1) El documento describe la dualidad que enfrentan los cristianos entre vivir según los parámetros del mundo o según los principios de Dios.
2) Narra la crisis que sufrió el salmista cuando comenzó a compararse y envidiar a los impíos en vez de concentrarse en Dios.
3) Explica que la crisis se debió a que el salmista quiso vivir como las gentes del mundo, lo que le trajo tormentos, hasta que comprendió que solo en Dios está el bien.
Este presentación está hecho para una hora de
adoración ante el Santísimo.
Puede insertar las canciones con video o audio,
o puede tener música en vivo.
También puede poner música suave instrumental de fondo
durante las reflexiones y oraciones.
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Las grandes batallas las enfrentan los ejércitos, que defienden sus naciones y pueblos. Los ejércitos son organizaciones militares conformadas por las unidades de defensa; los dirigen los generales u oficiales de rango superior y por supuesto, integradas por soldados, que en últimas son quienes representan la gran fuerza militar. Las guerras no las ganan los generales solos, ni tampoco los soldados, se requiere de un trabajo de equipo; de inteligencia y estrategia militar, del armamento necesario y ante todo, que los hombres y mujeres que estén armados de valor y amor por su patria, a la cual defienden con honor y sacrificio. Muchos de ellos son héroes desconocidos y anónimos.
Por alguna razón en la Palabra de Dios se compara al cristiano militante, comprometido y apasionado con la gran comisión, con un soldado; solo que con un soldado raso, sin mayores pretensiones que las de servir y ser un baluarte en la defensa de la fe y del evangelio; labor que realiza con el objetivo de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Por eso no se enreda en los negocios de la vida ni permite que nada le quite la atención o le desvié de su objetivo.
Las personas queremos ser felices y prosperas, pero salimos del camino que nos lleva a ese feliz destino y nos alejamos de aquel que nos ofrece esa calidad de vida. Aqui encontraremos la guia para volver al camino y enrutarnos hacia una vida con sentido, felicidad y prosperidad.
La lista de dioses parece interminable; dioses de Babilonia, Egipto, Media, Persia, Grecia, Roma, los dioses Mayas, Aztecas, los africanos, de India, de China, de los aborígenes Australianos…
Son muchas las enseñanzas que se están compartiendo hoy en día en cuanto a la prosperidad bíblica que trae confusión escoger entre todas estas la correcta. Sin embargo, tenemos el manual de Dios que siempre nos guía a toda verdad. La Palabra de Dios es infalible y a ella apelaremos para ver y analizar lo que Dios dice en cuanto a la verdadera prosperidad.
1. Serie: Actitudes de Fe y confianza para el nuevo año
“Comprendiendo la vida de excelencia”
Por Alexander Dorado Albán
Lectura para la meditación
“Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón. 2 En cuanto a mí, casi se
deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. 3 Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la
prosperidad de los impíos. 4 Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero. 5 No
pasan trabajos como los otros mortales,Ni son azotados como los demás hombres. 6 Por tanto, la
soberbia los corona; Se cubren de vestido de violencia. 7 Los ojos se les saltan de gordura; Logran con
creces los antojos del corazón. 8 Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con
altanería. 9 Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra. 10 Por eso Dios hará volver a su
pueblo aquí, Y aguas en abundancia serán extraídas para ellos. 11 Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay
conocimiento en el Altísimo? 12 He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
13
Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia; 14 Pues he sido
azotado todo el día, Y castigado todas las mañanas. 15 Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la
generación de tus hijos engañaría. 16 Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, 17 Hasta
que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos. 18 Ciertamente los has puesto en
deslizaderos; En asolamientos los harás caer. 19!!Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se
consumieron de terrores. 20 Como sueño del que despierta, Así, Señor, cuando despertares,
menospreciarás su apariencia. 21 Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas. 22 Tan
torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti. 23 Con todo, yo siempre estuve contigo;
Me tomaste de la mano derecha. 24 Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. 25
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
26
Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y
mi porción es Dios para siempre. 27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a
todo aquel que de ti se aparta. 28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en
Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras”. SALMO 73
1. Una situación común: la dualidad del cristiano
Si fuimos elegidos para la excelencia vivamos como tal; es menester que Usted aprecie la elección que Dios ha
hecho de su vida; alabe, bendiga y glorifique a Dios por haberse fijado en Usted; por tener misericordia, por
haberle escogido como amado para bendecir, poner en usted su nombre. La gran dualidad y por ende uno de los
errores que cometemos los cristianos, es seguir moviéndonos según los parámetros del mundo y no según los
principios de Dios; a pesar de haber conocido al Señor, su palabra, su voluntad para nuestra vida, seguir viviendo
según las costumbres de la tierra y no según los costumbres del cielo; esto es un grave error. Jesús dejo muy en
claro sobre cuál debe ser nuestra posición, cuando oro por sus discípulos: “Padre, no pido que los quites del
mundo sino que los guardes del mal; están en el mundo, aunque no son del mundo”. Y esta verdad debe ser
nuestra realidad. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo; el Señor ruega, no que seamos quitados del
mundo, porque somos luz del mundo, sino que seamos guardados del mal. Y necesitamos entrar en esa
dimensión. Si un cristiano no marca la diferencia, primero en su mente y en su corazón, nunca la va marcar
afuera. Estamos llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra, a distinguirnos donde vayamos por el testimonio.
2. Somos harían de otro costal, no estamos para jugar con candela, porque nos podemos quemar seriamente; para
que fabricarse problemas innecesarios; porque cometer una locura que nos puede llevar a un camino en el que nos
vamos a perder, o a enredar y no tenemos como regresar. Una pequeña pilatuna nos puede llevar a quedar
quemados y bien tostados. Dice la Biblia, “las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del
perfumista; así una pequeña locura al que es estimado como sabio y honorable”. (Eclesiastés 10:1) Un hombre
sabio no se puede poner a jugar con fuego. Como una mosca hace heder y dar mal olor, así una pequeña, mínima
e insignificante locura o desvarío al que es estimado como sabio y honorable. Hay situación que así sean
perfectamente licitas, no podemos darnos el lujo de cometerlas, porque comprometen el llamado o el testimonio,
el liderazgo. En mi caso, no puedo defraudar a Dios, mi esposa, mi familia, a mis líderes, a mis discípulos; ya
uno no puede darse ese lujo.
2. Una crisis derivada por falta de identidad.
El Salmo 73 describe una crisis que vivió el salmista, una crisis tonta, porque no todas las crisis son necesarias,
aunque Dios las puede canalizar para bien; es la crisis de un cristiano que se pone a compararse con los demás,
pero ni siquiera con otros cristianos sino con las gentes del mundo, hombres impíos y pecadores. Con el único
con quien está llamado a compararse, es consigo mismo; quien era Usted hace un año y quien es Usted hoy; si
mejoro, o desmejoro, o sigue igual. Y con el único que está llamado a imitar o asemejarse es a Cristo. A sus
pastores, imíteles en la fe. El salmista, dice algo muy importante en el versículo 2, “casi se deslizan mis pies”.
Una persona, está en su derecho de sufrir tentaciones, porque es algo a lo que estamos expuestos, pero está en el
deber de no dejarse arrastrar por ellas. Usted puede verse a situaciones incomodas, lo importante es que a tiempo
reaccione, tenga un minuto de lucidez y vuelva al orden.
3. El peligro de moverse en terrenos minados
Nadie le va a juzgar si llego hasta el borde del abismo; aunque se pudo evitar caminar por el sendero que lo llevo
al borde; pudo haber evitado entrar por esa puerta, y por las puertas siguientes; usted no solo entró, sino que
decidió seguir, y seguir, y avanzar, y llego al borde, a punto de cometer una locura; pero si aquí se devuelve,
todavía no ha pasado nada irreparable o irremediable; esta justo a tiempo de regresarse, y no hacerse daño ni hacer
daño a otros. Está a tiempo de evitarse una lesión, tal vez de por vida; de no cometer la peor locura de su vida.
“Casi se deslizaron mis pies”; hasta allí es “casi”; casi la embarra, casi “mete la pata”, casi “se le van las luces”,
afortunadamente el Señor le rescató. ¿Y porque casi se equivoca? Porque quiso llevar la vida de las gentes del
mundo; y comenzó a sufrir congojas; los tormentos, azotes, la soberbia, orgullo, violencia, comenzó a vivir para
los antojos del corazón, hablar tonterías, altanerías, incluso, llegó a poner su boca contra el cielo.
4. El tope de la necedad
En el versículo 15, está el grave error que el cometió: “si fuera como ellos”. El problema está en medir la vida
con la de las gentes del mundo; por eso dice el Versículo 16: “cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para
mí”. Mientras una persona, siga midiéndose con las gentes del mundo, va a tener problemas, va a tener duro
trabajo. Este trance, ¿Cuánto tiempo puede durar? El tiempo que le tome a la persona, tener la experiencia del
versículo 17: “Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos”. Hasta que una persona
entre a la presencia de Dios, someta su entendimiento a la revelación, deje que el Espíritu Santo, le renueve la
mente, se la despeje; hasta ese momento va a entender. Mientras tanto va a jugar un juego muy peligroso: querer
ser cristiano, siguiendo los parámetros del mundo. Porque en el mundo eso es aceptable y elogiado. Si un hombre
es infiel, ¡que machera! Que una mujer se la juegue al esposo, ¡que liberada! Que los niños hagan trampa en el
3. colegio, ¡que vivos! Que el jefe engañe a sus empleados, ¡sagaz, astuto! Que un abogado saque de la cárcel a un
criminal, ¡que genio! Siempre este tipo de acciones, van a ser bien vistas, elogiadas, aplaudidas por las gentes del
mundo, que se rigen según sus parámetros. Y quien juegue este juego tan peligroso, está actuando como un necio,
y al final va a quedar como un tonto, si sigue por ese camino sin sentido.
5. La puerta de salida a la crisis
Dice el versículo 21, “Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas. 22 Tan torpe era yo, que
no entendía; Era como una bestia delante de ti”, cuando empezó a entender, a ver la vida desde la perspectiva de
Dios; comprendió su actuar necio y torpe.Con todo y esto reconoce: “que Dios siempre había estado con El. Lo
tomo de la mano derecha. Le guio su consejo, Y después le recibirá en gloria”. Y termina diciendo, “¿A quién
tengo yo en los cielos sino a ti?Y fuera de ti nada deseo en la tierra”. El finalmente entendió, que no había para
él, un bien fuera de Dios. “Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios
para siempre”. Y termina con una declaración que se tiene que convertir en un modo de vida: “Pero en cuanto a
mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras”. Esta
debe ser nuestra convicción, es una conclusión definitiva; ya no divagar más, no dar más rodeos, no dar más
vueltas, ni ser ambivalente, ya no tener más un pie en el mundo y otro en los caminos de Dios; ya no ser más
aguas tibias; hay que definirse, y este hombre se definió, cuando entendió que cualquier oferta del mundo, por
muy llamativa, buena y jugosa que sea, no vale la pena. La mejor oferta, la mejor propuesta, el pan más sabroso,
pero que proviene de la mentira y del engaño, pero en la boca, se llena de cascajo”. (Proverbios 20:17) Eso que
antes era sabroso, ahora es cascajo. Decía Pablo, lo que consideraba ganancia, ahora era para el basura. No vale
la pena vender los principios por un placer mundano, pagano, pasajero. Y por eso dice, “en cuanto a mí, el
acercarme a Dios es el bien”. No hay bien para mi fuera de ti. Es el testimonio de un hombre que supo que era
llegar al borde del abismo, pero volvió en sí, junto antes que sus pies resbalaran.