El documento habla sobre un duende travieso que le encantaba roer los pies de los niños mientras dormían. Una noche, María descubrió al duende royéndole los pies y le dio una piedra para que la royera en su lugar, rompiéndose los dientes. Aunque el duende ya no podía roer más, los niños deben seguir teniendo cuidado por si le vuelven a salir los dientes al duende.