Este poema describe el deseo de la autora de pasear sola por la orilla del mar, observando el paisaje marino de forma distante y desapegada, sin mostrar emoción alguna ante la belleza que la rodea ni los peligros que enfrentan los demás. Quiere verse a sí misma como una figura erguida e impasible entre el cielo y la playa, sintiéndose olvidada por el mar de forma perpetua.