El documento describe cómo el pueblo de Israel en el desierto se negó a escuchar directamente la voz de Dios, prefiriendo en su lugar escuchar a profetas y líderes humanos. A pesar de que Dios les habló a través de profetas, jueces y reyes durante 1500 años, Israel continuó siendo desobediente y se negó a apartar su corazón de Egipto.