Esperanza Aguirre muere y llega al Cielo, donde San Pedro le toma los datos. Luego la lleva a una sala con relojes que representan cada región, cuyas agujas giran más lento o rápido dependiendo del nivel de corrupción. Aguirre nota que Madrid no tiene reloj y cree que es porque acabó con la corrupción, pero el ángel le dice que en realidad ese reloj lo usan como ventilador.