Vanesa era una niña alegre pero no le gustaba cuidar el medio ambiente. Un día sus padres la regañaron por el desorden en su cuarto y la amenazaron con castigarla si no lo limpiaba. Más tarde, durante un viaje a la casa de su abuela, Vanesa se sintió culpable por el daño que causaba al medio ambiente. Cuando su abuela también le habló sobre la importancia de cuidar el planeta, Vanesa se enojó. Llorando junto a un río, escuchó la voz del agua que le explicó la