sana, física y mentalmente; su síndrome febril era de origen 
idiopático, ocasionado por el aislamiento riguroso del claustro, y cedería en 
forma espontánea al llevar una vida normal. Por lo tanto, debía ser dada de
alta. Él se pondría en contacto con la Madre Superiora del Convento para 
entregarle las justificaciones debidas. 
Esa tarde se vio salir del Hospital Clínico a una bella mujer de tacones altos, 
alhajada, vestida elegante y escoltada por personal impecable, para subirse a 
un cadillac color rojo, descubierto y con el propio Dr. Molina, sonriente, 
acomodado al volante. 
André Barré (S) 
Nota: La posible coincidencia de ambientes, personajes y trama, imaginados 
por su autor, con posibles hechos acontecidos en la realidad, es un mero 
juego del azar.
Herman Thenoux 
Herman Thenoux Deutshmann. 32 años, Pintor, fotógrafo y escritor, 
inspirado en la comunión interna con el cosmos. Intento acercarme al reino 
donde las palabras rozan la eternidad y el silencio permanece latente 
esperando a ser experimentado en carne propia. Buen viaje a lo profundo de 
lo simple es mi deseo en estas letras, al origen de nuestros mundos en este 
mundo. 
Profundidades Latentes 
Entre espacios de cielo craquelado de nubes 
Danza el ígneo brillo pulsátil 
Inundando de luz velada 
Claros de cielo estrellado 
Miríadas de océanos se elevan al cosmos 
Entre nebulosas de rocío plenas de vida 
Reflejando universos sobre espejos celestiales 
Entre radiados cuerpos de algodón henchidos de luz 
Sus rayos convergen sobre un sol de cobre 
Suspendido en el atardecer de los cielos 
Enviando en el último destello de su pupila eterna 
El origen de la vida a esta tierra. 
Danzando en la oscuridad del alba 
Envuelto en destellos de lucero 
El mando frio de la noche permanece suspendido 
En la oscura silueta del árbol 
Iluminando su interior desde las entrañas de la tierra 
El cuerpo de lava asciende reptando su sinuosa corteza 
Inundando en sabia inflamada ríos de venas ocultos 
Sobre su cuerpo moldeado por el pulso subterráneo
Oscuras escamas resplandecen bañadas en polvo de diamantes 
Al impulso cósmico creador de estrellas que fulgura entre sus ramas 
Elevando la noche a la aurora naciente 
Sobre índigos cielo de cristal 
Profundas raíces dan a luz estrellas 
Sobre gotas de rocío caídas del cielo 
Extendiendo en brillos de zafiro 
El fruto luminoso de la comunión del árbol y el infinito.
Juanita Tagle 
Juanita Tagle Miranda 
Pintora, 
Recolectora de semillas 
Hierbatera 
nací en hurtado 
crecí en el Norte Grande de Andrés Sabella 
vivo en Santiago añorando día a día la Bahía de Antofagasta , el cielo, los 
yuyos y el Río Hurtado. 
Parí cuatro hermosos hijos 
María Sol, Pablo Alejandro 
María Jesús y Juan José. 
Creo en la tierra, el bosque, en las profundidades del mar 
Amo el musgo, los zarcillos de la parra y las matas de zapallo. 
Adoro el picaflor 
y la familia de zorzales que tengo 
en mi pequeño jardín 
Tengo una cercanía especial con las aves 
será porque vivo en el aire 
sufro de estados nostálgicos media tristona a veces 
habitada hoy por el amor 
Fanática y admiradora numero uno de José Pepe Mujica 
me gusta la música griega. la opera, el canto 
general de Mikis Theodorakis 
y levito con la sinfonía número 5 Adagietto de Mahler, 
para espantar depresiones la música africana 
Me gusta decir al viento mis temores y mis añoranzas 
es una forma poética de decir que hablo sola 
Creo que esta bueno por ahora solo debía hacer una presentación de mi 
persona. 
The End. 
Juanita.Tagle Miranda 
Santiago 
Año 2014.
Aiku en mi Jardín. 
I.- El zorzal quieto espera la lombriz 
yo quieta miro al zorzal. 
II.-Vuela el zorzal atrapó la lombriz. 
III.-Yo tras la ventana no puedo volar. 
IV.- Seis de la tarde 
despedida se va el zorzal se va el sol se va el día. 
V.- Refresca la tarde refrescos los caracoles. 
VII.- Puse trampas para los caracoles…caí yo 
Tejedoras,Trama Hilo y Lana 
María Patricia se llama la primera tejedora, Icha para las amigas. Hace tres 
años se dedica a enseñar telar Witral , egresada como Bio Química de la 
Universidad de Chile. 
Llegué a ella por un artículo de La Nación dato que me envío Manuel junto 
con el regalo del taller para aprender con Icha el tejido del Witral… 
Dice el artículo: 
María Patricia Romero encontró hace algunos años un libro que contenía 
técnicas para la elaboración del telar mapuche, conocido como witral. En 
aquella época era estudiante de bioquímica y de a poco comenzó a intercalar 
la resolución de problemas y ecuaciones -o lo que sea que hagan los 
bioquímicos- con el estudio de técnicas artesanales. 
Hoy dedica todas sus horas a perfeccionar este conocimiento ancestral, 
pero sobre todo a transmitirlo a través de cursos intensivos. Ya lleva más de 
60 alumnas, que en poco más de 3 horas aprenden más que lo básico. 
“Me parece muy importante difundir esta técnica, que corre el riesgo de 
desaparecer”, cuenta María Patricia, quien se pierde en su árbol genealógico 
sin dar con algún miembro de su familia que sea mapuche.
Hoy recorre Colombia la Guajira aprendiendo técnicas de tejido Wayuu, en Panamá 
visito a las mujeres Kunas y aprendió el hermoso trabajo de cestería, desde su sitio de 
facebook nos regala sus imágenes y su aprendizaje, nos traspasa su energía y amor por 
estas técnicas maravillosas ancestrales. Desde que llegué a su taller no dejo de 
admirarla y sorprenderme por lo que hace 
y tejer canastos en la selva es lo máximo de la vida!...Así se desborda en 
alegría desde la Guajira 
El dialogo comienza a tejerse a través de sus imágenes, al final Amerika es 
un solo telar misma gama de colores, mujeres ajenas al bullicio de lo 
superfluo amarradas a fibras naturales tiñendo de colores el paisaje. 
La Icha demás podría estar ejerciendo su profesión metida en un 
laboratorio como se usa hoy en día “generando muchas lucas” pero no, 
ella opta por este paisaje, recorre Amerika Mujer aprendiendo tramas fibras 
llenándose de conocimientos que no se aprenden en la universidad y menos 
encerrada en un laboratorio… 
La Icha tiene la edad de mi hija mayor, cuando voy a sus clases de telar 
mapuche me pierdo porque me quedo mirándola, veo en ella una de mis yo 
que quise ser alguna vez… 
¡¡¡ Salve Icha Reina De Los Telares De Amerika Joven ¡¡¡ 
La clarita, es la Segunda 
Reina Madre Del Crin 
Su quehacer reinó por mucho tiempo en todas las Estaciones del Metro. 
Alguien escribió ya sobre ella en estos cuentos cortos de Santiago en mil 
palabras, para mí es lo más lindo que tiene el metro, los cuentos cortos para 
trayectos de apreturas largas fiuuuuuu..¡¡¡¡ Ah y el mural de Mario Toral. 
Pero decía que la Clarita es una reina de mariposas, las teje en una trama 
delicada, única en el mundo, con cabellos de cola de caballo “crin” viene de 
Rari Pueblo Patrimonio Cultural en Panimávida. 
Lo más lindo de esta trama es que la Icha un día invitó a la Clarita a su taller 
para que enseñara su bello oficio. En ese minuto sólo los dioses estuvieron 
presentes. Yo imagino el primer contacto visual, después la palabra, después 
el intercambio de saberes… la generosidad de estas dos mujeres de darse en 
un saber de hilos. 
¡¡¡ Salve Clarita De Las Mariposas.¡¡¡
Si van al centro y caminan por calle Bandera cerca del antiguo Congreso en 
una esquina esta la Clarita bella tejiendo mariposas que vuelan imagen que 
pocos se detienen a mirar…andan todos apurados no viviendo la vida . 
María Isabel es la tercera. 
Dama Antigua Del Frivolite, meses atrás la vi en una feria artesanal por 
Mapocho…yo con mi afán de aprender (por eso quiero a la Icha), siempre 
soñé con aprender el frivolite, técnica antiquísima que está en vías de 
extinción, hace poco encontré al fin el papelito que ella me dio con su 
dirección, vivimos relativamente cerca, vino a mi casa un día, aprendí un 
poco, pero más allá del tejido, me maravillé en su palabra, me encanta 
escuchar vidas bien vividas, vidas con sentido, ella mujer de teatro y poeta 
aprendió el tejido de su madre. 
Me cuenta de un grupo de amigos exonerados políticos que se juntan en 
tertulias de Poesía en el Prais de Puente Alto. Los une la Poesía para 
descartar el dolor; se llaman “canastos de Poesía” ella llena un canasto de 
mimbre, lo llena con tarjetitas en prosa y azul, recorre la feria entre tomates, 
zapallo, papas y cilantro, la María Isabel regala Poesía con humildad y 
dignidad que sólo los grandes de corazón se dan el lujo de regalar. 
Hoy en día es muy raro encontrar personas de este nivel de sabiduría 
¡¡¡ Salve Maria Isabel Reina De La Poesía y Del Frivolite.¡¡¡ 
Yo debería ser la cuarta, sólo que es mi hora en que me voy a mi taller a 
tejer, a bordar con raíces de Laurel, zarcillos de Parra, lanas, hilos, huesos de 
pescado, en eso estoy hoy trabajando, en un Tapiz Bordo lo que la Raíz 
Borda Bajo la Tierra…uniendo el saber de la Icha la Clarita y la María 
Isabel… 
Telar Witral, lana, uso, hilado, naveta hilo, fibras vegetales, frivolite, 
cestería, crin teñido, mimbre para llegar al más intenso color azul, el azul de 
la amistad, el azul de Chagall, el azul de mi amigo Luis, el azul prusia de 
Manuel. 
¡¡¡ Salve Yo.¡¡¡ 
Tagle Juanita Miranda 
Santiago Marzo,13,2014. 
20:53
Ángeles Núñez 
Ángeles Núñez Echenique, uruguaya, docente y educadora de jóvenes y 
adultos vinculada a los movimientos sociales desde muy joven.Desarrolla la 
escritura (poesía, cuentos, artículos, ensayos y entrevistas). Estudió lengua, 
literatura y civilización francesa en la Escuela de Francés Moderno 
(Facultad de Letras de Lausana, Suiza) y obtuvo un postgrado en Pedagogía 
aplicada en "Dirección, Coordinación y Gestión de Programas e 
Instituciones de Alfabetización y Educación de Personas Jóvenes y Adultas", 
en la Universidad Autónoma de Barcelona en convenio con la 
OEI. Asesora pedagógica y académica en proyectos culturales, cooperativos 
y sociales. 
Mujeres en clave de marzo 
Es necesario dejar pasar 
al frente a las mujeres 
por duda o convicción, 
amor o resistencia, 
por esa terca manía 
de acompasar derechos, 
deberes y alegrías. 
Es casi obligatorio clarificar 
ciertas tonterías y blasfemias, 
de alborotadas confusiones 
de extravagante burbuja, 
de indeseables situaciones 
de pretéritas rebeliones
y de presente continuo. 
Sería imprescindible 
tomar las agendas olvidadas 
y trazar círculos de colores, 
en cada hoja suelta que 
nos despierte el alma, 
que acurruque de sueños 
las posibles madrugadas. 
Que no se deje para mañana 
ninguna arena por pisar, 
ningún amor por retener, 
ni ninguna montaña por escalar. 
Que la ternura no confunda 
nuestra condición de ser 
personas liberadas. 
Todo lo que logramos 
no nos ha sido regalado, 
sino 
tramo a tramo alcanzado, 
con cada lucha programada 
antes y después del 8 de marzo.
Alejandro Illanes 
Alejandro Galo Illanes Mora (85), médico, escribe prosa y poesía sobre 
diferentes temas: amor, fe, filosofía, algunos de ellos contrarios a la 
violencia. Como Profesor de la Facultad de Medicina (U.de Chile), por sus 
ideas, se exilia en 1974. Refugiado, investiga en las Universidades de 
Canadá (Manitoba), y Suiza (Berna). Jubila de la U. de Oriente, Venezuela 
(96) y regresa a Chile (2001) donde sigue creando versos libres, musicales, 
que claman por amor e igualdad de derechos sociales, en libertad. 
VÍCTOR JARA 
Víctor Jara no ha muerto, 
Víctor Jara respira y canta 
en cada guitarra, en cada huerto 
donde florece la esperanza 
de un jardín mejor 
Víctor Jara no ha muerto, 
Víctor Jara no ha muerto 
Víctor Jara guía las estrellas 
hacia un firmamento de amor, 
dejando a los cometas decir. 
Víctor Jara palpita y canta 
Víctor Jara no ha muerto 
Víctor Jara vive en nosotros, 
Víctor Jara canta por cada uno 
por cada uno de nosotros, canta 
y su guitarra no implora 
su madera entona 
canciones de libertad
para un pueblo dolido 
que solo espera igualdad, 
de pie, con dignidad. 
V E L A N D O T U S U E Ñ O 
Cuántas noches de amor 
rosaron tus mejillas 
Cuantas noches de amor 
cerraron tus párpados a besos 
Y ahora duermes, quizás recordando, 
soñando, el soplar de las nubes 
cuántos frutos dejaste 
en el olvido del tiempo 
Y que ahora te recuerdan, 
a ratos, 
cuanto saber derramaste 
sobre ellos, tus hijos 
que ahora solo memoran 
las nieves sobre tus cabellos 
Y reposas y sueñas 
tantas horas de felicidad 
y anhelos alcanzados 
y gozados 
en esa larga playa que alisa el viento 
De arenas bellas y solitarias 
En que la brisa borra tus huellas 
Nada te recuerda lo que fue 
un horizonte lejano secuestró tu pasado 
Y duermes, reposas y sueñas, 
Como si fuera hoy para ti 
El día en que comenzó todo
Y escuchas romper las olas del tiempo 
A la Dra. Eliana Giglio R. esposa, madre y médico docente 
Héctor Torres 
Héctor M. Torres Toro, nacido en1944 en la ciudad de negrete octava región, 
casado 3 hijas 3 nietas, obrero de la construcción en Chile y Canadá, hoy ya 
(jubilado). 
Autodidacta de origen campesino, poeta, escritor. Varios libros escritos, pero 
sólo dos de poesía publicados. 
En este momento se está montando un documentas sobre su vida política 
sindical y poética. Defensor de la vida y el amor, se confiesa enamorado de 
la vida, el vino y las mujeres. Ama el deporte (futbol) el hockey sobre hielo, 
la rayuela y el ajedrez. 
Se siente defensor de la justicia social, la equidad, la paz y la libertad. 
Le gusta la lectura, la filosofía y la literatura. 
Sus escrito están basados en la poesía, cuentos soliloquios, monólogos, 
testimonios, ensayos relatos lúdicos y con sentido de vida. 
¡MIERDA… SE RECOCIERON MIS CAMISAS! 
El día que decidí poner los pies en el camino y entregarle la mirada al 
horizonte, fue aquel, en que mis conclusiones llegaban a un resultado menor 
al que me dejaba contento. 
Ese día la cumbre de mis sueños pudieron más que el amor de cercanía física 
a mi familia, mi conclusión fue una orden y un apuesta en escena en el 
actuar, me atreví a desafiar el miedo, alejarme del apego de mis hermanitos, 
de mi madre, de mi lugar, de mis amigos, no era fácil, pisaba sobre el 
descontento, y el soñar me ilusionaba, iba en busca de un poco de agua, de 
una brisa distinta, de un aire cultural para mi sed, tenía una gran herida en 
mi alma causada por la daga de la ignorancia y debía curarla, no podía
continuar con aquella molestia, con aquel dolor que me punzaba, necesitaba 
ser una persona con una historia más visible, tal vez no para satisfacer mi 
ego, porque mi nivel de inocencia no podía proyectar un ánimo de 
competencia con nadie, en aquel momento no tenía necesidad de mostrarme, 
ni competir con nadie, más bien era parte del deseo de salir del ahogo y 
necesitaba un oasis para refrescarme, para explorar el pequeño mundo de 
reducidos patrones y limitantes, causados por mi herencia cultural en el 
centro mismo de la extrema pobreza; preso en un mundo desfavorecido, casi 
a la orilla del abandono. 
Una realidad que flotaba en la orilla de un universo mayor; pero distante 
de mi alcance personal, por el que no culpaba a nadie, y si los había yo aún 
los desconocía, me daba vueltas en la oscuridad como un ciego que no sabe 
que existe una o parte de una realidad visible, pero que me gustaría poder 
ver los obstáculos que me impiden proyectarme mejor, de acuerdo a mis 
anhelos, saber quién soy y a dónde poder ir. 
Me despedí de los míos, me fui en silencio pidiéndoles que no temieran por 
mí, me desearon suerte, miré hacia adelante y le dije al camino: nunca me 
dejes sin huella; avancé paso a paso, kilómetro tras kilómetros, mientras en 
su descenso el sol amenazaba privarme de su luz. 
Me despedí de las aves, los árboles y la piedras, me atrapó el silencio y poco 
a poco sucedió lo que no esperaba: se me oscureció el mundo por unos 
instantes, se humedecieron mis mejillas, y me asustaron las interrogantes, 
me detuve y no cedí a la nostalgia de mirar atrás, me negué a la posibilidad 
de próximos reproches por falta de valor, sería vergonzoso mi proceder si la 
cerca del miedo se alzaba como un muro infranqueable, reflexioné un par de 
segundos y enfilé hacia adelante; a partir de ese momento yo era dueño y 
responsable de todo cuanto me pasara. Era el desafío que se hacía presente 
en mí y que me acompañaría durante toda mi vida, y debía acostumbrarme 
a él, debía sentirlo más familiar y temerle menos. 
Me pasaron muchas cosas que no revelaré por carecer de importancia. Pero 
quiero contarles una que me parece más patética. Ya habían pasado más de 6 
meses en la hermosa ciudad de Angol, ya conocía un poco más de la vida, un 
poco más del trabajo, del trato de las personas, sabía que el mundo que tenía 
por delante no era fácil, conocía las dificultades, el abuso de los patrones, y 
los servicios que podía ofrecer para ganarme la vida, eran muy comunes para 
mis sueños o pretensiones, lo que me indicaba que mi futuro era costoso. 
Una tarde comuniqué a mis patrones que me iba, les dije que un trabajo 
mejor remunerado me estaba esperando, que me disculparan debía partir en 
la mañana siguiente; me despedí del señor Meza y partí con mis cosas al
hombro, golpeé la puerta y salude al señor Crovetto, me atendieron como 
rey, me entusiasmó y olvidé un proverbio que me había enseñado mi madre, 
“hijo”, me dijo un día, “toda escoba nueva barre mejor”, todo recién llegado 
es bien atendido, algo que pude comprobar durante mucho tiempo, hasta hoy 
que estoy desde un computador escribiendo este ingrato recuerdo, pero a la 
distancia me causa risa, me parece divertido. 
Cuando me acordaba de estas cosas, qué ganas me daban de contarle a mi 
madre y decirle cuánta razón tenían sus palabras, que por desgracia uno 
nunca escucha a tiempo, 
Decidí no contarle para evitarle un dolor más, sumado al del dolor que le 
causaba mi propia ausencia, y recordar mi propio dolor de todo cuanto me 
había costado el atrevimiento de aceptar el desafío que me imponía la vida, 
cada día que sentía esta necesidad al instante me arrepentía y me decía 
alguna vez se la contaré, pero finalmente decidí evitarle todo cuanto le 
doliera. 
Quiero decir que en general tuve, con esfuerzo y sacrificio la parte más 
hermosa de la vida, un corazón que no puede vivir sin amor, justicia y paz. 
Conocí allí, a un hombre que hacía el aseo, el era todo un señor, un caballero 
orgulloso y contento de su trabajo, porque le permitía asistir, alimentar, e 
impulsar estudios y sueños que era la alegría de su familia. Cada día me 
saludaba riendo, me hablaba con entusiasmo, me aconsejaba y cuando tenía 
que defender lo suyo, estaba dispuesto en lo forma que las circunstancia se 
lo exigían. Aún lo veo entrar con su sonrisa diciéndome _ hola pus gancho, 
como le canta la vida_ y agregaba _ mire ganchito, estos patrones son unos 
usureros y abusadores, son todos igualitos, no permita que nunca le 
amarguen su sonrisa. Ud. es joven, tiene el mundo por delante, nunca le 
saque el cuerpo al bulto, la vida es para vivirla y hay que enfrentarla con 
decisión y frescura_. 
(GRACIAS..... GANCHO VIELMA) por esa hermosa lección. 
Trabajé varios meses más, en octubre tome la decisión de regresar en los 
primeros días de diciembre. 
Cada centavo que ganaba lo guardaba para comprar ropas, camisas y por su 
puesto ropa interior, había logrado acumular algunas unidades de 
pantalones, chalecos, suéters, un terno de buena calidad para magro salario 
y más de media docena de camisas blancas, y azules, lo que me hacía 
sentirme muy orgulloso, del solo pensar de poder darle una alegría a mi 
familia, que en estos 10 meses me había permitido alcanzar un sueño 
pequeño mirado desde mi presente actual, pero muy importante en aquel
momento, vestirme como yo quería, y que en mi situación anterior, estaba 
hasta lejos de ser siquiera un sueño. 
Un día sábado junté, una buena parte de las camisa, serían unas 5 o 6, más 
otras prendas interiores que estaban sucias, tomé la decisión de lavarlas, ya 
tenía mi viaje de regreso a mi tierra natal, entre ceja y ceja, pedí un fondo 
adecuado de propiedad de mi patrona para este lavado, junté la leña 
necesaria, los detergentes y el cloro para blanquear mis camisas, quería 
llegar a mí casa con terno, camisa blanca, impecable, alba, e impoluta, 
corbata azul con rayas blancas, deseaba desprenderle a mi madre de su 
rostro luminoso la más azucarada sonrisa. 
Por la mañana del día domingo, me levanté temprano, el día estaba 
esplendoroso, con un sol radiante, la gente transitando por la calle y al oeste 
se habría un hermoso paisaje cordillerano. Encendí el fuego con trozos de 
leña bastante seca, coloqué una parrilla y sobre esta, el fondo; una vez que 
estuvo hirviendo el agua, coloqué la carga adentro y agregué la medida de 
cloro, sin restricciones para que quedaran blanquitas y las dejé hervir 
bastante tiempo para que el hervido cumpliera bien su función del blanqueo. 
Mientras leía un diccionario español francés intentando aprender alguna 
palabras, sin ningún propósito definido , más bien algo a lo que me estaba 
acostumbrando, leer todo lo que cayera en mis manos, y durante el momento 
que leía vigilaba cómo el fuego, el agua y el cloro, más el detergente, hacían 
su trabajo de maravilla. Luego de un largo rato, creo más de dos horas, me 
empezó a ganar la impaciencia y decidí examinar, verificar si ya estaban 
listas, o si aún faltaba un rato más; tomé un pedazo de madera lo más limpio 
posible, destapé el fondo que hervía a rabiar, clave mis ojos expectante, 
hundí el madero hasta fondo del recipiente, hice contacto con las prendas y 
procedí a sacarlas hasta que mis ojos pudieran constatar el anhelado 
resultado que esperaba obtener. Pero me asaltó el asombro, luego el 
desagrado, la rabia y la pena. 
Y exclamé en voz alta sin poder contenerme ¡Mierda... Mierdaaaa... se me 
recocieron las camisas! No podía entender lo que había pasado, no quería 
creer lo que estaba viendo, no podía soportar un golpe tan sorpresivo y tan 
artero, el destino me estaba jugando una pésima jugada, una verdadera 
pesadilla, era una desgracia, tanto sacrificio, tanto sueño tejiéndose en el 
devenir de los próximos días. 
Y mientras pensaba y reflexionado con rabia, pena, tristeza y decepción, 
seguía llevando el madero al fondo para ver si lo que ocurría era una era un 
error, si era la consecuencia de una falla óptica, pero no,... cada vez era más 
real. Mis camisas aparecían ante mis ojos hecho harina, blanquitas caían 
pero a pedacitos, estaban todas molidas, y yo maldecía mi negligencia por
no haber preguntado cuanto tiempo debían hervir. Era la primera vez que 
constataba que las ropas que hervían demasiado tiempo se recocían 
Me senté alrededor del fuego, me dieron ganas de patearlo, de matarlo con 
agua fría , pero este canalla parecía decirme cuidado, conmigo se juega, 
poco apoco me fui calmando y aceptando mi desastre, me levante, tomé un 
gran vaso de agua fresca, miré hacia el sol, estaba hermoso como un gran 
disco rojo que me mira, y con su tersa luz me mostraba la amplitud del 
universo, hermoso, azul e infinito y estaba a mi disposición para percibirlo 
y sonreírle a la vida. Bajó poco a poco el nivel de la amargura, moví la 
cabeza en señal de incredulidad más que de negativismo, respiré hondo, 
y me dio una tentación de risa, como si me hubieran contado el mejor chiste 
de mi vida. 
Hice mi cuenta mental y me alegré que por suerte no todas mis camisas 
estaban sucias, aún me quedaban tres fuera de las de colores, seguí riendo y 
me conformé intentando auto convencerme, que esta tragedia de los 
primeros minutos se transformara en una linda anécdota. 
Al final del pasillo hay un portón, allí apareció mi amigo Vielma, con la 
sonrisa de siempre avanzando su grata presencia, y cuando lo vi, afloraron 
las ganas de reírme a carcajadas, una risa casi convulsiva, que de tanto 
reírme, casi llego al llanto, lo que sorprendió a mi amigo y dijo “¿Qué le 
pasa gancho que esta tan alegre?”. Lo miré y le dije: “Destape el fondo y vea 
lo que pasó con mi lavado. El tomó el trozo de madera, lo llevó al fondo, 
constató el resultado y me miró con pena. 
Me miró y al y verme que no podía aguantar la risa, soltó la carcajada y nos 
abrazamos riendo juntos... 
Que pasó gancho?? Se recocieron mis camisas le conteste, ¿pero cómo, si 
eso no ocurre? y en se instante sus ojos achinados se clavaron en la botella 
de cloro, y me dice: _No gancho, sus camisas no se recocieron_. _ ¿Y 
entonces qué paso? _ le respondí interrogativamente. ¿Cuánto cloro le 
hecho...? _Toda la botella. Afirmé, y él riendo me dijo: _ y por qué no le 
echó dos... y así, y que pasado con dos, pues hubiera ocurrido un milagro. 
¿Qué milagro? _ interrogué inocente. Hubieran desaparecido sin dejar 
rastros y usted se hubiera convertido en un mago ( que tal el mago del 
cloro?... esto era un bálsamo para mi herida aún abierta.) 
Seguimos riendo y me dijo; pero usted no se ha dado cuenta, todo lo que 
Ud. ha aprendido con esto. Verdad, dije, (¡ahora especialista en recocer 
camisas)!!!!! Siii con esto, verá gancho que nunca más en su vida le pasará 
algo igual, ¡echando a perder se aprende!
El día que regresé a mi tierra, me fue a despedir, recordamos tanto sus penas 
como las mías, nos deseamos lo mejor del mundo, me auguró un camino 
lleno de sorpresas, la mayoría buenas, me dijo. 
Ese día nos abrazamos y reímos como dos niños nuestras desgracias, las 
convertimos en anécdotas, quizás para mitigar el desaliento de despedirnos, 
tal vez para siempre desaliento por el cariño que había crecido entre 
nosotros. 
Yo regresé y él se quedó, nunca más nos volvimos a ver, tal vez hoy él ya 
haya partido de este mundo, pero su sonrisa y sus sabios consejos como su 
dignidad, me acompañan hasta hoy, en que vuelvo a reír con su sonrisa, 
muy fresca y alegre en la cumbre más alta del recuerdo, cuando por 
momentos cada uno de nosotros regresa por un instante al pasado... 
LA PLAZA DE ANGOL 
Cuando la juventud es un águila predadora de sueños, y el deseo galopa en 
el corcel del alba, con el alma colmada de bríos, como una semilla honda y 
pujante, las ideas y las reflexiones van más allá del horizonte que alcanza la 
mirada, florecen anhelos, ambiciones y metas, acordes con la fuerza del 
momento. 
En ese caminar se barajan ideas, posibilidades y tentativas, se mide cada 
instante cada posibilidad que cada uno desprende del entorno y luego 
amanece la tentación de llegar más lejos. 
Así un día repetí entre la oscuridad mezquina de mi tierra natal, ésta frase 
que se queda y me duele, reflexión que perdura en el descontento (esta tierra 
seca de mierda no da nada). Me imaginaba verme caminar por senderos más 
fértiles, tapizados de conocimientos donde poder ser persona, donde soñar 
con un amor, con un trabajo más sólido para el sustento de la vida que 
anhelaba. 
Una tarde me encontré esperando el tren que me llevaría al lugar que había 
elegido, allí encontraría el mundo que soñaba. Luego de varias horas de 
viaje, descendí rígido temeroso pero decidido a entablar el combate por una 
vida diferente. Angol era la ciudad que me brindaría las posibilidades de 
emprender una vida más luminosa. 
No sabía, no imaginaba que sería tan dura. A partir de esta experiencia 
aprendí a tener más cuidado con mis arrebatos; no renegué nunca más de mi 
tierra seca y mezquina, tampoco del lugar donde ahora estaba atrapado, con
algo más de posibilidades, pero no como las que yo había idealizado, ni 
soñado, ni siquiera había imaginado tan alto costo... Mucho trabajo, muy 
poco tiempo para dormir, sin sábados ni domingos libres y un sueldo de 
miseria ... 
Pasaron los días, pesadas las horas, largas las noches, hostil el ambiente 
para un soñador fracasado como yo. Reflexión de algún momento, pero ya 
estaba de nuevo atrapado por la inexperiencia, algo nuevo en el ir siempre 
hacia adelante, aprendiendo a tolerar, a no renegar, a querer mi tierra seca y 
árida, donde yo, era yo y no un extranjero tratado despectivamente, no el 
campesino, el viento norte, el puelche, el sur, o el guacho de territorio, al que 
todos querían mandar. Pero ya estaba en medio de la oscuridad de la noche y 
debía saber cuántas estrellas tiene el cielo, para que nadie me contara 
cuentos. 
Manuel era un muchacho mapuche, con quien compartía la desilusión y la 
desdicha de no estar contento, además de la identidad de ser extranjeros en 
nuestro propio país, pero Manuel tenía una esperanza mayor, trabajaba y se 
humillaba si las condiciones de ganarse unos pesos se lo exigían, para 
continuar sus estudios de leyes. Él sería un abogado, espero que lo haya 
logrado. Manuel me enseñó las 4 operaciones matemáticas, y a leer un poco 
más, por esta sencilla razón, cada vez que yo escribo y leo, tiendo a 
recordar a mi madre, quien fue mi primera maestra y más tarde Manuel, 
más un profesor de escuela nocturna para adultos de Santiago (Raúl Gómez) 
Al comienzo, en las primeras noches, la luz artificial me fascinaba, luego me 
faltaron las estrellas, el azul intenso de la noche y la alegre copa de los 
árboles en frescos movimientos; me fui moldeando en la incomodidad, debía 
resistir, debía esforzarme, forjarme en la costumbre, una nueva forma de 
medirme ante la vida, a forjar el deseo de reír y sentirme contento; no fue 
fácil, pero me sirvió de temple para llegar hasta hoy sin ganas de maldecir lo 
que soy. Cuando recorro el camino de mi vida a través de la huellas del 
recuerdo, la vida me recompensa con una sana alegría y me florece el rostro 
de sonrisas. Aquí aprendí que la vida es un camino que se abre para andarlo, 
para hacer la historia que resultara cuando se cierre mi destino. 
Muchas cosas me pasaron, dos de ellas me marcaron a vida, una es la plaza 
de Angol, la otra una muchacha mayor que yo, que me sedujo hasta el júbilo.
La plaza de Angol 
Un cuadrante lleno de árboles con un quiosco en su centro, una peluquería 
con un espacio para lustrarse los zapatos y una esquina para comprar 
helados. Un monumento estilo pagoda que no pasaba desapercibido al 
caminar por su frente. La calle central de este a oeste, columna vertebral de 
la ciudad que cruzaba su centro, y al pasar por el costado norte de la plaza, 
la dejaba al sur, era la avenida más importante de la ciudad, el centro 
mismo de la ciudad, la avenida de las zapaterías, de los turcos que allí los 
hay a montones, los navazales, los nazales. Los… etc. y etc. 
La otra calle que por el lado oeste forma el ángulo de 90 grados, es la calle 
de los únicos dos cines que registra mi memoria, aquí está lo más importante 
de los dos cuadrantes de la plaza de Angol, es una plaza bella todo los días, 
pero para la fiesta de la primavera no existe Reina que se le pueda igualar. 
Hoy situado sobre los puntos exactos del recuerdo, aún suena en mis oídos la 
música de los 60, los ritmos estridentes de la música moderna que 
comenzaba a alterar, a desordenar el hábito tranquilo de mis oídos 
provincianos, habituados sólo a escuchar el lenguaje onomatopéyico, el 
silbido del viento, la corriente de las aguas, el croar de topacios, la sinfonía 
de los grillos, las suaves y pegajosas melodías de las ranchera mexicanas, y 
de los suaves y dulcísimos valses criollos. 
En los días previos a la tradicional fiesta de la primavera Angolina, todo se 
altera, la gente sonríe sin esfuerzos, el alma se siente más pura y más 
liviana, se adornan la calles, la ciudad esta vestida de fiesta, la juventud 
recorre las calles en grupos, en bicicletas y como siempre los menos en 
autos, escuchan música, cantan, conversan, se ríen y se enamoran. Todo está 
preparado para el día indicado, que será un día domingo, ese día las calles 
que entornan la plaza, amanecen vestidas con su mejor tenida , alhajadas con 
guirnaldas de colores, papel picado, cintas de colores, las calles limpias
recién barridas y refrescadas con agua. Pero las calles que rodean la plaza 
son un ensueño, un cuento de hadas, alfombradas de pétalos de flores 
naturales, con la más amplia diversidad de colores, y una deliciosa 
comunión de fragancias y perfumes que supera la comodidad de la 
imaginación en un estado de belleza nunca visto y un estado de pureza que 
colma los sentidos. El día X toda la organización se esfuerza por alcanzar 
el máximo de perfección, durante dos semanas vienen preparándolo todo, 
estimulándolo todo, en ese momento está preparada la votación de la reina 
de la primavera, con su cortejo de damas y las autoridades de la ciudad, más 
las localidades vecinas, el desfile de autóctonos que habitualmente hacen su 
entrada por la avenida principal de este a oeste al entorno de la plaza, con 
sus corceles vestidos, ordenados y hornamentados, preparados con toda 
alegoría, con su Toqui encabezando el desfile y los preciados trofeos de 
cazas atados a sus caballos, los cazadores con sus lanzas, con un arsenal 
autóctono memorizando su historia, con sus caras pintadas, con sus 
vestimentas de ocasión y un alto parlante informando la llegada de cada una 
de las autoridades, de las visitas anunciadas, la concurrencia que repleta el 
lugar, está atenta escuchando el orden de llegada de las candidatas de 
acuerdo a los últimos cómputos de votos. Dentro de poco se sabrá, quién es 
la soberana elegida, reina de la primavera de la ciudad de Angol. Una ciudad 
con una gran historia de sus pueblos originarios... 
Un momento especial en que sube la emoción; la música invita a bailar, el 
momento es único y los Angolinos afectados por las copas, por el ánimo de 
fiesta, y más el aire primaveral, aumenta el nivel festivo del momento. El 
sol baña con sus rayos tibios y luminosos el lugar y la gente allí reunida, la 
fiesta se eleva a su máxima expresión. 
Angol tiene nueva reinaaaa... anuncia una voz potente y da a conocer el 
nombre de la nueva soberana del año 1961, sube aun más la emoción, es más 
intensa la alegría, se produce la trasmisión del mando, se abrazan, se 
felicitan, surgen los discursos, estalla una nutrida salva de disparos, atronan 
los cañones, se eleva la algarabía del instante , y los juegos de artificios 
iluminan el cielo con la explosión pirotécnica. Sube en espiral el jolgorio, 
la nueva autoridad, símbolo de nuevo período luce su brillante corona, se 
potencia la música, se multiplican los vivas, la soberana recién elegida 
Reina de la primavera, toma posición de su lugar rodeada de su séquito, se 
dirige a la gente y da las gracias a sus votante y promete ser fiel a las 
tradiciones y no defraudar a nadie... 
Entre tanto la muchedumbre se pregunta quién será el afortunado que dará el 
comienzo oficial al baile invitando a la nueva reina al tradicional valse, y 
luego todo el mundo queda invitado a colocar sus pies y su cuerpo
derramando su gracia en la gran pista de baile al aire libre, todo está 
dispuesto para el festejo que durará hasta altas horas de la madrugada. 
La plaza luce hermosa y la gente camina sobre una alfombra de hojas y 
pétalos. 
Una pareja de enamorados echa a caminar cruzando la plaza de norte a sur, 
se miran, se prometen amor eterno en sus cálidas miradas y dulces susurros, 
se abrazan, se besan y bendicen el suelo tapizado de la plaza tal, mudo 
testigo material de su romance y este quedará eternizado en el recuerdo; de 
cuando ellos se prometieron amor sin límites, amor para la eternidad bajo el 
efluvio de los perfumes primaverales y los sones de la música que les vibra 
en el alma. 
Mientras se alejan ebrios y ardiendo de pasión, empujados por sus cuerpos 
que no resisten la presión de la sangre joven que recorre la apuesta geografía 
de sus cuerpos. 
Y mientras ellos se alejan se extinguen, la música los sigue acompañando, y 
el alba ya anuncia el fin de la noche con su toque luminoso de un cielo 
turquesa, las huella de sus pisadas quedan grabadas en la mágica alfombra 
de aquella noche particular e intensa, que quedará eternamente grabada en 
el recuerdo. Con la sensación de dulzura infinita en su alma y dos 
corazones latiendo a un sólo compás.
Héctor M. Torres Toro 
Soliloquio en tu vereda 
Antes que nada un beso azucarado o frutal, para 
entrarle con un poco de dulzura a la vida, reflejando 
un estado próspero en el alma y no darle lugar al 
enemigo, que nos amargue los momentos, y evitar que no 
se nos rompa de ácido el paladar del cotidiano, ni 
menos que nos penetre el amargo en las glándulas 
salivares de los sueños. 
Luego otro beso para que el contacto no carezca de 
deliciosa humedad, para fertilizar el fondo luminoso de 
cada semilla, que late en la tierra 
mas risueña del 
corazon, y... aún que tiemble en las orillas de la piel 
no aceptar jamás el maremoto en el océano arterial de 
la sangre, que nuestra barca de amor no se rompa antes 
de alcanzar los puertos de la humanidad. Deja que los 
perros ladren decía don Quijote, endilga tu rocinante 
por el ancho camino de la esperanza, y sigue 
sintiéndote como lo que eres, generosa en el amor de 
tu especie y éticamente higienizada en los duros 
senderos del que hacer.... que nadie te aleje de tu 
canto, necesitamos todas las voces para que no se 
marchite la melodía de este coro 
universal, aunque la
vida se nos vaya dulcemente en el mejor de los 
esfuerzos, al menos habremos sabido dar sustento al 
poeta que nos habita y que por fortuna llevamos 
dentro. Ya sé que es un niño triste alegre, 
trágicamente travieso, a veces, pero jamás deja de beber 
el elixir del canto, vive empeñado en llevarlo 
hasta las cumbres más azules de la existencia, al 
verdor de la imaginación. Y desde allí, vemos a los demás 
y entre ellos nos vemos nosotros, sembrando, riendo, 
cantando o llorando de alegría, en cada verso que nos 
estremece, en cada páramo, en cada 
paisaje de todos 
los amaneceres que nos sorprenden, y nos siguen hasta 
la hora que nuestra cabeza hace comunión con la 
almohada o nuestros cuerpos se deleitan con la frescura 
y la pulcritud de la sabana. Y si la dicha no nos es 
mezquina, nos espera un transformador y alucinante 
oasis de piel.... 
Disculpa pero desde pequeño aprendí que soñar no 
cuesta nada, sólo que despertar tiene su precio. Sin 
duda vale la pena, pues ayuda a caminar por el filo 
de la realidad, pensando que el sueño que acabamos 
de 
soñar es posible, tal vez sólo sea el refugio del 
poeta, la única estrella que nos orienta en la 
oscuridad, pero sin duda es lindo, porque sin esa 
estrella es posible que nos asfixie la oscuridad... 
y un beso final para 
cerrar tus labios con el silencio 
más tuyo y más hondo que a tu medida tú te puedas dar, 
y con mi distancia mas próxima que yo pueda imaginar 
Hector Torres Toro 
poetatorres@yahoo.ca 
Santiago Chile/ Montréal Canada
Claudio Schuftan 
desde Hanoi 
El Dr. Claudio Schuftan es médico pediatra dedicado a la salud 
internacional. Es de nacionalidad chilena y actualmente reside en Ciudad Ho 
Chi Minh donde es Cónsul Honorario de Chile. Se graduó de médico en la 
Universidad de Chile en 1970. Es autor de dos libros y de numerosos 
capítulos de libro y artículos en su especialidad. El Dr Schuftan es consultor 
en salud pública con experiencia en más de 50 países, especialmente en el 
África y en Asia. En Nairobi residió siete años; en Hanoi otros siete y ahora 
nueve años en Ciudad Ho Chi Minh. Es miembro fundador de Movimiento 
por la Salud de los Pueblos, una red de activistas en salud con presencia en 
más de 50 países. 
Este relato es inédito. Fue escrito en 1996 relatando sus recuerdos de cómo 
pasó las horas siguientes al golpe militar del 11 de septiembre de 1973 en su 
ciudad natal de Santiago. El Dr Schuftan debió dejar su país de origen en 
enero de 1974. El relato es sometido al Premio Literario Casa de las 
Américas 2013 en la categoría Literatura Testimonial. 
AQUEL ONCE DE SEPTIEMBRE 
Para Aron, de su padre.
Las cosas se habían estado poniendo malas desde hace ya semanas. El paro 
de los transportistas tenia al país paralizado; sabíamos que estaba siendo 
financiado desde afuera. 
Esa mañana salí como de costumbre a mi trabajo en el hospital pediátrico. 
Eran tres para las ocho. Abrí el portón del garaje, me senté al volante de mi 
mini Fiat 600, y salí en marcha atrás como todas las mañanas. 
Lo primero que vi fue un vecino; golpeaba frenéticamente a la puerta de casa 
de un otro. Una observación más minuciosa me permitió detectar una gran 
euforia en su golpear. Yo lo sabía un "momio", opuesto a la Unidad Popular. 
Mi mano derecha automáticamente se dirigió a la perilla de la radio. El 
'Reporter Esso', mi acompañante noticiero de todas las mañanas debía salir 
al aire en un instante. Pero la 'Radio Minería' estaba silente. El 'Reporter 
Esso' no salió. ¡Mierda! Treinta segundos pasadas las ocho escuché el 
primer himno marcial, uno de muchos que habrían de venir. Recorrí el dial: 
marchas 'partout'. Estacioné el Fiat en la acera y volví a entrar en casa. "A 
buen entendedor, pocas palabras", se me cruzó por la mente. Rápidamente 
junte un pulóver, alimentos secos de cocktail para picar, un par de frutas, mi 
radio a pilas, unas pilas extra, una linterna. Lo puse todo en una bolsa de 
papel de almacén; mi estetoscopio y otros implementos médicos siempre los 
tenía conmigo. Volví a salir y me dirigí al hospital. Las malditas marchas 
prusianas seguían; en todas las estaciones de radio; ni una noticia. El trafico 
estaba más leve que de costumbre.
Cuando llegué, sólo más o menos la mitad del personal había venido a 
trabajar. Los primeros rumores me llegaron apenas me bajé del auto: “Fue 
en Valparaíso... la marina... el ejército, aún no se sabe... los carabineros no... 
¿y la fuerza aérea?..." A las nueve salió al aire el primer bando militar. 
Hablaron los jefes de las tres fuerzas armadas y de carabineros. Era claro. 
Había sido "eso". 
Pasé visita a los enfermos. El jefe dijo que había que dar de alta a todos los 
niños salvo los de gravedad extrema. Me ubiqué con los pocos amigos 
'simpatizantes' que pude hallar. La orden de partido que teníamos era 
quedarnos en el lugar de trabajo y esperar instrucciones. ¿Pero de dónde? 
¿A través de qué medio? No había sido especificado. Todos pensamos: la 
radio. Saldrá una radio clandestina. Hay que seguir rastreando el dial: de 
izquierda a derecha y vuelta. Mil veces. Pero nunca salió nada. Excepto la 
'Radio Chilena' que, arriesgándolo todo, sacó a media mañana, no sé cómo 
ni recuerdo bien a qué hora exactamente, aquel histórico discurso de 
despedida del presidente Allende. Lo siguieron himnos marciales. La 
'Chilena' había sido silenciada también. Luego los bandos militares 
comenzaron a regularizarse: casi cada hora. 
Se llamaba a la calma; todo era ya un 'fait accompli'. 
Pero el palacio de la Moneda aún no caía. A las once de la mañana oímos 
por primera vez los caza-bombarderos pasar en vuelo rasante sobre nuestro 
hospital. Luego lo hicieron veinte veces más. "Es una muestra de fuerza y 
de músculo", pensamos. Pero cuando oímos la primera detonación corrimos 
a la terraza del techo del hospital (un acto no muy prudente, mirado desde 
después) y vimos las nubes de humos que se concentraban en un lugar
restricto a unos cuatro Km. al noroeste de nosotros: ... La Moneda. No 
podíamos creerlo. "Chile es la Atenas de Latinoamérica...." ¡Bambalinas! 
Todo se había terminado. 
A las doce se decretó el toque de queda. Todos a casa, decía el bando; y allí 
esperar instrucciones. La orden nuestra, ya dije, era quedarse en los lugares 
de trabajo. Pero vi la mayoría de mis compañeros y camaradas salir del 
hospital rumbo a casa con la cabeza gacha y el semblante sombrío. Sólo el 
personal de turno en la emergencia (todos “momios”) y dos de nosotros 
--una enfermera y yo-- nos quedamos. Me acerqué al jefe de turno para 
decirle que me quedaba como voluntario; "puede que lleguen muchos 
heridos", dije. Me miró con gran recelo. No me confiaba. Debo haber dicho 
aquello con mucha decisión pues se resignó. 
Seguimos dando de alta pacientes cuyos padres llegaban corriendo hasta la 
una de la tarde, tratando de no jugárselas con el toque de queda. No querían 
muchas explicaciones: "Deme mi hijo. Tengo que apurarme". Hicimos lo 
mejor que pudimos. Alcanzamos a comprar algunos snacks para el almuerzo 
antes que la ciudad entrara en ese silencio tenso que sólo se interrumpía con 
el ruido distante de helicópteros y algún fuego de ametralladora. 
Al fin la radio dio la noticia de la caída de la Moneda y del suicidio del 
presidente. Ya no era bluff el golpe. Sucesivos bandos detallaron como el 
golpe se consolidaba a través de todo el territorio nacional y las fuerzas 
armadas tomaban control absoluto.
Yo seguía recorriendo el dial de mi pequeña Sony... la transmisión 
clandestina tendría que salir al aire en cualquier instante... todo se aclararía 
en torno a qué hacer... Pero no hubo de ser. 
Angélica, la enfermera jefe del servicio de Lactantes, se había quedado a 
cargo de los pocos pacientes que quedaron en el hospital. Era una antigua 
camarada, y la única persona en que podía confiar en todo el hospital. 
Como a las tres de la tarde llamé a mi casa. Le dije a mis padres que no se 
preocuparan que pasaría el toque de queda en el hospital ayudando en la 
emergencia. Que le avisaran a mi esposa. 
Dos días antes, ella y yo habíamos tenido una gran discusión. Ella (tu 
madre, Aron) no podía aguantar que yo siguiera tan envuelto en el proceso 
político que vivía el país. No le daba suficiente atención; estaba siempre 
'ocupado', en reuniones de emergencia; todo era emergencia durante esos 
días del paro de los transportistas. Me había dado un ultimátum. ... ¡Y tenía 
razón! Se fue a casa de una amiga y me dijo: "llámame cuando estés 
dispuesto a cambiar...". 
La crisis del país, nueve horas de edad a estas alturas, se unía a mi crisis 
personal de un par de días. ¿De dónde sacar coraje? Estaba devastado. 
Para nuestro gran asombro, no había habido heridos en la posta de 
emergencia de nuestro hospital. Todo tranquilo como una taza de té en 
reposo. Pensamos que era porque éramos un hospital pediátrico, ya que 
tanto fuego de ametralladora tenía que estar produciendo víctimas. ... ¿O es
que no estaban dejando víctimas con necesidad de atención médica, pero 
más bien de atención funeraria...? 
Que pasó hasta el anochecer ya no recuerdo. Quizás un par de atenciones a 
los pacientes que quedaron, un montón de introspección, y el ejercicio del 
dial que sólo brindaba más y más bandos y ritmo de marchas. 
Cuando oscureció, hubo tiempo para un respiro. En la sala de enfermería de 
Lactantes Angélica y yo bebíamos un té en silencio. Fue entonces que el 
peso de lo acontecido en las horas precedentes tocó fondo en nosotros. Fue 
el instante crítico. Angélica se levantó despacio y se dirigió hacia la ventana 
en la penumbra. De allí sentí sus primeros sollozos; lentos y contenidos al 
principio, casi convulsivos después. Cuando me le acerqué, ya el nudo que 
traía en la garganta se hizo inaguantable. 
Lloramos juntos por un largo rato. En silencio. Las imágenes y los 
recuerdos se atropellaban en secuencia telescopada. Sólo queríamos saber 
una cosa: ¿Por qué? ¿Dónde habíamos errado en la persecución de nuestros 
ideales; de nuestros sueños para una sociedad mejor? El discutirlo no nos 
trajo muchas respuestas cabales esa noche. 
No creo haya muchos llantos peores que los de la impotencia. 
A eso de las nueve bajamos al comedor de la posta de emergencia. Los 
colegas mayores del turno estaban todos allí. Se les veía una cierta euforia 
con reservas en el semblante. Tampoco ellos lograban entender bien que nos 
traería el mañana; mal que mal se consideraban demócratas. Nuestra 
presencia no les era del todo grata (¿que se traman estos dos...? se 
preguntarían; poco sospechaban nuestro infructuoso barrido del dial...). No
era tiempo para hablar de pequeñeces tampoco. Se comió poco y en silencio 
esa noche. Los largos silencios eran pesados como el plomo. 
El jefe de turno comentó el estado grave de un paciente neuroquirúrgico del 
día anterior. Parecía que necesitaría cirugía; cirugía que no podíamos llevar 
a cabo con el hospital a medio funcionar como estaba. Habría que 
reevaluarlo mañana temprano y decidir enviarlo a la posta central. Pero 
había el toque de queda... ¿Aplicaría este también a ambulancias? 
Tampoco se durmió mucho esa noche. Ahora no sólo se oía el aletear de los 
helicópteros; se veían también, a lo lejos, sus potentes halos de luz 
proyectados sobre la superficie. Calculamos que era sobre las poblaciones 
marginales del sector sur de la ciudad. 
El bando de la mañana del doce de septiembre prolongó el toque de queda 
por veinticuatro horas. La noche no había traído ningún paciente a la 
emergencia. El dial nos había dado marchas solamente. El paciente 
quirúrgico nos preocupaba a todos. Se llamó a la posta central. Se nos 
refirió a su flamante nuevo interventor militar: Que sí, que se podía; un sólo 
chofer, un sólo medico, luces encendidas, manejar por el medio de la calle, 
velocidad veinte Km. por hora, no usar la sirena, detenerse ante el 
requerimiento de cualquier patrulla para inspección...y un santo y seña. 
¿"Usted doctor, iría con el paciente?", el jefe de turno me preguntó. 
¡Touche’! El médico que se había ofrecido de voluntario era el más 
dispensable del turno.
A las nueve y media salimos; sabíamos las instrucciones de memoria. El 
chofer demostraba (¿o actuaba?) estar en control. Eso me reaseguró un 
poco. Luces prendidas y por el medio de la calle a paso de tortuga 
emprendimos el recorrido de unos 4 km. Calles desiertas. Ni perros ni gatos. 
Puertas cerradas. Ni un alma. 
Había que pellizcarse para asegurarse que esto estaba realmente pasando. 
No tuvimos incidentes. No vimos ni siquiera una patrulla hasta ya casi 
llegar a nuestro destino. Pero allí no éramos gran novedad. Las 
ambulancias iban y venían sin cesar, en silencio, a sus veloces veinte Km. 
por hora con sus luces encendidas. 
En la entrada principal de la emergencia ya vimos una buena docena y media 
de cadáveres. Aún sin cubrir. Adentro, era un panal. Se veía al personal 
correr; órdenes se daban a gritos. Había pacientes en camas, en camillas, en 
colchones en el suelo, en los corredores. Se veía que había habido ese ritmo 
de trabajo desde el día anterior. La gente se veía agotada. Encontré un 
colega que no conocía con un minuto libre. Le presenté nuestro paciente. 
Me hizo una mueca. "No sé doctor...si podremos... haré lo posible...esto es 
una casa de locos... no ha parado... mejor váyase luego...sino el nuevo jefe lo 
va a reclutar 'sin derecho a pataleo'... Aquí se cumplen ordenes no más". 
Vi a lo lejos a un camarada médico conocido. Le dije al chofer que ya 
volvía, que me esperara en la ambulancia. Tuve sólo tres minutos para 
inquirir lo que ya sospechaba. Las víctimas vienen de las poblaciones 
marginales. Hay allanamientos en toda la capital. Se tira a matar. Aquí 
llegan los que se salvan por equivocación. No damos abasto. La gente no 
da más. Necesitamos más personal. Hay muertos por todas partes. "Ah, ¿y
sabes?, acabo de certificar muerto al Tito Olivares (el secretario de prensa de 
la Presidencia); lo allanaron en su casa; dicen que trato de arrancarse; los dos 
tiros son por delante...". 
Volví de prisa a la ambulancia. "¡Vamos!" dije; "esto no da para más". 
Llegamos de vuelta también sin percances. 
A las dos de la tarde anunciaron un levantamiento del toque por una hora 
'para reabastecerse de comestibles y bebidas'. Se permitirían apertura de 
negocios del ramo y limitada circulación de vehículos por la calle, pero con 
las mismas reglas que para las ambulancias. 
Tenía que tomar una decisión. Hice un balance. Los militares llegarían a 
nuestro hospital tarde o temprano en las próximas horas. Mis colegas eran 
para entonces impredictibles. Mis paseos por el dial seguirían infructuosos. 
Era hora de partir. Angélica se quedó. Una vez en casa llamé a mi esposa... 
Hanoi, 13 de abril de 1996.
Iris Leal 
poeta, desde Pucón 
El Relato 
La razón de levantar el relato es una sed que aflora en la boca de todos. Una 
sedienta sensación que emana de la profunda sequedad en que el espíritu se 
encuentra. Se ve reflejado por el avance de los desiertos en nuestro mundo, 
de las orbes que aplastan implacables naturaleza y vida. Si no podemos 
transitar por los parajes que muestran las relaciones del cielo en la tierra, 
como la planta se levanta decidida hacia la luz, o como el vuelo de una 
mariposa busca la próxima flor para libarla, o el simple grillo que encuentra 
en la noche su voz coral entre los arbustos. ¿Dónde se reflejarán los astros 
como un espejo basto del intrínseco pensamiento si no hay lago, ni remanso 
en el río claro, ni charco provocado por el sendero arcilloso? El fuego que 
leña a leña se provoca no develará colores ante los ojos frescos de los niños, 
no sentirán su calor que conmueve la dulce voz de los antiguos y les hace 
hablar sabios. Si es esto realidad en nuestros días, si el paso desacompasado 
que va llevando la marcha de los hombres es ahora cierto, entonces nos 
queda el relato, el cuento, el mito, el poema que en frágil hoja ha traspasado 
el tiempo acariciándolo. La razón de levantar el relato es la misma razón que 
implora su maná, su fuente esencial de valores que son el beber del alma. 
Alma como labios para hidratar al espíritu como cuerpo liberado de la 
gravedad. Si olvidamos la real inteligencia y le dejamos la cáscara 
intelectual, los huesos del pensar se quebrarán como endebles espigas. Si 
mentimos en la historia de los hechos, de los hechos del comportamiento 
humano en relación a sus fuerzas y pasiones, nos quedaremos perdidos en el 
laberinto de la saciedad bestial, de la bajeza de los instintos, de la pantanosa 
crueldad e incoherencia. ¿Quién puede saber quién es realmente si no lleva 
consigo un trozo de pasado y espacio de silencio, un azadón en su mano 
lleno de esfuerzo y sentido y en sus bolsillos semillas germinativas del 
devenir para sembrarlas junto a otros en el yermo suelo de la esperanza? 
La búsqueda se ha hecho para encontrar, y en ese encuentro brilla una luz de 
cualidades distintas y nuevas. La palabra yace en los cimientos de la
creación del universo y sigue fluyendo para convertirnos en seres pensantes, 
reflexivos y conscientes, nos une en un ámbito en donde nada más alcanza a 
tocar. 
Conocer la voz de los que han sido, experimentar la sutileza de las hazañas 
que el mismo ser humano ha ido logrando, nos mueve la voluntad férrea que 
palpita en nuestras pechos y manos, nos impulsa a tomar el saber para 
encarnarlo en actos virtuosos, fructíferos y generosos. 
Levantar el relato es vivificarlo y poner sangre azul por las cuencas de 
nuestro fluido ser. 
Solo detenerse a recordar un cuento, uno se ha escuchado de niño y 
contemplar sereno como se va revelando y beber la escena preferida 
despacio. 
ABRAZO 
En los altos soles que emanan trascendiendo el cielo otros espacios se 
levantan en aromas dulces y condescendientes. Sobre aquellos rayos, que 
son como el cristal templado, surgen una y otra vez tus voces 
evocando el eterno milagro. Repiten como la gota su caída libre y dejan de 
ser gota cuando acuden la una a la otra. Se juntan en un linde que ayuda en 
transparencia y forma. En los lagos que ellas provocan, cristalinos tonos 
revolotean simples y vuelve tu voz a ser pozo en donde bebe mi sedienta 
estirpe. Hacen tus brazos el arco por donde mi alma reside y resbalan por tus 
ideas de nubes que son conjunto de estrellas asiendo. Mis cantos que agudos 
se afirman de los traslúcidos verbos que emites me llevan y traen en un 
brazal cedible. 
Cantas, canto, cantamos, ¡Qué vértigo alegre enredamos! Cantas, canto, 
cantamos, ¡Atrás afilados lamentos nocturnos han quedado! Cantas, canto, 
cantamos, ¡Me llevas trémula por tu certeza ardiente! y callas, callo, 
callamos en el sobrecielo se yergue tu mano. Cada yema de tus dedos 
prolijos se afirman en mi espalda asustada y le damos al silencio el abrazo 
que ha buscado en la luz carpida y ha encontrado su ópalo noble en tu latido 
de viento en donde creamos. 
Noche
Este es el tono de la noche escondido entre el arrebol de las rosas. Este es el 
tacto de la noche sumergido en la curtida tierra de las sepulturas. Este es el 
dulzor de la noche cubierto de aromas frutales que le coronan. Este es el 
misterio de la noche puesto en la palma de la mano abierta y delineada. La 
noche que persiste aunque el día aflore y dore las estrellas. Por las sendas de 
la vista la noche asume su refulgencia y pernocta entre las sombras de los 
árboles maduros. Esta es la noche iluminada en la cúspide de su blancura, 
aunque en el centro de tus ojos le llames por tu pupila impetrada. 
NOCHE 
Me rindo ante ti ¡Oh Dios! 
Al caer la noche cierro mis ojos 
y dejo el gastado traje 
surcirse con hilos de estrellas fugaces. 
Vago por la amplia obscuridad 
hasta pasearme de era en era 
y visito las casas de los apóstoles 
pues sus puertas siempre están abiertas. 
Me ofrecen infusión de hierbas zodiacales 
y pan hecho de levadura de luna llena 
como un poco solamente 
pues tales manjares apenas se prueban. 
Y ellos se reúnen como los árboles 
y agitan sus ramas murmurando 
y al escuchar sus verdades 
mi alma se suaviza dulcificando 
cada dolor que le incrusta 
el abandono y el maltrato. 
Luego de un rato me apronto 
a volar un poco más alto 
y llego hasta la humilde celda 
donde la soledad despierta.
Me deja entrar 
pues no hay candado 
ella abre y ella cierra 
cuando uno pide conocerla. 
Me siento a su lado 
en la banca de fría piedra 
nuestros hombros se tocan 
se siente su dorada tibieza 
y luego de años de inmóvil presencia 
me despido y le beso su mejilla tierna. 
De repente despierto 
abro los ojos 
que al mundo atraviesan 
y vuelvo a rendirme 
cuando el ocaso me canta 
cubriendo de fuego 
¡Oh Dios! la vida que reza. 
FRUTO 
Ven a escuchar a mi lado el último suspiro de la fruta, cuando pendida a su 
rama se deja caer a la tierra vertiginosa. Espera a mi lado y siente como su 
carne blanca cambia su esencia eminente y desprende su dulce esperanza 
tornando de rubor su cáscara. Escucha como crujen las hojas que anidan 
nuestras formas y quietas ante esta sacra magia mueren en un funeral de 
ámbar. No hables, no murmures, deja que la palabra decore el inicio del 
tiempo del oro y celebre. No pronuncies, no alcances con tu mano ambiciosa 
el fruto que yace en su sepulcro. Abre tu aliento divino dentro del celestial 
rayo que envuelve la naturaleza toda. Ven a escuchar a mi lado como el árbol 
llora, no es tristeza ni amargura, sino alegría generosa. Calla, calla como la 
corteza y la savia, calla como la misma almendra que se bruñe. Vuelve a 
andar el sendero que bajo la sombra te trajo y lleva contigo el recuerdo de 
este cortejo solemne. Ven, ven a escuchar a mi lado el último suspiro de la 
fruta, prende a tu alma madura la voz que sostiene la sinusoidal bóveda y 
quédate, quédate, quédate como la antorcha en la noche danza.
Jorge Flores 
Jorge Flores Durán, Poeta chileno. Educa con entusiasmo con sus escritos y 
en grupos y espacios de formación. 
El árbol 
El árbol es bello, 
grande y fiel, 
su tronco es fuerte y sereno 
sus dedos son largos y delgados 
como las lágrimas al anochecer, 
su cabello cambia de color sin envejecer, 
el árbol nunca ha ido a la escuela 
pero su sabiduría es tan grande como él, 
conoce a tus abuelos, a tus padres, a tus hijos 
el conocerá a tus nietos sin mover sus pies, 
siendo tan fuerte no agrede y deja la furia pasar, 
el árbol te regala más cosas de las que tú crees saber, 
desde el cielo es lo primero que se ve 
cuando saludan, cuando ríen, cuando juegan, 
cuando te invitan a la Tierra querer. 
La puerta 
La mañana ha dejado la puerta entre abierta 
para que la noche termine su retirada, 
yo no quisiera dejar mi corazón como esa mañana 
por el temor a que usted se transforme en esa noche.
Usted mi dijo un día que su corazón nunca se cerraba 
para que el amor girara como las rondas en una plaza, 
yo pensé en ese momento en su generosidad 
con el tiempo entendí lo que usted quiso decir 
cuando me encontré fuera de su corazón 
sin una carta de despido a fin del mes, 
sólo con la gentileza de su parte de poder entrar 
cuando la ronda haya terminado, 
quizás yo no entendí lo que usted quiso decir 
que los besos son besos y su sal es sal, 
que usted puede besar sin amor 
como las excusas al momento de tropezar 
al final nos parecemos 
yo no se, qué es besar con amor 
porque usted siempre ha retirado sus labios 
justo al final de la noche 
como las puertas entre abiertas del corazón. 
Miedo 
Siento que la noche no se quiere retirar 
un sonido escucho desde su oscuridad. 
Si algo tan grande siente miedo 
aún sabiendo que es por pocas horas 
siente mucho miedo, miedo a desaparecer. 
Usted me lleva hacia la noche 
aunque sea por pocas horas 
siento mucho miedo, miedo a desaparecer 
es un sonido que escucho desde mi corazón 
cuando usted dice: No volveré más.
Luz Contreras 
Filósofa poeta o poeta filósofa 
Militante melipillana 
Cae, cae. 
La brisa, sutil, juega con ella. 
La detiene por breves instantes. 
Mis ojos, han seguido el movimiento. 
Luego, se han cerrado. 
Veo, entonces, a un niño. 
Aterrado, se ha dado cuenta... 
La mano de su madre 
ya no coge la suya. 
Hay otras manos. 
No son las que han mecido 
su cuna 
Son las del silencio 
y la duda. 
El ruido se ha entronizado 
Dificulta los saberes del alma. 
Esta pugna por salir 
y decir lo suyo. 
Lo impide 
su cuasi desconocida 
aunque propia 
cárcel.
Mabel Rodríguez 
Escritora, luchadora y amiga del diálogo. 
Voy a pensar en los seres que son un aporte a la humanidad ¿Quiénes 
son? Son infinitos, en su desarrollo, su diversidad de sensibilidad y en la 
empatía con los otros. 
Estas varas, flexibles articuladores de vidas logran la movilidad de la 
humanidad, así logran la so civilización integradora participativa, desde 
sí mismo sin pedir a otros que lo sigan. 
La sombra de la vara se contradice con su fragilidad y humildad, no así 
con su esencia, es ella que irradia su manto protector. 
La vara con su sombra nos guía, nos indica silenciosamente el camino a 
seguir a desenvolvernos en la sociedad. 
En el transcurso del largo camino de mi vida las varas y sombras de 
ellas me han acompañado me han sostenido, guiado en la inmensidad 
de miedos, dudas, inseguridades como así en los aciertos y en la libertad 
del espíritus poco domesticado por los protocolos establecidos, en 
muchos casos muy rígidos para mí. 
Estos seres transeúntes silenciosos de la vida a cada paso hacen florecer 
los espíritus adormecido por las inseguridades mal adquiridas. 
El punto es que algunas veces e atesora tanto que se me olvida que 
están, vibrantes, resilentes a acoger en su inmensidad. 
Yo pido disculpa por alejarme de ellos en la palabra, la distancia no lo 
justifica.
Malvina Álvarez 
Malvina Álvarez Ramírez, asistente social, luchadora incansable de los 
derechos laborales, la educación y el bienestar de los trabajadores. Escribe 
cuentos, ama la poesía, intentando algunas veces ingresar a este género 
poético. 
En esta ocasión cita en su leyenda metafórica “El Hijo del Viento”, sucesos 
discriminatorios de nuestra obsesionada sociedad que sin juicios previos 
condena hostilmente a grupos étnicos, sociales, sexuales… representado en 
este cuento por un bosque de álamos, que miran despreciativamente al frágil 
retoño de su especie que no posee la legitimidad de su origen acreditado con 
semilla seleccionada. Conmueve el dolor de la madre por esta humillación, a 
la vez, da fuerza a su hijo admirando, con orgullo, su resplandeciente 
desarrollo. La fuerza de la maternidad destroza el prejuicio de haber 
concebido un hijo fruto de un amor inesperado, el valor de una nueva vida 
puede romper barreras. 
Acá la prosa y la poesía se enredan en una naturaleza fresca, acogedora, 
boscosa. 
-Hijo del viento.- 
2012 
El bosque de eucaliptus, triste, nebuloso, de hojas perfiladas, rodeaba un 
prado afable de hierbas verdes, juguetonas, el pálido rayo de la luna 
naciente, despertaba el trovar de las luciérnagas. Los paseantes elegían este 
rinconcito de paz relajándose del ajetreo diario de sus jornadas de trabajo. 
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El sol se iba empañando, el conejo levantó su oreja, las cucarachas en 
remolino corrieron hacia sus agujeros, las flores languidecían, los eucaliptus 
se columpiaban, el viento con violencia rompía la rítmica melodía de la 
naturaleza. 
-¡Ay-ay-ay! - graznó el cuervo azul envuelto en un chubasco 
- ¡La Pacha Mama! - se está rasgando, se arrastra entre los pedruscos 
- ¡Miren! - su fisura es cada vez mayor, sus contracciones progresivas 
zarandean los árboles, el silencio nos invade.
Súbitamente los pastos se iluminaron, el sosiego se interrumpió con el 
bramido brioso de la Mapu que concluyó en una carcajada. Del fondo de la 
tierra emergía un brotecito luchando por llegar a la superficie. En un último 
esfuerzo ella se enderezó auxiliando al débil tallito aún húmedo, cubierto de 
borroncitos blancos .Una vez más, EL, cautivaba con el misterio de la vida. 
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El renuevo se alimentó de la salvia de su madre, captaba los rayos de sol, el 
rocío humedecía sus ramas, la brisa pulía sus hojas. Ella engreída 
contemplaba el progreso de su capullo. Era un álamo que se embellecía 
ajustando sus hojitas verdes. 
-Hijo-le dijo su madre, estás engalonándote. Tu tronco ha sido tallado por un 
escultor; serás la envidia de la arboleda. ¡Eres hermoso! 
-Cuidadoso,- preguntó- ¿por qué soy tan diferente a mis hermanos de la 
foresta? ¿Quién fue mi padre?- Ella respondió, tú no eres hermano de los 
otros que nacieron de semilla certificada. Tú eres del fruto de mi amor con el 
viento, por eso te llamo “Hijo del Viento”. 
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El sombrío bosque de eucaliptus arrastraba sus opacas ramas, sin lograr la 
gallardía del “Hijo del Viento”. Alto. Alto soñaba con las estrellas, 
conversaba con el aire, su sombra dibujaba imágenes. Ambicionaba 
elevarse como un pájaro hasta llegar al infinito. 
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-Amor querido - pronunció su mapu - me estremeces, no sigas fantaseando, 
te formé en mi vientre, un día volverás a tu madre tierra; si te vas antes, una 
lágrima humedecerá mis ojos. 
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Las ramas del álamo se enredaban con la luna facilitando a los amantes sus 
caricias al crepúsculo; las golondrinas juntaban sus pajitas para crear sus 
nidos; los caminantes descansaban bajo sus sombras; los niños traveseaban 
con sus ramas, para los acuarelistas era la inspiración de los paisajes 
chilenos. Los coquis, conejos, lagartijas, retozaban entre los lirios, amapolas, 
margaritas; los rojos algarrobos rodeaban el prado. 
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Al empinarse el amanecer, cayó una espesa neblina; los cañaverales 
danzaban como brujas, entre los rayos y relámpagos: las aguas del riachuelo, 
trazando un zigzag, ennegrecieron, los cuervos se ocultaron. Entre los 
matorrales se distinguía la figura de un hombre armado de un hachón que 
reptaba sigilosamente por el pasto. El álamo lo seducía. Su alma tenía
manchas negras; sus ojos se transfiguraban en moneditas de oro. Se 
aproximó abatiéndolo en un excitante combate. Fue un golpe seco. Sus hojas 
miraron al cielo; de agua corrió entre sus astillas. Su Mapu lo sostuvo, clamó 
una bendición al cielo y abriendo sus brazos lo recibió con un profundo 
ronco llanto. 
Malvina Álvarez Ramírez 
Enero 5 de 2014 
Santiago Las Condes.
Enrique Escobar 
Psiquiatra chileno- venezolano rancagüino, escribidor, expreso político, 
EL CEMENTERIO ES DE TODOS 
Entramos esa noche al cementerio, orondos les leímos poemas a los 
muertos, aquellos no pulverizados se alborotaron y terminaron aplaudiendo, 
los que estaban muy atrás no alcanzaban a escuchar e invadieron el patio del 
recital. Los esqueletos vernáculos protestaron: Son demasiados, no nos dejan 
respirar, pero nosotros también tenemos derecho, reclamaron los recién 
llegados. Uno de los esqueletos le sacó la calavera a un vecino descuidado y 
se la lanzó a los propietarios, que contestaron igual. El resultado catastrófico 
fue un cerro de calaveras que sumergieron al mausoleo principal. La 
dirección dictaminó: no se admiten poetas, ni siquiera los fallecidos. 
Enrique Escobar Fernandoy
Andrea Camila Troncoso 
Licenciada en Letras, Universidad Diego Portales, Maestra en Desarrollo 
Humano, Universidad Iberoamericana de México. Actualmente es Directora 
de Programas de Corporación CreArte. 
El Cuerpo y la Espiritualidad unificados a través del Arte, la Poesía y el 
Juego 
Para empezar a conversar sobre una visión holística del ser humano, el autor 
que ha sido más significativo para mi experiencia ha sido Ken Wilber 
(2001). Desde la psicología integral, ha integrado al estudio de la conciencia 
muchos modelos, entre los cuales presentaré dos que sirven para situar el 
cuerpo y el espíritu desde una perspectiva holística. De la Filosofía Perenne, 
Wilber abstrae un modelo que llama “La Gran Cadena del Ser”. Esta 
jerarquía es una disposición holónica que a la vez incluye y trasciende el 
nivel anterior. Cada nivel se diferencia entre sí por su diferente grado de 
complejidad, totalidad y capacidad integradora. En primera instancia existe 
la dimensión material, que es el reino de lo físico. Luego está el cuerpo, que 
sería la dimensión biológica del ser, que a la vez integra y trasciende a la 
materia. Luego está la mente, donde se sitúa el fenómeno psíquico, que a la 
vez integra y trasciende los niveles anteriores. Luego está el alma, que es el 
campo de lo teológico, que a la vez integra y trasciende a los niveles 
anteriores. Luego está la dimensión del espíritu, donde se encuentra la
dimensión mística del ser humano. Este nivel integra y al mismo tiempo 
trasciende a los anteriores, lo cual significa que está compuesto por todos, 
pero al mismo tiempo es más que la suma de todos ellos (30). A partir de 
este modelo, se puede comprender la inseparabilidad del cuerpo y el espíritu, 
siendo parte de un mismo holón u organismo dinámico y complejo viviente 
(es decir, para ser espirituales, no podemos dejar de ser, primero, materia, 
cuerpo, mente y alma). Pero al mismo tiempo, pone de relieve la aún 
misteriosa dicotomía entre cuerpo y espíritu, donde el espíritu está 
compuesto y es el principio creativo de todas las totalidades anteriores 
(materia, cuerpo, mente, alma), pero al mismo tiempo las trasciende (es más 
que la suma de sus partes). 
El segundo modelo es una versión más amplia del primero, organizado en 
nueve niveles, aplicado a las dimensiones específicamente humanas: el 
modelo del “Espectro de la Conciencia”. En el primer nivel encontramos las 
estructuras físico- sensoriales, que son los componentes materiales el 
cuerpo, más percepción y sensación. El segundo nivel es en lo emocional-fantásmico, 
donde se encuentra la conciencia emocional, sexual, instintos, 
libido, imágenes y las primeras formas mentales. El tercer nivel sería la 
mente representacional, que corresponde al pensamiento pre operacional, 
basado en símbolos. El cuarto nivel es la mente regla/rol, que sería el 
pensamiento pre operacional concreto. El quinto nivel es el reflexivo-formal, 
la primera estructura que puede pensar, y pensar sobre el pensamiento. El 
sexto nivel es el existencial, donde se encuentra la visión-lógico, inclusiva, 
integradora, donde se lleva a cabo la unificación mente-cuerpo (centauro). El 
séptimo nivel es el psíquico, donde pueden presentarse facultades 
paranormales, y es el inicio de desarrollo transpersonal, espiritual o 
contemplativo. El octavo es el nivel sutil, morada de formas luminosas y
divinas, de arquetipos transpersonales reales, donde está la mente intuitiva. 
Por último, está el nivel causal, fuente pura y no manifestada del resto de 
los niveles inferiores. Es el Absoluto, Fundamento y Realidad de todos los 
niveles (141-144). 
A partir de este modelo como dijimos, están integrados todos los niveles del 
ser, desde el cuerpo hasta el espíritu, fundamento y realidad inmanente en 
todos los estadios o dimensiones del ser. Pero la conciencia que el ser 
desarrolla a través de su crecimiento va desde los niveles inferiores (materia-cuerpo) 
hacia los superiores (alma-espíritu). Por lo cual es importante 
desarrollar estos primeros niveles para poder luego trascenderlos e 
integrarlos en un nivel más complejo de conciencia. 
Para Lowen A. (1998), la persona experimenta la realidad del mundo a 
través de su cuerpo, pues el ambiente externo impresiona a la persona 
porque choca con su cuerpo y afecta sus sentidos (12). Así mismo, una 
persona, al perder contacto con su cuerpo (por perder vitalidad o por 
despersonalización con su cuerpo) pierde la noción de realidad, pues deja de 
sentirla (13). El cuerpo entonces, vendría a ser el vehículo de comunicación 
entre la realidad interna y subjetiva de la persona, el contacto con los otros 
(lo intersubjetivo) y la realidad del mundo natural, el ambiente, lo objetivo 
(A lo cual Wilber denomina los tres Yoes: el Yo, el Tú y el Ello). En esta 
relación del yo-cuerpo con el mundo, Gallo. L (2010) explica que éste no se 
reduce a un mero objeto de experiencia, ni tampoco a un mero sujeto que 
experimente. El cuerpo entonces no sería ni objetivo (como se lo ha tratado 
en occidente desde el mecanicismo) ni subjetivo (como podría ser una visión 
subjetivista o romántica de la realidad). El cuerpo sería al mismo tiempo 
ambas cosas, lo cual Gallo L. denomina como una relación quiasmática: hay 
una implicación entre ambas dualidades que constituye una unidad, ya que
para el ser humano no es posible la una sin la otra (8). Esta integración 
puede quedar ejemplificada con la siguiente afirmación del autor: “El cuerpo 
se abre al mundo y es en esa relación como el mundo adquiere significación, 
el mundo graba en-el-cuerpo y el sujeto encarnado transforma el mundo” 
(9). 
A partir de esta visión unificadora entre el cuerpo y la espiritualidad, es 
donde me hace sentido aplicar al desarrollo humano, como facilitadora 
educativa de niños/as, la conciencia y el desarrollo de la corporalidad 
integrada a la espiritualidad, desde una perspectiva bio-psico-social-espiritual. 
La educación holística que propone Ana María González Garza 
(2009) me parece un enfoque adecuado de trabajo pues prepara a los niños 
para enfrentar la vida desde la unicidad de su ser y quehacer. Más que una 
educación centrada en la información, la disciplina, la conducta y los 
procesos cognitivos, la educación holística busca educar para la vida, 
facilitando el proceso evolutivo de la conciencia; este proceso es definido 
por la autora como la capacidad de darse cuenta del ser, estar y actuar en el 
mundo, así como de la realidad que le rodea (177-178). La finalidad última 
de la educación holística es educar para la vida, en y para la libertad, y hacia 
la trascendencia (178). Para ello, el educador acompañará el aprendizaje 
desde el Enfoque Centrado en la Persona de Rogers, relacionándose con el 
alumno desde el profundo respeto, la congruencia (“Ser maestro es ser uno 
mismo”), la aceptación incondicional y la empatía, facilitando un proceso de 
autoaprendizaje y autodescubrimiento. 
Llevando a la práctica esta perspectiva a través de un programa psico-educativo 
que realicé en México, con niños/as de 7 a 12 años, fue que pude 
conocer y promover tres herramientas de intervención que fueron 
fundamentales por su naturaleza integradora: el juego, la poesía y el arte. En
primera instancia, la necesidad y motivación expresada por los niños/as me 
llevó a integrar el juego al inicio de cada taller, teniendo un aumento muy 
significativo en el entusiasmo de los niños/as, en la integración grupal, en el 
aumento de la confianza entre ellos/as y su concentración posterior para los 
ejercicios artísticos. Claramente luego de esta experiencia integré el juego al 
programa como herramienta de intervención, pero ahora ocupando la 
premisa de que éste también los llevaría a desarrollar sus habilidades social 
y su motivación. Pude vislumbrar lo positivo que era el juego para los niños, 
hasta que un día escuché a uno de mis niños gritar con todo su corazón 
mientras jugaba: “¡Soy libre, soy libre!”, dejándome atónita ante el poder 
mágico del juego. Ahora, gracias a la lectura de Yasenia Pateti (2008) en 
“Educación y Corporeidad” logro comprender mejor su poder. 
En primera instancia, para la autora se hace muy importante integrar en la 
escuela y en la educación un espacio recreativo, puesto que la sociedad 
occidental genera una dicotomía entre el cuerpo y el intelecto, siendo éste 
último quien recibe el valor y el desarrollo escolar. La corporalidad, por otro 
lado, se deja para las áreas de la educación física, sin encontrar lugar dentro 
del ser humano integral, lo cual ayudaría a relacionar el cuerpo con sus otras 
dimensiones humanas, y también lograr el adecuado desarrollo de las 
habilidades motoras (18-20). Según la autora, el juego espontáneo (en el 
recreo) es la única instancia donde la corporalidad puede integrarse en la 
totalidad de la experiencia, para la creatividad, la fantasía y el aprendizaje 
transverso e integral. Al mismo tiempo, el juego es una fuente inagotable de 
relaciones y culturización, ayudando a la formación social del niño. En el 
juego entonces la corporalidad puede ser vivida y sentida, experimentando el 
niño/a, con frescura, la relación consigo mismo, con el otro y con el mundo. 
Esta experiencia del cuerpo vivido como totalidad y cargado de un contenido
emocional, es lo que ayuda al niño a desarrollar las diferentes funciones 
mentales, que solo pueden ser expresadas de forma unidual desde la 
corporalidad (117). Esto me ayuda a comprender que el juego no sólo tiene 
importancia en la dimensión social del niño, sino comprender cómo 
contribuye a su experiencia de integración como persona, desde su 
dimensión corporal, psicológica, social e incluso espiritual, desde el 
desarrollo de la libertad, la creatividad y una relación sana con el mundo. 
Al mismo tiempo, he integrado en mi experiencia como facilitadora, el arte y 
la poesía, por considerarlo una herramienta de exploración personal y 
existencial, así como de la creatividad, y el desarrollo de la capacidad 
transformadora de la experiencia de los niños/as con su mundo. No fue 
menor mi sorpresa y agrado encontrarme con el libro “Inteligencia 
Espiritual” de los autores Marshall I. y Zohar D. (2002), aclarándome cómo 
el arte y la poesía pueden ser también un camino hacia el desarrollo 
espiritual. 
Una definición que estos autores dan a la Inteligencia Espiritual (IES) es a 
partir de su capacidad de reformular y recontextualizar la experiencia, lo 
cual hablaría de una capacidad transformadora de nuestra comprensión de la 
realidad (78). Los autores hablan de seis caminos para desarrollar la 
conciencia espiritual. Uno de ellos, el cuarto, es el camino de la 
transformación personal, cuyo tipo de personalidad es la artística, su 
motivación la creatividad, y su énfasis espiritual es la totalidad, la búsqueda, 
la individuación (250). La tarea psicológica y espiritual de quienes toman 
este camino es la integración personal y espiritual, debiendo explorar las 
alturas y profundidades de nosotros mismos, teniendo que unir las partes 
fragmentadas para convertirnos en una persona independiente e íntegra. Este 
camino, en su forma más inteligente espiritualmente, lleva a encontrar
nuestros aspectos perdidos o fragmentados de nuestro ser más allá del ego y 
la cultura existente, para encontrar allí “en el pozo infinito del centro” (251). 
En este sentido, he integrado el arte y la poesía para educar no 
necesariamente en este camino, sino que para incentivar la individuación, la 
búsqueda de la esencia del sí mismo más allá del ego y la cultura, para 
empoderar a las personas desde la transformación de sí mismas hacia una 
mayor libertad en su ser, actuar y estar en el mundo, construido junto a otros. 
Particularmente la visión de Luis Weinstein (2006) integra la espiritualidad 
con la práctica de la poesía y el arte en la vida cotidiana, considerándolas 
como un medio y un proceso de exploración, autoconocimiento y 
comprensión; como explicación y búsqueda de sentido de la experiencia 
subjetiva del individuo en su existir en el mundo, hasta llegar algún día a su 
máxima expresión: la belleza y el sentimiento del absoluto. El autor entiende 
el arte y la poesía “como sinónimo de la situación humana, de nuestro lugar 
en el cosmos como testigos del universo y su belleza, como co partícipes de 
la creación. Lo emblemático, a ese respecto, es la frase de Novalis, ‹la poesía 
es la salud trascendental…›” (Weinstein 2006)). Lo poético y artístico como 
mirada, una dimensión, una esencia del mundo, de la vida, del ser humano, 
y quizás del ser en sí. Y no necesariamente tiene que existir a través de un 
objeto artístico, sino que lo trasciende en la sonrisa de los niños, la 
profundidad de un diálogo, la comunicación en el amor” (Weinstein 2006). 
Porque integra “momentos expresivos del amor, la amistad, la comunicación 
profunda, la necesidad y la vivencia de utopías, la capacidad de servir, de dar 
las visiones de la naturaleza, de fantasías, de sueños, de acciones colectivas, 
de descubrimientos teóricos o científicos” (Weinstein 2006). Desde esta 
concepción, Weinstein entrega ciertas orientaciones y supuestos de cómo 
propiciar el “guiar poético”, utilizando como base un modelo de
comunicación humanista, donde el guía poético acompaña 
democráticamente desde un yo a un tú. Así, desde un modelo Socrático, 
promueve un proceso de aprendizaje que lejos de entregar verdades, entrega 
preguntas, con el único objetivo de despertar el amor por las posibilidades 
creativas y poéticas de cada ser humano, escuchando cómo la poesía 
discurre como respuesta a estas preguntas, como transparencia del sentir; 
compartiendo el guía, su propio proceso de estar en el mundo (Weinstein 
2006). La posibilidad o elección de encontrar respuestas a los 
cuestionamientos fundamentales sobre nuestro origen, destino, y sobre todo 
del sentido de estar vivos y comprender las dimensiones de la vida y el 
universo, es considerada por Juan Lafarga (2013) como la dimensión 
espiritual del ser humano, a partir de ciertas creencias y convicciones. Para 
Lafarga, este sistema de creencias que dan sentido a la vida de cada 
individuo, no vienen de explicaciones racionales, sino de una capacidad de 
fe y de intuición. Muchas veces y en primera instancia las creencias son 
aprendidas, y para realmente hacerlas conscientes y elegirlas 
responsablemente necesitan evolucionar con la ampliación de la consciencia 
y con la armonía en la satisfacción de nuestras necesidades básicas (Lafarga 
2013). Pues, no podemos separar en el ser humano, como ya hemos visto, 
las dimensiones del ser humano, que van de lo biológico, a lo psicológico, a 
lo social hasta lo trascendente. Para Lafarga, la experiencia culminante de la 
espiritualidad desde el desarrollo humano, es “la creciente armonía en la 
integración con uno mismo, con los demás y con el universo. Es un estado 
de bienestar en que todo lo que sucede tiene sentido, una experiencia de 
amor y alegría conscientes que no es interrumpida por los acontecimientos 
adversos y que magnifica las experiencias de felicidad” (Lafarga 2013).
Para terminar esta conversación, me surge desde lo personal una reflexión 
sobre la unificación del “ser” y el “hacer”, donde me doy cuenta de que este 
camino que busco y construyo es lo que también soy. El arte, la poesía y el 
juego, son para mí las mayores expresiones de libertad, de búsqueda de uno 
mismo, de mayor comprensión del universo, del absoluto, de los otros y de 
mi forma de relacionarme con todo ello desde mi espiritualidad. Para mí, la 
felicidad es poder realizar mi quehacer en sincronía con lo que soy, desde 
mis aprendizajes y experiencias, hasta la educación holística que promuevo 
en los niños/as en el camino hacia una conciencia integradora. Creo que en 
el “ser” y “hacer” converge la unificación de nuestro cuerpo y nuestra 
espiritualidad, pasando por todos los estadios de nuestra conciencia y 
nuestras dimensiones bio-psico-sociales y espirituales, que hemos revisado 
en este texto a partir de diferente miradas-autores, diferentes herramientas, e 
inevitablemente desde mi propia experiencia personal, que es la mirada de 
este ensayo. 
Bibliografía 
Gallo, L. (2010). Los discursos de la educación física contemporánea. 
Bogotá: Kinesis. 
González, Ana María (2009). Educación Holística. Barcelona: Kairós. 
Lafarga, J. (2013). Desarrollo Humano: el crecimiento personal. México: 
Trillas. 
Lowen, A. (1998). La tradición del cuerpo. Análisis Bioenergético. Buenos 
Aires: Era Naciente. 
Marshall I. y Zohar D. (2002). Inteligencia Espiritual. Barcelona: Mitos. 
Pateti Yasenia (2008). Educación y Corporeidad. Colombia: Editorial 
Kinesis.
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Coincidir 2

  • 1. Revista Co.incidir 2 Segundo número Abril 2014 Revista virtual, artesanal, en que coinciden, se conocen, dialogan, cooperan, amigas y amigos de la ecología y de la poesía, de los cuentos y de los derechos humanos, de los ensayos y de los sueños, del espesor de la cotidianidad y del vuelo del espíritu. Editores de este número son María Alicia Pino, Catherine Fieldhouse, Pablo Porcel, Julio Monsalvo, Eduardo Yentzen y Luis Weinstein
  • 2. Indice Bienvenida Sofía Orellana Meditaciones André Barré Sala de Hospital Herman Thenoux Profundidades Latentes Juanita Tagle Haiku en el Jardín Tejedoras. Trama, hilo y lana Ángeles Núñez Mujeres en Claves de Marzo Alejandro Illanes Víctor Jara Velando tus sueños Héctor Torres ¡Mierda… se recocieron mis camisas! La plaza de Angol Soliloquio en tu vereda
  • 3. Claudio Schuftan Aquel 11 de Septiembre Iris Leal El relato Abrazo Noche Frutos Jorge Flores El Árbol LA Puerta El Miedo Luz Conteras Cae, Cae Mabel Rodríguez Seres iluminadores Malvina Álvarez Hijo del viento Enrique Escobar El Cementerio Camila Andrea Troncoso El Cuerpo y la Espiritualidad unificados a través del Arte, la Poesía y el Juego
  • 4. Desarrollo comunitario y humanismo: un enfoque integrador Educación para la vida: practicar y promover el desarrollo integral Luis Bustos Amor sin barreras: “La permanente tensión entre Capuletos y Montescos”. Carmen Obreque Nelsa Zulena, que lejos estás del Uruguay Carlos Crosa Blue Jazmin Golpe de Calor Romina Corradini 5 de Marzo. Miércoles de Madrugada Eduardo Acevedo Energías limpias Luis Weinstein La Plaza del Encuentro del Desarrollo Humano y la dimensión Poética de la vida. Palabras Amigas Julio Monsalvo El rincón de la Alegremia
  • 5. Bienvenida Amigas y amigos, va el saludo de los zulúes: Sawu Bona, te veo. Sí, esta revista virtual, artesanal, desea promocionar la amistad y, para eso, se va difundiendo de amistad en amistad… Por eso, nos vemos, tratando de que ese verse nos haga más integrados, con la amistad bien puesta en este compromiso de acercar la educación, la salud, el arte, la ciencia, la acción social, la espiritualidad, con sentido de la coexistencia, con alta alegremia, con mirada al otro projimológica, con la dimensión poética de la vida, con tribuna para los derechos humanos. Aquí estamos otra vez ¿Y qué fue…? Para empezar, entre tanto proyecto que permanece en el camino, éste, contra la corriente cultural dominante porque está a favor de una nueva mirada a la realidad, a la convivencia, al ser humano, al derecho de que no se escondan los temas ni las relaciones entre los temas ni las formas de encarar a los temas y a sus relaciones…, esta revista ha hecho sus primeras raicillas, tiene colores de buena salud, suben los adherentes… ya hay frustrados por no poder instrumentalizarla para fines particulares . Dijo Gabriela Mistral: “escribir me suele alegrar; siempre me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil.” Te veo, te suele pasar lo mismo. Entonces… esta puede ser tu casa. Colabora, invita a más lectores y lectoras y vamos formando coincidentes, que lean, que comuniquen lo que escriban, que aporten a la integración para una forma más saludable de vivir y entender la realidad.
  • 6. Sofia Orellana Educadora, sentipensadora espiritual MEDITACIONES Sobre la vida: Misterioso misterio flotando en un espacio incomprensible, sin principio ni fin; moviéndose en un estado de eterna vibración encarcelada en el cerebro, y mediante ojos que buscan sin derrotero fijo, una respuesta, cierta o huidiza. Mis moléculas, vibración de inconmensurables átomos, están fundidas dentro de algo que llamamos vida, aprisionada dentro del crisol que agita la muerte. Soy un momento, para no ser el siguiente; el eterno ser y no ser; soy actriz de hechos que supongo ocurren y que constituyen aquello que se llama historia. Interrogantes: ¿Seremos reflejo de un juego de pensamientos o de movimientos vibracionales cuyo roce nos da los atisbos de los que se llama vida?, ¿o acaso seremos productos de juego de dioses? y, ¿Qué son dioses? y, ¿Qué es Dios, con mayúscula? ¿Acaso aquello, no es sólo producto de pensamientos que en el fondo son vibraciones o energía que muestran figuras inmateriales a los hechos y acciones nuestras? ¿Qué significa existir?: estoy, existo, porque mis sentidos me hacen ver, oler, escuchar, palpar. O ¿Acaso estaré perdida en un loco juego como un ajedrez, plasmado dentro de mi mente o estoy flotando dentro de un misterio, que me mece y se llama vida? Analizo, medito y me tranquilizo con mis vagas conclusiones que me afirman. De este modo continúan las preguntas. Sobre el pensamiento: ¿Es una energía espiritual? No por pureza sino por no tener consistencia física, alojada en la mente; al carecer de espacio debe retornar al infinito y en su búsqueda aparece la palabra hablada ocupando el sonido; de esta manera ella tiene la potencia de convertirse en acción y esta acción en creación. La creación nos hace dioses, que actúan a la luz del sol o en las tinieblas de la noche. Sobre el alma: Pero, ¿Qué es el alma? ¿Si el pensamiento es energía espiritual, es producto del alma o es el alma misma? ¿Si el cuerpo es un envase, una cáscara, somos alma?,¿ qué es la parte eterna del ser humano? Donde estoy yo, tú, los otros. Entonces… ¿Que es la vida?
  • 7. André Barré André Barré es el nombre literario de un médico y escritor chileno. Es un conocido científico, con estudios y cargos importantes en diversos países del mundo. Jubilado, ha podido entregarse a la literatura, su pasión de toda la vida Sala de Hospital El Dr. Alfredo Fernández, a los pies de la cama de una enferma en su sala del Hospital Clínico, apartó su mirada de la historia médica que redactaba, a causa de que escuchó varios pasos sonoros y rápidos en el pasillo de acceso. Al ver hacia la amplia puerta, pudo observar, no sin asombro, a un grupo del personal, algunos vestidos de blanco y otros de azul, que solicitaba permiso para entrar y entregar a la señorita Helena, de la cama siete, los ramos de flores, cajas de chocolates y alhajas que portaban con máximo primor. La sala se inundó de un murmullo y de risas contenidas de las asiladas. La aludida, tímidamente, se sumergió entre sus sábanas con este alboroto. Impactado, Alfredo no comprendió lo que estaba ocurriendo; por esto, y en busca de una aclaración, se encaminó a interrogar a su amigo y colega Manuel que se encontraba en la sala vecina. Esa mañana, tan pronto ingresó a su sala, el Dr. Manuel Díaz se le acercó, presuroso y agitado, para pedirle que lo reemplazara en la atención de sus pacientes, pues tenía un llamado urgente del Convento de las Carmelitas de Claustro, cuyos miembros estaban bajo sus cuidados profesionales. _Seguro_, le respondió, _vigilaré también a tus pacientes-
  • 8. _Gracias_, contestó Díaz y salió corriendo mientras se quitaba la capa blanca, lanzándola sobre el mesón de la enfermera que escuchó asombrada la dedicación profesional del médico a las religiosas. Al día siguiente, el Dr. Fernández observó que habían recibido en su sector a una joven cuya ficha de ingreso estaba firmada por su amigo Manuel. Este se acercó, saludándolo con afecto, y manifestó estar agradecido por su reemplazo; luego, le solicitó que, por tener él mayor experiencia, aceptara la responsabilidad de esa paciente suya del convento y lo mantuviese informado de la evolución. Alfredo asintió. El día anterior, al concurrir Manuel a la cita de la congregación, no se formó una idea de la causa de la afección de la muchacha, por lo que decidió hospitalizarla en la institución donde ejercía. Era una mujer de unos treinta años, pelo azabache, de piel blanca, con rasgos europeos y bellos, ojos oscuros y expresivos, cejas espesas demarcadas, peso corporal de acuerdo a su estatura. Ahora, Alfredo la tenía a su cargo para la identificación de su patología y recuperación. Desde hacía varios días la mujer estaba febril, sin un origen evidente. Ya en el nosocomio se le tomó muestras para el laboratorio, se ordenaron radiografías y se llenaron varias hojas solicitando interconsultas. Al practicarle el examen físico, comprobó que era una hermosa mujer: cintura estrecha, caderas amplias, piernas bien formadas, senos pequeños y armónicos con su físico; sin quejarse de cefalea, dolores musculares ni algún signo extraño, salvo su temperatura corporal que persistentemente señalaba 38.5 C°, era una persona que se veía saludable. Estaba por finalizar la quinta mañana y Fernández, sin tener clara la patología de la monjita, escuchó unos fuertes taconazos en el pasillo de acceso y una ronca voz que preguntaba por el Director del Hospital, a quien
  • 9. quería expresarle sus quejas, y por el médico tratante de su asilada débil, Dr. Manuel Díaz. Compungido este, pero calmo, salió para atender a la Madre Superiora que con decisión jerárquica y amenazante inquiría información sobre Helena, a quien consideró prácticamente secuestrada de su alero místico. Transfigurada en un energúmeno, evocaba a un personaje de terror, quizás a un cuervo, con su hábito oscuro y su toca de puntas. La astuta enfermera de la sala, al escuchar este escándalo, se escabulló para dirigirse a la administración y advertir al Sr. Director de lo que ocurría: una mujer uniformada amenazaba hacer un escándalo. Ella le sugirió no recibirla, ante lo que el Director, Dr. Molina, estuvo de acuerdo e impartió las órdenes pertinentes. Espantado por el bullicio, el tímido Alfredo saltó por el balcón de su sala, ocultándose tras los matorrales del jardín hospitalario, dejando a Manuel poner la cara y dar explicaciones sobre lo inexplicable a la Madre Jefe, pues los exámenes e interconsultas practicados a la fecha nada habían aclarado. Cuando presintió que el fenómeno se había marchado, regresó al interior para encontrar a Manuel, tirado en un sillón de la enfermería, pálido y sudoroso. _Tenemos que encontrar la causa de la fiebre de la novicia_, dijo en un suspiro. _De lo contrario, la superiora amenazó con llevársela y soportar con fe el designio divino, sin la colaboración terrenal de nuestra medicina. Y esa decisión no será aceptable para las autoridades del Clínico_, masculló el Dr. Díaz, _siendo nosotros los responsables. _ ¿Autoridades? ¡Miéchica!_, dijo Alfredo, quién, en ese momento, recordó que el Director del Clínico era un excepcional profesional y profesor de medicina. _Le haré citar en interconsulta para que entreviste a la paciente durante las primeras horas de la mañana.
  • 10. Un día después, al llegar Fernández, había silencio entre las mujeres. En la semana anterior, por el contrario, se vio un alboroto. La novicia era la causante de saludos matinales con pícaras bromas de tono erótico, mas, el día presente todo era silencio. La joven monjita tapada hasta la frente no se mostraba. Y ¡Oh!, ¡sorpresa!, su hoja de evolución, a la cabecera de la cama, mostraba que la curva de su temperatura corporal iba en descenso. La enfermera les informó que Helena fue examinada el profesor Molina muy temprano; la había hecho llevar por ella a una habitación privada donde permanecieron, paciente y médico, durante una hora, al cabo de la cual la joven regresó a su lecho, asorochada y silenciosa. El Dr. redactó sus conclusiones en el mesón de la enfermería; luego, entró a la sala para despedirse de la joven enferma con un beso sonoro y se retiró sin explicación alguna. Helena permaneció sumergida bajo el albo cubrecamas por pudor a las indiscreciones. Quizás, por primera vez en su breve vida en gran parte aislada de la agitación mundana, sentía que una extraña y nueva emoción la embargaba hasta su sentir más profundo; todo ocurrió tan rápido e intenso, dejándola anonadada. Alfredo y Manuel comprendieron de inmediato que el profesor seguiría a cargo de la joven mujer, y tenían que esperar ser llamados para seguir sus instrucciones. Por el momento, aunque callada, la paciente siete terminó por aparecer en superficie, estaba mejorada y aceptó animosa las bromas de sus compañeras. Como lo pensaron, el Dr. Molina les citó e informó que la enferma Helena estaba sana, física y mentalmente; su síndrome febril era de origen idiopático, ocasionado por el aislamiento riguroso del claustro, y cedería en forma espontánea al llevar una vida normal. Por lo tanto, debía ser dada de
  • 11. alta. Él se pondría en contacto con la Madre Superiora del Convento para entregarle las justificaciones debidas. Esa tarde se vio salir del Hospital Clínico a una bella mujer de tacones altos, alhajada, vestida elegante y escoltada por personal impecable, para subirse a un cadillac color rojo, descubierto y con el propio Dr. Molina, sonriente, acomodado al volante. André Barré (S) Nota: La posible coincidencia de ambientes, personajes y trama, imaginados por su autor, con posibles hechos acontecidos en la realidad, es un mero juego del azar.
  • 12. Herman Thenoux Herman Thenoux Deutshmann. 32 años, Pintor, fotógrafo y escritor, inspirado en la comunión interna con el cosmos. Intento acercarme al reino donde las palabras rozan la eternidad y el silencio permanece latente esperando a ser experimentado en carne propia. Buen viaje a lo profundo de lo simple es mi deseo en estas letras, al origen de nuestros mundos en este mundo. Profundidades Latentes Entre espacios de cielo craquelado de nubes Danza el ígneo brillo pulsátil Inundando de luz velada Claros de cielo estrellado Miríadas de océanos se elevan al cosmos Entre nebulosas de rocío plenas de vida Reflejando universos sobre espejos celestiales Entre radiados cuerpos de algodón henchidos de luz Sus rayos convergen sobre un sol de cobre Suspendido en el atardecer de los cielos Enviando en el último destello de su pupila eterna El origen de la vida a esta tierra. Danzando en la oscuridad del alba Envuelto en destellos de lucero El mando frio de la noche permanece suspendido En la oscura silueta del árbol Iluminando su interior desde las entrañas de la tierra El cuerpo de lava asciende reptando su sinuosa corteza Inundando en sabia inflamada ríos de venas ocultos Sobre su cuerpo moldeado por el pulso subterráneo
  • 13. Oscuras escamas resplandecen bañadas en polvo de diamantes Al impulso cósmico creador de estrellas que fulgura entre sus ramas Elevando la noche a la aurora naciente Sobre índigos cielo de cristal Profundas raíces dan a luz estrellas Sobre gotas de rocío caídas del cielo Extendiendo en brillos de zafiro El fruto luminoso de la comunión del árbol y el infinito.
  • 14. Juanita Tagle Juanita Tagle Miranda Pintora, Recolectora de semillas Hierbatera nací en hurtado crecí en el Norte Grande de Andrés Sabella vivo en Santiago añorando día a día la Bahía de Antofagasta , el cielo, los yuyos y el Río Hurtado. Parí cuatro hermosos hijos María Sol, Pablo Alejandro María Jesús y Juan José. Creo en la tierra, el bosque, en las profundidades del mar Amo el musgo, los zarcillos de la parra y las matas de zapallo. Adoro el picaflor y la familia de zorzales que tengo en mi pequeño jardín Tengo una cercanía especial con las aves será porque vivo en el aire sufro de estados nostálgicos media tristona a veces habitada hoy por el amor Fanática y admiradora numero uno de José Pepe Mujica me gusta la música griega. la opera, el canto general de Mikis Theodorakis y levito con la sinfonía número 5 Adagietto de Mahler, para espantar depresiones la música africana Me gusta decir al viento mis temores y mis añoranzas es una forma poética de decir que hablo sola Creo que esta bueno por ahora solo debía hacer una presentación de mi persona. The End. Juanita.Tagle Miranda Santiago Año 2014.
  • 15. Aiku en mi Jardín. I.- El zorzal quieto espera la lombriz yo quieta miro al zorzal. II.-Vuela el zorzal atrapó la lombriz. III.-Yo tras la ventana no puedo volar. IV.- Seis de la tarde despedida se va el zorzal se va el sol se va el día. V.- Refresca la tarde refrescos los caracoles. VII.- Puse trampas para los caracoles…caí yo Tejedoras,Trama Hilo y Lana María Patricia se llama la primera tejedora, Icha para las amigas. Hace tres años se dedica a enseñar telar Witral , egresada como Bio Química de la Universidad de Chile. Llegué a ella por un artículo de La Nación dato que me envío Manuel junto con el regalo del taller para aprender con Icha el tejido del Witral… Dice el artículo: María Patricia Romero encontró hace algunos años un libro que contenía técnicas para la elaboración del telar mapuche, conocido como witral. En aquella época era estudiante de bioquímica y de a poco comenzó a intercalar la resolución de problemas y ecuaciones -o lo que sea que hagan los bioquímicos- con el estudio de técnicas artesanales. Hoy dedica todas sus horas a perfeccionar este conocimiento ancestral, pero sobre todo a transmitirlo a través de cursos intensivos. Ya lleva más de 60 alumnas, que en poco más de 3 horas aprenden más que lo básico. “Me parece muy importante difundir esta técnica, que corre el riesgo de desaparecer”, cuenta María Patricia, quien se pierde en su árbol genealógico sin dar con algún miembro de su familia que sea mapuche.
  • 16. Hoy recorre Colombia la Guajira aprendiendo técnicas de tejido Wayuu, en Panamá visito a las mujeres Kunas y aprendió el hermoso trabajo de cestería, desde su sitio de facebook nos regala sus imágenes y su aprendizaje, nos traspasa su energía y amor por estas técnicas maravillosas ancestrales. Desde que llegué a su taller no dejo de admirarla y sorprenderme por lo que hace y tejer canastos en la selva es lo máximo de la vida!...Así se desborda en alegría desde la Guajira El dialogo comienza a tejerse a través de sus imágenes, al final Amerika es un solo telar misma gama de colores, mujeres ajenas al bullicio de lo superfluo amarradas a fibras naturales tiñendo de colores el paisaje. La Icha demás podría estar ejerciendo su profesión metida en un laboratorio como se usa hoy en día “generando muchas lucas” pero no, ella opta por este paisaje, recorre Amerika Mujer aprendiendo tramas fibras llenándose de conocimientos que no se aprenden en la universidad y menos encerrada en un laboratorio… La Icha tiene la edad de mi hija mayor, cuando voy a sus clases de telar mapuche me pierdo porque me quedo mirándola, veo en ella una de mis yo que quise ser alguna vez… ¡¡¡ Salve Icha Reina De Los Telares De Amerika Joven ¡¡¡ La clarita, es la Segunda Reina Madre Del Crin Su quehacer reinó por mucho tiempo en todas las Estaciones del Metro. Alguien escribió ya sobre ella en estos cuentos cortos de Santiago en mil palabras, para mí es lo más lindo que tiene el metro, los cuentos cortos para trayectos de apreturas largas fiuuuuuu..¡¡¡¡ Ah y el mural de Mario Toral. Pero decía que la Clarita es una reina de mariposas, las teje en una trama delicada, única en el mundo, con cabellos de cola de caballo “crin” viene de Rari Pueblo Patrimonio Cultural en Panimávida. Lo más lindo de esta trama es que la Icha un día invitó a la Clarita a su taller para que enseñara su bello oficio. En ese minuto sólo los dioses estuvieron presentes. Yo imagino el primer contacto visual, después la palabra, después el intercambio de saberes… la generosidad de estas dos mujeres de darse en un saber de hilos. ¡¡¡ Salve Clarita De Las Mariposas.¡¡¡
  • 17. Si van al centro y caminan por calle Bandera cerca del antiguo Congreso en una esquina esta la Clarita bella tejiendo mariposas que vuelan imagen que pocos se detienen a mirar…andan todos apurados no viviendo la vida . María Isabel es la tercera. Dama Antigua Del Frivolite, meses atrás la vi en una feria artesanal por Mapocho…yo con mi afán de aprender (por eso quiero a la Icha), siempre soñé con aprender el frivolite, técnica antiquísima que está en vías de extinción, hace poco encontré al fin el papelito que ella me dio con su dirección, vivimos relativamente cerca, vino a mi casa un día, aprendí un poco, pero más allá del tejido, me maravillé en su palabra, me encanta escuchar vidas bien vividas, vidas con sentido, ella mujer de teatro y poeta aprendió el tejido de su madre. Me cuenta de un grupo de amigos exonerados políticos que se juntan en tertulias de Poesía en el Prais de Puente Alto. Los une la Poesía para descartar el dolor; se llaman “canastos de Poesía” ella llena un canasto de mimbre, lo llena con tarjetitas en prosa y azul, recorre la feria entre tomates, zapallo, papas y cilantro, la María Isabel regala Poesía con humildad y dignidad que sólo los grandes de corazón se dan el lujo de regalar. Hoy en día es muy raro encontrar personas de este nivel de sabiduría ¡¡¡ Salve Maria Isabel Reina De La Poesía y Del Frivolite.¡¡¡ Yo debería ser la cuarta, sólo que es mi hora en que me voy a mi taller a tejer, a bordar con raíces de Laurel, zarcillos de Parra, lanas, hilos, huesos de pescado, en eso estoy hoy trabajando, en un Tapiz Bordo lo que la Raíz Borda Bajo la Tierra…uniendo el saber de la Icha la Clarita y la María Isabel… Telar Witral, lana, uso, hilado, naveta hilo, fibras vegetales, frivolite, cestería, crin teñido, mimbre para llegar al más intenso color azul, el azul de la amistad, el azul de Chagall, el azul de mi amigo Luis, el azul prusia de Manuel. ¡¡¡ Salve Yo.¡¡¡ Tagle Juanita Miranda Santiago Marzo,13,2014. 20:53
  • 18. Ángeles Núñez Ángeles Núñez Echenique, uruguaya, docente y educadora de jóvenes y adultos vinculada a los movimientos sociales desde muy joven.Desarrolla la escritura (poesía, cuentos, artículos, ensayos y entrevistas). Estudió lengua, literatura y civilización francesa en la Escuela de Francés Moderno (Facultad de Letras de Lausana, Suiza) y obtuvo un postgrado en Pedagogía aplicada en "Dirección, Coordinación y Gestión de Programas e Instituciones de Alfabetización y Educación de Personas Jóvenes y Adultas", en la Universidad Autónoma de Barcelona en convenio con la OEI. Asesora pedagógica y académica en proyectos culturales, cooperativos y sociales. Mujeres en clave de marzo Es necesario dejar pasar al frente a las mujeres por duda o convicción, amor o resistencia, por esa terca manía de acompasar derechos, deberes y alegrías. Es casi obligatorio clarificar ciertas tonterías y blasfemias, de alborotadas confusiones de extravagante burbuja, de indeseables situaciones de pretéritas rebeliones
  • 19. y de presente continuo. Sería imprescindible tomar las agendas olvidadas y trazar círculos de colores, en cada hoja suelta que nos despierte el alma, que acurruque de sueños las posibles madrugadas. Que no se deje para mañana ninguna arena por pisar, ningún amor por retener, ni ninguna montaña por escalar. Que la ternura no confunda nuestra condición de ser personas liberadas. Todo lo que logramos no nos ha sido regalado, sino tramo a tramo alcanzado, con cada lucha programada antes y después del 8 de marzo.
  • 20. Alejandro Illanes Alejandro Galo Illanes Mora (85), médico, escribe prosa y poesía sobre diferentes temas: amor, fe, filosofía, algunos de ellos contrarios a la violencia. Como Profesor de la Facultad de Medicina (U.de Chile), por sus ideas, se exilia en 1974. Refugiado, investiga en las Universidades de Canadá (Manitoba), y Suiza (Berna). Jubila de la U. de Oriente, Venezuela (96) y regresa a Chile (2001) donde sigue creando versos libres, musicales, que claman por amor e igualdad de derechos sociales, en libertad. VÍCTOR JARA Víctor Jara no ha muerto, Víctor Jara respira y canta en cada guitarra, en cada huerto donde florece la esperanza de un jardín mejor Víctor Jara no ha muerto, Víctor Jara no ha muerto Víctor Jara guía las estrellas hacia un firmamento de amor, dejando a los cometas decir. Víctor Jara palpita y canta Víctor Jara no ha muerto Víctor Jara vive en nosotros, Víctor Jara canta por cada uno por cada uno de nosotros, canta y su guitarra no implora su madera entona canciones de libertad
  • 21. para un pueblo dolido que solo espera igualdad, de pie, con dignidad. V E L A N D O T U S U E Ñ O Cuántas noches de amor rosaron tus mejillas Cuantas noches de amor cerraron tus párpados a besos Y ahora duermes, quizás recordando, soñando, el soplar de las nubes cuántos frutos dejaste en el olvido del tiempo Y que ahora te recuerdan, a ratos, cuanto saber derramaste sobre ellos, tus hijos que ahora solo memoran las nieves sobre tus cabellos Y reposas y sueñas tantas horas de felicidad y anhelos alcanzados y gozados en esa larga playa que alisa el viento De arenas bellas y solitarias En que la brisa borra tus huellas Nada te recuerda lo que fue un horizonte lejano secuestró tu pasado Y duermes, reposas y sueñas, Como si fuera hoy para ti El día en que comenzó todo
  • 22. Y escuchas romper las olas del tiempo A la Dra. Eliana Giglio R. esposa, madre y médico docente Héctor Torres Héctor M. Torres Toro, nacido en1944 en la ciudad de negrete octava región, casado 3 hijas 3 nietas, obrero de la construcción en Chile y Canadá, hoy ya (jubilado). Autodidacta de origen campesino, poeta, escritor. Varios libros escritos, pero sólo dos de poesía publicados. En este momento se está montando un documentas sobre su vida política sindical y poética. Defensor de la vida y el amor, se confiesa enamorado de la vida, el vino y las mujeres. Ama el deporte (futbol) el hockey sobre hielo, la rayuela y el ajedrez. Se siente defensor de la justicia social, la equidad, la paz y la libertad. Le gusta la lectura, la filosofía y la literatura. Sus escrito están basados en la poesía, cuentos soliloquios, monólogos, testimonios, ensayos relatos lúdicos y con sentido de vida. ¡MIERDA… SE RECOCIERON MIS CAMISAS! El día que decidí poner los pies en el camino y entregarle la mirada al horizonte, fue aquel, en que mis conclusiones llegaban a un resultado menor al que me dejaba contento. Ese día la cumbre de mis sueños pudieron más que el amor de cercanía física a mi familia, mi conclusión fue una orden y un apuesta en escena en el actuar, me atreví a desafiar el miedo, alejarme del apego de mis hermanitos, de mi madre, de mi lugar, de mis amigos, no era fácil, pisaba sobre el descontento, y el soñar me ilusionaba, iba en busca de un poco de agua, de una brisa distinta, de un aire cultural para mi sed, tenía una gran herida en mi alma causada por la daga de la ignorancia y debía curarla, no podía
  • 23. continuar con aquella molestia, con aquel dolor que me punzaba, necesitaba ser una persona con una historia más visible, tal vez no para satisfacer mi ego, porque mi nivel de inocencia no podía proyectar un ánimo de competencia con nadie, en aquel momento no tenía necesidad de mostrarme, ni competir con nadie, más bien era parte del deseo de salir del ahogo y necesitaba un oasis para refrescarme, para explorar el pequeño mundo de reducidos patrones y limitantes, causados por mi herencia cultural en el centro mismo de la extrema pobreza; preso en un mundo desfavorecido, casi a la orilla del abandono. Una realidad que flotaba en la orilla de un universo mayor; pero distante de mi alcance personal, por el que no culpaba a nadie, y si los había yo aún los desconocía, me daba vueltas en la oscuridad como un ciego que no sabe que existe una o parte de una realidad visible, pero que me gustaría poder ver los obstáculos que me impiden proyectarme mejor, de acuerdo a mis anhelos, saber quién soy y a dónde poder ir. Me despedí de los míos, me fui en silencio pidiéndoles que no temieran por mí, me desearon suerte, miré hacia adelante y le dije al camino: nunca me dejes sin huella; avancé paso a paso, kilómetro tras kilómetros, mientras en su descenso el sol amenazaba privarme de su luz. Me despedí de las aves, los árboles y la piedras, me atrapó el silencio y poco a poco sucedió lo que no esperaba: se me oscureció el mundo por unos instantes, se humedecieron mis mejillas, y me asustaron las interrogantes, me detuve y no cedí a la nostalgia de mirar atrás, me negué a la posibilidad de próximos reproches por falta de valor, sería vergonzoso mi proceder si la cerca del miedo se alzaba como un muro infranqueable, reflexioné un par de segundos y enfilé hacia adelante; a partir de ese momento yo era dueño y responsable de todo cuanto me pasara. Era el desafío que se hacía presente en mí y que me acompañaría durante toda mi vida, y debía acostumbrarme a él, debía sentirlo más familiar y temerle menos. Me pasaron muchas cosas que no revelaré por carecer de importancia. Pero quiero contarles una que me parece más patética. Ya habían pasado más de 6 meses en la hermosa ciudad de Angol, ya conocía un poco más de la vida, un poco más del trabajo, del trato de las personas, sabía que el mundo que tenía por delante no era fácil, conocía las dificultades, el abuso de los patrones, y los servicios que podía ofrecer para ganarme la vida, eran muy comunes para mis sueños o pretensiones, lo que me indicaba que mi futuro era costoso. Una tarde comuniqué a mis patrones que me iba, les dije que un trabajo mejor remunerado me estaba esperando, que me disculparan debía partir en la mañana siguiente; me despedí del señor Meza y partí con mis cosas al
  • 24. hombro, golpeé la puerta y salude al señor Crovetto, me atendieron como rey, me entusiasmó y olvidé un proverbio que me había enseñado mi madre, “hijo”, me dijo un día, “toda escoba nueva barre mejor”, todo recién llegado es bien atendido, algo que pude comprobar durante mucho tiempo, hasta hoy que estoy desde un computador escribiendo este ingrato recuerdo, pero a la distancia me causa risa, me parece divertido. Cuando me acordaba de estas cosas, qué ganas me daban de contarle a mi madre y decirle cuánta razón tenían sus palabras, que por desgracia uno nunca escucha a tiempo, Decidí no contarle para evitarle un dolor más, sumado al del dolor que le causaba mi propia ausencia, y recordar mi propio dolor de todo cuanto me había costado el atrevimiento de aceptar el desafío que me imponía la vida, cada día que sentía esta necesidad al instante me arrepentía y me decía alguna vez se la contaré, pero finalmente decidí evitarle todo cuanto le doliera. Quiero decir que en general tuve, con esfuerzo y sacrificio la parte más hermosa de la vida, un corazón que no puede vivir sin amor, justicia y paz. Conocí allí, a un hombre que hacía el aseo, el era todo un señor, un caballero orgulloso y contento de su trabajo, porque le permitía asistir, alimentar, e impulsar estudios y sueños que era la alegría de su familia. Cada día me saludaba riendo, me hablaba con entusiasmo, me aconsejaba y cuando tenía que defender lo suyo, estaba dispuesto en lo forma que las circunstancia se lo exigían. Aún lo veo entrar con su sonrisa diciéndome _ hola pus gancho, como le canta la vida_ y agregaba _ mire ganchito, estos patrones son unos usureros y abusadores, son todos igualitos, no permita que nunca le amarguen su sonrisa. Ud. es joven, tiene el mundo por delante, nunca le saque el cuerpo al bulto, la vida es para vivirla y hay que enfrentarla con decisión y frescura_. (GRACIAS..... GANCHO VIELMA) por esa hermosa lección. Trabajé varios meses más, en octubre tome la decisión de regresar en los primeros días de diciembre. Cada centavo que ganaba lo guardaba para comprar ropas, camisas y por su puesto ropa interior, había logrado acumular algunas unidades de pantalones, chalecos, suéters, un terno de buena calidad para magro salario y más de media docena de camisas blancas, y azules, lo que me hacía sentirme muy orgulloso, del solo pensar de poder darle una alegría a mi familia, que en estos 10 meses me había permitido alcanzar un sueño pequeño mirado desde mi presente actual, pero muy importante en aquel
  • 25. momento, vestirme como yo quería, y que en mi situación anterior, estaba hasta lejos de ser siquiera un sueño. Un día sábado junté, una buena parte de las camisa, serían unas 5 o 6, más otras prendas interiores que estaban sucias, tomé la decisión de lavarlas, ya tenía mi viaje de regreso a mi tierra natal, entre ceja y ceja, pedí un fondo adecuado de propiedad de mi patrona para este lavado, junté la leña necesaria, los detergentes y el cloro para blanquear mis camisas, quería llegar a mí casa con terno, camisa blanca, impecable, alba, e impoluta, corbata azul con rayas blancas, deseaba desprenderle a mi madre de su rostro luminoso la más azucarada sonrisa. Por la mañana del día domingo, me levanté temprano, el día estaba esplendoroso, con un sol radiante, la gente transitando por la calle y al oeste se habría un hermoso paisaje cordillerano. Encendí el fuego con trozos de leña bastante seca, coloqué una parrilla y sobre esta, el fondo; una vez que estuvo hirviendo el agua, coloqué la carga adentro y agregué la medida de cloro, sin restricciones para que quedaran blanquitas y las dejé hervir bastante tiempo para que el hervido cumpliera bien su función del blanqueo. Mientras leía un diccionario español francés intentando aprender alguna palabras, sin ningún propósito definido , más bien algo a lo que me estaba acostumbrando, leer todo lo que cayera en mis manos, y durante el momento que leía vigilaba cómo el fuego, el agua y el cloro, más el detergente, hacían su trabajo de maravilla. Luego de un largo rato, creo más de dos horas, me empezó a ganar la impaciencia y decidí examinar, verificar si ya estaban listas, o si aún faltaba un rato más; tomé un pedazo de madera lo más limpio posible, destapé el fondo que hervía a rabiar, clave mis ojos expectante, hundí el madero hasta fondo del recipiente, hice contacto con las prendas y procedí a sacarlas hasta que mis ojos pudieran constatar el anhelado resultado que esperaba obtener. Pero me asaltó el asombro, luego el desagrado, la rabia y la pena. Y exclamé en voz alta sin poder contenerme ¡Mierda... Mierdaaaa... se me recocieron las camisas! No podía entender lo que había pasado, no quería creer lo que estaba viendo, no podía soportar un golpe tan sorpresivo y tan artero, el destino me estaba jugando una pésima jugada, una verdadera pesadilla, era una desgracia, tanto sacrificio, tanto sueño tejiéndose en el devenir de los próximos días. Y mientras pensaba y reflexionado con rabia, pena, tristeza y decepción, seguía llevando el madero al fondo para ver si lo que ocurría era una era un error, si era la consecuencia de una falla óptica, pero no,... cada vez era más real. Mis camisas aparecían ante mis ojos hecho harina, blanquitas caían pero a pedacitos, estaban todas molidas, y yo maldecía mi negligencia por
  • 26. no haber preguntado cuanto tiempo debían hervir. Era la primera vez que constataba que las ropas que hervían demasiado tiempo se recocían Me senté alrededor del fuego, me dieron ganas de patearlo, de matarlo con agua fría , pero este canalla parecía decirme cuidado, conmigo se juega, poco apoco me fui calmando y aceptando mi desastre, me levante, tomé un gran vaso de agua fresca, miré hacia el sol, estaba hermoso como un gran disco rojo que me mira, y con su tersa luz me mostraba la amplitud del universo, hermoso, azul e infinito y estaba a mi disposición para percibirlo y sonreírle a la vida. Bajó poco a poco el nivel de la amargura, moví la cabeza en señal de incredulidad más que de negativismo, respiré hondo, y me dio una tentación de risa, como si me hubieran contado el mejor chiste de mi vida. Hice mi cuenta mental y me alegré que por suerte no todas mis camisas estaban sucias, aún me quedaban tres fuera de las de colores, seguí riendo y me conformé intentando auto convencerme, que esta tragedia de los primeros minutos se transformara en una linda anécdota. Al final del pasillo hay un portón, allí apareció mi amigo Vielma, con la sonrisa de siempre avanzando su grata presencia, y cuando lo vi, afloraron las ganas de reírme a carcajadas, una risa casi convulsiva, que de tanto reírme, casi llego al llanto, lo que sorprendió a mi amigo y dijo “¿Qué le pasa gancho que esta tan alegre?”. Lo miré y le dije: “Destape el fondo y vea lo que pasó con mi lavado. El tomó el trozo de madera, lo llevó al fondo, constató el resultado y me miró con pena. Me miró y al y verme que no podía aguantar la risa, soltó la carcajada y nos abrazamos riendo juntos... Que pasó gancho?? Se recocieron mis camisas le conteste, ¿pero cómo, si eso no ocurre? y en se instante sus ojos achinados se clavaron en la botella de cloro, y me dice: _No gancho, sus camisas no se recocieron_. _ ¿Y entonces qué paso? _ le respondí interrogativamente. ¿Cuánto cloro le hecho...? _Toda la botella. Afirmé, y él riendo me dijo: _ y por qué no le echó dos... y así, y que pasado con dos, pues hubiera ocurrido un milagro. ¿Qué milagro? _ interrogué inocente. Hubieran desaparecido sin dejar rastros y usted se hubiera convertido en un mago ( que tal el mago del cloro?... esto era un bálsamo para mi herida aún abierta.) Seguimos riendo y me dijo; pero usted no se ha dado cuenta, todo lo que Ud. ha aprendido con esto. Verdad, dije, (¡ahora especialista en recocer camisas)!!!!! Siii con esto, verá gancho que nunca más en su vida le pasará algo igual, ¡echando a perder se aprende!
  • 27. El día que regresé a mi tierra, me fue a despedir, recordamos tanto sus penas como las mías, nos deseamos lo mejor del mundo, me auguró un camino lleno de sorpresas, la mayoría buenas, me dijo. Ese día nos abrazamos y reímos como dos niños nuestras desgracias, las convertimos en anécdotas, quizás para mitigar el desaliento de despedirnos, tal vez para siempre desaliento por el cariño que había crecido entre nosotros. Yo regresé y él se quedó, nunca más nos volvimos a ver, tal vez hoy él ya haya partido de este mundo, pero su sonrisa y sus sabios consejos como su dignidad, me acompañan hasta hoy, en que vuelvo a reír con su sonrisa, muy fresca y alegre en la cumbre más alta del recuerdo, cuando por momentos cada uno de nosotros regresa por un instante al pasado... LA PLAZA DE ANGOL Cuando la juventud es un águila predadora de sueños, y el deseo galopa en el corcel del alba, con el alma colmada de bríos, como una semilla honda y pujante, las ideas y las reflexiones van más allá del horizonte que alcanza la mirada, florecen anhelos, ambiciones y metas, acordes con la fuerza del momento. En ese caminar se barajan ideas, posibilidades y tentativas, se mide cada instante cada posibilidad que cada uno desprende del entorno y luego amanece la tentación de llegar más lejos. Así un día repetí entre la oscuridad mezquina de mi tierra natal, ésta frase que se queda y me duele, reflexión que perdura en el descontento (esta tierra seca de mierda no da nada). Me imaginaba verme caminar por senderos más fértiles, tapizados de conocimientos donde poder ser persona, donde soñar con un amor, con un trabajo más sólido para el sustento de la vida que anhelaba. Una tarde me encontré esperando el tren que me llevaría al lugar que había elegido, allí encontraría el mundo que soñaba. Luego de varias horas de viaje, descendí rígido temeroso pero decidido a entablar el combate por una vida diferente. Angol era la ciudad que me brindaría las posibilidades de emprender una vida más luminosa. No sabía, no imaginaba que sería tan dura. A partir de esta experiencia aprendí a tener más cuidado con mis arrebatos; no renegué nunca más de mi tierra seca y mezquina, tampoco del lugar donde ahora estaba atrapado, con
  • 28. algo más de posibilidades, pero no como las que yo había idealizado, ni soñado, ni siquiera había imaginado tan alto costo... Mucho trabajo, muy poco tiempo para dormir, sin sábados ni domingos libres y un sueldo de miseria ... Pasaron los días, pesadas las horas, largas las noches, hostil el ambiente para un soñador fracasado como yo. Reflexión de algún momento, pero ya estaba de nuevo atrapado por la inexperiencia, algo nuevo en el ir siempre hacia adelante, aprendiendo a tolerar, a no renegar, a querer mi tierra seca y árida, donde yo, era yo y no un extranjero tratado despectivamente, no el campesino, el viento norte, el puelche, el sur, o el guacho de territorio, al que todos querían mandar. Pero ya estaba en medio de la oscuridad de la noche y debía saber cuántas estrellas tiene el cielo, para que nadie me contara cuentos. Manuel era un muchacho mapuche, con quien compartía la desilusión y la desdicha de no estar contento, además de la identidad de ser extranjeros en nuestro propio país, pero Manuel tenía una esperanza mayor, trabajaba y se humillaba si las condiciones de ganarse unos pesos se lo exigían, para continuar sus estudios de leyes. Él sería un abogado, espero que lo haya logrado. Manuel me enseñó las 4 operaciones matemáticas, y a leer un poco más, por esta sencilla razón, cada vez que yo escribo y leo, tiendo a recordar a mi madre, quien fue mi primera maestra y más tarde Manuel, más un profesor de escuela nocturna para adultos de Santiago (Raúl Gómez) Al comienzo, en las primeras noches, la luz artificial me fascinaba, luego me faltaron las estrellas, el azul intenso de la noche y la alegre copa de los árboles en frescos movimientos; me fui moldeando en la incomodidad, debía resistir, debía esforzarme, forjarme en la costumbre, una nueva forma de medirme ante la vida, a forjar el deseo de reír y sentirme contento; no fue fácil, pero me sirvió de temple para llegar hasta hoy sin ganas de maldecir lo que soy. Cuando recorro el camino de mi vida a través de la huellas del recuerdo, la vida me recompensa con una sana alegría y me florece el rostro de sonrisas. Aquí aprendí que la vida es un camino que se abre para andarlo, para hacer la historia que resultara cuando se cierre mi destino. Muchas cosas me pasaron, dos de ellas me marcaron a vida, una es la plaza de Angol, la otra una muchacha mayor que yo, que me sedujo hasta el júbilo.
  • 29. La plaza de Angol Un cuadrante lleno de árboles con un quiosco en su centro, una peluquería con un espacio para lustrarse los zapatos y una esquina para comprar helados. Un monumento estilo pagoda que no pasaba desapercibido al caminar por su frente. La calle central de este a oeste, columna vertebral de la ciudad que cruzaba su centro, y al pasar por el costado norte de la plaza, la dejaba al sur, era la avenida más importante de la ciudad, el centro mismo de la ciudad, la avenida de las zapaterías, de los turcos que allí los hay a montones, los navazales, los nazales. Los… etc. y etc. La otra calle que por el lado oeste forma el ángulo de 90 grados, es la calle de los únicos dos cines que registra mi memoria, aquí está lo más importante de los dos cuadrantes de la plaza de Angol, es una plaza bella todo los días, pero para la fiesta de la primavera no existe Reina que se le pueda igualar. Hoy situado sobre los puntos exactos del recuerdo, aún suena en mis oídos la música de los 60, los ritmos estridentes de la música moderna que comenzaba a alterar, a desordenar el hábito tranquilo de mis oídos provincianos, habituados sólo a escuchar el lenguaje onomatopéyico, el silbido del viento, la corriente de las aguas, el croar de topacios, la sinfonía de los grillos, las suaves y pegajosas melodías de las ranchera mexicanas, y de los suaves y dulcísimos valses criollos. En los días previos a la tradicional fiesta de la primavera Angolina, todo se altera, la gente sonríe sin esfuerzos, el alma se siente más pura y más liviana, se adornan la calles, la ciudad esta vestida de fiesta, la juventud recorre las calles en grupos, en bicicletas y como siempre los menos en autos, escuchan música, cantan, conversan, se ríen y se enamoran. Todo está preparado para el día indicado, que será un día domingo, ese día las calles que entornan la plaza, amanecen vestidas con su mejor tenida , alhajadas con guirnaldas de colores, papel picado, cintas de colores, las calles limpias
  • 30. recién barridas y refrescadas con agua. Pero las calles que rodean la plaza son un ensueño, un cuento de hadas, alfombradas de pétalos de flores naturales, con la más amplia diversidad de colores, y una deliciosa comunión de fragancias y perfumes que supera la comodidad de la imaginación en un estado de belleza nunca visto y un estado de pureza que colma los sentidos. El día X toda la organización se esfuerza por alcanzar el máximo de perfección, durante dos semanas vienen preparándolo todo, estimulándolo todo, en ese momento está preparada la votación de la reina de la primavera, con su cortejo de damas y las autoridades de la ciudad, más las localidades vecinas, el desfile de autóctonos que habitualmente hacen su entrada por la avenida principal de este a oeste al entorno de la plaza, con sus corceles vestidos, ordenados y hornamentados, preparados con toda alegoría, con su Toqui encabezando el desfile y los preciados trofeos de cazas atados a sus caballos, los cazadores con sus lanzas, con un arsenal autóctono memorizando su historia, con sus caras pintadas, con sus vestimentas de ocasión y un alto parlante informando la llegada de cada una de las autoridades, de las visitas anunciadas, la concurrencia que repleta el lugar, está atenta escuchando el orden de llegada de las candidatas de acuerdo a los últimos cómputos de votos. Dentro de poco se sabrá, quién es la soberana elegida, reina de la primavera de la ciudad de Angol. Una ciudad con una gran historia de sus pueblos originarios... Un momento especial en que sube la emoción; la música invita a bailar, el momento es único y los Angolinos afectados por las copas, por el ánimo de fiesta, y más el aire primaveral, aumenta el nivel festivo del momento. El sol baña con sus rayos tibios y luminosos el lugar y la gente allí reunida, la fiesta se eleva a su máxima expresión. Angol tiene nueva reinaaaa... anuncia una voz potente y da a conocer el nombre de la nueva soberana del año 1961, sube aun más la emoción, es más intensa la alegría, se produce la trasmisión del mando, se abrazan, se felicitan, surgen los discursos, estalla una nutrida salva de disparos, atronan los cañones, se eleva la algarabía del instante , y los juegos de artificios iluminan el cielo con la explosión pirotécnica. Sube en espiral el jolgorio, la nueva autoridad, símbolo de nuevo período luce su brillante corona, se potencia la música, se multiplican los vivas, la soberana recién elegida Reina de la primavera, toma posición de su lugar rodeada de su séquito, se dirige a la gente y da las gracias a sus votante y promete ser fiel a las tradiciones y no defraudar a nadie... Entre tanto la muchedumbre se pregunta quién será el afortunado que dará el comienzo oficial al baile invitando a la nueva reina al tradicional valse, y luego todo el mundo queda invitado a colocar sus pies y su cuerpo
  • 31. derramando su gracia en la gran pista de baile al aire libre, todo está dispuesto para el festejo que durará hasta altas horas de la madrugada. La plaza luce hermosa y la gente camina sobre una alfombra de hojas y pétalos. Una pareja de enamorados echa a caminar cruzando la plaza de norte a sur, se miran, se prometen amor eterno en sus cálidas miradas y dulces susurros, se abrazan, se besan y bendicen el suelo tapizado de la plaza tal, mudo testigo material de su romance y este quedará eternizado en el recuerdo; de cuando ellos se prometieron amor sin límites, amor para la eternidad bajo el efluvio de los perfumes primaverales y los sones de la música que les vibra en el alma. Mientras se alejan ebrios y ardiendo de pasión, empujados por sus cuerpos que no resisten la presión de la sangre joven que recorre la apuesta geografía de sus cuerpos. Y mientras ellos se alejan se extinguen, la música los sigue acompañando, y el alba ya anuncia el fin de la noche con su toque luminoso de un cielo turquesa, las huella de sus pisadas quedan grabadas en la mágica alfombra de aquella noche particular e intensa, que quedará eternamente grabada en el recuerdo. Con la sensación de dulzura infinita en su alma y dos corazones latiendo a un sólo compás.
  • 32. Héctor M. Torres Toro Soliloquio en tu vereda Antes que nada un beso azucarado o frutal, para entrarle con un poco de dulzura a la vida, reflejando un estado próspero en el alma y no darle lugar al enemigo, que nos amargue los momentos, y evitar que no se nos rompa de ácido el paladar del cotidiano, ni menos que nos penetre el amargo en las glándulas salivares de los sueños. Luego otro beso para que el contacto no carezca de deliciosa humedad, para fertilizar el fondo luminoso de cada semilla, que late en la tierra mas risueña del corazon, y... aún que tiemble en las orillas de la piel no aceptar jamás el maremoto en el océano arterial de la sangre, que nuestra barca de amor no se rompa antes de alcanzar los puertos de la humanidad. Deja que los perros ladren decía don Quijote, endilga tu rocinante por el ancho camino de la esperanza, y sigue sintiéndote como lo que eres, generosa en el amor de tu especie y éticamente higienizada en los duros senderos del que hacer.... que nadie te aleje de tu canto, necesitamos todas las voces para que no se marchite la melodía de este coro universal, aunque la
  • 33. vida se nos vaya dulcemente en el mejor de los esfuerzos, al menos habremos sabido dar sustento al poeta que nos habita y que por fortuna llevamos dentro. Ya sé que es un niño triste alegre, trágicamente travieso, a veces, pero jamás deja de beber el elixir del canto, vive empeñado en llevarlo hasta las cumbres más azules de la existencia, al verdor de la imaginación. Y desde allí, vemos a los demás y entre ellos nos vemos nosotros, sembrando, riendo, cantando o llorando de alegría, en cada verso que nos estremece, en cada páramo, en cada paisaje de todos los amaneceres que nos sorprenden, y nos siguen hasta la hora que nuestra cabeza hace comunión con la almohada o nuestros cuerpos se deleitan con la frescura y la pulcritud de la sabana. Y si la dicha no nos es mezquina, nos espera un transformador y alucinante oasis de piel.... Disculpa pero desde pequeño aprendí que soñar no cuesta nada, sólo que despertar tiene su precio. Sin duda vale la pena, pues ayuda a caminar por el filo de la realidad, pensando que el sueño que acabamos de soñar es posible, tal vez sólo sea el refugio del poeta, la única estrella que nos orienta en la oscuridad, pero sin duda es lindo, porque sin esa estrella es posible que nos asfixie la oscuridad... y un beso final para cerrar tus labios con el silencio más tuyo y más hondo que a tu medida tú te puedas dar, y con mi distancia mas próxima que yo pueda imaginar Hector Torres Toro poetatorres@yahoo.ca Santiago Chile/ Montréal Canada
  • 34. Claudio Schuftan desde Hanoi El Dr. Claudio Schuftan es médico pediatra dedicado a la salud internacional. Es de nacionalidad chilena y actualmente reside en Ciudad Ho Chi Minh donde es Cónsul Honorario de Chile. Se graduó de médico en la Universidad de Chile en 1970. Es autor de dos libros y de numerosos capítulos de libro y artículos en su especialidad. El Dr Schuftan es consultor en salud pública con experiencia en más de 50 países, especialmente en el África y en Asia. En Nairobi residió siete años; en Hanoi otros siete y ahora nueve años en Ciudad Ho Chi Minh. Es miembro fundador de Movimiento por la Salud de los Pueblos, una red de activistas en salud con presencia en más de 50 países. Este relato es inédito. Fue escrito en 1996 relatando sus recuerdos de cómo pasó las horas siguientes al golpe militar del 11 de septiembre de 1973 en su ciudad natal de Santiago. El Dr Schuftan debió dejar su país de origen en enero de 1974. El relato es sometido al Premio Literario Casa de las Américas 2013 en la categoría Literatura Testimonial. AQUEL ONCE DE SEPTIEMBRE Para Aron, de su padre.
  • 35. Las cosas se habían estado poniendo malas desde hace ya semanas. El paro de los transportistas tenia al país paralizado; sabíamos que estaba siendo financiado desde afuera. Esa mañana salí como de costumbre a mi trabajo en el hospital pediátrico. Eran tres para las ocho. Abrí el portón del garaje, me senté al volante de mi mini Fiat 600, y salí en marcha atrás como todas las mañanas. Lo primero que vi fue un vecino; golpeaba frenéticamente a la puerta de casa de un otro. Una observación más minuciosa me permitió detectar una gran euforia en su golpear. Yo lo sabía un "momio", opuesto a la Unidad Popular. Mi mano derecha automáticamente se dirigió a la perilla de la radio. El 'Reporter Esso', mi acompañante noticiero de todas las mañanas debía salir al aire en un instante. Pero la 'Radio Minería' estaba silente. El 'Reporter Esso' no salió. ¡Mierda! Treinta segundos pasadas las ocho escuché el primer himno marcial, uno de muchos que habrían de venir. Recorrí el dial: marchas 'partout'. Estacioné el Fiat en la acera y volví a entrar en casa. "A buen entendedor, pocas palabras", se me cruzó por la mente. Rápidamente junte un pulóver, alimentos secos de cocktail para picar, un par de frutas, mi radio a pilas, unas pilas extra, una linterna. Lo puse todo en una bolsa de papel de almacén; mi estetoscopio y otros implementos médicos siempre los tenía conmigo. Volví a salir y me dirigí al hospital. Las malditas marchas prusianas seguían; en todas las estaciones de radio; ni una noticia. El trafico estaba más leve que de costumbre.
  • 36. Cuando llegué, sólo más o menos la mitad del personal había venido a trabajar. Los primeros rumores me llegaron apenas me bajé del auto: “Fue en Valparaíso... la marina... el ejército, aún no se sabe... los carabineros no... ¿y la fuerza aérea?..." A las nueve salió al aire el primer bando militar. Hablaron los jefes de las tres fuerzas armadas y de carabineros. Era claro. Había sido "eso". Pasé visita a los enfermos. El jefe dijo que había que dar de alta a todos los niños salvo los de gravedad extrema. Me ubiqué con los pocos amigos 'simpatizantes' que pude hallar. La orden de partido que teníamos era quedarnos en el lugar de trabajo y esperar instrucciones. ¿Pero de dónde? ¿A través de qué medio? No había sido especificado. Todos pensamos: la radio. Saldrá una radio clandestina. Hay que seguir rastreando el dial: de izquierda a derecha y vuelta. Mil veces. Pero nunca salió nada. Excepto la 'Radio Chilena' que, arriesgándolo todo, sacó a media mañana, no sé cómo ni recuerdo bien a qué hora exactamente, aquel histórico discurso de despedida del presidente Allende. Lo siguieron himnos marciales. La 'Chilena' había sido silenciada también. Luego los bandos militares comenzaron a regularizarse: casi cada hora. Se llamaba a la calma; todo era ya un 'fait accompli'. Pero el palacio de la Moneda aún no caía. A las once de la mañana oímos por primera vez los caza-bombarderos pasar en vuelo rasante sobre nuestro hospital. Luego lo hicieron veinte veces más. "Es una muestra de fuerza y de músculo", pensamos. Pero cuando oímos la primera detonación corrimos a la terraza del techo del hospital (un acto no muy prudente, mirado desde después) y vimos las nubes de humos que se concentraban en un lugar
  • 37. restricto a unos cuatro Km. al noroeste de nosotros: ... La Moneda. No podíamos creerlo. "Chile es la Atenas de Latinoamérica...." ¡Bambalinas! Todo se había terminado. A las doce se decretó el toque de queda. Todos a casa, decía el bando; y allí esperar instrucciones. La orden nuestra, ya dije, era quedarse en los lugares de trabajo. Pero vi la mayoría de mis compañeros y camaradas salir del hospital rumbo a casa con la cabeza gacha y el semblante sombrío. Sólo el personal de turno en la emergencia (todos “momios”) y dos de nosotros --una enfermera y yo-- nos quedamos. Me acerqué al jefe de turno para decirle que me quedaba como voluntario; "puede que lleguen muchos heridos", dije. Me miró con gran recelo. No me confiaba. Debo haber dicho aquello con mucha decisión pues se resignó. Seguimos dando de alta pacientes cuyos padres llegaban corriendo hasta la una de la tarde, tratando de no jugárselas con el toque de queda. No querían muchas explicaciones: "Deme mi hijo. Tengo que apurarme". Hicimos lo mejor que pudimos. Alcanzamos a comprar algunos snacks para el almuerzo antes que la ciudad entrara en ese silencio tenso que sólo se interrumpía con el ruido distante de helicópteros y algún fuego de ametralladora. Al fin la radio dio la noticia de la caída de la Moneda y del suicidio del presidente. Ya no era bluff el golpe. Sucesivos bandos detallaron como el golpe se consolidaba a través de todo el territorio nacional y las fuerzas armadas tomaban control absoluto.
  • 38. Yo seguía recorriendo el dial de mi pequeña Sony... la transmisión clandestina tendría que salir al aire en cualquier instante... todo se aclararía en torno a qué hacer... Pero no hubo de ser. Angélica, la enfermera jefe del servicio de Lactantes, se había quedado a cargo de los pocos pacientes que quedaron en el hospital. Era una antigua camarada, y la única persona en que podía confiar en todo el hospital. Como a las tres de la tarde llamé a mi casa. Le dije a mis padres que no se preocuparan que pasaría el toque de queda en el hospital ayudando en la emergencia. Que le avisaran a mi esposa. Dos días antes, ella y yo habíamos tenido una gran discusión. Ella (tu madre, Aron) no podía aguantar que yo siguiera tan envuelto en el proceso político que vivía el país. No le daba suficiente atención; estaba siempre 'ocupado', en reuniones de emergencia; todo era emergencia durante esos días del paro de los transportistas. Me había dado un ultimátum. ... ¡Y tenía razón! Se fue a casa de una amiga y me dijo: "llámame cuando estés dispuesto a cambiar...". La crisis del país, nueve horas de edad a estas alturas, se unía a mi crisis personal de un par de días. ¿De dónde sacar coraje? Estaba devastado. Para nuestro gran asombro, no había habido heridos en la posta de emergencia de nuestro hospital. Todo tranquilo como una taza de té en reposo. Pensamos que era porque éramos un hospital pediátrico, ya que tanto fuego de ametralladora tenía que estar produciendo víctimas. ... ¿O es
  • 39. que no estaban dejando víctimas con necesidad de atención médica, pero más bien de atención funeraria...? Que pasó hasta el anochecer ya no recuerdo. Quizás un par de atenciones a los pacientes que quedaron, un montón de introspección, y el ejercicio del dial que sólo brindaba más y más bandos y ritmo de marchas. Cuando oscureció, hubo tiempo para un respiro. En la sala de enfermería de Lactantes Angélica y yo bebíamos un té en silencio. Fue entonces que el peso de lo acontecido en las horas precedentes tocó fondo en nosotros. Fue el instante crítico. Angélica se levantó despacio y se dirigió hacia la ventana en la penumbra. De allí sentí sus primeros sollozos; lentos y contenidos al principio, casi convulsivos después. Cuando me le acerqué, ya el nudo que traía en la garganta se hizo inaguantable. Lloramos juntos por un largo rato. En silencio. Las imágenes y los recuerdos se atropellaban en secuencia telescopada. Sólo queríamos saber una cosa: ¿Por qué? ¿Dónde habíamos errado en la persecución de nuestros ideales; de nuestros sueños para una sociedad mejor? El discutirlo no nos trajo muchas respuestas cabales esa noche. No creo haya muchos llantos peores que los de la impotencia. A eso de las nueve bajamos al comedor de la posta de emergencia. Los colegas mayores del turno estaban todos allí. Se les veía una cierta euforia con reservas en el semblante. Tampoco ellos lograban entender bien que nos traería el mañana; mal que mal se consideraban demócratas. Nuestra presencia no les era del todo grata (¿que se traman estos dos...? se preguntarían; poco sospechaban nuestro infructuoso barrido del dial...). No
  • 40. era tiempo para hablar de pequeñeces tampoco. Se comió poco y en silencio esa noche. Los largos silencios eran pesados como el plomo. El jefe de turno comentó el estado grave de un paciente neuroquirúrgico del día anterior. Parecía que necesitaría cirugía; cirugía que no podíamos llevar a cabo con el hospital a medio funcionar como estaba. Habría que reevaluarlo mañana temprano y decidir enviarlo a la posta central. Pero había el toque de queda... ¿Aplicaría este también a ambulancias? Tampoco se durmió mucho esa noche. Ahora no sólo se oía el aletear de los helicópteros; se veían también, a lo lejos, sus potentes halos de luz proyectados sobre la superficie. Calculamos que era sobre las poblaciones marginales del sector sur de la ciudad. El bando de la mañana del doce de septiembre prolongó el toque de queda por veinticuatro horas. La noche no había traído ningún paciente a la emergencia. El dial nos había dado marchas solamente. El paciente quirúrgico nos preocupaba a todos. Se llamó a la posta central. Se nos refirió a su flamante nuevo interventor militar: Que sí, que se podía; un sólo chofer, un sólo medico, luces encendidas, manejar por el medio de la calle, velocidad veinte Km. por hora, no usar la sirena, detenerse ante el requerimiento de cualquier patrulla para inspección...y un santo y seña. ¿"Usted doctor, iría con el paciente?", el jefe de turno me preguntó. ¡Touche’! El médico que se había ofrecido de voluntario era el más dispensable del turno.
  • 41. A las nueve y media salimos; sabíamos las instrucciones de memoria. El chofer demostraba (¿o actuaba?) estar en control. Eso me reaseguró un poco. Luces prendidas y por el medio de la calle a paso de tortuga emprendimos el recorrido de unos 4 km. Calles desiertas. Ni perros ni gatos. Puertas cerradas. Ni un alma. Había que pellizcarse para asegurarse que esto estaba realmente pasando. No tuvimos incidentes. No vimos ni siquiera una patrulla hasta ya casi llegar a nuestro destino. Pero allí no éramos gran novedad. Las ambulancias iban y venían sin cesar, en silencio, a sus veloces veinte Km. por hora con sus luces encendidas. En la entrada principal de la emergencia ya vimos una buena docena y media de cadáveres. Aún sin cubrir. Adentro, era un panal. Se veía al personal correr; órdenes se daban a gritos. Había pacientes en camas, en camillas, en colchones en el suelo, en los corredores. Se veía que había habido ese ritmo de trabajo desde el día anterior. La gente se veía agotada. Encontré un colega que no conocía con un minuto libre. Le presenté nuestro paciente. Me hizo una mueca. "No sé doctor...si podremos... haré lo posible...esto es una casa de locos... no ha parado... mejor váyase luego...sino el nuevo jefe lo va a reclutar 'sin derecho a pataleo'... Aquí se cumplen ordenes no más". Vi a lo lejos a un camarada médico conocido. Le dije al chofer que ya volvía, que me esperara en la ambulancia. Tuve sólo tres minutos para inquirir lo que ya sospechaba. Las víctimas vienen de las poblaciones marginales. Hay allanamientos en toda la capital. Se tira a matar. Aquí llegan los que se salvan por equivocación. No damos abasto. La gente no da más. Necesitamos más personal. Hay muertos por todas partes. "Ah, ¿y
  • 42. sabes?, acabo de certificar muerto al Tito Olivares (el secretario de prensa de la Presidencia); lo allanaron en su casa; dicen que trato de arrancarse; los dos tiros son por delante...". Volví de prisa a la ambulancia. "¡Vamos!" dije; "esto no da para más". Llegamos de vuelta también sin percances. A las dos de la tarde anunciaron un levantamiento del toque por una hora 'para reabastecerse de comestibles y bebidas'. Se permitirían apertura de negocios del ramo y limitada circulación de vehículos por la calle, pero con las mismas reglas que para las ambulancias. Tenía que tomar una decisión. Hice un balance. Los militares llegarían a nuestro hospital tarde o temprano en las próximas horas. Mis colegas eran para entonces impredictibles. Mis paseos por el dial seguirían infructuosos. Era hora de partir. Angélica se quedó. Una vez en casa llamé a mi esposa... Hanoi, 13 de abril de 1996.
  • 43. Iris Leal poeta, desde Pucón El Relato La razón de levantar el relato es una sed que aflora en la boca de todos. Una sedienta sensación que emana de la profunda sequedad en que el espíritu se encuentra. Se ve reflejado por el avance de los desiertos en nuestro mundo, de las orbes que aplastan implacables naturaleza y vida. Si no podemos transitar por los parajes que muestran las relaciones del cielo en la tierra, como la planta se levanta decidida hacia la luz, o como el vuelo de una mariposa busca la próxima flor para libarla, o el simple grillo que encuentra en la noche su voz coral entre los arbustos. ¿Dónde se reflejarán los astros como un espejo basto del intrínseco pensamiento si no hay lago, ni remanso en el río claro, ni charco provocado por el sendero arcilloso? El fuego que leña a leña se provoca no develará colores ante los ojos frescos de los niños, no sentirán su calor que conmueve la dulce voz de los antiguos y les hace hablar sabios. Si es esto realidad en nuestros días, si el paso desacompasado que va llevando la marcha de los hombres es ahora cierto, entonces nos queda el relato, el cuento, el mito, el poema que en frágil hoja ha traspasado el tiempo acariciándolo. La razón de levantar el relato es la misma razón que implora su maná, su fuente esencial de valores que son el beber del alma. Alma como labios para hidratar al espíritu como cuerpo liberado de la gravedad. Si olvidamos la real inteligencia y le dejamos la cáscara intelectual, los huesos del pensar se quebrarán como endebles espigas. Si mentimos en la historia de los hechos, de los hechos del comportamiento humano en relación a sus fuerzas y pasiones, nos quedaremos perdidos en el laberinto de la saciedad bestial, de la bajeza de los instintos, de la pantanosa crueldad e incoherencia. ¿Quién puede saber quién es realmente si no lleva consigo un trozo de pasado y espacio de silencio, un azadón en su mano lleno de esfuerzo y sentido y en sus bolsillos semillas germinativas del devenir para sembrarlas junto a otros en el yermo suelo de la esperanza? La búsqueda se ha hecho para encontrar, y en ese encuentro brilla una luz de cualidades distintas y nuevas. La palabra yace en los cimientos de la
  • 44. creación del universo y sigue fluyendo para convertirnos en seres pensantes, reflexivos y conscientes, nos une en un ámbito en donde nada más alcanza a tocar. Conocer la voz de los que han sido, experimentar la sutileza de las hazañas que el mismo ser humano ha ido logrando, nos mueve la voluntad férrea que palpita en nuestras pechos y manos, nos impulsa a tomar el saber para encarnarlo en actos virtuosos, fructíferos y generosos. Levantar el relato es vivificarlo y poner sangre azul por las cuencas de nuestro fluido ser. Solo detenerse a recordar un cuento, uno se ha escuchado de niño y contemplar sereno como se va revelando y beber la escena preferida despacio. ABRAZO En los altos soles que emanan trascendiendo el cielo otros espacios se levantan en aromas dulces y condescendientes. Sobre aquellos rayos, que son como el cristal templado, surgen una y otra vez tus voces evocando el eterno milagro. Repiten como la gota su caída libre y dejan de ser gota cuando acuden la una a la otra. Se juntan en un linde que ayuda en transparencia y forma. En los lagos que ellas provocan, cristalinos tonos revolotean simples y vuelve tu voz a ser pozo en donde bebe mi sedienta estirpe. Hacen tus brazos el arco por donde mi alma reside y resbalan por tus ideas de nubes que son conjunto de estrellas asiendo. Mis cantos que agudos se afirman de los traslúcidos verbos que emites me llevan y traen en un brazal cedible. Cantas, canto, cantamos, ¡Qué vértigo alegre enredamos! Cantas, canto, cantamos, ¡Atrás afilados lamentos nocturnos han quedado! Cantas, canto, cantamos, ¡Me llevas trémula por tu certeza ardiente! y callas, callo, callamos en el sobrecielo se yergue tu mano. Cada yema de tus dedos prolijos se afirman en mi espalda asustada y le damos al silencio el abrazo que ha buscado en la luz carpida y ha encontrado su ópalo noble en tu latido de viento en donde creamos. Noche
  • 45. Este es el tono de la noche escondido entre el arrebol de las rosas. Este es el tacto de la noche sumergido en la curtida tierra de las sepulturas. Este es el dulzor de la noche cubierto de aromas frutales que le coronan. Este es el misterio de la noche puesto en la palma de la mano abierta y delineada. La noche que persiste aunque el día aflore y dore las estrellas. Por las sendas de la vista la noche asume su refulgencia y pernocta entre las sombras de los árboles maduros. Esta es la noche iluminada en la cúspide de su blancura, aunque en el centro de tus ojos le llames por tu pupila impetrada. NOCHE Me rindo ante ti ¡Oh Dios! Al caer la noche cierro mis ojos y dejo el gastado traje surcirse con hilos de estrellas fugaces. Vago por la amplia obscuridad hasta pasearme de era en era y visito las casas de los apóstoles pues sus puertas siempre están abiertas. Me ofrecen infusión de hierbas zodiacales y pan hecho de levadura de luna llena como un poco solamente pues tales manjares apenas se prueban. Y ellos se reúnen como los árboles y agitan sus ramas murmurando y al escuchar sus verdades mi alma se suaviza dulcificando cada dolor que le incrusta el abandono y el maltrato. Luego de un rato me apronto a volar un poco más alto y llego hasta la humilde celda donde la soledad despierta.
  • 46. Me deja entrar pues no hay candado ella abre y ella cierra cuando uno pide conocerla. Me siento a su lado en la banca de fría piedra nuestros hombros se tocan se siente su dorada tibieza y luego de años de inmóvil presencia me despido y le beso su mejilla tierna. De repente despierto abro los ojos que al mundo atraviesan y vuelvo a rendirme cuando el ocaso me canta cubriendo de fuego ¡Oh Dios! la vida que reza. FRUTO Ven a escuchar a mi lado el último suspiro de la fruta, cuando pendida a su rama se deja caer a la tierra vertiginosa. Espera a mi lado y siente como su carne blanca cambia su esencia eminente y desprende su dulce esperanza tornando de rubor su cáscara. Escucha como crujen las hojas que anidan nuestras formas y quietas ante esta sacra magia mueren en un funeral de ámbar. No hables, no murmures, deja que la palabra decore el inicio del tiempo del oro y celebre. No pronuncies, no alcances con tu mano ambiciosa el fruto que yace en su sepulcro. Abre tu aliento divino dentro del celestial rayo que envuelve la naturaleza toda. Ven a escuchar a mi lado como el árbol llora, no es tristeza ni amargura, sino alegría generosa. Calla, calla como la corteza y la savia, calla como la misma almendra que se bruñe. Vuelve a andar el sendero que bajo la sombra te trajo y lleva contigo el recuerdo de este cortejo solemne. Ven, ven a escuchar a mi lado el último suspiro de la fruta, prende a tu alma madura la voz que sostiene la sinusoidal bóveda y quédate, quédate, quédate como la antorcha en la noche danza.
  • 47. Jorge Flores Jorge Flores Durán, Poeta chileno. Educa con entusiasmo con sus escritos y en grupos y espacios de formación. El árbol El árbol es bello, grande y fiel, su tronco es fuerte y sereno sus dedos son largos y delgados como las lágrimas al anochecer, su cabello cambia de color sin envejecer, el árbol nunca ha ido a la escuela pero su sabiduría es tan grande como él, conoce a tus abuelos, a tus padres, a tus hijos el conocerá a tus nietos sin mover sus pies, siendo tan fuerte no agrede y deja la furia pasar, el árbol te regala más cosas de las que tú crees saber, desde el cielo es lo primero que se ve cuando saludan, cuando ríen, cuando juegan, cuando te invitan a la Tierra querer. La puerta La mañana ha dejado la puerta entre abierta para que la noche termine su retirada, yo no quisiera dejar mi corazón como esa mañana por el temor a que usted se transforme en esa noche.
  • 48. Usted mi dijo un día que su corazón nunca se cerraba para que el amor girara como las rondas en una plaza, yo pensé en ese momento en su generosidad con el tiempo entendí lo que usted quiso decir cuando me encontré fuera de su corazón sin una carta de despido a fin del mes, sólo con la gentileza de su parte de poder entrar cuando la ronda haya terminado, quizás yo no entendí lo que usted quiso decir que los besos son besos y su sal es sal, que usted puede besar sin amor como las excusas al momento de tropezar al final nos parecemos yo no se, qué es besar con amor porque usted siempre ha retirado sus labios justo al final de la noche como las puertas entre abiertas del corazón. Miedo Siento que la noche no se quiere retirar un sonido escucho desde su oscuridad. Si algo tan grande siente miedo aún sabiendo que es por pocas horas siente mucho miedo, miedo a desaparecer. Usted me lleva hacia la noche aunque sea por pocas horas siento mucho miedo, miedo a desaparecer es un sonido que escucho desde mi corazón cuando usted dice: No volveré más.
  • 49. Luz Contreras Filósofa poeta o poeta filósofa Militante melipillana Cae, cae. La brisa, sutil, juega con ella. La detiene por breves instantes. Mis ojos, han seguido el movimiento. Luego, se han cerrado. Veo, entonces, a un niño. Aterrado, se ha dado cuenta... La mano de su madre ya no coge la suya. Hay otras manos. No son las que han mecido su cuna Son las del silencio y la duda. El ruido se ha entronizado Dificulta los saberes del alma. Esta pugna por salir y decir lo suyo. Lo impide su cuasi desconocida aunque propia cárcel.
  • 50. Mabel Rodríguez Escritora, luchadora y amiga del diálogo. Voy a pensar en los seres que son un aporte a la humanidad ¿Quiénes son? Son infinitos, en su desarrollo, su diversidad de sensibilidad y en la empatía con los otros. Estas varas, flexibles articuladores de vidas logran la movilidad de la humanidad, así logran la so civilización integradora participativa, desde sí mismo sin pedir a otros que lo sigan. La sombra de la vara se contradice con su fragilidad y humildad, no así con su esencia, es ella que irradia su manto protector. La vara con su sombra nos guía, nos indica silenciosamente el camino a seguir a desenvolvernos en la sociedad. En el transcurso del largo camino de mi vida las varas y sombras de ellas me han acompañado me han sostenido, guiado en la inmensidad de miedos, dudas, inseguridades como así en los aciertos y en la libertad del espíritus poco domesticado por los protocolos establecidos, en muchos casos muy rígidos para mí. Estos seres transeúntes silenciosos de la vida a cada paso hacen florecer los espíritus adormecido por las inseguridades mal adquiridas. El punto es que algunas veces e atesora tanto que se me olvida que están, vibrantes, resilentes a acoger en su inmensidad. Yo pido disculpa por alejarme de ellos en la palabra, la distancia no lo justifica.
  • 51. Malvina Álvarez Malvina Álvarez Ramírez, asistente social, luchadora incansable de los derechos laborales, la educación y el bienestar de los trabajadores. Escribe cuentos, ama la poesía, intentando algunas veces ingresar a este género poético. En esta ocasión cita en su leyenda metafórica “El Hijo del Viento”, sucesos discriminatorios de nuestra obsesionada sociedad que sin juicios previos condena hostilmente a grupos étnicos, sociales, sexuales… representado en este cuento por un bosque de álamos, que miran despreciativamente al frágil retoño de su especie que no posee la legitimidad de su origen acreditado con semilla seleccionada. Conmueve el dolor de la madre por esta humillación, a la vez, da fuerza a su hijo admirando, con orgullo, su resplandeciente desarrollo. La fuerza de la maternidad destroza el prejuicio de haber concebido un hijo fruto de un amor inesperado, el valor de una nueva vida puede romper barreras. Acá la prosa y la poesía se enredan en una naturaleza fresca, acogedora, boscosa. -Hijo del viento.- 2012 El bosque de eucaliptus, triste, nebuloso, de hojas perfiladas, rodeaba un prado afable de hierbas verdes, juguetonas, el pálido rayo de la luna naciente, despertaba el trovar de las luciérnagas. Los paseantes elegían este rinconcito de paz relajándose del ajetreo diario de sus jornadas de trabajo. ------------------------------ El sol se iba empañando, el conejo levantó su oreja, las cucarachas en remolino corrieron hacia sus agujeros, las flores languidecían, los eucaliptus se columpiaban, el viento con violencia rompía la rítmica melodía de la naturaleza. -¡Ay-ay-ay! - graznó el cuervo azul envuelto en un chubasco - ¡La Pacha Mama! - se está rasgando, se arrastra entre los pedruscos - ¡Miren! - su fisura es cada vez mayor, sus contracciones progresivas zarandean los árboles, el silencio nos invade.
  • 52. Súbitamente los pastos se iluminaron, el sosiego se interrumpió con el bramido brioso de la Mapu que concluyó en una carcajada. Del fondo de la tierra emergía un brotecito luchando por llegar a la superficie. En un último esfuerzo ella se enderezó auxiliando al débil tallito aún húmedo, cubierto de borroncitos blancos .Una vez más, EL, cautivaba con el misterio de la vida. ------------------------------------ El renuevo se alimentó de la salvia de su madre, captaba los rayos de sol, el rocío humedecía sus ramas, la brisa pulía sus hojas. Ella engreída contemplaba el progreso de su capullo. Era un álamo que se embellecía ajustando sus hojitas verdes. -Hijo-le dijo su madre, estás engalonándote. Tu tronco ha sido tallado por un escultor; serás la envidia de la arboleda. ¡Eres hermoso! -Cuidadoso,- preguntó- ¿por qué soy tan diferente a mis hermanos de la foresta? ¿Quién fue mi padre?- Ella respondió, tú no eres hermano de los otros que nacieron de semilla certificada. Tú eres del fruto de mi amor con el viento, por eso te llamo “Hijo del Viento”. ---------------------------------------- El sombrío bosque de eucaliptus arrastraba sus opacas ramas, sin lograr la gallardía del “Hijo del Viento”. Alto. Alto soñaba con las estrellas, conversaba con el aire, su sombra dibujaba imágenes. Ambicionaba elevarse como un pájaro hasta llegar al infinito. --------------------------------- -Amor querido - pronunció su mapu - me estremeces, no sigas fantaseando, te formé en mi vientre, un día volverás a tu madre tierra; si te vas antes, una lágrima humedecerá mis ojos. -------------------------------- Las ramas del álamo se enredaban con la luna facilitando a los amantes sus caricias al crepúsculo; las golondrinas juntaban sus pajitas para crear sus nidos; los caminantes descansaban bajo sus sombras; los niños traveseaban con sus ramas, para los acuarelistas era la inspiración de los paisajes chilenos. Los coquis, conejos, lagartijas, retozaban entre los lirios, amapolas, margaritas; los rojos algarrobos rodeaban el prado. --------------------------------------- Al empinarse el amanecer, cayó una espesa neblina; los cañaverales danzaban como brujas, entre los rayos y relámpagos: las aguas del riachuelo, trazando un zigzag, ennegrecieron, los cuervos se ocultaron. Entre los matorrales se distinguía la figura de un hombre armado de un hachón que reptaba sigilosamente por el pasto. El álamo lo seducía. Su alma tenía
  • 53. manchas negras; sus ojos se transfiguraban en moneditas de oro. Se aproximó abatiéndolo en un excitante combate. Fue un golpe seco. Sus hojas miraron al cielo; de agua corrió entre sus astillas. Su Mapu lo sostuvo, clamó una bendición al cielo y abriendo sus brazos lo recibió con un profundo ronco llanto. Malvina Álvarez Ramírez Enero 5 de 2014 Santiago Las Condes.
  • 54. Enrique Escobar Psiquiatra chileno- venezolano rancagüino, escribidor, expreso político, EL CEMENTERIO ES DE TODOS Entramos esa noche al cementerio, orondos les leímos poemas a los muertos, aquellos no pulverizados se alborotaron y terminaron aplaudiendo, los que estaban muy atrás no alcanzaban a escuchar e invadieron el patio del recital. Los esqueletos vernáculos protestaron: Son demasiados, no nos dejan respirar, pero nosotros también tenemos derecho, reclamaron los recién llegados. Uno de los esqueletos le sacó la calavera a un vecino descuidado y se la lanzó a los propietarios, que contestaron igual. El resultado catastrófico fue un cerro de calaveras que sumergieron al mausoleo principal. La dirección dictaminó: no se admiten poetas, ni siquiera los fallecidos. Enrique Escobar Fernandoy
  • 55. Andrea Camila Troncoso Licenciada en Letras, Universidad Diego Portales, Maestra en Desarrollo Humano, Universidad Iberoamericana de México. Actualmente es Directora de Programas de Corporación CreArte. El Cuerpo y la Espiritualidad unificados a través del Arte, la Poesía y el Juego Para empezar a conversar sobre una visión holística del ser humano, el autor que ha sido más significativo para mi experiencia ha sido Ken Wilber (2001). Desde la psicología integral, ha integrado al estudio de la conciencia muchos modelos, entre los cuales presentaré dos que sirven para situar el cuerpo y el espíritu desde una perspectiva holística. De la Filosofía Perenne, Wilber abstrae un modelo que llama “La Gran Cadena del Ser”. Esta jerarquía es una disposición holónica que a la vez incluye y trasciende el nivel anterior. Cada nivel se diferencia entre sí por su diferente grado de complejidad, totalidad y capacidad integradora. En primera instancia existe la dimensión material, que es el reino de lo físico. Luego está el cuerpo, que sería la dimensión biológica del ser, que a la vez integra y trasciende a la materia. Luego está la mente, donde se sitúa el fenómeno psíquico, que a la vez integra y trasciende los niveles anteriores. Luego está el alma, que es el campo de lo teológico, que a la vez integra y trasciende a los niveles anteriores. Luego está la dimensión del espíritu, donde se encuentra la
  • 56. dimensión mística del ser humano. Este nivel integra y al mismo tiempo trasciende a los anteriores, lo cual significa que está compuesto por todos, pero al mismo tiempo es más que la suma de todos ellos (30). A partir de este modelo, se puede comprender la inseparabilidad del cuerpo y el espíritu, siendo parte de un mismo holón u organismo dinámico y complejo viviente (es decir, para ser espirituales, no podemos dejar de ser, primero, materia, cuerpo, mente y alma). Pero al mismo tiempo, pone de relieve la aún misteriosa dicotomía entre cuerpo y espíritu, donde el espíritu está compuesto y es el principio creativo de todas las totalidades anteriores (materia, cuerpo, mente, alma), pero al mismo tiempo las trasciende (es más que la suma de sus partes). El segundo modelo es una versión más amplia del primero, organizado en nueve niveles, aplicado a las dimensiones específicamente humanas: el modelo del “Espectro de la Conciencia”. En el primer nivel encontramos las estructuras físico- sensoriales, que son los componentes materiales el cuerpo, más percepción y sensación. El segundo nivel es en lo emocional-fantásmico, donde se encuentra la conciencia emocional, sexual, instintos, libido, imágenes y las primeras formas mentales. El tercer nivel sería la mente representacional, que corresponde al pensamiento pre operacional, basado en símbolos. El cuarto nivel es la mente regla/rol, que sería el pensamiento pre operacional concreto. El quinto nivel es el reflexivo-formal, la primera estructura que puede pensar, y pensar sobre el pensamiento. El sexto nivel es el existencial, donde se encuentra la visión-lógico, inclusiva, integradora, donde se lleva a cabo la unificación mente-cuerpo (centauro). El séptimo nivel es el psíquico, donde pueden presentarse facultades paranormales, y es el inicio de desarrollo transpersonal, espiritual o contemplativo. El octavo es el nivel sutil, morada de formas luminosas y
  • 57. divinas, de arquetipos transpersonales reales, donde está la mente intuitiva. Por último, está el nivel causal, fuente pura y no manifestada del resto de los niveles inferiores. Es el Absoluto, Fundamento y Realidad de todos los niveles (141-144). A partir de este modelo como dijimos, están integrados todos los niveles del ser, desde el cuerpo hasta el espíritu, fundamento y realidad inmanente en todos los estadios o dimensiones del ser. Pero la conciencia que el ser desarrolla a través de su crecimiento va desde los niveles inferiores (materia-cuerpo) hacia los superiores (alma-espíritu). Por lo cual es importante desarrollar estos primeros niveles para poder luego trascenderlos e integrarlos en un nivel más complejo de conciencia. Para Lowen A. (1998), la persona experimenta la realidad del mundo a través de su cuerpo, pues el ambiente externo impresiona a la persona porque choca con su cuerpo y afecta sus sentidos (12). Así mismo, una persona, al perder contacto con su cuerpo (por perder vitalidad o por despersonalización con su cuerpo) pierde la noción de realidad, pues deja de sentirla (13). El cuerpo entonces, vendría a ser el vehículo de comunicación entre la realidad interna y subjetiva de la persona, el contacto con los otros (lo intersubjetivo) y la realidad del mundo natural, el ambiente, lo objetivo (A lo cual Wilber denomina los tres Yoes: el Yo, el Tú y el Ello). En esta relación del yo-cuerpo con el mundo, Gallo. L (2010) explica que éste no se reduce a un mero objeto de experiencia, ni tampoco a un mero sujeto que experimente. El cuerpo entonces no sería ni objetivo (como se lo ha tratado en occidente desde el mecanicismo) ni subjetivo (como podría ser una visión subjetivista o romántica de la realidad). El cuerpo sería al mismo tiempo ambas cosas, lo cual Gallo L. denomina como una relación quiasmática: hay una implicación entre ambas dualidades que constituye una unidad, ya que
  • 58. para el ser humano no es posible la una sin la otra (8). Esta integración puede quedar ejemplificada con la siguiente afirmación del autor: “El cuerpo se abre al mundo y es en esa relación como el mundo adquiere significación, el mundo graba en-el-cuerpo y el sujeto encarnado transforma el mundo” (9). A partir de esta visión unificadora entre el cuerpo y la espiritualidad, es donde me hace sentido aplicar al desarrollo humano, como facilitadora educativa de niños/as, la conciencia y el desarrollo de la corporalidad integrada a la espiritualidad, desde una perspectiva bio-psico-social-espiritual. La educación holística que propone Ana María González Garza (2009) me parece un enfoque adecuado de trabajo pues prepara a los niños para enfrentar la vida desde la unicidad de su ser y quehacer. Más que una educación centrada en la información, la disciplina, la conducta y los procesos cognitivos, la educación holística busca educar para la vida, facilitando el proceso evolutivo de la conciencia; este proceso es definido por la autora como la capacidad de darse cuenta del ser, estar y actuar en el mundo, así como de la realidad que le rodea (177-178). La finalidad última de la educación holística es educar para la vida, en y para la libertad, y hacia la trascendencia (178). Para ello, el educador acompañará el aprendizaje desde el Enfoque Centrado en la Persona de Rogers, relacionándose con el alumno desde el profundo respeto, la congruencia (“Ser maestro es ser uno mismo”), la aceptación incondicional y la empatía, facilitando un proceso de autoaprendizaje y autodescubrimiento. Llevando a la práctica esta perspectiva a través de un programa psico-educativo que realicé en México, con niños/as de 7 a 12 años, fue que pude conocer y promover tres herramientas de intervención que fueron fundamentales por su naturaleza integradora: el juego, la poesía y el arte. En
  • 59. primera instancia, la necesidad y motivación expresada por los niños/as me llevó a integrar el juego al inicio de cada taller, teniendo un aumento muy significativo en el entusiasmo de los niños/as, en la integración grupal, en el aumento de la confianza entre ellos/as y su concentración posterior para los ejercicios artísticos. Claramente luego de esta experiencia integré el juego al programa como herramienta de intervención, pero ahora ocupando la premisa de que éste también los llevaría a desarrollar sus habilidades social y su motivación. Pude vislumbrar lo positivo que era el juego para los niños, hasta que un día escuché a uno de mis niños gritar con todo su corazón mientras jugaba: “¡Soy libre, soy libre!”, dejándome atónita ante el poder mágico del juego. Ahora, gracias a la lectura de Yasenia Pateti (2008) en “Educación y Corporeidad” logro comprender mejor su poder. En primera instancia, para la autora se hace muy importante integrar en la escuela y en la educación un espacio recreativo, puesto que la sociedad occidental genera una dicotomía entre el cuerpo y el intelecto, siendo éste último quien recibe el valor y el desarrollo escolar. La corporalidad, por otro lado, se deja para las áreas de la educación física, sin encontrar lugar dentro del ser humano integral, lo cual ayudaría a relacionar el cuerpo con sus otras dimensiones humanas, y también lograr el adecuado desarrollo de las habilidades motoras (18-20). Según la autora, el juego espontáneo (en el recreo) es la única instancia donde la corporalidad puede integrarse en la totalidad de la experiencia, para la creatividad, la fantasía y el aprendizaje transverso e integral. Al mismo tiempo, el juego es una fuente inagotable de relaciones y culturización, ayudando a la formación social del niño. En el juego entonces la corporalidad puede ser vivida y sentida, experimentando el niño/a, con frescura, la relación consigo mismo, con el otro y con el mundo. Esta experiencia del cuerpo vivido como totalidad y cargado de un contenido
  • 60. emocional, es lo que ayuda al niño a desarrollar las diferentes funciones mentales, que solo pueden ser expresadas de forma unidual desde la corporalidad (117). Esto me ayuda a comprender que el juego no sólo tiene importancia en la dimensión social del niño, sino comprender cómo contribuye a su experiencia de integración como persona, desde su dimensión corporal, psicológica, social e incluso espiritual, desde el desarrollo de la libertad, la creatividad y una relación sana con el mundo. Al mismo tiempo, he integrado en mi experiencia como facilitadora, el arte y la poesía, por considerarlo una herramienta de exploración personal y existencial, así como de la creatividad, y el desarrollo de la capacidad transformadora de la experiencia de los niños/as con su mundo. No fue menor mi sorpresa y agrado encontrarme con el libro “Inteligencia Espiritual” de los autores Marshall I. y Zohar D. (2002), aclarándome cómo el arte y la poesía pueden ser también un camino hacia el desarrollo espiritual. Una definición que estos autores dan a la Inteligencia Espiritual (IES) es a partir de su capacidad de reformular y recontextualizar la experiencia, lo cual hablaría de una capacidad transformadora de nuestra comprensión de la realidad (78). Los autores hablan de seis caminos para desarrollar la conciencia espiritual. Uno de ellos, el cuarto, es el camino de la transformación personal, cuyo tipo de personalidad es la artística, su motivación la creatividad, y su énfasis espiritual es la totalidad, la búsqueda, la individuación (250). La tarea psicológica y espiritual de quienes toman este camino es la integración personal y espiritual, debiendo explorar las alturas y profundidades de nosotros mismos, teniendo que unir las partes fragmentadas para convertirnos en una persona independiente e íntegra. Este camino, en su forma más inteligente espiritualmente, lleva a encontrar
  • 61. nuestros aspectos perdidos o fragmentados de nuestro ser más allá del ego y la cultura existente, para encontrar allí “en el pozo infinito del centro” (251). En este sentido, he integrado el arte y la poesía para educar no necesariamente en este camino, sino que para incentivar la individuación, la búsqueda de la esencia del sí mismo más allá del ego y la cultura, para empoderar a las personas desde la transformación de sí mismas hacia una mayor libertad en su ser, actuar y estar en el mundo, construido junto a otros. Particularmente la visión de Luis Weinstein (2006) integra la espiritualidad con la práctica de la poesía y el arte en la vida cotidiana, considerándolas como un medio y un proceso de exploración, autoconocimiento y comprensión; como explicación y búsqueda de sentido de la experiencia subjetiva del individuo en su existir en el mundo, hasta llegar algún día a su máxima expresión: la belleza y el sentimiento del absoluto. El autor entiende el arte y la poesía “como sinónimo de la situación humana, de nuestro lugar en el cosmos como testigos del universo y su belleza, como co partícipes de la creación. Lo emblemático, a ese respecto, es la frase de Novalis, ‹la poesía es la salud trascendental…›” (Weinstein 2006)). Lo poético y artístico como mirada, una dimensión, una esencia del mundo, de la vida, del ser humano, y quizás del ser en sí. Y no necesariamente tiene que existir a través de un objeto artístico, sino que lo trasciende en la sonrisa de los niños, la profundidad de un diálogo, la comunicación en el amor” (Weinstein 2006). Porque integra “momentos expresivos del amor, la amistad, la comunicación profunda, la necesidad y la vivencia de utopías, la capacidad de servir, de dar las visiones de la naturaleza, de fantasías, de sueños, de acciones colectivas, de descubrimientos teóricos o científicos” (Weinstein 2006). Desde esta concepción, Weinstein entrega ciertas orientaciones y supuestos de cómo propiciar el “guiar poético”, utilizando como base un modelo de
  • 62. comunicación humanista, donde el guía poético acompaña democráticamente desde un yo a un tú. Así, desde un modelo Socrático, promueve un proceso de aprendizaje que lejos de entregar verdades, entrega preguntas, con el único objetivo de despertar el amor por las posibilidades creativas y poéticas de cada ser humano, escuchando cómo la poesía discurre como respuesta a estas preguntas, como transparencia del sentir; compartiendo el guía, su propio proceso de estar en el mundo (Weinstein 2006). La posibilidad o elección de encontrar respuestas a los cuestionamientos fundamentales sobre nuestro origen, destino, y sobre todo del sentido de estar vivos y comprender las dimensiones de la vida y el universo, es considerada por Juan Lafarga (2013) como la dimensión espiritual del ser humano, a partir de ciertas creencias y convicciones. Para Lafarga, este sistema de creencias que dan sentido a la vida de cada individuo, no vienen de explicaciones racionales, sino de una capacidad de fe y de intuición. Muchas veces y en primera instancia las creencias son aprendidas, y para realmente hacerlas conscientes y elegirlas responsablemente necesitan evolucionar con la ampliación de la consciencia y con la armonía en la satisfacción de nuestras necesidades básicas (Lafarga 2013). Pues, no podemos separar en el ser humano, como ya hemos visto, las dimensiones del ser humano, que van de lo biológico, a lo psicológico, a lo social hasta lo trascendente. Para Lafarga, la experiencia culminante de la espiritualidad desde el desarrollo humano, es “la creciente armonía en la integración con uno mismo, con los demás y con el universo. Es un estado de bienestar en que todo lo que sucede tiene sentido, una experiencia de amor y alegría conscientes que no es interrumpida por los acontecimientos adversos y que magnifica las experiencias de felicidad” (Lafarga 2013).
  • 63. Para terminar esta conversación, me surge desde lo personal una reflexión sobre la unificación del “ser” y el “hacer”, donde me doy cuenta de que este camino que busco y construyo es lo que también soy. El arte, la poesía y el juego, son para mí las mayores expresiones de libertad, de búsqueda de uno mismo, de mayor comprensión del universo, del absoluto, de los otros y de mi forma de relacionarme con todo ello desde mi espiritualidad. Para mí, la felicidad es poder realizar mi quehacer en sincronía con lo que soy, desde mis aprendizajes y experiencias, hasta la educación holística que promuevo en los niños/as en el camino hacia una conciencia integradora. Creo que en el “ser” y “hacer” converge la unificación de nuestro cuerpo y nuestra espiritualidad, pasando por todos los estadios de nuestra conciencia y nuestras dimensiones bio-psico-sociales y espirituales, que hemos revisado en este texto a partir de diferente miradas-autores, diferentes herramientas, e inevitablemente desde mi propia experiencia personal, que es la mirada de este ensayo. Bibliografía Gallo, L. (2010). Los discursos de la educación física contemporánea. Bogotá: Kinesis. González, Ana María (2009). Educación Holística. Barcelona: Kairós. Lafarga, J. (2013). Desarrollo Humano: el crecimiento personal. México: Trillas. Lowen, A. (1998). La tradición del cuerpo. Análisis Bioenergético. Buenos Aires: Era Naciente. Marshall I. y Zohar D. (2002). Inteligencia Espiritual. Barcelona: Mitos. Pateti Yasenia (2008). Educación y Corporeidad. Colombia: Editorial Kinesis.