1. Richard Frische
SPA 404 – primavera 2015
Dra. Heredia
Proyecto Final
22-dic-16
La intersección de opresión: la historia de Daisy Hernández y los
desafíos de inmigrantes LGBTQIA en los Estados Unidos
Introducción
Los inmigrantes latinoamericanos en los Estados Unidos, especialmente los
indocumentados, enfrentan numerosos desafíos únicos, incluyendo incertidumbre financiera,
discriminación, racismo, asimilación, aculturación, y burocracia con el gobierno. Los
inmigrantes que se identifican dentro de la comunidad LGBTQIA+ (lesbiana, gay, bisexual,
transgénero, queer, cuestionando, intersexual, asexual, aliado, y más identidades) enfrentan
asuntos adicionales de presión social y aislación. Muchos inmigrantes eligen los Estados Unidos
como su nuevo hogar porque creen que podrían vivir una mejor vida aquí que en sus países de
origen – económicamente, políticamente, y cosas así.
¿Pero será cierto en realidad para los inmigrantes LGBTQIA+? ¿Es posible para ellos
lograr esta vida “mejor” aquí en los Estados Unidos? Esta investigación revela que la experiencia
es mucho más difícil para este grupo de inmigrantes porque su identidad con la comunidad
LGBTQIA+ viene con capas adicionales de opresión, ambos internamente y externamente,
dentro y afuera de la familia, la cultura, y la comunidad LGBTQIA+. Estos desafíos tienen
efectos profundos para la experiencia, la salud, y el crecimiento de estos inmigrantes. La
investigación que sigue explorará las intersecciones de raza, género, clase, y orientación sexual
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en los inmigrantes latinoamericanos aquí en los Estados Unidos, y cómo estas identidades
presentan desafíos adicionales para estos inmigrantes. La fuente primaria en este análisis es la
memoria A Cup of Water Under My Bed de Daisy Hernández, apoyado de fuentes académicas
adicionales.
Información de antecedentes
Antes de seguir con este análisis, hay varios términos y conceptos que necesitan
definición y contextualización. El primer es conocido como la interseccionalidad. McCall define
la interseccionalidad como "the relationships among multiple dimensions and modalities of
social relations and subject formations" (McCall). En otras palabras, la interseccionalidad se
refiere a las varias, traslapadas identidades que existe dentro de una persona singular, y cada
identidad tiene su propia importancia a su mismo, visibilidad, privilegio, y nivel de opresión.
Entender este concepto es crucial para entender las varias capas de opresión que enfrentan Daisy
Hernández y los inmigrantes LGBTQIA+ en los Estados Unidos.
Adicionalmente, tenemos que contextualizar el binario de género, un concepto que se
refiere a la manera dicotómica en que nosotros generalmente somos socializados a interpretar el
género. Según el binario, el género (que es tan complicado y construido socioculturalmente) es el
equivalente del sexo biológico (que es mucho más simple). En otras palabras, según el binario,
solo hay dos géneros – masculino y femenino – y alguien cuya identidad no se pertenece a uno
de estas dos “cajas” es aislado. Este concepto también aplica a la orientación sexual; mucha
gente cree que no hay nada fuera o entre de “heterosexual” y “homosexual,” y esto será
problemático para Daisy Hernández, que se identifica como bisexual. Leslee Grey (2011) explica
estos fenómenos:
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"Although there are many categories that oversee identity, much of identity is
governed by the binaries of masculine/feminine and heterosexual/homosexual.
Youth who do not fit into these rigid binaries (and adhere to their strict codes
of behavior and expression) are often marginalized by the dominant,
normative cultures... We continue to live in a world in which one can risk
serious disenfranchisement and physical violence for the pleasure one seeks,
the fantasy one embodies, the gender one performs" (Grey 173-4).
En términos más simples, esta manera de analizar el género y la sexualidad es muy
limitada y problemática, y abre la puerta proverbial para muchas formas de discriminación contra
la comunidad LGBTQIA+, como transfobia, heterosexismo, y el borrado de identidades
bisexuales – porque sus identidades no pertenecen cuidadosamente en las “cajas” a las cuales
están asignados.
A Cup of Water Under My Bed es una memoria de la vida temprana de Daisy Hernández,
una escritora y periodista feminista y bisexual. Hernández es un inmigrante de la segunda
generación; su madre es colombiana y su padre es cubano. Ella pasaba la mayoría de su
crecimiento en Nueva Jersey y luego se movió a Nueva York. En su memoria, ella discute su
descubrimiento de sus varias identidades y las intersecciones de cada uno, como género, raza,
sexualidad, y clase, y las varias luchas que enfrenta con ellas. También discute ella sus
experiencias como traductora para sus padres y su tiempo trabajando para el periódico New York
Times. Esta investigación deconstruirá y analizará algunas identidades que discute Hernández en
su memoria y las luchas adicionales que presentan estos para los inmigrantes LGBTQIA+ en los
Estados Unidos.
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Desafíos para los inmigrantes LGBTQIA
Homofobia y transfobia
Los asuntos más obvios contra que luchan los inmigrantes LGBTQIA+ son la homofobia
y la transfobia. Homofobia es un miedo irracional que tienen los individuales heterosexuales
contra individuales homosexuales, y de esto sube la violencia y discriminación contra ellos.
Transfobia es un miedo similar, excepto específicamente contra los individuales transgéneros, y
esta mentalidad se sube de las percepciones erróneas del binario de género. En su memoria,
Hernández cuenta la historia de Gwen Araujo, una latina transgénero que fue asesinada por su
identidad. En pocas palabras, Gwen conoció y salió con un hombre que se llama José, pero José
no sabía su identidad transgénero, y cuando se dio cuenta de esto, él reaccionó violentamente,
eventualmente matando a ella:
“Gwen’s words: No, please don’t, I have a family. In the most terrifying of
moments, she reached for that epic placed in the hands of so many Chicanas
and Colombianas and Dominicanas, and Greeks and Romans and Africans: I
have a family, I have a tribe, I belong…Before they murdered her, José buried
his dark face in his hands and cried, ‘I’m not gay.’ The other woman in the
house, Nicole, rushed to his side. ‘You still look like the football player I knew
you as,’ she told him…Transpanic, they called it, insisting that any reasonable
person would have done as Michael and José did, any reasonable person
would have killed the girl, the poor girl. It would have been normal.”
(Hernandez 102)
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Desafortunadamente, esta forma de violencia es demasiado común aquí en los Estados
Unidos, y los latinoamericanos enfrentan riesgo adicional debido al racismo y fuerzas culturales
como machismo y marianismo, que discuto después.
Resistencia de la familia/cultura
Otro asunto que enfrentan muchos inmigrantes LGBTQIA+, incluyendo Daisy
Hernández y Gwen Araujo, es la resistencia de su familia y cultura. Antes de seguir, es
importante notar que lo que sigue no es intentado a ser una generalización sobre toda la cultura
latina – simplemente observaciones sobre patrones culturales y comportamientos comunes en la
familia. Unas de estas fuerzas que son especialmente saliente para los latinoamericanos
LGBTQIA+ se llaman machismo y marianismo. Estos conceptos sirven en la cultura latina para
regular los roles de género: machismo para los hombres, y marianismo para las mujeres. En
realidad, los dos son tan complicados, pero sus efectos en la comunidad LGBTQIA+ pueden ser
profundamente negativo. Estrada et al, en su investigación en 2011, estudió los efectos de
machismo en los hombres homosexuales:
“We would be remiss not to add that in Latino communities, where the belief
exists that being gay is the worst thing a man can do (Mirandé, 1997) and
where the usage of epithets such as maricon (sissy) and joto (fag) runs
rampant, gay men are tormented with doubt about their masculinity (Díaz,
1997).” (Estrada, Rigali-Oiler and Arciniega 359)
Daisy Hernández enfrentó asuntos similares con su propia familia, que sigue los ideales
de marianismo. Según D’Alonzo (2012), un esposo es un requisito para las mujeres en
marianismo, y tienen que obedecer sus esposos y poner sus necesidades por encima de sus
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propias (D'Alonzo 125). Cuando Hernández dijo a su familia que era bisexual (y por lo tanto tal
vez no tendrá un esposo), ellos no lo recibieron bien:
"I keep thinking that if only I could tell my mother how it works with women,
she would understand. The problem is I don’t know…We have, my family and
me, including my father (who demanded to know if Julio was gay the whole
time), settled into a region of "Don't Ask, Don't Tell." And it is hard, I imagine,
for people who have not experienced this to understand the weight of that
silence and how the absence of language can feel like a death." (Hernandez
86)
Esta falta de apoyo de ambos dentro y afuera de la familia tenía efectos profundos en la
vida de Daisy Hernández en adición a muchos más inmigrantes LGBTQIA+ aquí en los Estados
Unidos.
También vale la pena mencionar que la religión tiene impactos adicionales a la cultura
latina. Desde la época de los conquistadores españoles, Latinoamérica ha sido dominado del
catolicismo, y hasta muy recientemente no había ninguna tolerancia para la comunidad
LGBTQIA+. Esto puede explicar alguna de la cultura homofóbica y transfóbica que suele
impregnar la cultura latina. Solo muy recientemente ha progresado el catolicismo con la nueva
Papa, pero todavía tiene mucho que hacer para lograr la igualdad para los individuales
LGBTQIA+.
Eliminación de identidad
Discriminación y opresión no tienen que venir de solo afuera de la comunidad
LGBTQIA+. En muchos casos, incluyendo lo de Daisy Hernández, puede venir de dentro de la
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comunidad también. En su memoria, Hernández discute su descubrimiento de su identidad
sexual en su tiempo en la universidad:
“Yes, I am meeting lesbians, but I am not one of them. I still find men
attractive; it is that I am thinking of women in a new way. It is as if I am
learning that I can shift my weight from one leg to the other, that I have a
second leg.” (Hernandez 93)
Cuando Hernández trataba a salir con las mujeres y decirles que era bisexual, no siempre
recibió respuestas buenas; una mujer respondió como “Why can’t I meet a normal lesbian?”
(Hernandez 93). Esta resistencia de dentro su propia comunidad era tan difícil para Hernández,
quien estaba solo tratando pertenecerse en una sociedad rígido e intolerante.
Esta opresión puede ser explicada a lo menos parcialmente del binario de sexualidad que
mencioné más temprano. Según este modelo, solo hay dos orientaciones sexuales, y “bisexual”
no es uno de estos dos. Entonces, Hernández y otros inmigrantes bisexuales muchas veces
enfrentan la eliminación de su identidad, por la sociedad y los medios, que tiene efectos difíciles
que no enfrentan estos que pertenecen mejor en el binario de género o sexualidad. Barker y
Langdridge (2012) afirman que “Several authors have linked bisexual invisibility to the high
rates of mental health problems reported amongst bi-identified people relative to heterosexual,
lesbian, and gay identified people” (Barker and Langdridge 389).
Conclusión
Dado estos grandes problemas, ¿qué podemos hacer para mejorarlos? Esta investigación
propone que la mayoría de estos problemas tienen raíces culturales, ambos en la cultura latina y
la cultura estadounidense, y por esto estos problemas son más difíciles a resolver. Pero yo creo
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que la educación es la manera mejor para resistir estas fuerzas tóxicas que causan tantos
problemas para Daisy Hernández y otros inmigrantes LGBTQIA+. Esto significa no solo el
sistema educacional, pero también la educación interpersonal – entre nuestros amigos,
compañeros de trabajo, y familias. Podemos educar uno al otro sobre el lenguaje opresivo que
usamos, el comportamiento prejudicial que (muchas veces sin saberlo) expresamos, y como ellos
perpetúan la opresión. Por ejemplo, muchas veces usamos lenguaje que refuerza los binarios de
género y sexualidad – como “ambos géneros” en vez de “todos géneros” – o que no reconoce la
interseccionalidad de las identidades en un individual.
Esta investigación solo discute unos de los muchos asuntos que enfrentan los inmigrantes
y latinoamericanos LGBTQIA+ en los Estados Unidos. Sin embargo, espero que esta puede
iluminar un asunto que muchas veces es invisible, pero no obstante tienen impactos profundos
para individuales que solo están buscando una vida mejor aquí en los Estados Unidos, como la
familia de Daisy Hernández:
I have read the romance novels, seen the movies, and heard the songs. Love
will work no matter what job I have, what nationality I claim, or what street I
want to live on. It will work even if I kiss a woman. (Hernandez 83)
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Obras Citadas
Barker, Meg and Darren Langdridge. "Bisexuality: Working with a Silenced Sexuality."
Feminism & Psychology (2008): 389-394.
D'Alonzo, Karen T. "The Influence of Marianismo Beliefs on Physical Activity of Immigrant
Latinas." Journal of Transcultural Nursing (2012): 124-133.
Estrada, Fernando, et al. "Machismo and Mexican American Men: An Empirical Understanding
Using a Gay Sample." Journal of Counseling Psychology (2011): 358-367.
Grey, Leslee. "Sexuality Education: Lessons from Drag Kings." Carlson, Dennis and Donyell L.
Roseboro. The Sexuality Curriculum and Youth Culture. New York: Peter Lang
Publishing, Inc., 2011. 171-186.
Hernandez, Daisy. A Cup of Water Under My Bed. Beacon Press, 2014.
McCall, Leslie. "The Complexity of Intersectionality." The University of Chicago Press (2005):
1771-1800.