1. Comentario del libro: Cornelio Rojas Orozco, El Desarrollo Sustentable: Nuevo
Paradigma para la Administración Pública, México, INAP, Senado de la República,
2003, 247 pp.
Ruth Zavala Hernández
El autor define desarrollo sustentable como: conservar los recursos naturales para
desarrollarnos y desarrollarnos para conservar los recursos naturales. En el texto
se hace mención a que la visión tradicional era que medio ambiente y desarrollo
eran dos cuestiones antagónicas; pues se consideraba que el desarrollo implicaba
necesariamente un deterioro en el ambiente, un agotamiento de los recursos y el
desequilibrio natural. Sin embargo, el desarrollo sustentable defiende por el
contrario que, el desarrollo económico debe ser posible bajo la premisa de la
protección al medio ambiente.
La definición más utilizada de desarrollo sustentable o sostenible es: el desarrollo
que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
Una de las ideas inseparables del desarrollo sustentable es la que se refiere a
que, es necesario el cambio en los sistemas de producción y de consumo, ya que
es una de las causas del deterioro actual del medio.
Desde las décadas de los ochenta y noventa, el concepto de desarrollo
sustentable se ha ampliado, en la medida que no sólo hace referencia a la
problemática medioambiental, sino que ahora se hace referencia también hacia
elementos sociales y políticos. De acuerdo con el autor la civilización industrial ha
provocado el agotamiento de los recursos naturales.
En su libro el autor propone un análisis interdisciplinario del desarrollo sustentable
y argumenta esto por tres razones:
1. Por la incomparable complejidad de la relación entre sociedad y naturaleza.
2. Por la urgencia, dificultad y la gravedad de la situación que exige un cambio
global social en las mentalidades y en los comportamientos del mundo
contemporáneo.
3. Porque este cambio hipercomplejo y dificilísimo no puede dejar de ser
pensado, y muy a fondo, interdisciplinariamente, por quienes toman decisiones de
interés público en todos los sectores de la administración pública de nuestro país.
2. Dos de las premisas sobre las que descansa este trabajo es que, en primer lugar,
ante la falta de sustentabilidad de las sociedades modernas sólo la eficacia de la
administración pública y la democracia pueden ofrecer alternativas de solución al
deterioro socioeconómico y ambiental; y en segundo lugar, el instrumento más
importante del Estado para impulsar políticas de desarrollo duradero, es la
coordinación de su estructura institucional y la participación ciudadana para tomar
las decisiones.
Es importante destacar que existen dos vertientes que dan vida al enfoque del
desarrollo sustentable, por un lado tenemos a las vertientes de la economía que
realizaron una revisión al concepto de desarrollo económico desde los años
setenta; y, la que se refiere a la crítica ambientalista a la forma de vida actual, la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano o la
Conferencia de Estocolmo de 1972 es un ejemplo de la preocupación de la
sociedad en esta materia.
La sociedad industrial y su modelo de desarrollo no solamente afectan a
millones de seres humanos, sino que también, provoca graves desequilibrios en la
naturaleza; por lo que es indispensable el impulso de una sociedad y economías
sustentables, a través de la implementación de políticas públicas realizables. El
análisis del desarrollo sustentable debe partir de una visión que integre no sólo al
ámbito ecológico, sino también, al social, político y económico.
Los tres retos a lo que se enfrenta la sociedad mexicana de acuerdo con el autor
son:
- Superar el nivel de desarrollo económico
- Disminuir las profundas desigualdades socioeconómicas
- Revertir o al menos detener el desarrollo del medio ambiente
El Capítulo I, se titula Pensamiento económico, Político y sistema natural. En este
capítulo el concepto de desarrollo sustentable ha sido estudiado como un
concepto un tanto independiente de esferas como la social o la política; sin
embargo, en este capítulo se ve reflejado un esfuerzo del autor por la creación de
nuevos paradigmas, tomando en cuenta las corrientes de pensamiento económico
y sociológico.
Se encuentra también, un análisis sobre el concepto de desarrollo
sustentable y lo que este implica: El desarrollo sustentable implica que todas las
funciones ambientales permanezcan en disponibilidad operativa a lo largo del
tiempo. El uso o abuso de una de estas funciones ambientales implica casi
siempre sacrificar alguna otra; ejemplo, rebasar la capacidad de asimilación de la
3. atmósfera con emisiones contaminantes nos priva del producto “aire limpio” que la
naturaleza nos ofrece.[1]
Inclusive los clásicos de la economía aceptaban que la naturaleza le impone
ciertos límites a los intereses del hombre. A este respecto, en el primer capítulo,
se habla acerca de las aportaciones de los clásicos de la economía hasta los
sociólogos, tratando de tomar sus conceptos para llevarlos hacia el análisis del
desarrollo sustentable, el mismo autor lo resume de la siguiente manera: “…se
parte de la base de que el movimiento medioambiental (como el movimiento
obrero), lejos de se una novedad, es una consecuencia directa de la
industrialización, de la dominación de la riqueza (Adam Smith), del capital (Marx),
del espíritu del capitalismo (Weber) o de la división del trabajo social (Durkheim).
En el capítulo también se trata un amplio análisis sobre la definición de
paradigma, en este punto se toma en cuenta a Kuhn quien lo define de la siguiente
forma: “Un paradigma es lo que comparten los miembros de una comunidad
científica y, a la inversa, una comunidad científica consiste en unas personas que
comparten un paradigma”.
La relación medio y desarrollo es de vital importancia, para eliminar la
contradicción del binomio sociedad-naturaleza, con el objetivo de proponer
políticas que ayuden a garantizar el establecimiento del desarrollo sustentable
como el enfoque prevaleciente en la administración pública de nuestro país. Los
paradigmas y principios que se encuentran contenidos en la Agenda 21; pues su
estudio y análisis es básico e indispensable para poder lograr el desarrollo
sustentable.
Capítulo II. Problemática socioeconómica, ambiental e institucional. En esta parte
del libro el autor destaca que es indispensable despertar en la población el interés
por todos los desafíos que vivimos hoy en día; ya que sus impactos repercuten en
todos y al medio ambiente en el que nos desarrollamos, esta sería una de las
formas más adecuadas para poder realizar acciones que ayuden a encontrar
posibles alternativas y soluciones a dichos desafíos.
En este capítulo, podemos encontrar diversos temas como la presión que ejercen
los movimientos ambientales debido al uso indiscriminado de los combustibles
fósiles, la salud, la calidad de vida, las dificultades económicas por las que
atraviesan algunos sectores como el agropecuario, forestal o el industrial.
“El movimiento ambiental presenta demandas y se inscribe en perspectivas de
cambios más globales y complejos que otros movimientos sociales con
4. reinvindicaciones más específicas…el ambientalismo como otros nuevos
movimientos sociales, busca transformar pacíficamente las relaciones de poder.
Sus propósitos se enmarcan en la cultura política que lo mantiene confinada en
espacios de autonomía, fuera del poder institucionalizado del Estado, para
promover demandas que los partidos políticos se muestren incapaces de captar,
promover y satisfacer.”[2]
Se trata el tema de los problemas ambientales, haciendo referencia a la
contaminación del agua, del aire, además de hace especial énfasis en el
tratamiento del desgaste de la capa de ozono y el cambio climático, de acuerdo a
investigaciones del Instituto Nacional de Ecología, México se encuentra entre los
doce países que emiten más CO2 a la atmósfera. Tanto el desarrollo tecnológico
como el científico han propiciado una sociedad consumista-contaminante y esto
pone en riesgo la propia supervivencia de los seres humanos.
El tema de los vacíos institucionales se refiere al hecho de que para los
sectores de la administración pública, la dimensión ambiental no es de vital
importancia, es, como el autor lo llama una tarea secundaria. Desafortunadamente
algunos elementos como el institucional han sido minimizados y la realidad actual
demuestra que es necesario su papel para lograr el desarrollo sustentable.
El Capítulo III. Gestión social y administración pública, gira en torno a algunos de
los objetivos que México ha logrado en su esfuerzo por alcanzar el desarrollo
sustentable; partiendo del estudio y análisis de los compromisos que ha adquirido
a nivel internacional. Dichos avances se ven reflejados en las políticas sectoriales
y en materia legislativa; además de que también están contenidos algunos
comentarios sobre el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006, además de que se
pueden encontrar propuestas a dicho Plan.
Los enormes desafíos en materia ambiental que presenta el mundo actual
propiciaron en México una respuesta institucional apropiada, durante la
Conferencia de Johannesburgo, México presentó avances en sectores como el
energético, turístico, salud, industria, economía, agricultura, ganadería, pesca,
transporte, desarrollo social, medio ambiente y recursos naturales,
“La planificación de los aspectos ambientales para el desarrollo sustentable debe
entenderse en términos generales desde el campo de la administración pública
como el proceso de identificación programación y conciliación de los conflictos
surgidos entre los objetivos y medios del desarrollo, por un lado, y la dinámica, las
limitaciones y potencialidades de la naturaleza, por el otro.”[3]
El país aún cuenta con problemas de tipo estratégico, lo cual da pie para que se
pueda seguir trabajando y esto a su vez presenta la necesidad de tratar el tema
5. con mayor importancia de lo que se ha hecho. El autor propone que la estrategia
que conlleve al desarrollo sustentable, debe tener las siguientes características: un
proceso de reformas económicas y sociales, una revisión de las relaciones
Estado-sociedad, una intervención protagónica de los ciudadanos y sus
organizaciones, cambios institucionales y culturales que conformen un nuevo
marco de valores y conductas para soportar las tensiones que, sin duda,
provocará la revisión de nuestro modo de vida para evitar una catástrofe ambiental
generalizada.
El desafío de los gobiernos consiste en formular estrategias que contemplen
no sólo el desarrollo sustentable, sino también, el aumento del crecimiento
económico y una adecuada prestación de servicios sociales. En este sentido el
gobierno debe de establecer políticas que logren un equilibrio entre las
necesidades económicas, el crecimiento económico y la protección al medio
ambiente.
El Capítulo IV: Una estrategia de administración pública para el desarrollo
sustentable, se plantea varias estrategias de tipo general[4], las cuales pueden ser
de mucha utilidad para transitar al desarrollo sustentable, tanto en el ámbito
interno como en el internacional. Todo aquello, a través de políticas que deben ser
tomadas en cuenta principalmente por las autoridades, las organizaciones no
gubernamentales y las instituciones académicas.
Como se trata a lo largo del texto, en esta parte del libro se retoma la gran
relevancia de la participación social para el cumplimiento de las políticas del
párrafo anterior. Como por ejemplo: “La administración para el desarrollo
sustentable debe enfrentar estos problemas; su complejidad es tal que las
instancias gubernamentales, hasta ahora separadas –sectorizadas- y dedicadas a
atender sólo algunos de ellos, necesitan interactuar coordinadamente. Por otro
lado, uno de los principales obstáculos para administrar el ambiente (natural
siquiera) sigue siendo el dilema crecimiento-desarrollo, en la escala de problemas
que se confronta, así como la muy convencional visión de futuro por parte de los
tomadores de decisiones en las diferentes dependencias”.[5]
Además, el autor realiza un intento por introducir en el análisis una línea de acción
que incluye la aplicación de indicadores de sustentabilidad; los cuales se resumen
por la siguiente secuencia: Producto Interno Bruto, menos Depreciación de los
activos económicos producidos, igual a Producto Interno Neto, menos Costo de
agotamiento y degradación de los activos económicos y ambientales producidos,
más Gastos de protección ambiental, igual a Producto Interno Ecológico.[6]
6. La creación de una Agenda 21 Mexicana, a través de la creación de una Comisión
Nacional para el Desarrollo Sustentable, la cual servirá como el vínculo del
gobierno mexicano con la Comisión de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD).
Las conclusiones a las que llega el autor son que el desarrollo es un
concepto multidimensional y como tal, debe ser tratado por la administración
pública para su correcta aplicación; abarca elementos económicos, humanos,
ambientales, tecnológicos e institucionales.
Todo lo anterior, aunado al mayor cuidado del medio ambiente. Si bien este
es un tema propio del Estado, también podemos entender que es un problema que
atañe a la sociedad en su conjunto y a las organizaciones que de ella emanan; no
obstante, en la sociedad mexicana la indiferencia es lo que ha prevalecido.
El reto es atender de manera sustentable las necesidades de la población
actual y las generaciones futuras, la participación de los ciudadanos es un
requisito indispensable en la construcción de nuevos estilos de vida, “…el objetivo
del desarrollo sustentable es mejorar el nivel y la calidad de vida de la población,
en la actualidad y en las generaciones futuras, el cual debe fincarse en políticas
integradas, que apuntes…a la cobertura de necesidades básicas en la presente
generación, la capacidad de los sistemas naturales para lograrlo y la cobertura de
las necesidades de generaciones futuras.”[7]
El autor señala que el futuro de las próximas generaciones no puede depender de
algunos de los recursos naturales como el petróleo, el carbón o el gas natural;
pues la utilización excesiva de dichos recursos ha mostrado ya sus graves
consecuencias, como el cambio climático producido por el efecto invernadero. “La
escasez de recursos y exceso de desechos son el principio y fin de nuestra
civilización industrial o, lo que es lo mismo, la problemática ambiental evidencia la
fragilidad de nuestro modelo de desarrollo”.[8]
Cambio fundamental en la intensidad del uso de los bienes y servicios
ambientales a nivel global. Además de que es necesario, dar atención al
incremento de las presiones que las poblaciones en aumento ejercen sobre los
recursos naturales y las capacidades productivas de sus respectivos países. En
México se deben buscar propuestas del parte del Ejecutivo o Legislativo que
vayan en la línea de la producción y consumo sustentable; para lo cual es
indispensable la integración de políticas, no sólo económicas, sino también
sociales y ambientales.
Finalmente, el autor propone la creación de un mecanismo articulador de
una estrategia nacional, la cual deberá servir de foro de discusiones, entre el
7. gobierno, la comunidad científica y los sectores productivos, en el cual se debe dar
seguimiento a la Agenda 21 Mexicana y servir de enlace entre el gobierno
mexicano y la Comisión Mundial de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y
el Desarrollo (CNUMAD). De esta forma podemos observar que la política, la
legislación y el sistema administrativo gubernamental son los componentes de la
gestión pública; donde la sustentabilidad debe ser la norma política de gobierno.
NOTAS
[1] Rojas Orozco, Cornelio. El Desarrollo Sustentable: Nuevo Paradigma para la
Administración Pública. Senado de la República-INAP, México, 2003, p. 30.
[2] Rojas Orozco, Cornelio. Op. cit. pp. 93-94.
[3] Ibid. p. 165.
[4] Las relativas a los componentes económico, social y ambiental; el componente
social y el componente ambiental.
[5] Ibid. p. 166.
[6] Ibid. p. 183.
[7]Ibid. p. 267.
[8] Ibid. p. 268.