El documento habla sobre los discursos de Jesús en los que describe a sus seguidores como "la sal de la tierra" y "la luz del mundo", significando que deben salir de su aislamiento para ayudar y orientar a los demás. El Papa Francisco también enfatiza esta necesidad de que la Iglesia salga de su encierro hacia las periferias para llevar el Evangelio y consolar a los necesitados, en lugar de centrarse solo en sí misma.