Eduardo era un niño con mucha imaginación que soñaba con un mundo perfecto sin basura ni contaminación. Al ver que la realidad era muy diferente, decidió recoger la basura él solo, pero se dio cuenta que era una tarea enorme. Le contó a su mamá, quien habló con sus amigas para concientizar a más personas. Poco a poco, con el esfuerzo de muchos, el mundo real comenzó a parecerse al mundo imaginado por Eduardo. Comprendió que aunque sea difícil, si todos trabajan juntos se pueden lograr grandes camb