El documento describe cómo el sacerdote Marcelino Champagnat visitó y cuidó a un niño enfermo llamado Juan Bautista Montagne en 1816. La experiencia le hizo darse cuenta de la necesidad de educar a los niños, especialmente a aquellos que podrían morir sin saber del amor de Dios. Así, el 2 de enero de 1817 reunió a dos jóvenes para prepararlos como catequistas y maestros para los niños de las aldeas cercanas, fundando de esta forma la familia de los Hermanos Maristas.