El documento discute la influencia de la Revolución Francesa en España y América Latina, incluyendo la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812 y el inicio del constitucionalismo en la región. También explica cómo las guerras de independencia hispanoamericanas llevaron al establecimiento de gobiernos basados en la soberanía popular y valores democráticos, en contraste con los regímenes absolutistas del pasado.

1. La obra del tercer estado de sieyes constituye un aporte técnico, esencial para la
creación del orden constitucional y del estado general en la modernidad. El autor
también plantea como cuestión fundamental, la verdadera representatividad.
La revolución francesa influyó a España en la idea de liberación del yugo monárquico,
originando así el inicio a las revueltas y a consecuencia de estas se promulgó la
constitución de Cádiz en 1812 la cual marcó un hito democrático en la historia
española. Lamentablemente esta constitución solo duró hasta 1814, después de esto
se retornó al absolutismo monárquico.
Es preciso mencionar la influencia que tuvo la revolución francesa como principal
antecedente, puesto que todo lo que afectaba a España lo hacía también en
América latina (lo que actualmente es Perú, México, Venezuela, Colombia, Bolivia,
Chile , Ecuador, etc.).
La historia contemporánea se inicia con la revolución burguesa y el primer fruto de la
misma es el constitucionalismo. En Hispanoamérica, podemos decir que la revolución
burguesa fue su guerra de independencia y su fruto esperado fue el
constitucionalismo, el “Primer constitucionalismo hispanoamericano” . Por ello, en la
historia contemporánea de Iberoamérica lo común y más trascendente son sus
guerras de independencia y los consecuentes movimientos constitucionalistas.
Una vez alcanzada la emancipación de la antigua Metrópoli Europea, ninguna de las
naciones hispanoamericanas quiso continuar con un régimen absolutista (aunque en
algunos casos se estableció un régimen monárquico pero siempre de corte
constitucional democrático), por lo que la única posibilidad fue el abandonar por
completo el antiguo régimen y tratar de construir Estados fundados sobre el principio
fundamental de la soberanía popular y los valores políticos que el mismo genera.