1. Condiciones del Evangelizador
Este esquema de las cuatro condiciones necesarias esta
inspirado del libro Como evangelizar a los bautizados de José H.
Prado Flores.
1
No podemos
callar…
Hch. 4, 20
Nicodemo
Jn. 3, 3
El Testimonio
Mc. 5, 20
[ texto clave ]
Conversión de
Saulo
Hch. 9, 1- 31
Experiencia de salvación
Cada uno de nosotros necesita hacer
alguna vez en la vida el Camino de
Damasco, este camino es el de
encontrarse personalmente con Aquel
que nos amó primero y nos llamó para
servirle; esta experiencia en nuestra
vida es algo muy importante, ya que es
la que sienta bases y prepara al
crecimiento en la fe.
Sin una verdadera experiencia de
salvación, podemos estar basando
nuestra fe y nuestra evangelización solo
en la doctrina que aprendemos, y no en
la experiencia del Dios vivo que nos
llama.
San Pablo es un fiel testigo de esto, ya
que en un principio fue el mismo quien
persiguió a los que se habían
encontrado verdaderamente con
Cristo… muchas veces puede pasarnos
lo mismo a nosotros, aunque pensemos
que ya nos hemos encontrado con el
Señor de nuestras vidas, nos dedicamos
a poner trabas y a perseguir (con
palabras y gestos) a quienes tienen una
vida diferente a la nuestra por haberse
encontrado con Cristo.
¿Reconocemos algún momento en
2. nuestras vidas en que pusimos trabas a
los demás por manifestar su fe?
Y es que cuando Cristo llega a nuestras
vidas lo cambia todo por completo, pero
no sin antes darnos un tiempo para
pensar en el cambio… lo mismo hizo
con Pablo, que hasta un rato antes era
solo Saulo, discípulo del mejor maestro
de los fariseos y ferviente defensor de
su fe. Nos testimonia la palabra que
Pablo estuvo tres días en Damasco “sin
ver, y sin comer ni beber”, ese momento
representa en la vida de cada uno el
tiempo de confusión que tan
amorosamente nos regala el Señor, y
que nos sirve para pensar que los
cimientos que teníamos pierden vigor y
fortaleza ante la presencia de Dios, este
tiempo de confusión es puesto por Dios
para poner las cosas en su lugar y para
hablarnos mas libremente al corazón, ya
que allí bajan nuestras defensas y
caemos con el rostro en tierra como
Saulo.
Un dato muy importante que nos revela
la palabra lo encontramos en Hch. 9, 12,
en el momento de confusión Dios dice a
Ananías sobre Saulo “ El esta orando y
ha visto una visión…”, esto nos indica
que para continuar con el próximo paso
de esta nuestra experiencia de
salvación debemos orar, y orar
insistentemente y con fortaleza, ya que
el mismo Dios había revelado a Saulo
durante la oración que Ananías le
impondría las manos.
Cuanto bien nos haría en nuestros
momentos de confusión , orar
insistentemente, pero pensemos
3. cuantas veces hacemos lo contrario,
cuando estamos confundidos, inquietos
o pasamos por momentos de
desolación, abandonamos la oración y
decimos “hoy no tengo ánimo para
rezar”.
¿Qué hacemos en nuestros momentos
de confusión?
Una vez que pasamos esta segunda
etapa viene lo mas difícil, perseverar en
el camino, si releemos los versículos
siguientes del capitulo 9 de los Hechos
de los apóstoles, veremos los primeros
problemas que tuvo que atravesar Pablo
en Damasco y Jerusalén, nada mas ni
dada menos lo querían matar. Cuando
nosotros empezamos a transitar este
camino muchas personas van a intentar
matar el nuevo brote de fe que nace en
nuestro corazón, pero nosotros
debemos hacer brotar de nuestro
corazón una alabanza a nuestro Dios
por la experiencia de salvación que nos
hace vivir.
¿Recordamos el proceso que vivimos
para llegar a tener una experiencia de
salvación en nuestras vidas?
2
El celo me
consume…
Jn. 2, 17
Celo para
evangelizar…
Celo por el Evangelio
Cuando hemos experimentado la
salvación en nuestras vidas, es
imposible callar “ lo que hemos visto y
oído” de parte del Señor, y es entonces
cuando la experiencia de salvación se
convierte en un anhelo por que todos los
hombres la experimenten y lleguen al
conocimiento de Dios.
4. Ef. 6, 15
¡Ay de mi…!
1Cor 9, 16
Si esto no es
celo…
2Cor. 11, 16-29
[ texto clave ]
Celo de Pablo
1Cor. 9, 19-23
Este celo por el Evangelio debe
llevarnos a anteponer el anuncio de la
Buena Noticia a cualquier otra cosa,
incluso a nuestra propia vida, y a
lamentarnos cuando nuestra debilidad
nos hace pensar primero en nuestra
comodidad o nuestras pequeñeces
antes que en la evangelización; en
palabras del Apóstol “ ¡Ay de mi si no
predicara el Evangelio! ”.
Podemos preguntarnos entonces ¿cual
debe ser la medida de nuestra entrega
para anunciar el evangelio? Tenemos
por un lado la expresión máxima que es
la del mismo Jesús que entregó si vida
para anunciar la Buena Nueva y luego
encontramos la medida que nos marca
Pablo con su conducta “Me hice todo
para todos, para ganar por lo menos a
algunos, a cualquier precio”.
A cualquier precio… esto es un cheque
en blanco bíblico para cuando hablamos
de Evangelización, y nos quiere dejar
bien en claro que “ para ganar por lo
menos algunos”, no debemos ser
mezquinos en cosas materiales,
espirituales ni esfuerzos…
Hoy, en la era de los Medios de
Comunicación, la evangelización no
puede prescindir de ellos, me gusta
decir que si Jesús no hubiese venido
hace dos mil años, y viniera en este
momento, tendría su propia página de
Internet; y es que para anunciar la
Buena Nueva, debemos ser “ astutos
como la serpiente, y sencillos como la
paloma ”.
Nuestro celo por el evangelio debe
5. llegar a convertirse en una Pasión, pero
no una pasión de fin de semana, sino de
24 horas, 7 días, 12 meses… toda la
vida
Aquel que se apasiona por algo, no
reduce sus esfuerzos sino que más bien
los aumenta día tras día…nosotros no
nos apasionamos por algo, sino por
Alguien, y ese Alguien es el mismo Dios,
por eso nuestro esfuerzo debe
redoblarse por comunicar la Buena
Noticia.
Para pensar un poco sobre este punto
podemos preguntarnos:
¿Alguna vez tuvimos la necesidad de
defender el Evangelio con uñas y
dientes?
¿Cómo nos sentimos cuando “Hablan
mal” de la Iglesia o del Evangelio?
3
Conozco a mis
ovejas…
Jn. 10, 14
Oración
sacerdotal de
Cristo
Jn. 17
Pablo conoce
…
Análisis de la realidad
Decía acertadamente san Agustín: “No
podemos ser peregrinos del cielo si
somos fugitivos de la tierra”. El que
sigue a Cristo no puede ser alguien que
vive huyendo de la realidad (de su
realidad); el mismo Jesús nos coloco en
este lugar: “ No te pido que los saques
del mundo, sino que los preserves del
maligno”, es él quien nos pide, le pide al
Padre, que nos quedemos en el mundo.
Solo estando en el mundo podemos
conocer a los hombres y mujeres que
viven en él y así, como el Buen Pastor,
poder llamarlos por su nombre. Pero no
podremos llamar a nadie si no sabemos
donde están, y esto no se refiere
6. Rm. 16 solamente a su ubicación física, sino
más bien a su situación, su entorno, su
realidad, etc.
Recordemos aquí el texto de 1Cor. 9, 19
ss.
San Pablo es tan exitoso como
evangelizador porque conoce a fondo la
realidad de quienes tiene enfrente, ya
que el fue uno de ellos (el mejor y mas
fiel).
Analizar la realidad no es sentarnos con
el periódico y conocer todo lo que pasa
en nuestro entorno, es vivir el aquí y el
ahora y comprender que en ese “aquí y
ahora” viven nuestros hermanos a
quienes vamos a llevar la Buena Noticia
del Reino… es ser concientes de que la
vida de cada uno de nuestros hermanos
esta llena situaciones que debemos
conocer para poder “amarlos hasta el
extremo”.
En nuestro rol de Evangelizadores
dentro de esta Corriente de Gracia,
cobra un papel importantísimo el
pastoreo, que no es otra cosa que estar
cerca de nuestros hermanos que
necesitan y ofrecerles nuestra ayuda. El
evangelizador debe conocer a aquellos
que evangeliza, sino se es como aquel
sembrador que esparce la semilla sin
conocer la tierra en donde la siembra y
espera en todo su campo frutos iguales
y en el mismo tiempo.
¿Cuando nos acercamos a alguien para
hablar con el, tenemos en cuanta su
situación?
7. Vivan
dignamente
Ef. 4, 1
Los Maestros
de la ley…
Lc. 11, 37 ss
Otra de san
Pablo…
1Cor. 11, 1
Vivir el Evangelio
Sin miedo de ser exagerado, me animo
a decir que esta es la condición más
importante para nuestro tiempo, ya que,
como nos dice Prado Flores “el estilo de
vida del evangelizador determina
(positiva o negativamente) el mensaje
que transmite”. Jesús no debe decir de
nosotros lo que decía de los maestros
de la ley: “imponen a los demás cargas
insoportables, pero ustedes no las tocan
ni siquiera con un dedo”.
Vivir el evangelio implica en primer lugar
creer en él, pero no como un mensaje
bonito que es bueno transmitir, sino
como “El Mensaje que transformó mi
vida”
El verdadero evangelizador debe poder
decir sin ninguna preocupación lo que
dijo en su momento san Pablo “ sean
mis imitadores, como yo soy de Cristo”,
ya que el mensaje que transmitimos con
nuestras palabras y lo que expresamos
con nuestras obras deben ser una sola
cosa.
Durante la liturgia del sacramento del
Orden Sagrado, hay un signo en el cual
el Obispo entrega al ordenando en Libro
de la Palabra de Dios y al mismo tiempo
pronuncia estas palabras “cree lo que
lees, enseña lo que crees y practica lo
que enseñas”, esto es un hermoso
resumen de lo que significa ser
coherentes entre lo que creemos,
enseñamos y practicamos.
Nuestros pastores nos han predicado
hasta el hartazgo sobre la importancia
8. del testimonio en la vida cristiana, y es
que si predicamos una cosa y hacemos
otra, el receptor de la evangelización no
recibe otra cosa que confusión… mas
de uno de nosotros ha sido testigo
alguna vez de cómo una excelente
predicación de algún hermano nuestro
queda descartada por su falta de
testimonio, y sin irnos a los demás
fijémonos en nuestras propias familias,
con nuestros hijo, nuestros padres, etc.
Y comprobemos la fuerza de las
palabras y la de las obras.
Quien no vive lo que predica, lo que
anuncia, aunque lo haga con las
palabras mas conmovedoras, no es un
buen evangelizador.
¿Y por casa como andamos?