Domingo Savio nació en Italia en 1842 en una familia humilde. Desde pequeño mostró una gran piedad y fue admitido para recibir su Primera Comunión a los siete años. Escribió unos propósitos que cumplió toda su vida como confesar y comulgar a menudo. Ingresó al oratorio de Don Bosco a los once años donde se destacó por su deseo de convertirse en sacerdote. Realizaba estrictas penitencias que afectaron su salud hasta que murió de pulmonía a los quince años.