La autora visita una cueva llena de cristales que brilla con la luz. Al meditar en medio de los cristales, siente que se conecta con los seres de luz y puede contemplar el universo. Pide a la luz divina que les permita a ella y a los demás avanzar en su sendero de la verdad y ayudarse mutuamente. Invita a los demás a visitar la cueva de cristal en la mente para recibir paz y amor.