La radiactividad en los animales puede causar diarreas, irritabilidad, pérdida de apetito y apatía días o semanas después de la exposición, dejándolos estériles de forma temporal o permanente dependiendo de la dosis. Los órganos internos y los huesos se contaminan con elementos radiactivos como el estroncio, debilitando las defensas y haciéndolos más susceptibles a enfermedades. Para los humanos, la radiación puede acortar la vida y causar leucemia, afectando principalmente la piel, los