El documento presenta información sobre la malaria, incluyendo que causa 400 millones de contaminaciones y 1 millón de muertes por año. También discute que se han invertido US$12 mil millones anualmente en combatir la malaria, pero propone pagar por resultados como reducir las contaminaciones en lugar de solo por redes. Finalmente, presenta un modelo basado en evidencias que transfiere el riesgo de la innovación a inversionistas privados para lograr un impacto sostenible.
2. 400 millones de contaminaciones / año
1 millón de muertes / año
http://www.nytimes.com/2006/03/19/books/review/the-poverty-puzzle.html
https://www.pexels.com/photo/black-white-mosquito-86722/
La malaria es una de las enfermedades que más matan personas en el mundo.
Son 400 millones de personas contaminadas cada año.
De estas, 1 millón muere, y el 80% vive en los países más pobres de África.
Expertos encontraron la manera más eficiente de prevenir nuevas infecciones: redes mosquiteras que cuestan no más de 5 dólares.
Organismos internacionales, gobiernos y fundaciones empezaron a comprar millones de redes para distribuir de manera gratuita a los más pobres.
Sin embargo, con el tiempo, se dieron cuenta que “la necesidad es la madre de la inventiva” y que esas redes no estaban siendo utilizadas para su propósito inicial.
Por ejemplo en la pesca. En esos países una red de pesca nueva cuesta alrededor de 50 dólares, y en los hospitales las consiguen gratis. Esos pescadores, que viven de esta actividad para sobrevivir, no están conscientes es que las redes están tratadas con químicos tóxicos para los peces y cancerígenos para los humanos.
Fuente: https://www.nytimes.com/2015/01/25/world/africa/mosquito-nets-for-malaria-spawn-new-epidemic-overfishing.html?_r=3
Gran parte de esas redes también llegan al mercado negro. Una vez recibidas gratis, son comercializadas a bajo costo para uso como velo de novia, decoración de fiestas y casa, ropa, enfin, son la tela más usada en los pueblos.
Y no es todo. Las redes distribuidas gratuitamente vienen de recursos donados por fundaciones y gobiernos. Grandes empresas como BASF y Bayer diseñan las redes, las manufacturan por alrededor 3 dólares cada en China o Vietnam, en seguida esas redes son enviadas a África, transportadas a los pueblos por las agencias de ayuda internacional y distribuidas gratuitamente por los puestos de salud públicos.
Eso está acabando con los fabricantes y distribuidores locales, de manera que si esos donativos se interrumpen, no hay oferta local.
Las consecuencias de la malaria generan un costo de más de 12 mil millones (12 billions) de dólares al año (Center for Disease Control and Prevention, 2014).
Si se incluyen otros temas, se calcula que en 5 décadas se han gastado más de 2.3 billones (2.3 trillions) de dólares para la ayuda internacional (William Easterly, 2006).
Las consecuencias de la malaria generan un costo de más de 12 mil millones (12 billions) de dólares al año (Center for Disease Control and Prevention, 2014).
Si se incluyen otros temas, se calcula que en 5 décadas se han gastado más de 2.3 billones (2.3 trillions) de dólares para la ayuda internacional (William Easterly, 2006).
El problema no está necesariamente en la falta de dinero, sino que tanto este dinero está contribuyendo a resolver de verdad el problema.
Este tipo de desvíos en los resultados ciertamente no eran la intención inicial de la iniciativa de eses organismos, gobiernos y fundaciones. Pero eso es más común que se imagina, no sólo en ayuda internacional como en políticas gubernamentales.
Imagínate si todos esos recursos públicos y privados invertidos en redes mosquiteras, en lugar de pagar por redes, pagaran por reducción en el índice de contaminación de malaria?
Uno de los mecanismos creados en la última década justamente para eso se llama Bono de Impacto Social.
En Inglaterra, 63% de los hombres que salen de la prisión después de penas cortas regresan en menos de un año. En promedio, cada uno de ellos ha cometido 43 delitos y estado 7 veces en la prisión.
Un grupo de inversionistas trabajó con el gobierno inglés para desarrollar un acuerdo en donde inversionistas privados invertirían en una serie de intervenciones para disminuir el índice criminal de las personas recién-salidas de la prisión, disminuyendo así también la reincidencia carcelaria, y con los ahorros obtenidos el gobierno remuneraría a los inversionistas ofreciéndoles un retorno financiero.
Los reclusos, en lugar de salir de la cárcel sin saber a donde ir o qué hacer, ya habrán conocido a alguien dentro de la cárcel que se ha interesado por sus problemas, lo van a recoger en la puerta de la prisión, los llevan a algún lugar en donde puedan vivir, los ayudan con acceso a apoyo y empleo, rehabilitación, acompañamiento psicológico, todo lo que necesiten.
Y eso, por supuesto, es un ganar-ganar para todos.
Ya hay más de 100 BIS en desarrollo en todo el mundo, pero ¿qué creen? Todos en países desarrollados. En donde más se necesita, todavía se está batallando mucho para desarrollar los primeros pilotos.
Pero hay una buena noticia: junto con Colombia, Jalisco está liderando el desarrollo de BIS en el mundo en desarrollo. Colombia y Jalisco tendrán los primeros BIS de América Latina!
Aquí, todo empezó en 2015 con la preocupante situación de las mujeres jefas de familia:
Más de 52,000 mujeres en todo el estado son mamá y papá con menos de 200 pesos al día.
Más del 90% ha sufrido discriminación laboral por su condición económica, social o educativa.
El 77% no tienen el bachillerato completo.
No tienen seguridad social, al menos 50% reporta ya haber sentido depresión.
Hoy, esta situación representa 1 en cada 4 hogares jaliscienses, y en 2030 esta cifra deberá ser de 35%.
El Gobierno de Jalisco tiene un programa que apoya a esas mujeres con un aporte de 1,200 pesos al mes, pero eso no es suficiente para garantizar que esas familias escapen de la pobreza.
Esta situación se repite en todo el país y en muchos países en vías de desarrollo, y todos están buscando soluciones más efectivas.
A través de un estudio de factibilidad y un proceso de diseño operativo, financiero y de evaluación, se identificó una intervención integral cuyos resultados ya han sido comprobados como estadísticamente significativos en diferentes países.
Este modelo incluye capacitación financiera, incentivos al ahorro, mentoría domiciliar uno a uno, capacitación para habilidades blandas como el liderazgo y confianza, capacitación técnica para el desarrollo de un nuevo negocio. Las que concluyan las capacitaciones recibirán la transferencia de un activo productivo y vinculación con el mercado. Todo eso en 18 meses.
El riesgo de replicar esta intervención está en adaptarla a zonas urbanas, ya que fue extensivamente evaluado en zonas rurales, y además en sumar los esfuerzos de diferentes organizaciones sociales que nunca han trabajado juntas. A través del BIS, es posible transferir este riesgo del gobierno a los inversionistas.
Con eso, se espera disminuir considerablemente la pobreza económica de esas familias a lo largo de los años, lo que mediremos a través de su poder adquisitivo, sus ahorros financieros y la posesión de activos.
Para que este piloto de un BIS en México sea realidad, muchas personas y organizaciones vienen trabajando muy intensamente.
Por qué esta iniciativa importa tanto a todos los involucrados?
El BIS converge una serie de tendencias importantes en el desarrollo de políticas públicas y desarrollo social:
Orientación más a impacto que a procesos. Eso se logra a través de la identificación de evidencias de impacto con la flexibilidad necesaria para que todos los ajustes sean posibles mientras el resultado sea alcanzando.
Esos problemas nos importan a todos, por eso es fundamental contar con alianzas público-privadas, en donde se suman el esfuerzo de inversionistas socialmente motivados, organizaciones sociales que están haciendo un buen trabajo y pueden escalar sus actividades, gobiernos interesados en intervenciones más eficientes y efectivas, y personas que quieren dejar de ser beneficiarias para ser agentes de su propio cambio.
Innovación en el gobierno, permitiendo la validación de nuevos programas y transfiriendo el riesgo a inversionistas privados, en lugar de arriesgar el dinero público con algo que no se está seguro si va a funcionar.
Un proyecto como este también tiene una serie de retos importantes:
Cuidado con incentivos perversos: como vimos en el ejemplo de la malaria, es fundamental desarrollar indicadores que midan lo que importa. No se debe medir sólo la cantidad de familias participantes o activos distribuidos, sino que tanto esta intervención está cambiando la vida de esas familias, qué tanto están caminando hacia la superación de la pobreza económica.
Tiempo: Evaluar impacto requiere tiempo, y eso significa trascender administraciones gubernamentales. Es importante reunir incentivos y mecanismos que garanticen que el proyecto siga mismo después de cambios administrativos.
Compromiso: tan importante cuanto el compromiso institucional es identificar campeones en diferentes niveles (técnico y político), personas que entienden y creen en el proyecto para seguir impulsándolo y superando diferentes barreras al largo de su desarrollo - en especial en el gobierno.
Empatía: los actores involucrados están acostumbrados a diferentes lenguajes y lógicas, para superar este reto es necesario desarrollar empatía entre las diferentes partes durante todo el proceso.
Escala: consideramos este un piloto que permita en el mediano plazo ayudar a crear un mercado para aumentar la cantidad de BIS y otros esquemas de pagos por resultados en México y América Latina.
Todos son importantes para que iniciativas como estas sucedan.
Como ciudadanos, buscando conocer más sobre los programas y políticas de sus gobiernos y exigiendo que tengan una visión de impacto más que rendiciòn de cuentas operativas.
Pueden apoyar a las organizaciones sociales que conocen para que también desarrollen una cultura de monitoreo y evaluación.
Si tienen negocios, esos también pueden tener sus propios indicadores de impacto.
Siempre vale la pena ir más allá de las buenas intenciones.