Dos personas intentan contar la historia de Caperucita Roja, pero se confunden y enredan los detalles, como el color de la caperucita, a quién va a visitar y con qué. Al final, uno admite que no sabe explicar cuentos y el otro pide un chicle.
Teresa Clotilde Ojeda Sánchez: En cierto momento, la autora María Valenzuela Góngora, se encontraba dando clases en 1º de Educación Primaria y se dió cuenta que sus alumnos/as tenían una gran cantidad de faltas de ortografía y su alumnado, por más que explicaba las reglas ortográficas, eran incapaces de comprenderlas y sobre todo de aplicarlas. Una noche pensando y pensando, se le ocurrió un cuento para explicar el porqué los números se encriben con "v" y no con "b", y "dicho y hecho" , escribió un cuento y al día siguiente se lo contó a su alumnado.
Posteriormente hizo un dictado y comprobó que nadie cometió ninguna falta ortográfica. A partir de ese momento, nacieron los 12 cuentos que publica DYLAR Ediciones aplicables a las 12 reglas ortográficas que se desarrollan en el diseño curricular de la Enseñanza Primaria en sus cursos 1º, 2º y 3º
Teresa Clotilde Ojeda Sánchez: En cierto momento, la autora María Valenzuela Góngora, se encontraba dando clases en 1º de Educación Primaria y se dió cuenta que sus alumnos/as tenían una gran cantidad de faltas de ortografía y su alumnado, por más que explicaba las reglas ortográficas, eran incapaces de comprenderlas y sobre todo de aplicarlas. Una noche pensando y pensando, se le ocurrió un cuento para explicar el porqué los números se encriben con "v" y no con "b", y "dicho y hecho" , escribió un cuento y al día siguiente se lo contó a su alumnado.
Posteriormente hizo un dictado y comprobó que nadie cometió ninguna falta ortográfica. A partir de ese momento, nacieron los 12 cuentos que publica DYLAR Ediciones aplicables a las 12 reglas ortográficas que se desarrollan en el diseño curricular de la Enseñanza Primaria en sus cursos 1º, 2º y 3º
1. Enredos de cuentos
A.- Érase una vez una niña que se llamaba Caperucita Amarilla.
B.- ¡No, roja!
A.- ¡Ah! sí, Caperucita Roja. Su mamá la llamó y le dijo: «Escucha, Caperucita Verde…»
B.- ¡Que no, Roja!
A.- ¡Ah! sí, Roja. «Ve a casa de tía Diomira a llevarle esta piel de patata.»
B.- No: «Ve a casa de la abuelita a llevarle este pastel. »
A.- Bien. La niña se fue al bosque y se encontró a una jirafa.
B.- ¡Qué lío! Se encontró al lobo, no a una jirafa.
A.- Y el lobo le preguntó: «¿Cuántas son seis por ocho? ».
B.- ¡Qué va! El lobo le preguntó: «¿A dónde vas? ».
A.- Tienes razón. Y Caperucita Negra respondió…
B.- ¡Era Caperucita Roja, Roja, Roja!
A.- Sí, y respondió: «Voy al mercado a comprar salsa de tomate».
B.- ¡Qué va!: «Voy a casa de la abuelita, que está enferma, pero no recuerdo el camino».
A.- Exacto. Y el caballo dijo…
B.- ¿Qué caballo? Era un lobo.
A.- Seguro. Y dijo: «Toma el tranvía número setenta y cinco, baja en la plaza de la Catedral,
tuerce a la derecha, y encontrarás tres peldaños y una moneda en el suelo; deja los tres
peldaños, recoge la moneda y cómprate un chicle».
B.- Tú no sabes explicar cuentos en absoluto, abuelo. Los enredas todos. Pero no importa, ¿me
compras un chicle?
A.- Bueno: toma la moneda.
C.- Y el abuelo siguió leyendo el periódico. Cuentos por teléfono. Gianni Rodari
Hay muchos cuentos que nos aprendemos desde pequeños porque nos los
cuentan nuestros padres o los leemos. Ponte con dos compañeros.
ENREDADNOS UN CUENTO
SI NO ADIVINAMOS QUÉ CUENTO ES
¡POSITIVO PARA LOS TRES¡