Hipo no quería nadar porque pensaba que era aburrido, pero luego se da cuenta que los otros animales se divierten. Intenta jugar con los monos pero es demasiado pesado, y la casa del zorrillo es muy pequeña para él. Finalmente se lanza al agua y descubre que puede nadar, lo cual le encanta, y desde entonces pasa todo el día en la laguna jugando.