1. Jesús amplía la octava bienaventuranza sobre los que sufren persecución y dice que pueden regocijarse a pesar de la persecución. 2. Los primeros cristianos amaban esta bienaventuranza porque sabían que el reino de los cielos les pertenecía y que su recompensa será grande en el cielo. 3. La promesa de Jesús les dio consuelo y fuerza para soportar la persecución, sabiendo que estaban siguiendo el ejemplo de Jesús y los profetas.