El cine de la modernidad 3 el Nuevo Hollywood. Ricardo Jimeno Aranda

El cine de la modernidad (3)
El Nuevo Hollywood
Ricardo Jimeno Aranda
Universidad Complutense de Madrid
Historia del Cine Mundial Ricardo Jimeno Aranda 2020 © 1

Contexto y características básicas la
modernidad en el cine americano:
Contexto político norteamericano: Guerra de
Vietnam, periodo de contestación, movimientos de
derechos civiles, escándalo Watergate.
Contexto social y cultural: liberación sexual,
movimiento hippy, feminista, ecologista; el boom de
las drogas y la música pop.
Contexto cinematográfico:
Surgimiento de vanguardias fuera de la industria
(New American Cinema Group)
La modernidad en la industria de Hollywood:
• Nueva generación de cineastas y nuevo star-
system.
• Final del Código Hays: aparición de temas nuevos
(sexo, relaciones no normativas, violencia, drogas,
prostitución).
• Influencia del cine clásico (reinterpretado) y de
los nuevos cines europeos.
• Equilibrio entre el cine comercial y el cine de
autor. Los productores ceden el poder a los
directores.
• Nuevas formas estéticas (iluminación realista,
montaje analítico, nuevas narrativas,
transformación del lenguaje cinematográfico)
• Tratamiento más complejo, desmitificador de los
temas. Visión realista de los individuos y sus
problemas. Los arquetipos ya no son héroes, son
personajes con mayor ambigüedad. Se crítica a
las instituciones sociales, políticas y económicas.

El New American Cinema:
Underground y Vanguardia
Esta renovación del cine americano completamente ajena a la
industria, situada en los márgenes, a veces casi en clave semi-
profesional, tiene varias vertientes desarrolladas en Nueva York,
en donde destacan, incluso desde los años cuarenta, autores
singulares dentro del llamado Underground. Es el caso de Maya
Deren, cineasta precursora del videoarte, de quien destaca el
corto Meshes in the Afternoon (1943).
Ya en el periodo pleno de la modernidad, surge un movimiento
en torno a un manifiesto, como en Europa, agrupado bajo la
denominación New American Cinema. Su representante más
destacado es Jonas Mekas, que filma con cámaras no
profesionales, y realiza collages subjetivos, semiprofesionales. Es
el caso también del artista Andy Warhol, en algunas de sus
incursiones cinematográficas.
En una línea menos extrema, John Cassavetes, epítome del
cineasta independiente, también actor de Hollywood, realiza las
obras clave de esa vía, con Shadows (1960) y Faces (1962), donde
muestra un modo de realización y estético novedoso,
fundamentalmente en la utilización de escenarios reales
(exteriores nocturnos de la Ciudad de Nueva York), la
interpretación improvisada de los actores y la inclusión de temas
sociales. Historia del Cine Mundial Ricardo Jimeno Aranda 2020 © 3

El inicio de la modernidad en Hollywood
A mediados de los años sesenta, se realizan algunas películas que marcan el inicio absoluto de la modernidad en Hollywood. Son films de gran
alcance popular abordados con ecos del nuevo cine europeo:
Bonnie and Clyde (Arthur Penn, 1967), que relata la historia de estos dos ladrones, convirtiéndolos en antihéroes, abundando en la violencia y en la
temática sexual, y con un estilo formal libre, con un uso rupturista del montaje, y un tono desenfadado libre, romántico e incluso irónico.
Easy Rider (Dennis Hopper, 1969) con su aspecto de serie B, de film de moteros libre, describe todo el espíritu de una época (drogas, música,
mundo hippy), con un discurso antisistema y contestatario.
Lo mismo ocurre con Cowboy de medianoche (Midnight Cowboy, John Schlesinger, 1969) que se adentra en la parte siniestra del sueño americano,
a partir de la historia de un gigoló en los bajos fondos de Nueva York. Fue la primera (y la única) película clasificada X que ganó el Oscar a la mejor
película. También El graduado (The Graduate, Mike Nichols, 1967) es otro ejemplo perfecto de la ruptura que supone la modernidad, planteando
una relación tabú entre un joven universitario (Dustin Hoffman) y la madre de su novia, con una banda sonora pop compuesta por Simon and
Garfunkel.

Inicio de Easy Rider
(Dennis Hopper, 1967)

Francis Ford Coppola
(1939)
Uno de los directores fundamentales del
Nuevo Hollywood. Cineasta norteamericano
de origen italiano, comienza como guionista, y,
tras colaborar con Roger Corman, dirige algún
film muy representativo de la modernidad,
como Llueve sobre mi corazón (The Rain
People, 1969), antes de conseguir un hito
fundamental con El padrino (The Godfather,
1972). El éxito inminente le lleva a lograr el
control absoluto de sus siguientes títulos de
los 70, todos magistrales, La conversación
(The Conversation, 1974), El padrino II (The
Godfather, Part II, 1974) y Apocalypse Now
(1979), obra cumbre del cine bélico, que
combina la espectacularidad estética, con la
fuerza de su discurso.Historia del Cine Mundial Ricardo Jimeno Aranda 2020 © 6

Francis Ford Coppola
Su carrera en los 80 no alcanza el nivel previo aunque tiene
obras notables como Corazonada (One frome the Heart,
1982) film simbólico cuyo fracaso supone el fin del cine
americano de los 70, y del poder de los directores; La ley de la
calle (Rumble Fish, 1983), Cotton Club (1984) o El padrino III
(The Godfather, part III, 1989).
Posteriormente, realiza muy pocos films, alguno de ya
claramente
posmoderno, como su versión de Drácula (1992), y en los
últimos años ha intentado un giro intimista y de vanguardia
con algunas obras, como Tetro (2009), un tanto erráticas.

Fragmento de El padrino
(Francis Ford Coppola,
1972)

Martin Scorsese (1942)
Scorsese es otro de los principales directores de la
generación del Nuevo Hollywood, que también
ofrece una visión realista del thriller, con varios
títulos con elementos similares de violencia y reflejo
social en los setenta, como Malas calles (Mean
Streets, 1973), Taxi Driver (1976) o Toro salvaje
(Raging Bull, 1980) y El rey de la comedia (The King
of Comedy, 1982).
Scorsese combina sus historias de violencia, con
otras aproximaciones adultas y referenciales a la
relectura de algunos géneros, como el musical, en
New York, New York (1977), e introduce historias de
redención, con un peso importante de la reflexión en
torno a determinada mitología cristiana.

Martin Scorsese
Scorsese inicia en los ochenta su transición hacia la
posmodernidad, visible, por ejemplo, en la comedia
ochentera Jo que noche (After Hours, 1985) y que
culmina con uno de sus títulos más prestigiosos,
Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990), clara
relectura del film de gangsters, con una forma
eléctrica, musical e hiperviolenta.
En las décadas siguientes, Scorsese tiene una
carrera muy heterogénea con films que suponen
relecturas en clave barroca e hiperrealista de
géneros o films del pasado, como El cabo del miedo
(Cape Fear, 1991), La edad de la inocencia (The Age
of Innocence, 1993), o nuevas aproximaciones al
thriller, como Casino (1995), Infiltrados (The
Departed, 2006), Shutter Island (2010), o El
irlandés (The Irishman, 2019), combinadas con
otras reflexiones épicas sobre sus obsesiones
religiosas como La última tentación de Cristo (The
Last Temptation of Christ, 1988) Kundun (1997), o
Silencio (Silence, 2016).
A lo largo de su prolífica y heterogénea carrera,
Scorsese se ha dedicado también al documental en
dos vertientes, la musical con obras maestras como
El último vals (The Last Waltz, 1978), filmación del
concierto-homenaje al grupo The Band, y a la
reflexión subjetiva sobre la historia del cine.

Otros nuevos talentos del
New Hollywood
Además de Coppola y Scorsese, en el periodo surgen otros nuevos
talentos, a menudo truncados tras el periodo de esplendor de los
sesenta:
El crítico convertido en cineasta PETER BOGDANOVICH, cinéfilo
obsesivo que efectúa una relectura moderna, adulta y nostálgica de
los clásicos en obras maestras como La última película (The Last
Picture Show, 1971) o Luna de papel (Paper Moon, 1973).
Otro caso es WILLIAM FRIEDKIN, que forma con Coppola y con
Bogdanovich la productora The Directors Company, y que es
responsable de la revisión moderna del thriller con French Connection
(1971) o del terror con El exorcista (The Exorcist, 1973).
Por su parte MICHAEL CIMINO destaca con dos obras maestras, El
cazador (The Deer Hunter, 1979), reflexión violenta, amarga y poética
en torno a la guerra de Vietnam, y La puerta del cielo (Heaven’s Gate,
1980), épico western moderno y atípico, cuyo fracaso marca el final
del periodo del Nuevo Hollywood, y la pérdida definitiva del sueño
autoral de los directores americanos.
TERRENCE MALICK combina una mezcla de naturalismo poético y
estético en películas como Malas Tierras (Badlands, 1973) o Días del
cielo (Days of Heaven, 1980).

Fragmento de El cazador
(Michael Cimino, 1979)

Cineastas europeos en Hollywood
Como ocurrió en el periodo clásico, muchos cineastas de
prestigio europeos recalan en los setenta en Hollywood,
aportando su visión a la modernidad americana. Algunos
tendrán etapas puntuales, y otros se establecerán en la
industria, convirtiéndose en algunos de los directores más
importantes del panorama.
Esto marca el peso que el director tiene en este periodo y la
reverencia de la industria de Hollywood hacia las nuevas olas
europeas.
Es el caso del checo Milos Forman, que obtiene éxitos
inmensos con Alguien voló sobre el nido del cuco (One Flew
Over the Cuckoo’s Nest, 1975) y Amadeus (1984), del polaco
Roman Polanski, con La semilla del diablo y Chinatown, del
alemán Wim Wenders, con París Texas, del greco-francés
Costa-Gavras con Desaparecido y La caja de música (Music
Box, 1989), o del francés Louis Malle, con Atlantic City
(1979), entre otros.

La evolución moderna de los géneros
Los géneros también sufren una revisión, con temáticas
más oscuras, personajes que rompen la barrera de los
arquetipos, progresivas mezclas entre géneros, visiones
nostálgicas y otras que pretenden romper las reglas del
periodo clásico.
Robert Altman, otro nuevo talento del periodo, es un
especialista en esta transgresión, que efectúa en el cine
bélico con MASH (1970), comedia disparatada sobre la
Segunda Guerra Mundial, el cine negro, con Un largo adiós
(The Long Goodbye, 1973), versión setentera de las claves
del noir clásico, o Los vividores (McCabe and Mrs. Miller,
1972), una suerte de western hippy.
En el campo del musical, Bob Fosse reinterpreta las claves
del género, tanto estéticas como temáticas, con su obra
maestra Cabaret (1972), o con Empieza el espectáculo (All
That Jazz, 1977), mientras que en este género se abren
otras posibilidades que apuntan a la posmodernidad, por la
combinación de géneros, y por la estética delirante, en
clave de videoclip, como The Rocky Horror Picture Show
(Jim Sharman, 1975).

La evolución moderna de
los géneros
El cine de terror también adquiere una visión más adulta, alejada de
la serie B, y con una mayor explicitud de la violencia, la sangre y el
efectismo psicológico, con obras como La noche de los muertos
vivientes (The Night of the Living Dead, George A. Romero, 1968),
La semilla del diablo (Polanski), El exorcista (Friedkin) o Carrie
(Brian De Palma, 1976).
La comedia sufre también una revolución, incorporando
preocupaciones sociales de la época, o reflexiones intelectuales y
generacionales, como en el cine de Woody Allen, aunque haya
espacio para revisiones nostálgicas de la Screwball Comedy, como
en ¿Qué me pasa, doctor? (What’s Up, Doc? 1972) y para el
surgimiento de la parodia como género en si mismo, con Mel
Brooks, que alcanza su cota cumbre en El jovencito Frankenstein
(Young Frankenstein, 1975).
También surge un thriller sociopolítico, representado, por ejemplo,
por Sidney Lumet, con obras como Serpico (1973) o Tarde de perros
(Dog Day Afternoon, 1975), que incorporan la visión de colectivos
nuevos u olvidados, o críticos discursos contra el sistema, y o films
que indagan en la corrupción política, al calor del caso Watergate,
Alan J. Pakula, como Todos los hombres del presidente (All the
President’s Men, 1975).

Fragmento de Cabaret
(Bob Fosse, 1972)

Un nuevo Star-System
Los años 70 alumbran también un
nuevo panorama de actores y
actrices, muchos de los cuales
siguen hoy en activo, con modelos
de interpretación diferentes, la
mayoría fruto de su paso por el
Actor’s Studio, que aportan nuevas
tipologías de personajes y de tipos
psicológicos.
Entre las nuevas estrellas destacan
Al Pacino, Robert De Niro, Jack
Nicholson, Dustin Hoffman, Meryl
Streep, Faye Dunaway, Jane Fonda,
Diane Keaton, Clint Eastwood,
Woody Allen, Robert Redford o
Barbra Streisand, entre otros
muchos.

Woody Allen (1935)
Cómico neoyorquino, director, guionista, actor y autor teatral, que se convierte
en el gran referente de la comedia americana del último tercio del siglo XX.
Allen se confunde con su propio personaje, e incorpora un tipo de universo
intelectual, lleno de obsesiones intimistas y existenciales, en una combinación
de humor absurdo –sobre todo en sus primeros films, como Toma el dinero y
corre (Take the Money and Run, 1969)- heredado de los hermanos Marx, con
una progresiva construcción compleja de relatos entrecortados, corales,
melancólicos y adultos, que beben de las influencias europeas (Bergman,
Fellini, la nouvelle vague).
Tras varios títulos más centrados en el gag, Allen logra el clímax de su estilo en
Annie Hall (1977) y Manhattan (1979), obras maestras que combinan
estructuras narrativas complejas, humor, crítica social y subjetividad.

Woody Allen
A lo largo de los ochenta, además de títulos en los que
homenajea de forma explícita a Bergman y a Fellini,
combinando dramas y comedias, encadena una serie de
títulos magistrales: Zelig (1983), Broadway Danny Rose
(1984), La Rosa Púrpura de El Cairo (The Purple Rose of
Cairo, 1985), Hannah y sus hermanas (Hannah and Her
Sisters, 1986), Días de radio (Radio Days, 1987) o Delitos y
faltas (Crimes and Misdemeanors, 1989). Cada film es una
brillante apuesta, conservando un mismo tono y unos
mismos temas, por una investigación en las estructuras
narrativas.
En los noventa continúa en la misma senda con algunas
obras importantes como (Misterioso asesinato en
Manhattan (Manhattan Murder Mystery, 1993) o
Desmontando a Harry (Deconstructing Harry, 1997),
aunque progresivamente entra en un cierto agotamiento
de la fórmula, ya en el siglo XXI, con títulos muy similares,
siempre interesantes pero menores.

Clint Eastwood (1930)
Eastwood se convierte en una estrella por sus papeles en los
spaghetti westerns de Sergio Leone en Europa, consolidándose
luego como actor en Hollywood con grandes éxitos como Harry
el sucio (Dirty Harry, Don Siegel, 1971), modelo del policiaco de
los setenta.
Su amplia carrera como director, a menudo en films que él mismo
protagoniza, se inicia en 1971 y durante los setenta se centra
sobre todo en la revisión del western, combinando ecos del
spaghetti y de la versión crepuscular del género, en títulos como
El fuera de la ley (The Outlaw Josey Wales, 1976)
Su cumbre y su madurez creativa llegan en los años noventa
donde encadena varias obras maestras en diversos géneros,
como Sin perdón (Unforgiven, 1992), canto del cisne del género
del oeste, obra plenamente moderna, sin evitar referencias
clásicas, Un mundo perfecto (A Perfect World, 1993) y Los
puentes de Madison (The Bridges of Madison County, 1995).

Clint Eastwood
Eastwood es algo así como la excepción que confirma la
regla. Ajeno a la corriente postmoderna, ha continuado
combinando una mirada serena con ecos clásicos, en una
especie de modernidad evolucionada fuera de época,
aunque puntualmente en su cine pueda ejercer
reflexiones en torno a algunos postulados posmodernos,
como la mezcla de ficción y realidad. Su otro periodo de
esplendor, ya tardío se ubica a comienzos del siglo XXI,
con obras como Mystic River (2003), Million Dollar Baby
(2004) o Gran Torino (2009).
En los últimos años, ha dedicado varios films a la reflexión
sobre el heroísmo, la realidad y la ficción, con películas
como El francotirador (American Sniper, 2016) o Richard
Jewell (2019), y ha vuelto a ponerse delante de la cámara
en Mula (The Mule, 2018).

La transición hacia la
posmodernidad
Desde finales de los 70 y durante los 80 las
propuestas de la modernidad van agotándose, y se
va iniciando progresivamente el paso a la
posmodernidad, un periodo transitorio similar al del
manierismo en el periodo clásico.
El contexto cambia. Existe un desencanto social al
final de los 70 y se inicia el triunfo del
neoliberalismo.
Comienzo del predominio de las formas, hedonismo
e individualidad.
Alejamiento de la realidad: La época dorada de la
ciencia ficción.
La consolidación de la época del videoclip y
paulatina mezcla de estéticas y narrativas

Star Wars y la ciencia- ficción.
El estreno de La guerra de las galaxias (Star Wars,
George Lucas, 1977) supone un punto de inflexión
en el cine norteamericano. Su inesperado y enorme
éxito que trasciende el propio hecho
cinematográfico modifica el paradigma del periodo.
Las fórmulas de combinación de cine de autor y
comercial desaparecen tras varios fracasos, y el
panorama se llena de propuestas de ciencia-ficción,
como los éxitos de Steven Spielberg, Superman
(1978) y sus secuelas, etc. Es el inicio de otro
periodo, y también el de un cine más alejado de la
realidad, de carácter fantástico, familiar y
prototípico, se desarrolla también el modelo de
franquicia.

Steven Spielberg (1946)
Spielberg, realizador de televisión, llama la atención con su telefilm El diablo
sobre ruedas (Duel, 1971), y a partir de entonces se convierte progresivamente, a
partir de sus enormes éxitos del final de la década, en uno de los directores más
populares y más característicos del cine americano.
Logra un impresionante éxito de taquilla con el excelente film de suspense
Tiburón (Jaws, 1975) que fue el gran precursor de los blockbusters veraniegos,
derivando en diversas secuelas, con su película sobre los ovnis, optimista y
visualmente espectacular, Encuentros en la tercera fase (Close Encounters of the
Thirk Kind, 1977), renueva el género de la ciencia-ficción, y sabre la vía para un
nuevo modelo industrial que imperará durante los años ochenta.
Spielberg se convertirá en el rey de la taquilla en este periodo, como director o
como productor de otros directores. Es la época de En busca del arca perdida
(Raiders of the Lost Ark, Steven Spielberg, 1981), primer film de Indiana Jones y
sus secuelas, E.T., el extraterrestre (E.T., Steven Spielberg, 1982).
A mediados de los ochenta, Spielberg comienza a alternar films comerciales de
ciencia-ficción con apuestas de prestigio, tratando desde una óptica épica
grandes temas, de ese modo alternará paulatinamente títulos como La lista de
Schindler (Schindler’s List, 1993) con Parque Jurásico (Jurassic Park) en un mismo
año, o Salvar al soldado Ryan (Saving Private Ryan, 1998) con títulos como
Minority Report (2002).
Una figura clave de este periodo es el compositor John Williams, autor de la
mayor parte de las muy populares bandas sonoras de estos films, y también de
otros grandes éxitos de ciencia-ficción del periodo.

Fragmento de ET, el
extraterrestre (Steven
Spielberg, 1982)

Modelos transitorios
Dentro de esta época de transición se encuentran ejemplos
muy relevantes, que combinan elementos de modernidad y de
posmodernidad, como el film Blade Runner (1982) de un
cineasta formado en el mundo del videoclip, Ridley Scott, autor
también de Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979), que puede
considerarse un pionero de la posmodernidad, ya aplicada de
modo absoluto en sus éxitos posteriores como Thelma &
Louise (1991) o Gladiator (2000).
Un cineasta muy interesante en este sentido es BRIAN DE
PALMA que en su lógica formalista y barroca, mezclando
referencias y asumiendo riesgos estéticos, se convierte en el
cineasta puente entre las dos etapas, con títulos como El
fantasma del paraíso (The Phantom of Paradise, 1974), El
precio del poder (Scarface, 1983) o Doble cuerpo (Body
Double, 1984).

Fragmento de Blade
Runner (Ridley Scott,
1982)

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