Este documento presenta la doctrina de la salvación según el Antiguo y Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, Dios salvaba a su pueblo de peligros y enemigos, prefigurando la salvación definitiva de Jesucristo. Jesucristo es el Salvador prometido que murió por los pecados de la humanidad. La salvación se obtiene por fe, arrepentimiento y conversión, resultando en la justificación, regeneración y santificación del creyente. Existen diferentes perspectivas sobre la seguridad de la salvación