2. Pero un día muy inesperado…
Cuenta la leyenda que hace millones y
millones de años, en un lugar muy
recóndito de la tierra, existía una
manada de jirafas que vivían muy
felices. Todas jugaban, trabajaban y
buscaban el sustento para sus críos en
arbustos y praderas que solían recorrer.
3. Apareció el mal; el sol se fue opacando, la
noche fue cayendo y con ella, relámpagos,
truenos y centellas caían sobre cada uno
de los habitantes de aquel lugar. Una jirafa
sabia, a quien todos obedecían les indicó
que abandonaran el lugar porque si no
serían castigados. Todos corrían
desesperados y el llanto de los más
pequeños no se dejaba de escuchar.
Llantos y lamentos, lamentos y llantos
aturdiendo todo el lugar…
Ya el lugar estaba maldito…
4. Todos se fueron separando y
volviéndose cada vez menos
tolerantes, ya no se soportaban unos
con otros, la paz que reinaba en el
lugar desaparecía como flecha veloz.
Así mismo una pareja de jirafas muy
enamoradas llamadas Shofia y David
no se atrevía a obedecer, pues sentían
que si lo hacían no se volverían a ver.
Sin embargo el haber perdido su cría
no los dejaba razonar. Conversaban,
se lamentaban y sin saber qué hacer
les agarró la noche, nuevamente, sin
tener ningún resultado positivo pues
nada que encontraron a sus hijitos.
5. Al amanecer, todas las
jirafas corrían y corrían
desesperadas sin rumbo
fijo; atropellándose unas
con otras, sin siquiera
mirar hacia donde se
dirigían. Corrían y corrían
hasta desaparecerse en lo
más profundo de la sabana.
Y ni rastro de los críos,
sólo a lo lejos se oía el
llanto que éstos producían
por no saber a dónde ir…
6. Llegó la nueva noche y el lugar ya
estaba desolado, pocos eran los
habitantes que se podían observar.
Temerosos por lo sucedido,
confundidos sin saber qué hacer ni
a dónde ir, desesperados sin
encontrar a sus hijos, se reunieron
con los pocos que quedaban. Sin
embargo, todo fue en vano, las
demás jirafas, al ver lo solas que
estaban, decidieron emprender
camino y dejar todo a la suerte.
7. Sólo una jirafa llamada
Hortensia pensó en que huir
no era la solución al
problema, sino que deberían
buscar la razón, el motivo de
todo aquello que estaba
sucediendo. Sin perder la
esperanza de que algún día
todo volviera a ser como
antes, trato de convencer a
las demás para que
volvieran pero éstas jamás
le hicieron caso.
8. En medio de tanta soledad,
Hortensia muy triste y
desilusionada al ver que todos
se marcharon, emprendió un
largo camino. Caminó, caminó
y caminó. Sólo en su mente
retumbaba el llanto de los
críos. Aturdida seguía la ruta,
persiguiendo aquel llanto y
alarido que no la dejaba
reaccionar. Pero todo su
esfuerzo fue en vano.
9. Desde ese entonces, en cada
atardecer se oye el llanto
incesante de un niño. A lo lejos
sólo se ve, una sombra que
camina, que se desplaza sin
sentido en busca de sus críos, de
un horizonte, de una ayuda, de un
auxilio. Y solo se puede percibir el
espanto de la Jirafa.
“Teniendo perseverancia lograras
lo planteado” .