El documento discute el destinatario de la teología fundamental, identificándolo como el hombre contemporáneo y considerando tanto la historia pasada como los cambios actuales. Señala que el destinatario actual es el creyente o no creyente con una fuerte necesidad de sentido, pero que existen dificultades como la multitud de filosofías modernas y la crisis de racionalidad debido a la sobrevaloración de la emotividad.