Pablo y Bernabé emprendieron un primer viaje misionero desde Antioquía impulsados por el Espíritu Santo, predicando en Chipre y Asia Menor. Tras enfrentar oposición de los judíos, se volvieron a los gentiles. Luego regresaron a Antioquía informando sobre sus éxitos. Más tarde asistieron a un concilio en Jerusalén para resolver disputas sobre incluir a los gentiles, donde se acordó no imponerles la circuncisión.