Este documento resume un capítulo bíblico sobre la salvación hoy. Explica que Pablo se refiere al trabajo de los siervos que llevan el evangelio como un ruego de Dios para reconciliar al mundo a través de la cruz. También discute la importancia de no recibir la gracia de Dios en vano y actuar en consecuencia para transmitir el consuelo prometido. Finalmente, enfatiza la necesidad de que los siervos tengan una conducta intachable para no desacreditar su ministerio ni hacer tropezar a los creyentes.

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Autor del comentario: Humberto Rendón Rojas
Transcripción: Humberto Rendón Rojas
Capítulo 6 (1ª. Parte) La salvación es hoy
Al final del capítulo anterior el apóstol Pablo se refiere al trabajo de los siervos
que llevan el evangelio como un ruego, como si fuera Dios quien hiciera ese
ruego para que el mundo se reconcilie con Él a través del propósito de la cruz
cumplido en las vidas de los creyentes y ése ruego de Dios lo constituyó el
sacrificio del Hijo, como una ofrenda perfecta, el sacrificio de expiación que
tuvo ese propósito.
Así es que cuando Pablo refiere que los que tienen el llamado para proclamar
el evangelio, lo hacen con la conciencia de ésta gran responsabilidad, se
constituyen en embajadores por la autoridad del Mesías, una autoridad que
es representada por la obra de expiación en la cruz.
De manera que Pablo nos recuerda que el ministerio de la reconciliación que
es ejercido por quienes ejercen este llamado de forma fiel y honesta, tiene el
objetivo de hacerle saber al creyente que el objetivo es recibir el consuelo que
Dios prometió a su pueblo a través de los profetas y por ello una vez más se
refiere al trabajo de los que predican la Palabra de Dios como colaboradores
de Dios, una colaboración que implica exhortar al creyente para que no
deseche la bendición de la gracia de Dios, es decir, para que el creyente no
deje la oportunidad de recibir el verdadero consuelo que Dios prometió para
su pueblo.
Y en ese contexto es que Pablo continúa hablando de las características de los
siervos que deberían tener para lograr ése gran objetivo en los creyentes;
2 Corintios 6.- 1 Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os
exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios…
Pablo expone la condición en que se encuentran quienes han recibido el
llamado para la proclamación del evangelio y se pone de ejemplo al afirmar
que él es como un colaborador del Mesías, pues al haber recibido el ministerio

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de la reconciliación entre el hombre y Dios, nos convertimos en personas que
trabajamos con Yeshúa en ese propósito.
De modo que la labor de embajadores a la que se refirió el apóstol Pablo desde
el capítulo anterior, impone la gran responsabilidad de entender los límites
que debemos respetar para poder ejercer ese servicio sin interferir de forma
equivocada con la obra perfecta de restauración que Dios está haciendo en su
pueblo. Al final del capítulo anterior Pablo expresó lo siguiente: …somos
embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
nosotros…
La palabra griega para la palabra “rogase” que usó el apóstol Pablo en el
capítulo anterior, es la palabra “παρακαλέω parakaléo” y en el contexto de
este pasaje se traduce como “exhortación por imploración”, pero también se
traduce como “consolación”, de manera que en esta ocasión Pablo se va a
referir al trabajo que deben ejercer quienes tienen el llamado a proclamar la
Palabra de Dios ejerciendo éste ruego como departe de Dios mismo para que
el creyente se reconcilie con Dios como una imploración, pero al mismo
tiempo, éste ruego tiene el propósito de hacerle saber al creyente que puede
recibir la consolación que fue prometida por Dios por medio del profeta Isaías.
Sin embargo, ¿Qué es lo que debemos hacer para que el consuelo prometido
al pueblo de Dios llegue a las vidas de los creyentes? Pablo nos aconseja no
recibir en vano la gracia de Dios. Ahora bien, ¿De qué manera una persona
puede recibir la gracia de Dios en vano? Si ya entendimos que la gracia de Dios,
bajo el concepto etimológico de la palabra “gracia” que en el griego es la
palabra “χάρις járis” es la influencia divina sobre el corazón, y su reflejo en la
vida de las personas, lo cual es un regalo, entonces lo que nos dice Pablo es
que no recibamos ese regalo en vano.
En ese sentido Pablo también nos ilustra con su propia vida la forma en que
podemos evitar recibir la gracia de Dios en vano, lo cual impone por supuesto
la necesidad de evitar ser pasivos y en su lugar corresponder de forma activa
como lo hizo en su momento el apóstol Pablo;
• 1 Corintios 15.- 9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no
soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en

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vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo,
sino la gracia de Dios conmigo. 11 Porque o sea yo o sean ellos, así
predicamos, y así habéis creído…
En éste pasaje Pablo nos confiesa que en realidad él se sintió indigno de que
se le considerara apóstol por causa de su vida pasada, algo que es muy común
en cualquier persona hoy en día que puede pensar que no merece la
misericordia y el perdón de Dios por las cosas que ha hecho en su vida y que
reconoce que han estado mal, sin embargo, al mismo tiempo reconoce que
fue por la gracia de Dios que se había convertido en un enviado del Mesías
para una gran labor y al mismo tiempo reconoce también que por supuesto
eso de ninguna manera obedeció a sus méritos propios sino que esa obra de
misericordia en su vida la atribuye a la gracia que recibió de Dios y que al
haberla recibido, él actuó en consecuencia a fin de que no fuera en vano.
Esto significa que tú y yo podemos evitar recibir la gracia de Dios en vano si es
que actuamos en consecuencia, trabajando en el propósito por el que nos ha
sido dado ese hermoso regalo y la forma más fácil de hacerlo es transmitir a
otros lo que hemos recibido acerca del consuelo Dios para su pueblo. Y en ese
sentido es que Pablo conecta la labor de exhortación con la profecía de Isaías
respecto al tiempo de la salvación, como resultado de no haber recibido la
gracia de Dios en vano;
2 Corintios 6.- 2 Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de
salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora
el día de salvación…
Pablo citó la profecía de Isaías y resulta de suma importancia entender el
contexto de dicha profecía para comprender la labor de Yeshúa quien está
congregando a Israel y por otro lado, la labor de quienes ejercen el ministerio
de la reconciliación, una colaboración en la que debe haber armonía para que
la consolación al pueblo sea cumplida conforme al propósito correcto en la
voluntad de Dios;
• Isaías 49.- 5 Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde el vientre
para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob y para congregarle a
Israel (porque estimado seré en los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi
fuerza); 6 dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las

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tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te
di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero
de la tierra. 7 Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al
menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los
tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová;
porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió…
Como vemos el profeta describió la labor del Mesías de Israel y esto es una
referencia a la labor que está ejerciendo Yeshúa en el cumplimiento de dicha
profecía, Yeshúa fue puesto por luz a las naciones y por quien el mundo tiene
salvación; y la profecía en seguida refiere a la nación de Israel que es
escuchada por Dios para recibir la salvación y es aquí en donde Pablo enfoca
la necesidad de recibir la gracia de Dios y que ése regalo cumpla su propósito,
porque el día de la salvación que fue anunciada por el profeta Isaías es
justamente hoy en tu vida y en mi vida.
De ahí la importancia de entender la labor del ministerio de la reconciliación
que es ejercido por los que proclaman el evangelio y por otro lado, la
necesidad de que el creyente comprenda que Yeshúa es el único medio de
salvación, pues esa comprensión debe llevar al creyente a la convicción plena
de haber muerto a una vida sin esperanza, en la muerte del Mesías, para
resucitar a una vida de esperanza, una vida que dedicamos a aquel que nos
salvó.
Aquí vemos a lo que se refirió Pablo al afirmar que el día de la salvación es hoy
para cualquiera que viene al Señor, pues el que recibe la salvación es, el Israel
de Dios;
• Isaías 49.- 8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de
salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para
que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; 9 para
que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En
los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus
pastos. 10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá;
porque el que tiene de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a
manantiales de aguas. 11 Y convertiré en camino todos mis montes, y
mis calzadas serán levantadas. 12 He aquí éstos vendrán de lejos; y he
aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim…

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2 Corintios 6.- 3 No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que
nuestro ministerio no sea vituperado…
Este es el gran compromiso de todo siervo de Dios comprometido para que el
ministerio de reconciliación que le ha sido encomendado cumpla su propósito
y es que Pablo aquí está hablando de la conducta de los siervos, aquellos que
deben tener vidas totalmente acordes a lo que predican conforme a la Palabra
de Dios. Otra versión expone este versículo de la siguiente manera:
2 Corintios 6.- 3 Nosotros nos comportamos siempre de tal manera
que nadie se escandalice, ni critique nuestro servicio…
2 Corintios 6:3
Esto significa que para que el ministerio de cualquier siervo no sea vituperado,
para que un ministerio no sea censurado, desacreditado, el comportamiento
del siervo debe ser correcto, no debe dar lugar a tropiezo como lo leemos en
la versión Reyna Valera, lo cual es interesante ya que la palabra griega para
tropiezo es la palabra “προσκοπή proskopé” que se traduce como “ocasión de
pecado”.
Esto significa que la conducta de un mal siervo puede hacer que los creyentes
tropiecen y entendiendo el sentido de la palabra, ése tropiezo puede llegar al
grado de que un creyente cometa pecado, ¿De qué manera podría ser esto?
Bueno, existen muchas circunstancias en que la falta de atención a la forma
de llevar un ministerio puede generar pecado en los congregantes. Por
ejemplo, Pablo escribió a Timoteo acerca de las viudas que debían ser
apoyadas por la congregación y de las viudas que no debían ser apoyadas por
la congregación y esto nos indica que ser responsable con la forma de
establecer reglas de ayuda conforme a los propósitos correctos, es necesario
a fin de evitar problemas que generan precisamente pecado en los
congregantes:
• 1 Timoteo 5.- 9 Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta
años, que haya sido esposa de un solo marido, 10 que tenga testimonio
de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si
ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha
practicado toda buena obra. 11 Pero viudas más jóvenes no admitas;

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porque cuando, impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo,
quieren casarse, 12 incurriendo así en condenación, por haber
quebrantado su primera fe. 13 Y también aprenden a ser ociosas,
andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también
chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran. 14 Quiero,
pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que
no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia. 15 Porque ya
algunas se han apartado en pos de Satanás. 16 Si algún creyente o
alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, y no sea gravada la
iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que en verdad son viudas
En estas instrucciones que recibió Timoteo, se establecen parámetros que
obedecen precisamente a los propósitos divinos por los que Dios estableció el
mandamiento para ayudar a las viudas del pueblo, sin embargo, vemos que
Pablo le dio instrucciones a Pablo que no alteran la esencia del mandamiento
sino que establecen límites al hablar de cierto tipo de viudas que no deberían
ser mantenidas por la congregación y en estas instrucciones Pablo advierte
que de no seguir esa reglas en el servicio, el ministerio podría ser vituperado
y se refiere en este caso específico a mujeres que podían andar en chismes, lo
cual por supuesto es un pecado, divulgar información de otras personas,
divulgando información que no debería ser pública quizás.
Así es que ¿Qué debería hacer un siervo para evitar que los creyentes
tropiecen y que dichos tropiezos sean la causa por la que sea desacreditado
su ministerio? La solución es muy simple, seguir el único manual operativo
bíblico que contiene los lineamientos para no errar, seguir el ejemplo de
quienes establecieron congregaciones desde el principio, hay que seguir el
ejemplo de los apóstoles, porque ellos establecieron congregaciones no en
base a sus propios proyectos, sino poniendo como fundamento, la doctrina de
Yeshúa, la cual nos remite a Moisés y los profetas, toda una enseñanza en la
que está contemplada la dinámica en que debe desarrollarse un ministerio.
Recordemos que en capítulos anteriores entendimos que cuando Pablo habla
de su ministerio, en realidad está hablando del servicio que desempeña pero
que ese servicio se ha enfocado en la proclamación del evangelio de Yeshúa,
por lo que Pablo no estaba hablando de una defensa de su ministerio, sino de
la defensa del evangelio propio del Mesías, con lo que su servicio solo se
reduce al de un esclavo sin protagonismo de ninguna especie.

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Y es en este contexto de no dar ocasión de tropiezo a los creyentes para que
su servicio no fuera censurado, es decir, para que el evangelio no fuera
vituperado, que Pablo va a expresar los atributos que, por el contrario, al ser
ejercidos por un buen siervo, le recomiendan como cartas de recomendación
firmadas por Dios mismo, cual embajador de su Palabra;
2 Corintios 6.- 4 antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de
Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias…
Un ministro de Dios, aquel que está dispuesto a ejercer el ministerio de la
reconciliación, es aquel que ha sido provisto de mucha paciencia y al ser un
don, por supuesto que tiene que ser un atributo adquirido. La palabra
paciencia que es utilizada en este pasaje, es la palabra griega “ὑπομονή
jupomoné” que se traduce como “resistencia o aguante alegre, perseverar”.
En términos comunes, la paciencia se refiere a la pasividad, que es la habilidad
de sentarse y esperar a que algo suceda, sin embargo, ése no es el concepto
de paciencia del que está hablando Pablo, ya que el concepto original usado
aquí, nos indica que este tipo de paciencia al ser sobrenatural y no propio de
quien vive en la carne, cumple con el objetivo de brindar un servicio que va a
soportar las tribulaciones que en su momento sufrió el apóstol Pablo.
Pablo está hablando de una paciencia como la actitud de soportar
activamente en lugar de esperar pasivamente. Como ya lo vimos, la palabra
griega para paciencia Describe la capacidad de soportar las cosas incluso con
una actitud de alegría.
De manera que esta paciencia con la que son dotados los siervos, en los
términos del concepto original de la palabra, debe proveer a los siervos de la
fortaleza necesaria para desempeñar su servicio incluso en las tribulaciones,
en necesidades y en angustias.
Entonces podemos entender un poco mejor las palabras que Pablo ya había
expresado cuando las personas que reciben la enseñanza oran por los siervos,
lo cual Pablo consideró como el mejor regalo que un siervo puede recibir de
los hermanos…

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…Porque hermanos, no queremos que ignoréis
acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en
Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá
de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos
la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en
nosotros mismos sentencia de muerte, para que no
confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que
resucita a los muertos; el cual nos libró, y nos libra, y
en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran
muerte; cooperando también vosotros a favor
nuestro con la oración, para que por muchas
personas sean dadas gracias a favor nuestro por el
don concedido a nosotros por medio de muchos…
2 Corintios 1:8-11