El documento contrasta conductas saludables como una alimentación balanceada, actividad física moderada y descanso adecuado con conductas asociadas a enfermedades como ansiedad, depresión y estrés. Las conductas saludables se relacionan con estabilidad emocional y salud física, mientras que las conductas de enfermedad incluyen síntomas como dolores de cabeza, insomnio, problemas gastrointestinales e incluso pensamientos suicidas.