El documento argumenta que todos los seres humanos nacen libres e iguales y tienen los mismos derechos humanos inherentes, independientemente de su nacionalidad, género u otras características. Estos derechos son interconectados e indivisibles. En conclusión, el autor expresa el deseo de que todos los países se vuelvan igualitarios, pacíficos y prósperos donde todos los seres humanos sean tratados con dignidad y respeto.