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Carta de bienvenida
Hola… quiero hacer de esto lo más ameno posible, por eso esto no se llama
“prologo”, si no, más bien, carta de bienvenida.
Quiero darte un grato saludo, para mí es un gran honor que hayas tenido la
voluntad de leer lo que yo escribo, ten presente que cada letra, cada oración y cada
párrafo, conforman el sueño de escribir para el agrado de los demás. En todas
partes es muy común escuchar que primero hay que hacer las cosas por uno
mismo y después ver si le gusta a los demás, yo trato de hacerlo al revés, primero
quienes me leen ya que un escritor sin público, es un escritor triste. Por eso, a ti
que has descargado este pequeño documento te doy las gracias desde lo más
interno de mi corazón.
A lo largo de estas diez páginas que he escrito para ti, tendrás la oportunidad de
ser el guionista de lo que sea que es esto.
Tú y tu imaginación serán quienes traten de encontrar el orden y la lógica a lo
largo de toda la lectura. Este puzzle literario, está escrito para leerse sin presiones,
es meramente entretenimiento. Está escrito para todos aquellos que quieran dar
rienda suelta a su imaginación… no te limites, todo es será válido en las próximas
diez páginas.
Ahora, definitivamente esto no está escrito para eruditos y gurúes, si usted está
buscando leer para entender los problemas de la existencia y saber cada día más y
más, lamento decirle que descargó el archivo equivocado… aún está a tiempo de
eliminarlo.
Recuerda, esto es un rompecabezas y tú, en conjunto con tu imaginación deben
encontrarle sentido, si es que lo tiene.
Si deseas comunicarte conmigo para dejarme saber sobre tus conclusiones habilité
el siguiente corre: conceptualismoreal@gmail.com
Espero leerlos de vuelta y entre todos encontrar una conclusión para estas
crónicas de un escritor aburrido.
“El portarretrato vacío”.
Miguel era un hombre golpeado por el amor, su dolor lo llevó a ocultarse del sol,
teniendo como únicos oídos los suyos, se escuchaba él mismo y se aconsejaba por
su propia boca. Estuvo por mucho tiempo abandonado en sí mismo, tanto que creó
una mazmorra especialmente para él, hecha a la medida de sus pensamientos e
impermeabilizada perfectamente para que nada pudiera entrar ni salir; no le
interesaba establecer contacto con nadie, eliminó por completo todo rastro humano
de su vida, no quería ver más lo que había afuera y se adentró en la aventura de
explorar, lo que él creía que vivía dentro de sí. Quería (o más bien necesitaba)
entenderse, costara lo que costara. Se sumergió tanto en la idea de interiorizarse,
que quiso olvidarse hasta de su rostro, eliminó todos los espejos de su casa.
Buscaba todos los días con intensidad acercarse a aquello que fuese lo que estaba
buscando, su mente era su parque de diversiones, pasaba allí tanto tiempo que
parecía desconectarse de su cuerpo cada vez que navegaba en sus letargos. Era un
pirata buscando un tesoro, pero no tenía mapa. Aún sin saber qué buscaba, siguió
buscando, con la esperanza de encontrar – se.
Rendirse, no era una de sus opciones, él sabía que estaba cerca y se creyó aquella
mentira de: “Todos tenemos un propósito”. Así que, buscando su propósito, quiso
deshacerse de algunas cosas materiales, pues creía que estas le impedían llegar a lo
que buscaba.
Motivado por la fuerza de haber encontrado el problema que no le permitía avanzar
en su ejercicio, se dispuso a echar a la basura algunas cosas, todas con un valor (así
sea mínimo) económico.
Pero las cosas no salieron como él lo había planificado en la soledad de su mazmorra,
todo se diluyó cuando vio un portarretrato, grande y de un muy buen diseño… de él,
solo salió llorar, como llora un niño de manera genuina. Mientras lloraba, solo pudo
decir: - “Te odio”-. Después de dejar caer al suelo el portarretrato vacío, sin foto.
“La subasta”.
ace en la necesidad de un hombre que, perseguido por las deudas, sus
vicios y su pasado, decide organizar una subasta para cubrir algunos
gastos que ya no daban margen de espera.
Así pues, este fue a la casa de cada vecino, con una sonrisa en su rostro y tratando
de fingir la mejor actitud, les extiende la invitación a la subasta que hará. Sus
vecinos, más empáticos que interesados en sus pertenencias, le dicen que ahí
estarán. Por lo que el hombre, entusiasmado por subastar todo lo que más pueda
y recolectar suficiente dinero, vuelve a su casa y empieza a organizar y limpiar
todo. De manera muy metódica (y aún con el entusiasmo corriendo por su
sangre) organiza todas sus pertenencias de menor a mayor valor, todo en cajas
marcadas y bien empacadas.
Al día siguiente, cuando ya era la hora de la subasta, con todo organizado,
empiezan a llegar los vecinos, quienes de a poco y con ayuda del maestro de
ceremonia empiezan a ofertar, se llevaron el horno, algunos elementos de
colección, su computadora y demás. Todo fue un éxito, no quedó ni una sola
pertenencia, todo fue vendido, la casa quedó completamente vacía y en el rostro
de aquel hombre, se dibujaba una pequeña sonrisa… una sonrisa tímida, de
satisfacción, había conseguido su objetivo. Así que este hombre, movido por un
espíritu de agradecimiento se levanta y se dirige hacía el atril, le pide el
micrófono al maestro de ceremonia y empieza a decir unas palabras (mientras
ve los rostros felices de sus vecinos, quienes saben que han ayudado a una
persona necesitada): - “Antes que nada quiero agradecerles por venir hasta aquí
y ayudarme, no han sido días fáciles para mí. Voy a ser muy breve, el dinero que
hoy recogimos será destinado al funeral de alguien que hace muchos años puso en
subasta su vida y la perdió, así que váyanse con la idea de que ayudaron a alguien
a morir de manera digna. Adiós y por favor, nunca tengan las subastas como un
vicio”. Dijo el deprimido hombre antes de sacar su arma y dispararse en la cabeza
frente a todos.
N
“La cartera”.
ncontré una cartera… realmente antes de pensar en escribir esto, estaba
feliz, pues creía que podría haber dinero dentro de ella. Cuando la vi, solo
pude recogerla, meterla en mi bolso y seguir mi camino hasta la
universidad. Estuve todo el día con expectativa de ver qué había en su interior,
pero solo hasta llegar a la casa pude disponerme a revisarla; con mucha emoción,
la abro y de inmediato un olor raro desprendió de ella, sin embargo, no se me
hizo extraño, yo solo tenía un objetivo y era encontrar algo de valor, por lo que
seguí revisando. Para mi desgracia no encontré nada relevante… o por lo menos
eso creía hasta ese momento; encontré un péndulo, que parecía un juguete
sexual, una agenda arrugada y vieja, unas cartas con una simbología que
desconocía por completo y una cajetilla de cigarrillos vacía, de una marca que
nunca había visto, y eso que soy fumador.
Con la decepción en mi rostro, dejé la cartera en la mesa y me fui a dormir.
Al día siguiente, cuando desperté, ya no estaba la cartera donde la había dejado,
así que me asusté, pues pensé que alguien había entrado a robar, busqué por
todas las partes de mi pequeño apartamento y fue en el baño, donde encontré
las cartas extendidas simétricamente, como si alguien las hubiera colocado
intencionalmente, me desconcertó mucho, pero la mayor sorpresa me la llevé
cuando leí lo que estaba escrito en el espejo, decía… “bienvenido”. Muy
angustiado por la situación y al borde de lagrimear por el asombro, tuve que
irme a una clase muy importante que tenía, pero no dejaba de pensar en el
extraño suceso, mientras el vacío de mi estómago me indicaba que todavía tenía
miedo.
Cuando regresé a casa, me llevé una inmensa sorpresa, ahora las cartas, que por
cierto no me atreví a tocar, estaban en el comedor y aquel péndulo, que parecía
un juguete sexual, estaba tendido encima de las cartas, como si me quisieran
comunicar algo, nada tenía sentido… todo era muy extraño, un fuerte olor
invadió el espacio, es indescriptible lo que me provocó ese olor, así que, movido
por la audacia del miedo, salí de la casa corriendo, no sabía a dónde ir, me sentía,
aturdido y asustado, mi corazón latía tanto que de un momento a otro mis ojos
se cerraron y mi cuerpo se desplomó, quedando totalmente inconsciente.
Cuando abrí mis ojos, estaba en un cuarto, como de esos de hospital, acostado en
una camilla, la puerta estaba cerrada con seguro, no podía salir, no sabía qué
pasaba.
Al paso de algunos minutos (no sé si fueron muchos o pocos), llegó una doctora
a hablar conmigo, apuntó algunas cosas en una libreta y después me dieron unas
pastillas que me hicieron dormir aún más.
E
Creo que este encierro me está volviendo loco, estoy tan sedado que solo tengo
fuerzas para escribir. He escuchado las voces en el pasillo, ellos dicen que no
puedo salir porque estoy enfermo, también dicen que maté a mi novia, pero no
entiendo nada, yo no tengo novia. Sigo tratando de entender por qué dicen que
estoy enfermo. Aquí me estoy enfermando y creo que la única medicina es que
me dejen salir.
Mientras salgo de aquí seguiré escribiendo sobre todas las veces que me encontré
una cartera.
“Ilustración”.
n la casa de los Hawkins, estaban celebrando el aniversario de los Epstein.
Las familias eran muy cercanas y compartían círculos sociales… era el
escenario perfecto para celebrar treinta años de un matrimonio saludable
y fuerte.
La gente estaba reunida en la sala, degustando los buenos cocteles que
preparaba el bartender, quien era hijo de los esposos Epstein. La preferencia de
todos era el bloody mary, ya que el color era bastante llamativo y el sabor,
inigualable. El alcohol, empezó a hacer efectos generales y todos habían
empezado a reír más fuerte, otros se convirtieron en comediantes y algunos
hablaban de ideas innovadoras de negocio, todo ambientado bajo una
espectacular música clásica y la excelente atención del apuesto bartender.
Cuando ya habían transcurrido alrededor de dos horas, de un excepcional
ambiente, el dueño de la casa, quien estaba un poco ebrio, empieza a preguntar
por su esposa, la cual no veía hace un buen rato. Pero nadie sabía nada, el señor
Epstein le dice que posiblemente pudo irse a dormir, que se tranquilizara… pero
la tranquilidad duró muy poco, ya que todos los rincones de la casa fueron
inundados por un grito que sucumbió los odios de todos, el señor Hawkins,
reconoció de manera inmediatamente el grito desesperado de su mujer y se
alarmó, por lo que va de manera apresurada a donde él cree que proviene el
grito. Un grupo grande de algunos asistentes deciden seguirlo, quieren saber qué
pasa.
Cuando todos llegan al baño principal, estaba la mujer del señor, llorando
desconsoladamente y con una parte de su vestido reventada. Apenas el señor
Hawkins ve esto, sale corriendo a la cocina desesperadamente, por lo que el hijo
E
de los Epstein supone que ha sido él quien maltrató a su misma esposa. - “¡Corran
tras él, es el cuplable!”. Dijo el bartender de la fiesta. Pero inmediatamente el
señor Hawkins regresó, con un frasco de pastillas en su mano y dice, - “tienes
razón, fui yo, olvidé darle su medicina”.
“Compra por instinto”.
n un día de soledad de esos como cualquier otro, me encontraba
navegando por internet, viendo qué cosas que me distrajeran podría
encontrar. Estuve más de dos horas alternando entre YouTube, twitter y
Facebook, viendo todo el mundo virtual que se crea a raíz de nuestro desocupe;
sin mucho más interesante por ver y con la vista cansada, estaba por cerrar mi
laptop para irme a dormir. Cuando me dispuse a cerrar todas las pestañas que
había abierto durante mi incursión cibernética, un anuncio llamó
considerablemente mi atención, ni siquiera sé la razón de por qué me fijé tanto
en aquel producto, pero estaba anunciado de la siguiente manera: “esta hacha
es para ti, que vives en zona boscosa y necesitas recolectar leña. Esta
hacha, cortará esos troncos que tanto te han costado, con mucha facilidad,
además está compuesta con tantas capas de acero prensado, que no
tendrás que volver a comprar una por el resto de tus días”.
Un impulso en mí me hizo levantarme de un brinco e ir por mi tarjeta para
realizar la compra, era como si aquel impulso me hubiera obligado a comprarla.
Por lo que no dudé ni un minuto, puse mis datos y sin titubear, con toda la
seguridad que me proporcionó ese pequeño momento de éxtasis, la pedí. Esa
noche, me fui a dormir como duerme un niño una noche antes de navidad,
soñando con su juguete.
Cuando llegó, quien me entregó el paquete me dijo: - “espero que la disfrute, hace
días compré una, cortan muy bien, solo hay que darle con algo de fuerza, ja,ja,ja.
Fui al bosque con mi hijo el primer día que la compré, es una gran herramienta si
tiene chimenea, le será muy útil”. A lo que yo respondí con mucha seriedad y
tranquilidad: - “gracias, aunque no creo utilizarla nunca para cortar madera,
sufro de xilofobia, es un extraño miedo por los bosques. Sin embargo, creo que se
verá bonita al lado de los rifles, los explosivos y los cuchillos. ¿Cuánto le debo?”. Le
dije con la mirada puesta en el hacha y una leve, casi que imperceptible sonrisa
en mi rostro.
E
“El inicio”.
o era un trabajador de un restaurante bar de la ciudad; era viernes por la
noche, por lo que había mucha gente en el establecimiento. Yo, frustrado
por tener que trabajar horas extras en contra de mi voluntad, estaba
recibiendo pedidos a diestra y siniestra, llevándolos casi que, de manera
automática, perdido en el pensamiento de querer terminar cuanto antes.
En mucho tiempo trabajando en el restaurante, pocas veces lo había visto tan
lleno. Estaba tan lleno, que era difícil pasar entre la gente cuidando que las
ordenes no se cayeran o se desacomodaran, pero había que tener mucha
atención en no dejar caer nada, pues allí solo iba gente con buenos trabajos,
todos habladores y con mucho dinero.
En un intento de escabullirme en medio de la gente para poder llevar a unos
comensales algunas cosas que habían pedido, tropecé accidentalmente con
alguien y para lo que en ese momento pensé que era desafortunado, cada uno de
los productos que tenía en mi bandeja, -como si de una película se tratase-
alzaron vuelo y cayeron rápidamente, consiguiendo efectos negativos en algunas
personas que estaban a mi alrededor; la botella de vino, hizo que alguien se
resbalara y se golpeara con el borde de una silla, esta acción hizo que alguien
más se cayera, sufriendo golpes en el cuerpo. La bandeja que llevaba un pavo
relleno, se estrelló en el saco de un psicoanalista que antes me habían
presentado, este mismo, me había hablado de lo costoso que era su prenda, ya
que era de diseñador, por último, el relleno del pavo salpicó a dos mujeres
jóvenes que estaban con el viejo doctor dejándolas sucias y olorosas a relleno de
pavo.
Yo, en mi vergüenza, intenté remediar la situación ofreciendo disculpas y
disponiéndome a limpiar lo que había ocasionado, pero solo recibí insultos y el
reproche de aquel doctor al cual le había arruinado su valioso traje.
No sirvieron para nada mis disculpas, ese mismo día me despidieron, por lo que
no tuve más remedio que irme a mi apartamento avergonzado y triste de haber
perdido mi trabajo.
Una vez llegué a donde vivía, solo quería olvidar ese vergonzoso escenario que
me había costado mi empleo, así que me recosté en mi cama, cerré los ojos e
intenté descansar… pero mis esfuerzos por dejar mi mente en blanco fueron
entorpecidos por los frecuentes pensamientos que inundaron mi mente, no
podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido en el restaurante, la perfecta
sincronía de perjuicios que ocasionó mi error, me tenía fascinado, sorprendido,
jamás había estado tan excitado por algo, pero a pesar de eso yo solo quería
olvidarlo, aunque nunca pude. ¿Cómo olvidas algo que te gusta?
Y
Algunos días después, ya no trato de olvidarlo, ahora, trato de recrearlo, pero en
mi mente ya no es suficiente y ya no me gusta que sea por un error.
“El trayecto”.
o me gusta viajar en tren, (menos para cambiar de ciudad), porque me
hace pensar y no me gusta pensar, o más bien, no me gusta lo que pienso
cuando tengo tiempo libre… no me gusta el silencio de los viajes porque
no puedo callar a los pensamientos, no puedo callarme.
Tampoco me gusta pensar que no soy lo que yo creo o que cada vez estoy más
cerca de ser lo que otros piensan. No sé a dónde me va a llevar el trayecto, pero
no tengo alternativa, nadie la tiene, a todos nos toca seguir el camino que se nos
fue marcado, aunque en el camino nos demos cuenta que no sabemos quiénes
somos, quizá somos varios o quizá no somos ninguno, lo cierto es que hay que
seguir el trayecto… hay que llegar al final.
“Violeta”.
ioleta era una chica dulce, carismática, linda y muy inteligente. Yo
siempre le decía que su nombre era perfecto con su personalidad: -
“tienes una personalidad violeta, Violeta”, solía decirle.
Ella y yo nos conocimos una tarde en el parque. Ella había dejado su cartera en
una banca, yo al percatarme, la agarré y la alcancé para entregársela, me recibió
con una gran sonrisa y una actitud de presentadora de noticias. Me agradeció,
me dijo que tenía cosas muy importantes allí, me ofreció una recompensa, pero
yo me negué, le dije que lo hacía con mucho gusto, y que no era necesario. Ella,
me da un abrazo y se va, pero antes me deja su contacto y me dice que cualquier
cosa que necesite no dude en contactarla.
N
V
Una noche, en la soledad de mi apartamento, decidí llamarla, le pregunté si tenía
tiempo para tomarnos algo, ya que estaba un poco aburrido, a lo que aceptó sin
ningún problema.
Nos vimos en un bar y mantuvimos una conversación fluida, con risas, con
coqueteos y recordando cosas de nuestra infancia. Luego de algunos tragos de
tequila, le propongo la idea de ir a mi apartamento, a lo que ella accedió sin
pensarlo.
Salimos del bar, muy ebrios y poco cuerdos, le hicimos la parada a un taxi y nos
fuimos a mi apartamento… en el camino, ella no paraba de decirle al taxista que
era mi novia, con su voz de borracha, sin embargo, yo, sabiendo que todo esto
era producto del alcohol, solo sonreía ante su picardía.
Estando ya en mi apartamento ella se acostó en mi cama y cerró los ojos
inmediatamente, pensé que era hora de dormir, así que, decepcionado por la
situación, me acosté y apagué las luces… para cuando desperté, lo primero que
hice fue voltear, buscándola, pero solo vi el lado vacío de mi cama, ella ya no
estaba, solo estaba su cartera, la misma que había dejado por accidente aquel día
en el parque. Intenté llamarla, pero nunca contestó. Desde ese día cada que veo
el color violeta, me acuerdo de Violeta y su ausencia, ya que de ella, solo me queda
su cartera.
“¿El fin, el inicio o la trama?”.
ra el inicio de una noche muy oscura y silenciosa, en el campamento
campamento de verano, allí, un grupo de chicos scouts se congrega
alrededor de una fogata que el director del grupo B había organizado.
Mientras el director llega, todos los niños hablan entre sí, molestándose y
riéndose. Es el ambiente ideal para los niños y su director.
Una vez llegó el director, este les da la orden que se sienten organizadamente y
en silencio, porque les dirá unas palabras; todos, obedeciendo al sujeto mayor,
hacen tal cual él dice, se sientan y se disponen a escuchar.
El director, prende un cigarrillo y empieza a darles la bienvenida, les dice que es
su primer grupo, que hace pocos días empezó a trabajar en el campamento y que
espera llevarse bien con todos.
E
Uno de los niños levanta a mano y le pregunta, - “profe, ¿dónde ha trabajado
antes?”, a lo que él le responde, con una sonrisa: - “he sido muchas cosas, mi último
trabajo fue en un restaurante, hace aproximadamente dos años, estuve enfermo y
no podía trabajar… pero ahora tengo la oportunidad de empezar de nuevo en este
trabajo, junto a ustedes”. Dijo el hombre, intentando ser lo más carismático
posible.
- “Bueno, esta noche no tendremos actividad física, ya que son sus primeras horas
en el campamento, pero sí haremos un ejercicio antes de que vayan a sus cabañas”.
Señaló el director sacando seguidamente un libro un poco viejo y maltratado…
era un libro de su autoría, según él cuenta a los niños. Estos intrigados, le
preguntan si pueden leerlo, quieren saber de qué trata.
- “Este es un libro sobre algunas anécdotas… pero ustedes harán algo mejor; la
última parte de este libro, aún no la escribo, de hecho, además de trabajar y
cuidarlos, una de las razones por lo que estoy aquí, es que ustedes me ayudarán a
terminar mi libro, en eso consistirá esta primera actividad. Necesito que ustedes
escriban la despedida de un personaje, sean creativos… mi personaje necesita
despedirse. Por favor, colóquenle título a su despedida y sus nombres en la parte
superior de lo que escriban”. – Precisó el director.
Así los niños empezaron tal cual les habían indicado, tomaron lápices, hojas,
acudieron a su creatividad y empezaron a escribir la despedida de un personaje.
¿De qué? Ellos no tenían ni idea, simplemente debían despedirse de algo.
Cuando todos terminaron, tuvieron que entregarle lo que habían escrito al
director. Este apiló todas las hojas y las dejó en su escritorio.
- “¿No las vamos a leer?”- preguntó un niño con expectativa.
- “Primero las leeré yo, luego les comunicaré quién fue el ganador y su premio”. –
Dijo el director.
Todos los niños, ahora más emocionado, porque hay un concurso en juego, se
disponen a ir a sus cabañas a dormir por orden del jefe de grupo.
Al día siguiente después de desayunar, cuando iban a recoger bayas para hacer
un postre, el director les hace formarse en una ronda, pues les daría el anuncio
de quién fue el ganador.
- “Todos son muy buenos escribiendo, me sorprendió la creatividad de muchos, la
verdad están todos locos, jajaja. (todos ríen) pero indiscutiblemente hay una
ganadora, supo crear un gran concepto, por lo que la despedida ganadora, es “la
subasta”, de nuestra compañera Julieta, por favor, denle un fuerte aplauso…
felicitaciones Julieta, cuando terminemos de recoger las bayas, pasa por mi oficina
para entregarte el premio”. - Dijo el jefe antes de irse con todo el grupo a recoger
las frutas.
Cuando volvieron del interior del bosque la niña ganadora le dice a su director
que en un momento irá a la oficina, quiere saber qué se ganó.
- “Hola… ¿puedo pasar?”.
- “Claro que sí, Julieta, toma asiento”.
Julieta se sienta y mientras el director termina de escribir algo en el computador
espera pacientemente a que este le dirija la palabra:
- “La verdad me ha gustado mucho lo que has escrito, no me esperaba ese final…
¿has escrito otras cosas?”.
- “Escribo en wattpad, tengo una cuenta donde subo historias”-. Dice la niña con el
rostro iluminado.
- “¡Muy bien! Luego me enseñas cómo funciona eso de wattpad, quisiera seguir
leyéndote”-. Le responde su director mientras busca entre sus cosas el premio de
Julieta.
- “Claro que sí, director”-. Dijo la tímida niña.
- “Este es tu premio, disfrútalo, espero que te guste… ojalá tengas ropa de ese color
para combinarlo, jajaja”-. Señaló el director, pasándole su premio por encima del
escritorio.
- “¡Wow! Que linda cartera, muchas gracias, director”-. Manifiesta con mucho
entusiasmo la niña.
- “De nada, cuídala, eh… no me gustaría encontrármela por ahí tirada en el
campamento. Nos vemos en un rato en la fogata, Julieta”-. Dijo el profesor con un
tono sarcástico.
Cuando la niña se levantó para salir de la oficina, el director la acompaña con la
mirada hasta la salida y toma un suspiro así como de fuerza, para continuar
escribiendo lo que sea que estuviera escribiendo.
¿Fin?

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Crónicas literarias de un escritor aburrido

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  • 2. Carta de bienvenida Hola… quiero hacer de esto lo más ameno posible, por eso esto no se llama “prologo”, si no, más bien, carta de bienvenida. Quiero darte un grato saludo, para mí es un gran honor que hayas tenido la voluntad de leer lo que yo escribo, ten presente que cada letra, cada oración y cada párrafo, conforman el sueño de escribir para el agrado de los demás. En todas partes es muy común escuchar que primero hay que hacer las cosas por uno mismo y después ver si le gusta a los demás, yo trato de hacerlo al revés, primero quienes me leen ya que un escritor sin público, es un escritor triste. Por eso, a ti que has descargado este pequeño documento te doy las gracias desde lo más interno de mi corazón. A lo largo de estas diez páginas que he escrito para ti, tendrás la oportunidad de ser el guionista de lo que sea que es esto. Tú y tu imaginación serán quienes traten de encontrar el orden y la lógica a lo largo de toda la lectura. Este puzzle literario, está escrito para leerse sin presiones, es meramente entretenimiento. Está escrito para todos aquellos que quieran dar rienda suelta a su imaginación… no te limites, todo es será válido en las próximas diez páginas. Ahora, definitivamente esto no está escrito para eruditos y gurúes, si usted está buscando leer para entender los problemas de la existencia y saber cada día más y más, lamento decirle que descargó el archivo equivocado… aún está a tiempo de eliminarlo. Recuerda, esto es un rompecabezas y tú, en conjunto con tu imaginación deben encontrarle sentido, si es que lo tiene. Si deseas comunicarte conmigo para dejarme saber sobre tus conclusiones habilité el siguiente corre: conceptualismoreal@gmail.com Espero leerlos de vuelta y entre todos encontrar una conclusión para estas crónicas de un escritor aburrido.
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  • 4. “El portarretrato vacío”. Miguel era un hombre golpeado por el amor, su dolor lo llevó a ocultarse del sol, teniendo como únicos oídos los suyos, se escuchaba él mismo y se aconsejaba por su propia boca. Estuvo por mucho tiempo abandonado en sí mismo, tanto que creó una mazmorra especialmente para él, hecha a la medida de sus pensamientos e impermeabilizada perfectamente para que nada pudiera entrar ni salir; no le interesaba establecer contacto con nadie, eliminó por completo todo rastro humano de su vida, no quería ver más lo que había afuera y se adentró en la aventura de explorar, lo que él creía que vivía dentro de sí. Quería (o más bien necesitaba) entenderse, costara lo que costara. Se sumergió tanto en la idea de interiorizarse, que quiso olvidarse hasta de su rostro, eliminó todos los espejos de su casa. Buscaba todos los días con intensidad acercarse a aquello que fuese lo que estaba buscando, su mente era su parque de diversiones, pasaba allí tanto tiempo que parecía desconectarse de su cuerpo cada vez que navegaba en sus letargos. Era un pirata buscando un tesoro, pero no tenía mapa. Aún sin saber qué buscaba, siguió buscando, con la esperanza de encontrar – se. Rendirse, no era una de sus opciones, él sabía que estaba cerca y se creyó aquella mentira de: “Todos tenemos un propósito”. Así que, buscando su propósito, quiso deshacerse de algunas cosas materiales, pues creía que estas le impedían llegar a lo que buscaba. Motivado por la fuerza de haber encontrado el problema que no le permitía avanzar en su ejercicio, se dispuso a echar a la basura algunas cosas, todas con un valor (así sea mínimo) económico. Pero las cosas no salieron como él lo había planificado en la soledad de su mazmorra, todo se diluyó cuando vio un portarretrato, grande y de un muy buen diseño… de él, solo salió llorar, como llora un niño de manera genuina. Mientras lloraba, solo pudo decir: - “Te odio”-. Después de dejar caer al suelo el portarretrato vacío, sin foto.
  • 5. “La subasta”. ace en la necesidad de un hombre que, perseguido por las deudas, sus vicios y su pasado, decide organizar una subasta para cubrir algunos gastos que ya no daban margen de espera. Así pues, este fue a la casa de cada vecino, con una sonrisa en su rostro y tratando de fingir la mejor actitud, les extiende la invitación a la subasta que hará. Sus vecinos, más empáticos que interesados en sus pertenencias, le dicen que ahí estarán. Por lo que el hombre, entusiasmado por subastar todo lo que más pueda y recolectar suficiente dinero, vuelve a su casa y empieza a organizar y limpiar todo. De manera muy metódica (y aún con el entusiasmo corriendo por su sangre) organiza todas sus pertenencias de menor a mayor valor, todo en cajas marcadas y bien empacadas. Al día siguiente, cuando ya era la hora de la subasta, con todo organizado, empiezan a llegar los vecinos, quienes de a poco y con ayuda del maestro de ceremonia empiezan a ofertar, se llevaron el horno, algunos elementos de colección, su computadora y demás. Todo fue un éxito, no quedó ni una sola pertenencia, todo fue vendido, la casa quedó completamente vacía y en el rostro de aquel hombre, se dibujaba una pequeña sonrisa… una sonrisa tímida, de satisfacción, había conseguido su objetivo. Así que este hombre, movido por un espíritu de agradecimiento se levanta y se dirige hacía el atril, le pide el micrófono al maestro de ceremonia y empieza a decir unas palabras (mientras ve los rostros felices de sus vecinos, quienes saben que han ayudado a una persona necesitada): - “Antes que nada quiero agradecerles por venir hasta aquí y ayudarme, no han sido días fáciles para mí. Voy a ser muy breve, el dinero que hoy recogimos será destinado al funeral de alguien que hace muchos años puso en subasta su vida y la perdió, así que váyanse con la idea de que ayudaron a alguien a morir de manera digna. Adiós y por favor, nunca tengan las subastas como un vicio”. Dijo el deprimido hombre antes de sacar su arma y dispararse en la cabeza frente a todos. N
  • 6. “La cartera”. ncontré una cartera… realmente antes de pensar en escribir esto, estaba feliz, pues creía que podría haber dinero dentro de ella. Cuando la vi, solo pude recogerla, meterla en mi bolso y seguir mi camino hasta la universidad. Estuve todo el día con expectativa de ver qué había en su interior, pero solo hasta llegar a la casa pude disponerme a revisarla; con mucha emoción, la abro y de inmediato un olor raro desprendió de ella, sin embargo, no se me hizo extraño, yo solo tenía un objetivo y era encontrar algo de valor, por lo que seguí revisando. Para mi desgracia no encontré nada relevante… o por lo menos eso creía hasta ese momento; encontré un péndulo, que parecía un juguete sexual, una agenda arrugada y vieja, unas cartas con una simbología que desconocía por completo y una cajetilla de cigarrillos vacía, de una marca que nunca había visto, y eso que soy fumador. Con la decepción en mi rostro, dejé la cartera en la mesa y me fui a dormir. Al día siguiente, cuando desperté, ya no estaba la cartera donde la había dejado, así que me asusté, pues pensé que alguien había entrado a robar, busqué por todas las partes de mi pequeño apartamento y fue en el baño, donde encontré las cartas extendidas simétricamente, como si alguien las hubiera colocado intencionalmente, me desconcertó mucho, pero la mayor sorpresa me la llevé cuando leí lo que estaba escrito en el espejo, decía… “bienvenido”. Muy angustiado por la situación y al borde de lagrimear por el asombro, tuve que irme a una clase muy importante que tenía, pero no dejaba de pensar en el extraño suceso, mientras el vacío de mi estómago me indicaba que todavía tenía miedo. Cuando regresé a casa, me llevé una inmensa sorpresa, ahora las cartas, que por cierto no me atreví a tocar, estaban en el comedor y aquel péndulo, que parecía un juguete sexual, estaba tendido encima de las cartas, como si me quisieran comunicar algo, nada tenía sentido… todo era muy extraño, un fuerte olor invadió el espacio, es indescriptible lo que me provocó ese olor, así que, movido por la audacia del miedo, salí de la casa corriendo, no sabía a dónde ir, me sentía, aturdido y asustado, mi corazón latía tanto que de un momento a otro mis ojos se cerraron y mi cuerpo se desplomó, quedando totalmente inconsciente. Cuando abrí mis ojos, estaba en un cuarto, como de esos de hospital, acostado en una camilla, la puerta estaba cerrada con seguro, no podía salir, no sabía qué pasaba. Al paso de algunos minutos (no sé si fueron muchos o pocos), llegó una doctora a hablar conmigo, apuntó algunas cosas en una libreta y después me dieron unas pastillas que me hicieron dormir aún más. E
  • 7. Creo que este encierro me está volviendo loco, estoy tan sedado que solo tengo fuerzas para escribir. He escuchado las voces en el pasillo, ellos dicen que no puedo salir porque estoy enfermo, también dicen que maté a mi novia, pero no entiendo nada, yo no tengo novia. Sigo tratando de entender por qué dicen que estoy enfermo. Aquí me estoy enfermando y creo que la única medicina es que me dejen salir. Mientras salgo de aquí seguiré escribiendo sobre todas las veces que me encontré una cartera. “Ilustración”. n la casa de los Hawkins, estaban celebrando el aniversario de los Epstein. Las familias eran muy cercanas y compartían círculos sociales… era el escenario perfecto para celebrar treinta años de un matrimonio saludable y fuerte. La gente estaba reunida en la sala, degustando los buenos cocteles que preparaba el bartender, quien era hijo de los esposos Epstein. La preferencia de todos era el bloody mary, ya que el color era bastante llamativo y el sabor, inigualable. El alcohol, empezó a hacer efectos generales y todos habían empezado a reír más fuerte, otros se convirtieron en comediantes y algunos hablaban de ideas innovadoras de negocio, todo ambientado bajo una espectacular música clásica y la excelente atención del apuesto bartender. Cuando ya habían transcurrido alrededor de dos horas, de un excepcional ambiente, el dueño de la casa, quien estaba un poco ebrio, empieza a preguntar por su esposa, la cual no veía hace un buen rato. Pero nadie sabía nada, el señor Epstein le dice que posiblemente pudo irse a dormir, que se tranquilizara… pero la tranquilidad duró muy poco, ya que todos los rincones de la casa fueron inundados por un grito que sucumbió los odios de todos, el señor Hawkins, reconoció de manera inmediatamente el grito desesperado de su mujer y se alarmó, por lo que va de manera apresurada a donde él cree que proviene el grito. Un grupo grande de algunos asistentes deciden seguirlo, quieren saber qué pasa. Cuando todos llegan al baño principal, estaba la mujer del señor, llorando desconsoladamente y con una parte de su vestido reventada. Apenas el señor Hawkins ve esto, sale corriendo a la cocina desesperadamente, por lo que el hijo E
  • 8. de los Epstein supone que ha sido él quien maltrató a su misma esposa. - “¡Corran tras él, es el cuplable!”. Dijo el bartender de la fiesta. Pero inmediatamente el señor Hawkins regresó, con un frasco de pastillas en su mano y dice, - “tienes razón, fui yo, olvidé darle su medicina”. “Compra por instinto”. n un día de soledad de esos como cualquier otro, me encontraba navegando por internet, viendo qué cosas que me distrajeran podría encontrar. Estuve más de dos horas alternando entre YouTube, twitter y Facebook, viendo todo el mundo virtual que se crea a raíz de nuestro desocupe; sin mucho más interesante por ver y con la vista cansada, estaba por cerrar mi laptop para irme a dormir. Cuando me dispuse a cerrar todas las pestañas que había abierto durante mi incursión cibernética, un anuncio llamó considerablemente mi atención, ni siquiera sé la razón de por qué me fijé tanto en aquel producto, pero estaba anunciado de la siguiente manera: “esta hacha es para ti, que vives en zona boscosa y necesitas recolectar leña. Esta hacha, cortará esos troncos que tanto te han costado, con mucha facilidad, además está compuesta con tantas capas de acero prensado, que no tendrás que volver a comprar una por el resto de tus días”. Un impulso en mí me hizo levantarme de un brinco e ir por mi tarjeta para realizar la compra, era como si aquel impulso me hubiera obligado a comprarla. Por lo que no dudé ni un minuto, puse mis datos y sin titubear, con toda la seguridad que me proporcionó ese pequeño momento de éxtasis, la pedí. Esa noche, me fui a dormir como duerme un niño una noche antes de navidad, soñando con su juguete. Cuando llegó, quien me entregó el paquete me dijo: - “espero que la disfrute, hace días compré una, cortan muy bien, solo hay que darle con algo de fuerza, ja,ja,ja. Fui al bosque con mi hijo el primer día que la compré, es una gran herramienta si tiene chimenea, le será muy útil”. A lo que yo respondí con mucha seriedad y tranquilidad: - “gracias, aunque no creo utilizarla nunca para cortar madera, sufro de xilofobia, es un extraño miedo por los bosques. Sin embargo, creo que se verá bonita al lado de los rifles, los explosivos y los cuchillos. ¿Cuánto le debo?”. Le dije con la mirada puesta en el hacha y una leve, casi que imperceptible sonrisa en mi rostro. E
  • 9. “El inicio”. o era un trabajador de un restaurante bar de la ciudad; era viernes por la noche, por lo que había mucha gente en el establecimiento. Yo, frustrado por tener que trabajar horas extras en contra de mi voluntad, estaba recibiendo pedidos a diestra y siniestra, llevándolos casi que, de manera automática, perdido en el pensamiento de querer terminar cuanto antes. En mucho tiempo trabajando en el restaurante, pocas veces lo había visto tan lleno. Estaba tan lleno, que era difícil pasar entre la gente cuidando que las ordenes no se cayeran o se desacomodaran, pero había que tener mucha atención en no dejar caer nada, pues allí solo iba gente con buenos trabajos, todos habladores y con mucho dinero. En un intento de escabullirme en medio de la gente para poder llevar a unos comensales algunas cosas que habían pedido, tropecé accidentalmente con alguien y para lo que en ese momento pensé que era desafortunado, cada uno de los productos que tenía en mi bandeja, -como si de una película se tratase- alzaron vuelo y cayeron rápidamente, consiguiendo efectos negativos en algunas personas que estaban a mi alrededor; la botella de vino, hizo que alguien se resbalara y se golpeara con el borde de una silla, esta acción hizo que alguien más se cayera, sufriendo golpes en el cuerpo. La bandeja que llevaba un pavo relleno, se estrelló en el saco de un psicoanalista que antes me habían presentado, este mismo, me había hablado de lo costoso que era su prenda, ya que era de diseñador, por último, el relleno del pavo salpicó a dos mujeres jóvenes que estaban con el viejo doctor dejándolas sucias y olorosas a relleno de pavo. Yo, en mi vergüenza, intenté remediar la situación ofreciendo disculpas y disponiéndome a limpiar lo que había ocasionado, pero solo recibí insultos y el reproche de aquel doctor al cual le había arruinado su valioso traje. No sirvieron para nada mis disculpas, ese mismo día me despidieron, por lo que no tuve más remedio que irme a mi apartamento avergonzado y triste de haber perdido mi trabajo. Una vez llegué a donde vivía, solo quería olvidar ese vergonzoso escenario que me había costado mi empleo, así que me recosté en mi cama, cerré los ojos e intenté descansar… pero mis esfuerzos por dejar mi mente en blanco fueron entorpecidos por los frecuentes pensamientos que inundaron mi mente, no podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido en el restaurante, la perfecta sincronía de perjuicios que ocasionó mi error, me tenía fascinado, sorprendido, jamás había estado tan excitado por algo, pero a pesar de eso yo solo quería olvidarlo, aunque nunca pude. ¿Cómo olvidas algo que te gusta? Y
  • 10. Algunos días después, ya no trato de olvidarlo, ahora, trato de recrearlo, pero en mi mente ya no es suficiente y ya no me gusta que sea por un error. “El trayecto”. o me gusta viajar en tren, (menos para cambiar de ciudad), porque me hace pensar y no me gusta pensar, o más bien, no me gusta lo que pienso cuando tengo tiempo libre… no me gusta el silencio de los viajes porque no puedo callar a los pensamientos, no puedo callarme. Tampoco me gusta pensar que no soy lo que yo creo o que cada vez estoy más cerca de ser lo que otros piensan. No sé a dónde me va a llevar el trayecto, pero no tengo alternativa, nadie la tiene, a todos nos toca seguir el camino que se nos fue marcado, aunque en el camino nos demos cuenta que no sabemos quiénes somos, quizá somos varios o quizá no somos ninguno, lo cierto es que hay que seguir el trayecto… hay que llegar al final. “Violeta”. ioleta era una chica dulce, carismática, linda y muy inteligente. Yo siempre le decía que su nombre era perfecto con su personalidad: - “tienes una personalidad violeta, Violeta”, solía decirle. Ella y yo nos conocimos una tarde en el parque. Ella había dejado su cartera en una banca, yo al percatarme, la agarré y la alcancé para entregársela, me recibió con una gran sonrisa y una actitud de presentadora de noticias. Me agradeció, me dijo que tenía cosas muy importantes allí, me ofreció una recompensa, pero yo me negué, le dije que lo hacía con mucho gusto, y que no era necesario. Ella, me da un abrazo y se va, pero antes me deja su contacto y me dice que cualquier cosa que necesite no dude en contactarla. N V
  • 11. Una noche, en la soledad de mi apartamento, decidí llamarla, le pregunté si tenía tiempo para tomarnos algo, ya que estaba un poco aburrido, a lo que aceptó sin ningún problema. Nos vimos en un bar y mantuvimos una conversación fluida, con risas, con coqueteos y recordando cosas de nuestra infancia. Luego de algunos tragos de tequila, le propongo la idea de ir a mi apartamento, a lo que ella accedió sin pensarlo. Salimos del bar, muy ebrios y poco cuerdos, le hicimos la parada a un taxi y nos fuimos a mi apartamento… en el camino, ella no paraba de decirle al taxista que era mi novia, con su voz de borracha, sin embargo, yo, sabiendo que todo esto era producto del alcohol, solo sonreía ante su picardía. Estando ya en mi apartamento ella se acostó en mi cama y cerró los ojos inmediatamente, pensé que era hora de dormir, así que, decepcionado por la situación, me acosté y apagué las luces… para cuando desperté, lo primero que hice fue voltear, buscándola, pero solo vi el lado vacío de mi cama, ella ya no estaba, solo estaba su cartera, la misma que había dejado por accidente aquel día en el parque. Intenté llamarla, pero nunca contestó. Desde ese día cada que veo el color violeta, me acuerdo de Violeta y su ausencia, ya que de ella, solo me queda su cartera. “¿El fin, el inicio o la trama?”. ra el inicio de una noche muy oscura y silenciosa, en el campamento campamento de verano, allí, un grupo de chicos scouts se congrega alrededor de una fogata que el director del grupo B había organizado. Mientras el director llega, todos los niños hablan entre sí, molestándose y riéndose. Es el ambiente ideal para los niños y su director. Una vez llegó el director, este les da la orden que se sienten organizadamente y en silencio, porque les dirá unas palabras; todos, obedeciendo al sujeto mayor, hacen tal cual él dice, se sientan y se disponen a escuchar. El director, prende un cigarrillo y empieza a darles la bienvenida, les dice que es su primer grupo, que hace pocos días empezó a trabajar en el campamento y que espera llevarse bien con todos. E
  • 12. Uno de los niños levanta a mano y le pregunta, - “profe, ¿dónde ha trabajado antes?”, a lo que él le responde, con una sonrisa: - “he sido muchas cosas, mi último trabajo fue en un restaurante, hace aproximadamente dos años, estuve enfermo y no podía trabajar… pero ahora tengo la oportunidad de empezar de nuevo en este trabajo, junto a ustedes”. Dijo el hombre, intentando ser lo más carismático posible. - “Bueno, esta noche no tendremos actividad física, ya que son sus primeras horas en el campamento, pero sí haremos un ejercicio antes de que vayan a sus cabañas”. Señaló el director sacando seguidamente un libro un poco viejo y maltratado… era un libro de su autoría, según él cuenta a los niños. Estos intrigados, le preguntan si pueden leerlo, quieren saber de qué trata. - “Este es un libro sobre algunas anécdotas… pero ustedes harán algo mejor; la última parte de este libro, aún no la escribo, de hecho, además de trabajar y cuidarlos, una de las razones por lo que estoy aquí, es que ustedes me ayudarán a terminar mi libro, en eso consistirá esta primera actividad. Necesito que ustedes escriban la despedida de un personaje, sean creativos… mi personaje necesita despedirse. Por favor, colóquenle título a su despedida y sus nombres en la parte superior de lo que escriban”. – Precisó el director. Así los niños empezaron tal cual les habían indicado, tomaron lápices, hojas, acudieron a su creatividad y empezaron a escribir la despedida de un personaje. ¿De qué? Ellos no tenían ni idea, simplemente debían despedirse de algo. Cuando todos terminaron, tuvieron que entregarle lo que habían escrito al director. Este apiló todas las hojas y las dejó en su escritorio. - “¿No las vamos a leer?”- preguntó un niño con expectativa. - “Primero las leeré yo, luego les comunicaré quién fue el ganador y su premio”. – Dijo el director. Todos los niños, ahora más emocionado, porque hay un concurso en juego, se disponen a ir a sus cabañas a dormir por orden del jefe de grupo. Al día siguiente después de desayunar, cuando iban a recoger bayas para hacer un postre, el director les hace formarse en una ronda, pues les daría el anuncio de quién fue el ganador. - “Todos son muy buenos escribiendo, me sorprendió la creatividad de muchos, la verdad están todos locos, jajaja. (todos ríen) pero indiscutiblemente hay una ganadora, supo crear un gran concepto, por lo que la despedida ganadora, es “la subasta”, de nuestra compañera Julieta, por favor, denle un fuerte aplauso…
  • 13. felicitaciones Julieta, cuando terminemos de recoger las bayas, pasa por mi oficina para entregarte el premio”. - Dijo el jefe antes de irse con todo el grupo a recoger las frutas. Cuando volvieron del interior del bosque la niña ganadora le dice a su director que en un momento irá a la oficina, quiere saber qué se ganó. - “Hola… ¿puedo pasar?”. - “Claro que sí, Julieta, toma asiento”. Julieta se sienta y mientras el director termina de escribir algo en el computador espera pacientemente a que este le dirija la palabra: - “La verdad me ha gustado mucho lo que has escrito, no me esperaba ese final… ¿has escrito otras cosas?”. - “Escribo en wattpad, tengo una cuenta donde subo historias”-. Dice la niña con el rostro iluminado. - “¡Muy bien! Luego me enseñas cómo funciona eso de wattpad, quisiera seguir leyéndote”-. Le responde su director mientras busca entre sus cosas el premio de Julieta. - “Claro que sí, director”-. Dijo la tímida niña. - “Este es tu premio, disfrútalo, espero que te guste… ojalá tengas ropa de ese color para combinarlo, jajaja”-. Señaló el director, pasándole su premio por encima del escritorio. - “¡Wow! Que linda cartera, muchas gracias, director”-. Manifiesta con mucho entusiasmo la niña. - “De nada, cuídala, eh… no me gustaría encontrármela por ahí tirada en el campamento. Nos vemos en un rato en la fogata, Julieta”-. Dijo el profesor con un tono sarcástico. Cuando la niña se levantó para salir de la oficina, el director la acompaña con la mirada hasta la salida y toma un suspiro así como de fuerza, para continuar escribiendo lo que sea que estuviera escribiendo. ¿Fin?