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Centro Bíblico Verbo Divino
Padre Damián N30 -71 y Obispo Díaz de la Madrid
(Barrio Las Casas Altas) • Quito - Ecuador
Telf.: (02) 320-2406
E-mail: cursos@verbodivino-ecu.org; ventas@verbodivino-ecu.org
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Apdo.: 17-03-252
© Centro Bíblico Verbo Divino, Quito (Ecuador)
Ilustración: César Ayala Torres
Diseño y diagramación: Pop Design
Impresión: Nueva Imprenta Don Bosco
ISBN: 978-9978-979-47-1
TEMA 1
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C
uando una persona va a
una entrevista de traba-
jo, suele llevar su hoja de
vida donde pone sus datos per-
sonales, estudios y cursos reali-
zados y los talentos que pueden
servirle para ejercer la tarea a
la que aspira ser contratado. Si
logra el empleo empieza una se-
gunda etapa: mostrar quién es
en el día a día. Es un nivel más
profundo de conocimiento de la
persona.
Algo parecido ocurre en el es-
tudio bíblico. Al iniciar la lec-
tura y reflexión de un texto bí-
blico es necesario conocer pri-
mero los datos generales de
esa obra: quién la escribió,
dónde y cómo, para quién, cuál
era su objetivo. Si este primer
paso es satisfactorio, estudia-
remos la obra con agrado, nos
adentraremos en ella para co-
nocerla y hacerla parte de
nuestra vida.
En este primer tema reflexiona-
remos sobre los datos generales
del Evangelio de Juan.
La tradición de la Igle-
sia, desde el siglo III
afirma que el autor de
éste Evangelio fue el
apóstol Juan, discípu-
lo de Jesús, hermano
de Santiago, llamado
Boanerges (hijo del
trueno).
Sin embargo, hoy se afir-
ma casi unánimemente que
este texto no es obra de un solo
autor, sino que varias personas
participaron en su composición y
redacción, fue fruto de las refle-
xiones de una escuela o comuni-
dad, que pasó por varias etapas:
a. En un primer momento se for-
ma una comunidad donde
Juan fue su líder espiritual,
con ella compartió sus expe-
riencias de vida con el Maestro.
b. A la muerte de Juan, algunos
de sus discípulos recogieron
sus enseñanzas para que no
se pierdan, pero las fueron
releyendo desde las nuevas
situaciones que estaba vi-
viendo.
c. En un tercer momento se pu-
so por escrito todo: la ense-
ñanza de Juan y las relectu-
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1. ¿Quién es el autor ?
ras hechas. A este conjunto es
lo que se conoce hoy como el
Evangelio de Juan.
Lo importante no es conocer
quien fue el autor de la obra, si-
no reconocer que, una comuni-
dad inspirada por el Espíritu
Santo, recogió estas experiencias
y las puso por escrito para que
hoy, nosotros, podamos ampliar
nuestra experiencia de fe en Je-
sucristo, el Señor.
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Leamos Jn 20,30-31. Este texto
dice que Jesucristo hizo muchas
más signos, en presencia de sus
discípulos, de los que fueron con-
signados en el Evangelio. Pero
que aquellos que fueron escritos
tenían un propósito claro: fueron
“escritos para que ustedes crean
que Jesús es el Mesías, el Hijo de
Dios; y para que, creyendo, ten-
gan en él vida eterna” (Jn 20,31).
Los signos y palabras que Juan
recoge de las enseñanzas de Je-
sús, fueron escritos para dejar
asentado que el mismo Jesús que
había muerto en la cruz era el
Hijo de Dios, el Heredero que es-
taba con el Padre desde el inicio
(Jn 1,1). Por eso, la promesa, pa-
ra todos los que, libremente,
creen en Él, es que serán partici-
pes de la Vida en abundancia
que Jesucristo vino a traer a la
tierra.
2. ¿Por qué se escribió el Evangelio de Juan?
3. ¿Cuál es la comunidad destinataria?
Podemos resaltar algunas carac-
terísticas:
• Estaba formada por grupos di-
versos, con sus propias cultu-
ras y tradiciones religiosas
(judíos, griegos, samaritanos,
etc.), pero en común, profesa-
ban su fe en Jesucristo.
• Vivían bajo la dominación y
persecución, tanto del imperio
romano como de las autorida-
des religiosas judías. Esta ex-
Podemos concluir diciendo que la
finalidad de este Evangelio es
buscar la integración de la fe y de
la vida, a partir de algunas seña-
les concretas de amor al prójimo.
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EL
EVANGELIO
DE JUAN
El Evangelio de Juan puede ser
organizado en cuatro partes:
- El Prólogo (1,1-18).
- El Libro de los Signos y Pala-
bras (1,19-12,50).
- El Libro de la Gloria
(13,1-20,31).
- Epílogo (21).
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periencia fue tan dura que las
hizo pasar por crisis de fe y
desunión entre ellos.
• Vivían en la periferia de las
grandes ciudades. Al no tener
ningún tipo de poder, eran mar-
ginadas y excluidas del sistema.
• Intentaban resistir ante la
marginación y persecución, pe-
ro no crecían, eran minoría con
relación a otras experiencias
religiosas que se vivían en el
imperio, puesto que no era muy
atractivo pertenecer a ellas.
• Pese a las diferencias, eran co-
munidades que estaban bajo el
liderazgo del Discípulo Amado
(Jn 13,23-26; 21,20-24).
4. ¿Cuál es el esquema del Evangelio de Juan?
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Las claves de lectura son llaves
que abren una puerta y nos deja
pasar al interior, en este caso del
Evangelio de Juan. Tengamos
presentes las siguientes cinco
claves de lectura:
a. El Prólogo
Es la puerta de entrada al
Evangelio. “En el principio”
(Jn 1,1) es una invitación a
descubrir la presencia de Je-
sucristo en los inicios de la
historia del mundo y de su
pueblo, y esa es su mayor au-
toridad para predicar. Otra
frase clave es: “Y el Verbo se
hizo carne y habitó entre noso-
tros” (Jn 1,14), que nos revela
que Jesús es la presencia viva
del Padre que, libre y sobera-
namente, decidió encarnarse
en nuestra historia para com-
partir nuestra humanidad y
mostrarnos el camino para
llegar a Dios Padre. ¡La Pala-
bra da vida!
b. Los símbolos
Debemos poner especial cui-
dado a las figuras simbólicas
que aparecen en el Libro, por-
que significan mucho a la ho-
ra de leer e interpretar el
5. ¿Cuáles son las claves de lectura para
acercarse al Cuarto Evangelio?
Evangelio. Los símbolos pue-
den ser clasificados en grupos,
entre los que se destacan:
- Los personajes: La samarita-
na representa la apertura
universal del mensaje de sal-
vación (Jn 4); el ciego de naci-
miento representa a la comu-
nidad (Jn 9), etc.
- Los números: El paralítico
que lleva 38 años en ese esta-
do (Jn 5,1-78) hace referencia
a Dt 2,74, donde se sostiene
que ese número es imperfecto,
es decir que su parálisis no es
un mal total, sino que puede
ser curado, como efectivamen-
te lo hace Jesús.
- Las circunstancias: Los cinco
maridos de la samaritana (Jn
4,1-4) se refiere a cinco dioses
extranjeros que habían domi-
nado la tierra de los samarita-
nos (2 Re 17, 24-41).
c. Las señales
Los siete signos, señales o mi-
lagros que relata el Cuarto
Evangelio, quieren expresar
la totalidad del proyecto salví-
fico, revelado y manifestado
por Dios, a través de Jesús.
Cada señal revela una dimen-
e. “Yo soy”
Jesús, se presenta a sí mismo
usando el mismo nombre sa-
grado de Yahvé: “Yo soy”. Esto
es revolucionario, porque es
darle la majestad divina que
los judíos sólo daban al Crea-
dor. Para la comunidad, Jesús
es “Dios con nosotros”, por eso
Él tiene la autoridad de decir
“Yo soy”, el Pan de la vida
(Jn 6,48), la Luz del mundo
(Jn 9,5), la Puerta (Jn 10,7), el
Buen Pastor (Jn 10,14-15), la
Resurrec-ción (Jn 11,25), el
Camino, la Verdad y la Vida
(Jn 14,6), la Vid verdadera
(Jn 15,1).
sión de la salvación, por ejem-
plo: las bodas de Caná, la ale-
gría de la salvación, la resu-
rrección de Lázaro, la vida
eterna, la multiplicación de
los panes, la satisfacción de
las necesidades básicas, etc.
d. La hora
Este es uno de los temas que
mas se desarrolla en el Evan-
gelio de Juan. La hora es el
momento en que Dios glorifi-
cará a su Hijo (Jn 12,23), para
que Él pueda dar su vida por
todos y todas (Jn 13,1). La ho-
ra de cumplir la voluntad de
Dios empieza en el capítulo
12; antes de eso, “la hora no
ha llegado” (Jn 2,4).
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PREGUNTAS
- ¿Qué te ha parecido lo más im-
portante de los datos genera-
les del Evangelio de Juan?
- ¿Cuál de las claves crees que
te puede ayudar en tu estudio
de este Evangelio?
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Con estas informaciones intro-
ductorias y con estas cinco claves
de lectura, podemos acercarnos
al Evangelio de Juan para leerlo
y profundizarlo con gusto. ¡Ani-
mo, hermanos y hermanas!
¡Juan encierra un gran tesoro
para nuestra fe y compromiso
cristiano.
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En este himno se repite constan-
temente la expresión: “la Pala-
bra” o “el Verbo”. De ella se dice
que existió desde el principio,
pues siempre ha estado junto a
Dios. ¡Él era la Palabra de Dios!
TEMA 2
Jn 1,1-18
V
amos a reflexionar el pri-
mer capítulo de este libro,
donde está la primera cla-
ve que nos abre la puerta para
conocer el Evangelio de Juan.
Los primeros 18 versículos del
Evangelio son un himno cristia-
no. Con él, la comunidad celebra-
ba y expresaba su fe en Jesús, el
Hijo de Dios, el “Yo Soy”. Este
himno es un resumen de los te-
mas que encontraremos más
adelante en el Evangelio, de allí
su importancia.
Abramos, pues, la puerta del
Evangelio de Juan para descu-
1. La Palabra de Dios (El Verbo)
brir cosas interesantes para
nuestra fe.
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Todo se hizo por ella y en ella en-
contramos la vida. La Palabra es
la luz que brilla en la oscuridad y
que ilumina a toda persona.
Cuando Juan nos habla de la “Pa-
labra” o el “Verbo”, se refiere a la
Sabiduría de Dios (Sab 8,6; Prov
8,22). La Sabiduría ha existido
siempre y fue la que asistió a Dios
en la creación del mundo (Gn 1,1-
26; Sal 33,6). Pero, la novedad
que presenta el Prólogo de Juan,
es declarar que esa Sabiduría de
Dios (la Palabra) se ha hecho car-
ne y ha venido al mundo en la
persona de Jesús. Él es la Luz, la
Vida, el Camino (Jn 1,9).
El texto dice que, a pesar del de-
seo de Dios de realizar cosas bue-
nas a favor de sus criaturas, la
Palabra fue rechazada por el
mundo y por su propio pueblo;
estaban tan ciegos que no descu-
brieron la Palabra hecha carne,
que habitaba entre nosotros. Sin
embargo, otros si lo vieron y lo
reconocieron en su gloria. A ellos
se les dio el privilegio de ser “hi-
jos de Dios, no por la carne, sino
porque Dios los ha engendrado”
(Jn 1,12-13)
A más de lo dicho, en este himno
encontramos otros temas impor-
tantes.
Esto se nos dice en los Jn 1,8-9.
Con esta declaración, Juan nos
invita a encontrar en Jesús la
guía y sentido para la vida, pues
Él nos ilumina el camino hacia la
salvación. Este será un tema que
aparecerá a lo largo de todo el
Evangelio de Juan.
2. Jesús es la Luz
y la Vida
Génesis 1,1 dice que “al principio
creó Dios el cielo y la tierra”;
Juan comienza proclamando que
3. La nueva creación
Juan Bautista, quien confirma
que Jesús es el Enviado de Dios.
Esto lo hace en varias ocasiones.
El evangelista Juan es un hombre
que experimenta profundamente
la presencia de Dios en su vida,
por eso reconoce que Jesús:
a. Es el enviado por Dios
Juan Bautista se siente un
testigo que debe dar testimo-
nio de que Jesús es la Luz
(Jn 1,6-9). Su testimonio ser-
virá para que otros lo reconoz-
can como el Mesías y crean en
él (Jn 1,15).
b. Desde siempre está con el
Padre
Juan Bautista da testimonio
de Jesucristo, proclamando su
preexistencia, junto a Dios,
desde siempre. En otras pala-
bras, confiesa que el Verbo he-
cho carne en Jesús ha estado
presente en la historia de la
salvación desde los orígenes
del pueblo (v. 15), por eso este
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¿Alguna vez hemos dado testi-
monio sobre algún hecho o perso-
na? ¿Qué hemos dicho? Juan se
siente testigo de un aconteci-
miento de salvación y sobre ello
da testimonio, usando a diversos
personajes, como es el caso de
4. El Testimonio
“en el principio” de la creación ya
estaba la Palabra (el Verbo). Con
ello quiere confesar que con el
Verbo hecho carne, se inicia una
nueva creación, definitiva. Esta
nueva creación nos ofrece la ca-
pacidad de nacer de nuevo para
llegar a ser auténticos hijos de
Dios (Jn 3,3-9).
PREGUNTAS
- Al leer el Prólogo de Juan
1,1-18, ¿qué parte es la que
más te gusta y por qué?
- En la parroquia o familia, ¿có-
mo podemos dar testimonio de
Jesús?
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mundo es la herencia que Él
quiere salvar.
c. Su salvación es única
Juan Bautista tiene muy cla-
ra su misión: él no es el Me-
sías, ni Elías, ni el Profeta es-
perado (Jn 1,19-21), sino sólo
la voz que invita a ver los
errores cometidos para recti-
ficar el camino (Jn 1,23).
Juan Bautista trae un men-
saje con una fuerte voz que
resuena, buscando que el
pueblo despierte y se fije por
dónde camina.
d. Es el Cordero de Dios
Juan Bautista da testimonio
que Jesús es el Cordero de
Dios, el Hijo de Dios y que por
ello mismo, posee el Espíritu
de Dios. No son los fariseos, ni
los escribas los que revelan el
rostro de Dios, sino sólo Jesu-
cristo (Jn 1,29-34).
Por el testimonio de Juan
Bautista, muchos llegaron a
descubrir quién era Jesús y la
calidad única de su mensaje.
Muchos empiezan a seguirlo
para convivir con él y conocer
más a fondo el proyecto del
Reino de Dios (Jn 1,35-37).
¡Que riqueza hemos encontrado
en esta primera parte! Sobre
todo, sentir que Dios quiere tan-
to a los seres humanos, que deci-
de encarnarse para vivir en la
historia de su pueblo. Nuestra
tarea es reconocerlo y aceptarlo
como nuestro salvador.
TEMA 3
Jn 2-6
L
uego del Prólogo, encon-
tramos El Libro de los sig-
nos (Jn 1,19-12,50); se lla-
ma así porque relata la actividad
de Jesús, por medio de siete sig-
nos. Vamos a reflexionar sobre
estos siete signos y algunos diá-
logos o palabras de Jesús.
Los signos de Jesús
1. Las bodas de Caná (Jn 2,1-12).
2. La curación del hijo del oficial
(Jn 4,43-54).
3. La curación del paralítico
(Jn 5,1-18).
4. La multiplicación de los panes
(Jn 6,1-15).
5. Jesús caminan sobre el agua
(Jn 6,16-21).
6. La curación del ciego de naci-
miento (Jn 9,1-34).
7. La resurrección de Lázaro
(Jn 11,1-44).
Los diálogos de Jesús
• Con Nicodemo (Jn 3,1-15).
• Con la samaritana (Jn 4,1-42).
Con estos signos y diálogos, el
Evangelio de Juan quiere mos-
trar que todas las acciones de Je-
sucristo son revelación divina. Es
decir, Jesús actúa y habla para
mostrar a quienes le rodean que
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en su vida se manifiesta el poder
de Dios. Jesús es el Verbo de Dios
hecho carne.
Cada signo o señal que relata el
Evangelio de Juan tiene un tras-
fondo simbólico importante; no
hay que tomar la señal literal-
mente, sino analizarla, porque
en esa figura hay todo un mundo
de reflexiones que el Cuarto
Evangelio quiere comunicarnos.
Por ejemplo, cuando vemos hu-
mo es señal que hay fuego; de la
misma manera, cuando Juan ha-
bla de vino, panes, caminata so-
bre las aguas, etc. está tratando
de comunicarnos algo más de
fondo.
En este tema vamos a reflexio-
nar sobre los cuatro primeros
signos, y en el siguiente tema ve-
remos los otros tres signos, junto
con los diálogos de Jesús.
Leamos detenidamente cada texto,
subrayando aquellas palabras que
nos parezcan claves para entender
el relato. Sólo después de haber
hecho nuestro esfuerzo personal
por encontrar el sentido profundo
de las acciones de Jesús, pasemos
a leer el aporte que aquí damos.
• Tres días después (v. 1)
El capítulo uno nos habla de
los primeros cuatro días en los
que Jesús empezó su ministe-
rio público. Ahora nos dice que
pasaron otros tres días, lo que
suma siete días, es decir una
semana de actividad. Este es
un número simbólico. Juan
quiere hacer una comparación
con los siete días que le tomó a
Dios culminar la creación
(Gen 1,1-31). Para Juan, Je-
sús inicia una nueva creación,
Él vino para transformarlo to-
do: la vida, las relaciones so-
ciales, el servicio, la entrega.
1. Primer signo: Las bodas de Caná (Jn 2,1-11)
• La madre (v. 1)
Juan no pone el nombre de la
madre de Jesús, María, sino
que usa un término más signi-
ficativo; efectivamente al usar
la palabra “madre” para refe-
rirse a ella, lo hace para decir
que Jesús es su hijo, y que no-
sotros somos sus hijos e hijas.
Esta idea volverá con toda su
fuerza el momento de la cruci-
fixión, cuando la madre vuel-
va a aparecer como madre de
todos los creyentes (19,26-27).
• La boda (v. 2)
Es un hecho concreto, festivo,
de mucha significación en esa
época. La boda era la figura
más cercana a la relación de
Dios con su pueblo. Nos re-
cuerda la Alianza por la cual
Dios era el esposo de su pue-
blo, y como tal lo cuida.
• ¡No ha llegado mi hora! (v. 4)
Este versículo comienza con
la expresión “no tienen vino”.
Una fiesta sin vino es una
fiesta triste, que hace quedar
mal a los anfitriones. En el
tiempo de Jesús, el vino era
símbolo de la felicidad plena
que llegaría en el futuro. El
vino es signo de la presencia
del Mesías. La frase “¡no ha
llegado mi hora!” la ponemos
entre signos de admiración,
porque no hay que dudar que
esa felicidad es una realidad
que se cumplirá, pero que aún
no es claramente visible. Pe-
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ro, en Juan, la hora en que Je-
sús muestre su gloria está
cerca. Eso se vera a partir del
capítulo 12.
• “Hagan lo que él les diga”
(vv. 5-8)
En estos versículos se narra el
signo propiamente dicho: el
agua se transforma en vino,
es decir se pasa de la tristeza
a la alegría, de la ausencia del
Mesías a su presencia plena y
actuante. Cabe destacar que
el signo tiene una activa par-
ticipación y colaboración de
unos servidores que hacen “lo
que Él les dijo”, con lo cual ha-
cen posible la llegada de la
alegría… hacen que la fiesta
continúe.
• No sabían de donde había
salido (v. 9)
Esa es la gran pregunta del
mayordomo. Cabe destacar
que la expresión “¿de dónde?”
no sólo hace referencia tanto
al origen del vino, sino a una
inquietud más de fondo: ¿de
dónde viene Jesús?
• La señal, la gloria y la fe
(v. 11)
La transformación del agua
en vino, es señal de alegría
para los invitados a la boda;
pero, sobre todo es manifesta-
PREGUNTAS
- ¿Qué enseñanzas nos deja la
boda de Caná?
- ¿Qué nos impide descubrir el
verdadero rostro de Jesús?
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ción de la gloria de Jesús,
pues en Él se hace presente
Yahvé. ¡Quién ve a Jesús, ve
al Padre! A través de este pri-
mer signo, los seguidores de
Jesús empiezan a creer seria-
mente en el Mesías.
2. Segundo signo:
Jesús sana al hijo de un funcionario (Jn 4,46-53)
En el Cuarto Evangelio, Jesús se
mueve de un lado para otro: sale
de Samaria y continúa su viaje
hasta Galilea. En esas circuns-
tancias se encuentra con un fun-
cionario al servicio del imperio.
Veamos algunas palabras claves
de este relato:
• Un funcionario tiene a su
hijo enfermo (v. 46)
Tener un hijo enfermo es una
realidad más dolorosa que estar
uno mismo enfermo, pues el ser
amado sufre y no se puede ha-
cer nada por ayudarlo. El fun-
cionario se descubre como una
persona débil, limitada. Tener a
un hijo enfermo y no poder ha-
cer nada para sanarle, es descu-
brir el límite de la humanidad.
• Sale al encuentro de Jesús
(v. 47)
Desde su limitación, el funcio-
nario no encuentra mejor con-
suelo que salir a buscar ayu-
da. Y la encuentra en Jesús, a
doble sentido: por un lado, se
refiere al tiempo cronológico
en que se suscitó la señal (“la
una de la tarde”) pero, por
otro lado, es una forma de
destacar que se perfila “la ho-
ra de Jesús”, es decir el tiem-
po en que Él mostrará la ple-
na gloria del Padre, ya no por
medio de la nube (como el AT
- Ex 13,21), sino en la persona
y obra de su Hijo.
• Creyeron en Jesús (v. 53)
Los signos que realiza Jesús
no los hace para hacerse sen-
tir como milagrero o curan-
dero, sino para que, recono-
ciendo en Él la gloria de
Dios, crean, se conviertan y
se vuelvan trabajadores por
la vida.
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quien reconoce con poder para
curar a su hijo. Este es un ac-
to de plena confianza en la
ayuda que nos puede dar otra
persona. Aceptar esto no es fá-
cil para el ser humano.
• Jesús lo reprocha (v. 48)
El Maestro reclama al funcio-
nario, y con él a todas las per-
sonas, que sólo creen cuando
ven signos y señales. La fe de-
be ser algo que se experimen-
ta, sobre todo en las cosas co-
tidianas.
• “Ven pronto” (v. 49)
Al funcionario le urge que Je-
sús llegue a su casa, que se
encuentre cara a cara con su
hijo y que lo sane. Los cuestio-
namientos de Jesús son váli-
dos, pero en este momento
apremia la curación. Misterio-
samente Jesús le dice que su
hijo ya está curado. Para
quien tiene fe, la distancia no
es un obstáculo.
• “¿A qué hora comenzó la
mejoría?” (v. 52)
Juan pone esta pregunta en
labios del funcionario, con un
PREGUNTAS
• ¿Haz tenido momentos de do-
lor en que necesitaste de Dios?
• Si tuvieras que hacer un credo
de tu fe, ¿quién dirías que es
Jesucristo para ti?
La tercera de las señales hechas
por Jesús: la curación del paralíti-
co, viene acompañada de algunas
reflexiones respecto al valor reli-
gioso del día sábado (Jn 5,10-18).
En Jerusalén, la ciudad santa,
Jesús primero contempla la rea-
lidad que vive el pueblo en gene-
ral, luego se acerca a una perso-
na concreta y siente su sufri-
miento. Para curarlo le pide su
consentimiento, pues no es bue-
no intervenir en la vida de una
persona sin su permiso.
Jesús quiere que la persona se
levante de su postración, porque
el ser humano debe vivir su ple-
na dignidad. Para Jesús la per-
sona es lo primero y esencial. Por
eso, su curación está, incluso,
por encima de la ley (“aquel día
era sábado”- Jn 5,9b). Veamos
paso a paso el texto.
• Hay en Jerusalén, cerca de
la puerta llamada de las
ovejas, un estanque (v. 2)
Lo primero que aparece es la
ciudad, y con ello se constata
la situación en que se encuen-
tra el pueblo: vive dentro de
ella, muchos están caídos,
frustrados, postrados, tal co-
mo viven muchos hermanos/as
en las grandes ciudades, hoy.
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3. Tercer signo: la curación del paralítico (Jn 5,1-18)
• Había muchos enfermos re-
costados en el suelo (v. 3)
Aunque se quiera mirar los
monumentos hermosos del
templo, la mirada siempre se
dirige a aquellos enfermos que
están clamando ayuda y com-
prensión. Jesús descubre a los
pobres entre los pobres: los co-
jos, los ciegos y los paralíticos.
• Jesús lo ve allí, tendido des-
de hace mucho tiempo (v. 6)
Dios siempre ha escuchado el
clamor de su pueblo (Ex 3,7).
sente. El paralítico es levan-
tado. Jesús le ha devuelto su
dignidad perdida.
Pero, para realizar este gesto
profundo de amor solidario,
Jesús ha tenido que pasar por
encima de las leyes, que man-
daban guardar el sábado co-
mo día de descanso (Neh
13,15-18; Is 56,2; 58,13). Je-
sús se ha metido en proble-
mas, pero eso no cuanta para
el Maestro, porque para Él, la
persona está por encima de
cualquier norma.
• Se dirigieron al que había
sido sanado (v. 10)
Los judíos sienten que Jesús
está desestabilizando aquello
que les ha dado seguridad
hasta hoy. Por eso empiezan a
cuestionarlo, para defender
su estilo de vida y de opresión.
¡Defienden sus intereses!
• “Hoy es sábado” (v. 10b)
Para los judíos, el sábado era
sagrado, no pueden entonces
permitir que nadie cambie esa
norma, porque puede llegar a
“irritar” a Yahvé.
• “¿Quién es ese hombre? (v. 12)
En este versículo aparece el
planteamiento: ¿Quién es Je-
sús? ¿Qué hace de especial?
¿Con qué autoridad desafía la
Jesús, su Hijo, ve lo que está
sucediendo con su pueblo,
pues le llega el clamor de
aquellos que sufren y no son
atendidos. Lo que llama la
atención es que fija su mirada
sólo en uno de ellos, aquel que
lleva 38 en la misma situación
de dolor.
• “¿Quieres quedar sano?” (v. 6)
Jesús se acerca, le pregunta,
pide permiso. Él no quiere
violentar a la persona. La
liberación debe hacerse pre-
sente, siempre y cuando haya
la aceptación conciente del ser
humano.
• “No tengo nadie que me
ayude” (v. 7)
El paralítico responde con un
reproche, “nadie se ha acerca-
do para ayudarme”, que es
tanto como afirmar: “si hubie-
se solidaridad yo no sufriría
tanto… ya habría llegado mí
curación”.
• “Levántate, toma tu cami-
lla y camina” (v. 8)
Jesús, no espera ninguna ex-
plicación más. Descubre que
la persona desea ardiente-
mente levantarse y ser libre.
Cuando el paralítico acepta a
Jesús, inmediatamente la ac-
ción liberadora se hace pre-
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Ley? ¿Por qué puede decirle al
hombre que se “levante”?
• Jesús se encontró con él en
el Templo (v. 14)
Aquí surge una nueva forma
de relación. Es el encuentro
de igual a igual. Los dos están
de pie. El Templo, ahora sí, es
lugar donde el hombre se en-
cuentra con Dios como Padre
e Hijo, con cercanía, confianza
y dignidad. Para que esto ocu-
rra ha debido realizarse todo
un proceso de conocimiento
mutuo. Ahora, el ex-paralíti-
co, ya puede dar razón de
4. Cuarto signo:
La multiplicación de los panes (Jn 6,1-15)
En el relato de cuarto signo, la
multiplicación de los panes, hay
una frase que queremos destacar
por lo mucho que revela de la mi-
sión del Hijo del Hombre: “Yo soy
el Pan de Vida” (Jn 6,35).
PREGUNTAS
• ¿Cuál es la novedad que trae
Jesús a los marginados de
hoy?
•¿Qué situaciones legales nos
tienen paralizados hoy?
quien lo ha levantado (v.16).
• “Mi Padre no cesa nunca
de trabajar” (v. 17)
La pregunta “¿Quién es ese
hombre...?” encuentra su ex-
plicación aquí. Todo lo que Je-
sús hace y la autoridad con la
que actúa, le vienen del Pa-
dre. Él no hace nada por su
cuenta; su misión es hacer la
voluntad del Padre, y la vo-
luntad del Padre es devolverle
a la persona su dignidad, aun-
que eso signifique enfrentarse
con las leyes que, en ocasio-
nes, son un obstáculo para la
realización humana.
• El signo
Ante el hambre de la gente,
Jesús no se queda indiferente,
se preocupa y busca solucio-
nes. La primera respuesta,
posiblemente la salida más fá-
Pensemos por un momento: ¿qué
significa para mí el pan, la papa,
la yuca o el mote de cada día?
¿Qué pasaría si un día nos falta-
ra el alimento en la mesa? ¿Có-
mo nos sentimos cuando no hay
trabajo que garantice el pan de
cada día?
En esta cuarta señal, Jesús se
compara con el alimento diario
que el Padre quiere dar a sus hi-
jos/as.
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cil era comprar panes y entre-
garlos a los hambrientos (v. 5);
la segunda respuesta, más
humana pero difícil de practi-
car, era compartir lo que cada
uno de ellos tenía.
La segunda propuesta fue im-
pulsada por Andrés, quien en-
cuentra a un muchacho (¿un
futuro catequista?) dispuesto
a compartir sus cinco panes y
dos peces que había llevado
para comer él solo. Cinco pa-
nes y dos pescados ¡son siete
pedazos de comida! El siete es
el número de la perfección, co-
mo los siete signos.
Jesús acepta esta generosi-
dad, tomando el alimento,
dando gracias a Dios y com-
partiéndolo entre todos. Con
ello, Jesús valora la acción del
joven y destaca el valor del
compartir.
Ante este hecho el pueblo lo
intuye como el profeta espe-
rado y anunciado por Moisés,
y lo quiere proclamar rey, pe-
ro Jesús huye y se va a la
montaña. No cae en la tenta-
ción del poder o del triunfo,
pues esa no era la enseñanza
que quería dejar, sino que
descubran que unidos podían
superar el hambre, el dolor, la
marginación.
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El gesto de la multiplicación
de los panes nos recuerda otro
prodigio realizado por Yahvé
en el desierto, cuando dio ma-
ná al pueblo para que este no
falleciera en su caminar (Éx
16,14; 16,31). De Igual forma,
ahora Jesús alimenta a su
pueblo, pero esta vez entra en
el corazón de la gente para que
entienda que en el compartir
está la clave de la unidad.
• “Yo Soy el Pan de Vida”
Al día siguiente de esta señal,
sus discípulos, que aún no sa-
lían del asombro por lo que
habían visto, se acercan a Je-
sús y le piden una aclaración.
Jesús les dice que no sólo de-
ben buscar el pan de cada día,
sino también el pan del cielo
(vv. 32-33). Los discípulos ex-
claman: “Señor, ¡danos siem-
pre de ese pan!” (v. 34) y Jesús
les contesta: “Yo soy el Pan de
vida” (v. 35).
Por otro lado, los judíos, que
no creen en Jesús, empiezan a
murmurar diciendo: “¿Cómo
este hijo de José y María pue-
de decir que ha bajado del cie-
lo?” Y no creían en Jesús. Re-
cordemos que también Moisés
sufrió murmuración por parte
del pueblo en circunstancias
similares.
Pero para el que crea, estas
palabras son el alimento que
fortalece en el caminar cre-
yente. Estamos convencidos
que Jesús es el Pan vivo baja-
do del cielo. Por eso, procla-
mamos que “El que come de
este pan vivirá para siempre”
(v. 51).
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TEMA 4
(Jn 6-12)
1. Quinto signo:
Jesús camina sobre las aguas (Jn 6, 16-21)
L
uego de la multiplicación
de los panes, los discípulos
subieron a una barca y
atravesaron el lago, pero era ya
de noche. De pronto el viento em-
pezó a mover la barca tan fuerte-
mente que parecía que se hundi-
ría; los discípulos se sintieron in-
PREGUNTAS
• En una sociedad como la
nuestra, ¿qué significa que
Jesús sea el Pan de vida?
• ¿Alguna vez hemos sentido
la ausencia de Jesús en
nuestra “barca”?
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seguros y con miedo, porque esta
vez Jesús no estaba con ellos. Pe-
ro sucedió algo sorprendente:
¡ven a Jesús caminar sobre las
aguas! En vez de tranquilizarse,
se asustan más, pues creen que
es un fantasma. Jesús rápida-
mente les dijo: “¡No tengan mie-
do, Soy Yo!”, entonces subió a la
barca y los llevó a tierra firme.
El evangelio de Juan tiene una
intención específica. Presentar-
nos a Jesús como Dios Encar-
nado. De allí se entiende el sig-
nificado del “Soy yo” (v.20). Es-
ta es la misma expresión que
usa Dios cuando se revela:
“Yahvé” = Yo Soy (Ex 3.14). Dios
está con nosotros, y si Él está
con nosotros ¿por qué debemos
tener miedo?
Tradicionalmente, la Iglesia se
ha comparado a sí misma con
una barca, y eso es bonito. Una
barca que surca los lagos y ma-
res en dirección al Reino, aunque
haya muchas tempestades.
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Pero, a veces, esta barca está na-
vegando sin su piloto principal,
Jesús, y por ello corre el peligro
de naufragar. En tu pequeña
barca-comunidad ¿está presente
Jesús?
2. Sexto signo:
La curación del ciego de nacimiento (Jn 9)
El sexto signo de Jesús en el
Evangelio de Juan, tiene mucha
relación con los capítulos 7 y 8.
Ellos Jesús se presenta como la
Luz, pero el pueblo judío no reco-
noce o rechaza esta Luz. Veamos
algunos detalles:
• No creen ni sus familiares
(Jn 7,5)
La familia de Jesús no cree en
Él y, más bien, lo presiona pa-
ra que siga dando pruebas ex-
traordinarias. Él contesta que
no lo hará, porque aún no es
su hora. Jesús no actúa por
caprichos de otros, sino por la
voluntad de su Padre.
• Los judíos lo rechazan por
no tener estudios (Jn 7,15)
Al llegar al templo, los judíos
se asombran y no lo aceptan,
porque su predicación no vie-
ne de una persona instruida.
¿Cuántas veces el catequista
es rechazado por ser una per-
sona sin títulos académicos?
• Pero, hay gente que cree en
Jesús (Jn 7,31-40)
La presencia de Jesús empie-
za a impactar. Hay gente que
sale de su ceguera espiritual y
cree en Él. Las autoridades se
asustan y buscan desalentar a
la gente, argumentando que
ninguna gente culta e intelec-
tual ha creído en ese hombre
(Jn 7,47). Más aún, empiezan
a maquinar fórmulas para
matarlo.
• “Yo soy la Luz del mundo”
Cuando todos han dado su
opinión sobre Jesús, Él mismo
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expresa: “Yo soy la Luz del
mundo; el que me sigue, no ca-
minará en la oscuridad”.
• Los que ven, son libres
(Jn 8,31-59)
De entre muchos, un grupo
pequeño ha creído en Jesús y
escucha sus palabras libera-
doras: “Si se mantienen en mí
palabra serán verdaderamen-
te mis discípulos y conocerán
la verdad. Y la verdad los ha-
rá libres”. Ser libres es una
aspiración profunda de toda
persona. Jesús nos quiere li-
bres de la familia, de los ami-
gos, de las autoridades, cuan-
do éstos quieren dominarnos
y alejarnos del camino de sal-
vación. La Libertad es opción
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PREGUNTAS
• ¿Cuáles crees que son las cau-
sas de la ceguera de muchos
que no reconocen a Jesús, ni lo
aceptan como Salvador?
• Y tú, como catequistas ¿quién
dices que es Jesús?
por llegar a ser uno mismo,
oyendo la voz de Dios en la
conciencia. Sólo seremos li-
bres si optando por la verdad
que trae Jesucristo.
En estos capítulos (Jn 7-8) vi-
mos que a la gente le costó ver
la Luz que es Jesús, y por lo
mismo no creen en Él, ahora,
en cambio, se pondrá a un cie-
go de nacimiento como el úni-
co capacitado para “ver” y cree
en Jesús, ¡que ironía! Veamos
algunos detalles:
• El ciego da testimonio en
medio de su gente (Jn 9,8-12)
La gente que conocía al ciego se
siente confundida: ¿Este es el
ciego que nosotros conocemos o
será otro? Se acercan al ciego y
le preguntan ¿Quién eres?
¿Quién te hizo el milagro?. Él
ciego enfáticamente contesta
que fue Jesús quien ha hecho
esto por él; ¡Él le ha vuelto a la
luz! Dar testimonio es el pri-
mer paso de una fe madura.
• El ciego defiende su fe ante
los fariseos (Jn 9,13-21)
Este hombre se vuelve un
adulto en la fe, gracias al cami-
no que ha seguido. Ahora está
listo para dar razón de su fe
frente a los fariseos. Ante la
pregunta sobre quién es Jesús,
él contesta que es un profeta.
Esta afirmación causará su ex-
pulsión de la sinagoga. Los que
están ciegos acusan al que aho-
ra ve más que ellos, porque dejó
de ser ciego. ¡Qué ironía!
• El ciego cree en Jesús
El ciego está avanzando en su
fe y cuando se reencuentra
con Jesús, lo acepta como su
Señor, como el Dueño de su vi-
da. Ahora vivirá para testimo-
niar el amor misericordioso de
Dios y su acción en su vida.
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Es decir, esta señal nos demues-
tra una gran contradicción: el
que es portador de la vida, está
amenazado de muerte. Pero es
una muerte que traerá más vida:
“si el grano de trigo no muere, no
puede dar fruto”. Adentrémonos
en algunos textos, para descu-
brir signos y palabras de vida.
La resurrección de Lázaro
• Ante la enfermedad de
Lázaro y la tardanza de
Jesús (vv. 1-7)
La pequeña familia formada
por los hermanos Marta, Ma-
ría y Lázaro, se ve conmovida
por la enfermedad de éste úl-
timo. Ellos buscan a Jesús, su
amigo de confianza, para que
les ayude. Le envían un men-
saje: “Señor, tu amigo esta en-
fermo, ven pronto”.
Jesús se entera de la situa-
ción, pero se toma su tiempo
antes de ir. Hasta tanto, Láza-
ro muere. ¿Por qué no regresa
pronto Jesús a ver a su ami-
go? Parece que la intención de
Juan es que Jesús deje que su
amigo muera y pasen tres
días antes de regresar, así, lo
que hará el Señor será motivo
para dar mayor gloria a Dios,
ahora los discípulos verán la
3. Séptimo signo: Jesús, Señor de la Vida (Jn 11-12)
Jesús dijo: “Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida”. En la resu-
rrección de su amigo Lázaro lo
demuestra de manera muy clara.
Este séptimo signo tiene dos ejes
que nos guían en la reflexión:
- la resurrección de Lázaro, de-
muestra que con Jesús, la vi-
da es más fuerte que la muer-
te y,
- con esta señal, se sella el des-
tino de Jesús: es condenado,
él mismo, a la muerte.
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salvación en su mayor esplen-
dor y crearán.
• El reproche: “Si hubieras
estado aquí” (vv. 21-22)
Cuando finalmente Jesús va
a visitar a la familia, recibe
de inmediato el reproche, de
parte de Marta, por su apa-
rente falta de solidaridad. Pe-
ro Jesús no se deja intimidar
por los reclamos. Él no se
mueve por el tiempo cronoló-
gico de las personas, sino por
la hora del Padre. Regresa
cuando cree que es el tiempo
correcto. La hora ha llegado y
Él se manifestará como el Se-
ñor de la Vida.
• La duda: ¿Podrá Jesús
volver a la vida a Lázaro?
(vv. 38-40)
En medio de los presentes
surgen muchas preguntas:
¿Podrá Jesús volver a la vida
a Lázaro, después de haber
pasado tres días de su muer-
te? Cuando se trata de poner
plena confianza en el Señor es
cuando se calibra la fe. Ante
la duda debe surgir límpida la
confianza.
• La fe en Jesús lleva a la vi-
da (vv. 41-44)
Jesús llora, se conmueve ante
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el amigo muerto, y pide fe a
todos los presentes, para que
vean el poder de Dios. Sólo
con la fe es posible devolver a
la vida a Lázaro. Para dar vi-
da, Jesús necesita de nuestra
colaboración, de nuestra aper-
tura y de nuestra fe. Entonces
veremos grandes prodigios.
La muerte de Jesús
• Si el grano de vida no mue-
re, no da su fruto (Jn 12)
Jesús va a Betania, a la casa
de sus amigos. Desea cenar
con la familia que antes había
sido bendecida con la resu-
rrección de Lázaro. Esta cena
es una comida de despedida.
Es el anticipo de su muerte.
Muerte y vida van de la mano.
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• En Jerusalén: “Hosanna!
¡Bendito el que viene en
nombre del Señor!”
Nuevamente aparece la con-
tradicción, Jesús está cerca de
su muerte, pero ésta es una
hora de glorificación. Aten-
ción, la glorificación no está
en las proclamaciones de júbi-
lo de la gente, sino en la liber-
tad y entereza con que Jesús
asume ser crucificado. Vale la
pena recordar que en el Evan-
gelio de Juan siempre se tra-
baja en un doble nivel: el nivel
del triunfo delante de la gente
y el nivel de la muerte, que le-
jos de ser dolor, es un anticipo
de la victoria definitiva de la
Vida sobre la muerte. El gra-
no de trigo tiene que morir pa-
ra ser semilla que dé nuevos
frutos.
• ¿Qué decidir frente a Je-
sús?
Ante los signos que muestran
a Jesús como la Luz y la Vida,
había que hacer una opción:
creer en Él o no creer en Él.
Unos se mantuvieron en su
ceguera, mientras otros creye-
ron en Él, aunque sea de for-
ma tibia, porque tenían miedo
de proclamarlo, de gritar que
Jesús es la Vida.
PREGUNTAS
• ¿Qué gestos de solidaridad y
de vida plena tenemos en
nuestra familia, barrio o pa-
rroquia?
• ¿Cómo debemos proclamar,
sin miedo, que Jesús es la Vi-
da Eterna?
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Jn 13-20
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esús sabía que había llegado
la hora de dejar este mundo
para reunirse con el Padre.
El amó a los suyos, y los amó
hasta el fin (Jn 13,1).
Estamos en la tercera parte del
Evangelio de Juan. Es el libro de
la Gloria, cuando Jesús se prepa-
ra para demostrar su amor pro-
fundo por sus amigos. Será una
sección donde hay un sabor a
despedida, de consejos y heren-
cias espirituales de parte de Je-
sús a sus amigos: “que todos sean
uno, como el Padre es en mí y yo
en Él”. Revisemos tres detalles
de lo que significó la despedida
de Jesús y sus discípulos/as.
1. Ante la despedida, un gesto de amor profundo
(Jn 13,1-20)
Cuando amamos a una persona y
tenemos que despedirnos de ella,
buscamos dejarle una foto o rea-
lizar un gesto con el cual nos
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recuerde. Algo parecido sintió
Jesús. Sabiendo que había llega-
do la hora de asumir la Pasión y
la muerte, quiso realizar un ges-
to de amor impactante, que sea
recordado como síntesis de su vi-
da entre nosotros. ¡Jesús lavó los
pies a sus discípulos! ¿Qué signi-
ficado tiene este gesto para que
sea tan admirable?
En aquella época, al llegar el
tiempo de la Pascua, todos los
judíos debían purificarse, es de-
cir “bañarse” para estar limpios
y dispuestos para celebrar su
fiesta grande. Aquí tiene sentido
el gesto de lavar los pies a sus
discípulos, ¡purificarse! Pero es-
ta tarea era asignada a los escla-
vos -en caso de que hubiese-, o lo
más común a la esposa, porque
era tarea indigna para los varo-
nes. ¡Jesús asume un rol muy
humilde, para dar ejemplo!
Jesús, al asumir este gesto, le da
un nuevo sentido a las relaciones
entre los hermanos y hermanas.
Al lavarles los pies a sus discípu-
los les señala el camino de las re-
laciones de hermandad en la co-
munidad: ser servidores unos de
otros. ¡Qué difícil tarea, pero que
importante para que el Reino sea
verdadera justicia!
2. En la despedida, promete al Espíritu Santo
(Jn 14-16)
Antes de su partida, de la trai-
ción de Judas y de Pedro, Jesús
previene a la comunidad sobre el
peligro de dispersarse y romper
las relaciones fraternas. Jesús,
atento a esta situación latente,
los alienta y los invita a mante-
nerse unidos en el amor. Para ello
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3. En la despedida, Jesús ora por su comunidad
(Jn 17,1-25)
Ante la proximidad de su pasión,
Jesús ora al Padre por los suyos.
Le pide que los proteja, que los
mantenga unidos (v. 11), que sus
discípulos participen también de
su alegría, que a pesar de todo los
problemas que se van a suscitar,
no dejen de estar alegres (v. 13).
Jesús pide a su Padre que defien-
da a los suyos del maligno, para
que no dejen de estar unidos a
Dios por medio de la Palabra. Je-
sús ora para que nuevas personas
también crean por medio del tes-
timonio de sus discípulos. Ora
por nosotros y por los otros, ¡qué
importante es eso para nuestro
caminar de servicio, hoy!
Jesús se mantiene firme en su
convicción de amor por los her-
manos/as. Para eso vino a la tie-
les promete que no estarán solos,
ya que vendrá el Espíritu Conso-
lador para hacerles compañía en
el caminar evangelizador que de-
berán emprender (14,16). El Es-
píritu Santo les hará recordar las
enseñanzas de Jesús (14,25) y les
explicará todo lo que deben saber.
Más aún, el Espíritu Santo dará
testimonio de Jesús para que
ellos también puedan dar su tes-
timonio (15,26). El Espíritu les
dará claridad en esa aparente
confusión que vivirán, y les ayu-
dará a descubrir la profundidad
de la enseñanza de Jesús (16,10).
La fuerza del Espíritu Santo será
la que les ayude a mantenerse
unidos, a vivir como discípulos y
hermanos y hermanas. Ese mis-
mo Espíritu es quien nos puede
ayudar a mantener hoy nuestra
unidad y amistad en servicio de
la construcción del Reino de Dios.
PREGUNTAS
• ¿Conoces la experiencia de al-
guien que se haya despedido?
¿Cómo la viviste?
• Jesús realizó gestos de amor,
atendiendo y orando por sus
discípulos, ¿qué hacemos no-
sotros por nuestros niños y jó-
venes de la catequesis?
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4. Las tinieblas no reconocen a la luz (Jn 18-19)
En los capítulos 18 al 20, Juan
nos presenta el desenlace de la vi-
da de Jesús: será encarcelado, en-
juiciado, condenado y crucificado.
Pero surgirá algo nuevo e inespe-
rado. Él resucitará de entre los
muertos. Para contarnos este de-
senlace, el evangelista Juan se
vale de símbolos que son opuestos
entre sí: luz y tinieblas, dentro y
fuera, estar en el mundo y no ser
del mundo. Además usa algunas
palabras con doble intención, ¡hay
que estar atentos a descubrir esos
símbolos en nuestra lectura!
A lo largo de todo el evangelio,
Juan trabaja esta oposición. La
luz es Jesús, pero no es aceptado
por las autoridades judías, ni por
el mundo; más aún, es rechazado
por ellos. Por eso, Juan se refiere
rra. Esta imagen casi no aparece
en los evangelios sinópticos. Este
es Jesús, el Hijo de Dios encarna-
do, el que es Uno con su Padre, el
que conoce cuando llegará su ho-
ra. El que sabe que debe ser cru-
cificado y muerto, como el mayor
acto de amor de Dios para su
pueblo ¡No hay amor más grande
que dar la vida por los amigos!
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cesitan de la aprobación ro-
mana. La manera de acusarlo
ante el procurador Poncio Pi-
lato es sostener que Jesús es-
tá contra del imperio, por lo
que se hace llamar rey de los
judíos. Ayer como hoy, esta es
una forma vil de eliminar a la
gente comprometida con el
pueblo.
Jesús, ante Pilatos, no niega
esa acusación, porque ¡Él es
Rey, pero no de este mundo!
Su estilo de majestad es dis-
tinto al estilo del emperador o
de los reyezuelos como Pilatos
o Herodes, que oprimen y do-
minan al pueblo. Su reinado
es de amor y justicia, que bus-
ca siempre el bien, especial-
mente de los débiles. ¡Qué di-
ferencia! Sin embargo, las au-
toridades judías consiguen
manipular a la multitud y Pi-
latos, temeroso de una rebe-
lión o de perder el favor del
emperador, ordena la crucifi-
xión de Jesús.
c. La Cruz, ¿humillación o
glorificación? (Jn 19,17-37)
Para Juan, la cruz no es una
humillación, sino un gesto de
amor por la humanidad, espe-
cialmente los pecadores. Por
medio de la cruz Dios glorifica
a su Hijo Jesucristo. Sí, lo glo-
a ellos como los hijos de las tinie-
blas. Hasta llegar a los capítulos
finales se mantiene esta relación
de oposición: uno escoge estar
con luz o con las tinieblas.
a. Lucha entre la luz y las ti-
nieblas (Jn 18)
Quienes no aceptaron a Jesús
ahora aparecen en la noche,
es decir usan la oscuridad pa-
ra capturarlo. Judas está a la
cabeza del grupo (18,1-11),
luego se suman Anás y Caifás,
que durante la noche lo juz-
gan (18,12-27). Pese a la oscu-
ridad, Jesús no huye, sino que
asume la situación con de-
cisión, dando la cara, tanto en
la captura como en el interro-
gatorio. Allí muestra su ma-
jestad: “a mi nadie me quita
la vida, yo la entrego”.
b. Un rey frente a otro rey
(Jn 19,1-16)
Los judíos quieren la muerte
de Jesús a toda costa, pero ne-
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rifica y le da la victoria sobre
sus asesinos. Es la gloria, por-
que con ese gesto Jesús mues-
tra cuanto nos amó y nos ama.
Es capaz de dar la vida por
sus amigos.
¡Ah! en la gloria de Jesús -su
cruz- sólo le acompañan su
madre y el discípulo amado.
Una victoria en soledad.
5. La luz vence a las tinieblas.
¡La Resurrección! (Jn 20-21)
La resurrección es una experien-
cia única, que está más allá de
nuestro entendimiento. Expe-
riencia en la cual Jesús es el pro-
tagonista, Él es quien se deja
ver. Y como es algo nuevo, que no
se lo puede captar con los senti-
dos, Jesús se manifiesta vivo a
través de gestos, por ejemplo: en
su palabra y voz a María Magda-
lena (Jn 20-14). Veamos la se-
cuencia que nos cuenta Juan.
a. El sepulcro vacío: ¿señal de
resurrección? (Jn 20,1-9)
María Magdalena, todavía
dolida por el acontecimiento
de la cruz, quiere consolarse
un poco visitando la tumba
de su amigo. Pero sucede al-
go insólito. El sepulcro está
vacío y ella corre a comuni-
cárselo a Pedro y al discípu-
lo a quien Jesús más amaba.
Ambos corrieron al sepulcro.
Llegó primero el Discípulo
Amado y luego llegó Pedro.
Esta es un bonito símbolo de
la relación entre lo joven y lo
viejo, entre el carisma y la
experiencia, María corre a
anunciar a sus amigos: “he
visto al Señor”.
c. Apariciones a los discípu-
los (Jn 20,29ss)
Varios discípulos aún estaban
incrédulos, no creían en las
palabras de las mujeres. Je-
sús tuvo que dejarse ver para
que creyeran en Él. Más aún,
a Tomás le indicó sus manos y
las heridas para que creyese.
Todas estas apariciones tienen
un propósito: sacudir a sus
discípulos e invitarles a que
continúen con la misión de ser
pescadores de hombres, que se
expresa en la pesca fallida en
ausencia de Jesús, y en la pes-
ca abundante, hasta llenar la
red, en presencia de Jesús.
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institución. Uno llega antes,
el otro después, pero ambos
llegan, y ambos ven y creen.
Ahora empezaron a com-
prender muchas cosas que
Jesús les había dicho.
b. María Magdalena, la pri-
mera en experimentar la
resurrección (Jn 20,10-18)
Jesús está vivo ayer como
hoy. Y se manifiesta primero
a una mujer: María Magdale-
na. Ella no lo reconoce por su
figura sino por la voz, cuando
él le dice ¡María! Hay tantos
amigos y hermanos a quienes
les reconocemos por la voz,
por llamarla por el nombre:
“yo soy el Buen Pastor y co-
nozco a mis ovejas y a cada
una la llamo por su nombre”
(Jn 10,14-16). Luego de esta
PREGUNTAS
• Hoy ¿quiénes son portadores
de luz para el mundo? ¿Cómo
es esa luz?
• Hoy ¿quiénes provocan las ti-
nieblas que rechazan a Jesús?
¿Cómo son esas tinieblas?
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TEMA 6
El Evangelio de Juan valora y
reconoce el testimonio de las
mujeres como discípulas de
Jesús. Nos presenta una Igle-
sia donde las mujeres tienen
mucha relevancia y un lide-
razgo igual que el de los hom-
bres. Abramos el Evangelio de
Juan y veamos las mujeres
que encontramos.
• La samaritana (Jn 4,1-43)
“Muchos creyeron en Jesús por
el testimonio de la samaritana”
(Jn 4,39). En los diálogos con
Jesús encontramos a la sama-
ritana que dialoga con Jesús.
V
amos a reflexionar ahora
sobre algunos de los te-
mas más queridos por
Juan: las mujeres como discípu-
las de Jesús, los conflictos de la
comunidad y sobre el discípulo
amado de Jesús.
1. Las mujeres en el Cuarto Evangelio
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¿Quién es esta mujer? Según
Jn 4,18, ella es una mujer mar-
ginada por la sociedad de la
época por ser una pecadora pú-
blica (incluso va sola a coger
agua, cuando lo común era ir
en grupo de mujeres). También
es marginada por pertenecer a
un pueblo de paganos y herejes
(4,9). Nace en Samaria (4,7),
por lo tanto tiene una religión y
una cultura distinta a la judía.
Es elegida por Jesús como
portadora del mensaje de salva-
ción. Por su testimonio, muchos
samaritanos reconocen a Jesús
como el Mesías (4,29-30,39). La
samaritana, como portadora
del mensaje de salvación, rom-
pe con la mentalidad cerrada y
despectiva del judaísmo.
• Marta y María, hermanas
de Lázaro (Jn 11-12)
Juan nos cuenta que Jesús
amaba a María y a Marta,
hermanas de Lázaro (11,5).
Los tres forman la comunidad
de Betania. ¡Una comunidad
amada por Jesús!
En Jn 11,27 Marta realiza una
confesión importante de fe:
“Yo creo que tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios”. La confesión
de Marta es igual a la confe-
sión que hace Pedro en
Mt 16,16. La comunidad de Ma-
teo se construye sobre la con-
fesión de Pedro, la comunidad
de Juan se basa en la confesión
de fe de una mujer, Marta.
Juan dice que María de Beta-
nia unge los pies de Jesús y los
seca con sus cabellos (12,3).
Jesús realiza el mismo gesto pe-
ro con los discípulos (Jn 13,5).
Cuando ella lava los pies de
Jesús y éste los pies de sus
discípulos, dan muestra de
servicialidad. Jesús se con-
vierte en servidor de ellos.
Como Jesús, María se hace
servidora. Ella se convierte en
modelo de la comunidad. Los
discípulos deben ser servido-
res, como María y Jesús.
• María Magdalena, la
apóstol de los apóstoles
(Jn 20,10-18)
María Magdalena es la prime-
ra testigo de la resurrección
(Jn 20,1-18). Jesús la envía a
comunicar la buena noticia de
la resurrección a los discípulos:
“Anda, ve y di a mis her-
manos”. Es decir corre a anun-
ciar lo que Jesús le había dicho.
Ella es portadora de palabras
que iluminan y esclarecen el
acontecimiento de Jesús, es
decir su resurrección. Por eso
es considerada la apóstol de
los apóstoles.
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En el Evangelio de Juan el li-
derazgo no es exclusivo de los
hombres, este servicio es com-
partido también por mujeres.
Y eso es una novedad.
2. Los conflictos de la comunidad
Al reflexionar sobre el evangelio
de Juan, nos damos cuenta que
la comunidad tuvo varios con-
flictos. Son piedras que obstacu-
lizan la vida de la comunidad.
Veamos algunos conflictos que
vivió la comunidad.
• Conflicto con el “mundo”
La palabra “mundo” aparece
constantemente en el evange-
lio. ¿Qué entendía la comuni-
dad con esta palabra?... En
ocasiones, “mundo” es el siste-
ma social que se opone y
aborrece a Jesús (7,7); otras
veces significa las autoridades
religiosas (fariseos, saduceos,
escribas) que rechazan a Je-
sús; también se puede referir
al imperio romano, que toma
preso a Jesús (18, 3.12). Jesús
se enfrenta con Pilato, repre-
sentante del Imperio (19,12).
• El conflicto con los “judíos”
La palabra “judíos” aparece
más de setenta veces en el
Evangelio de Juan, para de-
signar a los fariseos como los
enemigos de Jesús y de la
comunidad. Son los que re-
chazan a Jesús (10,22-39).
Ellos deciden matarlo (11,45-
56) y también persiguen a los
seguidores de Jesús.
• Conflicto con judíos de fe
inmadura
Muchos judíos creyeron en
Jesús por los milagros que rea-
lizaba (2,23-25). Algunos de
ellos se hicieron discípulos
(6,60-66). La comunidad tuvo
conflictos con estos judíos por-
PREGUNTAS
•¿Qué conflictos tenemos en
nuestra parroquia, grupo o co-
munidad y cómo lo hemos re-
suelto?
•¿Qué características tiene la
participación de la mujer en la
Iglesia de hoy?
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que tenían una fe inmadura y
superficial; al final, abandonan
la comunidad. También hubo
judíos que creyeron en Jesús,
pero por miedo no lo confiesan
públicamente. Son personas
piadosas, generosas, que tie-
nen una devoción a Jesús, pero
esto no es suficiente. Es el caso
de Nicodemo (3,1-21) y de José
de Arimatea (19,38-42).
En el Evangelio de Juan en-
contramos muchos más con-
flictos; hemos señalado los que
nos parecen más interesantes.
3. El discípulo amado
En el evangelio de Juan apa-
rece un personaje misterioso
llamado “el discípulo amado
de Jesús” (13,23; 19,26; 20,2.8;
21,7). No sabemos el nombre
de este discípulo amado, pero
encontramos algunas caracte-
rísticas interesantes de él:
- Es confidente de Jesús en el
momento de desenmascarar a
Judas como traidor (13,23-26).
- Es solidario en el momento
más difícil que vivió Jesús, al
acompañarlo en la cruz (19,26).
- Al amanecer del día domingo,
cuando se entera que María
Magdalena no encontró el
cuerpo de Jesús (20,3-4), corre
junto a Pedro al lugar donde
lo habían sepultado.
- Es el primero en creer que era
Jesús vivo (20,8).
- Tiene la capacidad de discer-
nir la presencia de Jesús en-
tre la comunidad (21,7).
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b. El diálogo de Jesús con la
samaritana (Jn 4,1-42)
Este texto nos presentar una
manifestación progresiva de
Jesús, y de igual forma una
a nacer. Él se queda sólo en el
nivel físico y no descubre el
rostro de Dios en Jesús que
implica creer que la interven-
ción divina puede romper es-
quemas y miedos.
• Nacer del agua y del Espíritu
Jesús le explica a Nicodemo
que hay que nacer de Dios,
participar de él, permanecer
en él. Sólo una actitud de pro-
funda disponibilidad permite
al creyente empezar el proceso
de cambio en su vida, dejando
atrás la persona caduca y
aceptando el difícil reto de ser
persona nueva, en sentimien-
tos, acciones, convicciones…
4. Los diálogos de Jesús
a. El diálogo de Jesús con
Nicodemo (3,1-21)
Nacer del agua y del Espíritu
• Nicodemo visita a Jesús
por la noche (v. 1)
Este texto destaca que la visi-
ta es de noche, aprovechando
la oscuridad. Nicodemo es un
fariseo que cree en Jesús, pero
aún teme confesarlo abierta-
mente. Su visita es para pedir-
le a Jesús algunas aclaracio-
nes. Después del diálogo, Ni-
codemo pasará de la oscuridad
de la noche a la luz del día.
• “Rabbí” (v. 2)
Con esta expresión Nicodemo
reconoce a Jesús como un
Maestro especial que viene de
Dios; eso significa su total dis-
ponibilidad a escucharlo.
• “Nacer de nuevo” (v. 3)
Estas palabras son claves en el
diálogo, porque implican poner
la vida misma en actitud de
profunda conversión. Es entre-
garse por completo a la perso-
na de Jesús, el Dios encarnado
que trae una salvación.
• ¿Cómo puede ser eso? (v. 4)
Nicodemo no entiende cómo
un hombre viejo puede volver
• Jesús, un judío (v. 9)
Frente a la solicitud de Jesús,
la samaritana responde a la
defensiva: Jesús es judío, que
con el tiempo se había vuelto
enemigo de los samaritanos.
Al escuchar estas palabras,
Jesús le contesta a la mujer:
“Si tú conocieras quién te pide
de beber, tú le pedirías a él y él
te daría de esa agua viva”. Es-
ta respuesta sirve para cam-
biar el panorama. La mujer
pasa a otro estado de la rela-
ción: Jesús deja de ser “el ju-
dío” para ser tratado con más
respeto. Ahora es el “Señor”.
• Ella dijo: “Señor” (v. 11)
Ahora se pasa a otro nivel: la
mujer interroga a Jesús: “¿có-
mo puede ser que tú quieras
darme de beber, si no tienes
ningún recipiente?”. Es decir,
ella se mantiene en el plano
físico y concreto. Jesús se vale
de esta pregunta para avan-
zar en su autorevelación y de-
cirle que el agua que Él ofrece
calma la sed de una vez y pa-
ra siempre, por lo tanto es me-
jor agua que la que había da-
do el patriarca Jacob.
• “¿Acaso eres más que Ja-
cob?” (v. 12)
Poco a poco, la samaritana va
descubriendo quien es Jesús.
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aceptación progresiva por parte
de la mujer samaritana. ¿Quién
es Jesús de Nazaret? Sucede
como en el AT donde el pozo era
lugar de encuentro: entre Jacob
y Raquel (Gen 29, 9-10) o entre
Moisés y Séfora (Ex 2,16-21).
Ahora será ocasión de encuen-
tro entre Jesús y la samarita-
na para un diálogo de revela-
ción mutua.
La samaritana revela su inte-
rior a Jesús y Jesús revela su
interior a la samaritana. Des-
taquemos algunas frases del
texto.
• Jesús fatigado pide de be-
ber (v. 6)
En primera instancia, Jesús
se presenta como una persona
débil, cansada por la camina-
ta, que pide a la samaritana
que le ayude a saciar su sed.
Esta es una buena forma de
entablar diálogo: sin prepo-
tencia, ni prejuicios.
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Se pasa del respetuoso “señor”
al reconocimiento de que Je-
sús es alguien más importan-
te que los patriarcas.
• “Veo que eres profeta” (v. 19)
Jesús, luego de conversar con
la mujer le revela su pasado:
“haz tenido cinco maridos y el
actual tampoco es tu marido”
(v. 16-17), lo que le da confian-
za a la samaritana para con-
tarle parte de su vida interior:
Ahora se llega al nivel religio-
so de la relación: la mujer con-
fiesa que Jesús es un profeta.
• “Yo soy el Mesías” (v. 26)
El diálogo con la samaritana
finaliza cuando ella quiere sa-
ber dónde está el Mesías, a lo
que Jesús responde con énfa-
sis: “Yo soy el Cristo, el que es-
tá hablando contigo”. Y la mu-
jer se dedica a predicar a Je-
sús como el Cristo esperado.
El diálogo con la samaritana
tiene muchas otras facetas y
elementos que se pueden des-
tacar en un estudio más pro-
fundo. Esa es tarea de cada
uno de nuestros amigos/as.
Por esta vez hemos querido
centramos en la intención bá-
sica que persigue el Cuarto
Evangelio: destacar la progre-
siva revelación de la natura-
leza divina de Jesús y la pro-
gresiva comprensión y acep-
tación por parte de los seres
humanos.: ‘judío”, “Señor”,
“más que Jacob”, “profeta” y
“Mesías”.
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lo largo de este folleto he-
mos recorrido el evangelio
de Juan. Descubrimos el
mensaje central, temas impor-
tantes y preferidos de Juan. Aho-
ra, al final haremos un repaso de
todo lo visto. Es una síntesis pa-
ra recordar y utilizar en nuestro
trabajo.
Tema 1: El Evangelio de Juan
1. Autor
2. Objetivo
3. Comunidad
El Evangelio
es fruto de las
reflexiones de la
comunidad.
Son recogidas y
escritas por una per-
sona.
El Evangelio
fue escrito para
despertar la fe
en Jesús y
reconocerlo como
el Mesías.
Es una
comunidad formada
por distintos grupos
que tiene su propia
cultura y tradiciones.
Viven en la
confesión de fe
de una mujer.
SÍNTESIS
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4. Esquema del libro
5. Claves de lectura
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EL
EVANGELIO
DE JUAN
El autor organiza de la siguiente manera su evangelio:
1. El prólogo: pistas para
descu-
brir la presencia de Dios en
la
historia
del pueblo.
2
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3. Los siete signos son: re-
velación y manifestación
del Proyecto de Dios.
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D
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5. La
frase:
“Yo
Soy”,
es la
actuación
libe-
radora
de Dios.
CLAVES
DE LA
LECTURA
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Tema 2: Los temas del prólogo
Temas 3 y 4: El libro de los signos
1. La Palabra
El Prólogo
2. La Nueva
Creación
4. El
Testimonio
de Juan
Bautista
3. Jesús:
Luz y vida
1ª señal:
La Boda de Caná (2,1-12)
2ª señal:
Jesús cura al hijo de un Fun-
cionario del rey (4,35-53)
3ª señal:
La curación del paralítico
(5,1-9)
4ª señal:
La multiplicación de los
panes (6,1-15)
5ª señal:
Jesús camina sobre las
aguas (6,16-21)
6ª señal:
La curación del ciego de
nacimiento (9,1-12)
7ª señal:
La resurrección de Láza-
ro (11,1-44)
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PREGUNTAS
•¿Qué temas del evangelio de
Juan te gustó más?
Tema 5: El libro de la Gloria
Tema 6: Los temas queridos por Juan
MUJERES
Primeras
testigos de la
resurrección
Discípulas
Misioneras
Servidoras
Reconocen a
Jesús como el
Mesías
CONFLICTOS
Con los dis-
cípulos de
Juan Bautista
Con el mundo
Con los
cristianos de fe
inmadura
Con los Judíos
EL DISCÍPULO
AMADO ES
El primero
en creer Confidente
Solidario Capaz de
reconocer al
Resucitado
1. Discurso de despedida
de Jesús (13,1-17,25)
2. La promesa del Espíritu
Santo (14,1-17.25-26;15,
26-27;16,5-15)
3. Pasión y muerte de Je-
sús (18,1-19,49)
4. La resurrección de Je-
sús (20,1-9)
5. Las manifestaciones
del Resucitado
(20,10-29;21,1-24)
6. Los temas queridos
por Juan

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El Evangelio de Juan para leer por jóvenes

  • 1. E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o 4 4
  • 2. Centro Bíblico Verbo Divino Padre Damián N30 -71 y Obispo Díaz de la Madrid (Barrio Las Casas Altas) • Quito - Ecuador Telf.: (02) 320-2406 E-mail: cursos@verbodivino-ecu.org; ventas@verbodivino-ecu.org http: // www.verbodivino-ecu.org Apdo.: 17-03-252 © Centro Bíblico Verbo Divino, Quito (Ecuador) Ilustración: César Ayala Torres Diseño y diagramación: Pop Design Impresión: Nueva Imprenta Don Bosco ISBN: 978-9978-979-47-1
  • 3. TEMA 1 3 3 C uando una persona va a una entrevista de traba- jo, suele llevar su hoja de vida donde pone sus datos per- sonales, estudios y cursos reali- zados y los talentos que pueden servirle para ejercer la tarea a la que aspira ser contratado. Si logra el empleo empieza una se- gunda etapa: mostrar quién es en el día a día. Es un nivel más profundo de conocimiento de la persona. Algo parecido ocurre en el es- tudio bíblico. Al iniciar la lec- tura y reflexión de un texto bí- blico es necesario conocer pri- mero los datos generales de esa obra: quién la escribió, dónde y cómo, para quién, cuál era su objetivo. Si este primer paso es satisfactorio, estudia- remos la obra con agrado, nos adentraremos en ella para co- nocerla y hacerla parte de nuestra vida. En este primer tema reflexiona- remos sobre los datos generales del Evangelio de Juan.
  • 4. La tradición de la Igle- sia, desde el siglo III afirma que el autor de éste Evangelio fue el apóstol Juan, discípu- lo de Jesús, hermano de Santiago, llamado Boanerges (hijo del trueno). Sin embargo, hoy se afir- ma casi unánimemente que este texto no es obra de un solo autor, sino que varias personas participaron en su composición y redacción, fue fruto de las refle- xiones de una escuela o comuni- dad, que pasó por varias etapas: a. En un primer momento se for- ma una comunidad donde Juan fue su líder espiritual, con ella compartió sus expe- riencias de vida con el Maestro. b. A la muerte de Juan, algunos de sus discípulos recogieron sus enseñanzas para que no se pierdan, pero las fueron releyendo desde las nuevas situaciones que estaba vi- viendo. c. En un tercer momento se pu- so por escrito todo: la ense- ñanza de Juan y las relectu- 4 4 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o 1. ¿Quién es el autor ? ras hechas. A este conjunto es lo que se conoce hoy como el Evangelio de Juan. Lo importante no es conocer quien fue el autor de la obra, si- no reconocer que, una comuni- dad inspirada por el Espíritu Santo, recogió estas experiencias y las puso por escrito para que hoy, nosotros, podamos ampliar nuestra experiencia de fe en Je- sucristo, el Señor.
  • 5. 5 5 TEMA 1 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n Leamos Jn 20,30-31. Este texto dice que Jesucristo hizo muchas más signos, en presencia de sus discípulos, de los que fueron con- signados en el Evangelio. Pero que aquellos que fueron escritos tenían un propósito claro: fueron “escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, ten- gan en él vida eterna” (Jn 20,31). Los signos y palabras que Juan recoge de las enseñanzas de Je- sús, fueron escritos para dejar asentado que el mismo Jesús que había muerto en la cruz era el Hijo de Dios, el Heredero que es- taba con el Padre desde el inicio (Jn 1,1). Por eso, la promesa, pa- ra todos los que, libremente, creen en Él, es que serán partici- pes de la Vida en abundancia que Jesucristo vino a traer a la tierra. 2. ¿Por qué se escribió el Evangelio de Juan? 3. ¿Cuál es la comunidad destinataria? Podemos resaltar algunas carac- terísticas: • Estaba formada por grupos di- versos, con sus propias cultu- ras y tradiciones religiosas (judíos, griegos, samaritanos, etc.), pero en común, profesa- ban su fe en Jesucristo. • Vivían bajo la dominación y persecución, tanto del imperio romano como de las autorida- des religiosas judías. Esta ex- Podemos concluir diciendo que la finalidad de este Evangelio es buscar la integración de la fe y de la vida, a partir de algunas seña- les concretas de amor al prójimo.
  • 6. 1 . P r ó l o g o ( 1 , 1 - 1 8 ) 3 . E l l i b r o d e l a G l o r i a ( 1 3 - 2 0 ) 2 . E l l i b r o d e l o s s i g n o s ( 1 , 1 9 - 1 2 ) 4 . C o n c l u s i ó n ( 2 1 ) EL EVANGELIO DE JUAN El Evangelio de Juan puede ser organizado en cuatro partes: - El Prólogo (1,1-18). - El Libro de los Signos y Pala- bras (1,19-12,50). - El Libro de la Gloria (13,1-20,31). - Epílogo (21). 6 6 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o periencia fue tan dura que las hizo pasar por crisis de fe y desunión entre ellos. • Vivían en la periferia de las grandes ciudades. Al no tener ningún tipo de poder, eran mar- ginadas y excluidas del sistema. • Intentaban resistir ante la marginación y persecución, pe- ro no crecían, eran minoría con relación a otras experiencias religiosas que se vivían en el imperio, puesto que no era muy atractivo pertenecer a ellas. • Pese a las diferencias, eran co- munidades que estaban bajo el liderazgo del Discípulo Amado (Jn 13,23-26; 21,20-24). 4. ¿Cuál es el esquema del Evangelio de Juan?
  • 7. 7 7 TEMA 1 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n Las claves de lectura son llaves que abren una puerta y nos deja pasar al interior, en este caso del Evangelio de Juan. Tengamos presentes las siguientes cinco claves de lectura: a. El Prólogo Es la puerta de entrada al Evangelio. “En el principio” (Jn 1,1) es una invitación a descubrir la presencia de Je- sucristo en los inicios de la historia del mundo y de su pueblo, y esa es su mayor au- toridad para predicar. Otra frase clave es: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre noso- tros” (Jn 1,14), que nos revela que Jesús es la presencia viva del Padre que, libre y sobera- namente, decidió encarnarse en nuestra historia para com- partir nuestra humanidad y mostrarnos el camino para llegar a Dios Padre. ¡La Pala- bra da vida! b. Los símbolos Debemos poner especial cui- dado a las figuras simbólicas que aparecen en el Libro, por- que significan mucho a la ho- ra de leer e interpretar el 5. ¿Cuáles son las claves de lectura para acercarse al Cuarto Evangelio? Evangelio. Los símbolos pue- den ser clasificados en grupos, entre los que se destacan: - Los personajes: La samarita- na representa la apertura universal del mensaje de sal- vación (Jn 4); el ciego de naci- miento representa a la comu- nidad (Jn 9), etc. - Los números: El paralítico que lleva 38 años en ese esta- do (Jn 5,1-78) hace referencia a Dt 2,74, donde se sostiene que ese número es imperfecto, es decir que su parálisis no es un mal total, sino que puede ser curado, como efectivamen- te lo hace Jesús. - Las circunstancias: Los cinco maridos de la samaritana (Jn 4,1-4) se refiere a cinco dioses extranjeros que habían domi- nado la tierra de los samarita- nos (2 Re 17, 24-41). c. Las señales Los siete signos, señales o mi- lagros que relata el Cuarto Evangelio, quieren expresar la totalidad del proyecto salví- fico, revelado y manifestado por Dios, a través de Jesús. Cada señal revela una dimen-
  • 8. e. “Yo soy” Jesús, se presenta a sí mismo usando el mismo nombre sa- grado de Yahvé: “Yo soy”. Esto es revolucionario, porque es darle la majestad divina que los judíos sólo daban al Crea- dor. Para la comunidad, Jesús es “Dios con nosotros”, por eso Él tiene la autoridad de decir “Yo soy”, el Pan de la vida (Jn 6,48), la Luz del mundo (Jn 9,5), la Puerta (Jn 10,7), el Buen Pastor (Jn 10,14-15), la Resurrec-ción (Jn 11,25), el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6), la Vid verdadera (Jn 15,1). sión de la salvación, por ejem- plo: las bodas de Caná, la ale- gría de la salvación, la resu- rrección de Lázaro, la vida eterna, la multiplicación de los panes, la satisfacción de las necesidades básicas, etc. d. La hora Este es uno de los temas que mas se desarrolla en el Evan- gelio de Juan. La hora es el momento en que Dios glorifi- cará a su Hijo (Jn 12,23), para que Él pueda dar su vida por todos y todas (Jn 13,1). La ho- ra de cumplir la voluntad de Dios empieza en el capítulo 12; antes de eso, “la hora no ha llegado” (Jn 2,4). 8 8 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o 3 38 8 5 5
  • 9. PREGUNTAS - ¿Qué te ha parecido lo más im- portante de los datos genera- les del Evangelio de Juan? - ¿Cuál de las claves crees que te puede ayudar en tu estudio de este Evangelio? 9 9 TEMA 1 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n Con estas informaciones intro- ductorias y con estas cinco claves de lectura, podemos acercarnos al Evangelio de Juan para leerlo y profundizarlo con gusto. ¡Ani- mo, hermanos y hermanas! ¡Juan encierra un gran tesoro para nuestra fe y compromiso cristiano.
  • 10. 1 10 0 En este himno se repite constan- temente la expresión: “la Pala- bra” o “el Verbo”. De ella se dice que existió desde el principio, pues siempre ha estado junto a Dios. ¡Él era la Palabra de Dios! TEMA 2 Jn 1,1-18 V amos a reflexionar el pri- mer capítulo de este libro, donde está la primera cla- ve que nos abre la puerta para conocer el Evangelio de Juan. Los primeros 18 versículos del Evangelio son un himno cristia- no. Con él, la comunidad celebra- ba y expresaba su fe en Jesús, el Hijo de Dios, el “Yo Soy”. Este himno es un resumen de los te- mas que encontraremos más adelante en el Evangelio, de allí su importancia. Abramos, pues, la puerta del Evangelio de Juan para descu- 1. La Palabra de Dios (El Verbo) brir cosas interesantes para nuestra fe.
  • 11. 1 11 1 TEMA 2 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e L Lu uc ca as s Todo se hizo por ella y en ella en- contramos la vida. La Palabra es la luz que brilla en la oscuridad y que ilumina a toda persona. Cuando Juan nos habla de la “Pa- labra” o el “Verbo”, se refiere a la Sabiduría de Dios (Sab 8,6; Prov 8,22). La Sabiduría ha existido siempre y fue la que asistió a Dios en la creación del mundo (Gn 1,1- 26; Sal 33,6). Pero, la novedad que presenta el Prólogo de Juan, es declarar que esa Sabiduría de Dios (la Palabra) se ha hecho car- ne y ha venido al mundo en la persona de Jesús. Él es la Luz, la Vida, el Camino (Jn 1,9). El texto dice que, a pesar del de- seo de Dios de realizar cosas bue- nas a favor de sus criaturas, la Palabra fue rechazada por el mundo y por su propio pueblo; estaban tan ciegos que no descu- brieron la Palabra hecha carne, que habitaba entre nosotros. Sin embargo, otros si lo vieron y lo reconocieron en su gloria. A ellos se les dio el privilegio de ser “hi- jos de Dios, no por la carne, sino porque Dios los ha engendrado” (Jn 1,12-13) A más de lo dicho, en este himno encontramos otros temas impor- tantes. Esto se nos dice en los Jn 1,8-9. Con esta declaración, Juan nos invita a encontrar en Jesús la guía y sentido para la vida, pues Él nos ilumina el camino hacia la salvación. Este será un tema que aparecerá a lo largo de todo el Evangelio de Juan. 2. Jesús es la Luz y la Vida Génesis 1,1 dice que “al principio creó Dios el cielo y la tierra”; Juan comienza proclamando que 3. La nueva creación
  • 12. Juan Bautista, quien confirma que Jesús es el Enviado de Dios. Esto lo hace en varias ocasiones. El evangelista Juan es un hombre que experimenta profundamente la presencia de Dios en su vida, por eso reconoce que Jesús: a. Es el enviado por Dios Juan Bautista se siente un testigo que debe dar testimo- nio de que Jesús es la Luz (Jn 1,6-9). Su testimonio ser- virá para que otros lo reconoz- can como el Mesías y crean en él (Jn 1,15). b. Desde siempre está con el Padre Juan Bautista da testimonio de Jesucristo, proclamando su preexistencia, junto a Dios, desde siempre. En otras pala- bras, confiesa que el Verbo he- cho carne en Jesús ha estado presente en la historia de la salvación desde los orígenes del pueblo (v. 15), por eso este 1 12 2 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o ¿Alguna vez hemos dado testi- monio sobre algún hecho o perso- na? ¿Qué hemos dicho? Juan se siente testigo de un aconteci- miento de salvación y sobre ello da testimonio, usando a diversos personajes, como es el caso de 4. El Testimonio “en el principio” de la creación ya estaba la Palabra (el Verbo). Con ello quiere confesar que con el Verbo hecho carne, se inicia una nueva creación, definitiva. Esta nueva creación nos ofrece la ca- pacidad de nacer de nuevo para llegar a ser auténticos hijos de Dios (Jn 3,3-9).
  • 13. PREGUNTAS - Al leer el Prólogo de Juan 1,1-18, ¿qué parte es la que más te gusta y por qué? - En la parroquia o familia, ¿có- mo podemos dar testimonio de Jesús? 1 13 3 TEMA 2 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n mundo es la herencia que Él quiere salvar. c. Su salvación es única Juan Bautista tiene muy cla- ra su misión: él no es el Me- sías, ni Elías, ni el Profeta es- perado (Jn 1,19-21), sino sólo la voz que invita a ver los errores cometidos para recti- ficar el camino (Jn 1,23). Juan Bautista trae un men- saje con una fuerte voz que resuena, buscando que el pueblo despierte y se fije por dónde camina. d. Es el Cordero de Dios Juan Bautista da testimonio que Jesús es el Cordero de Dios, el Hijo de Dios y que por ello mismo, posee el Espíritu de Dios. No son los fariseos, ni los escribas los que revelan el rostro de Dios, sino sólo Jesu- cristo (Jn 1,29-34). Por el testimonio de Juan Bautista, muchos llegaron a descubrir quién era Jesús y la calidad única de su mensaje. Muchos empiezan a seguirlo para convivir con él y conocer más a fondo el proyecto del Reino de Dios (Jn 1,35-37). ¡Que riqueza hemos encontrado en esta primera parte! Sobre todo, sentir que Dios quiere tan- to a los seres humanos, que deci- de encarnarse para vivir en la historia de su pueblo. Nuestra tarea es reconocerlo y aceptarlo como nuestro salvador.
  • 14. TEMA 3 Jn 2-6 L uego del Prólogo, encon- tramos El Libro de los sig- nos (Jn 1,19-12,50); se lla- ma así porque relata la actividad de Jesús, por medio de siete sig- nos. Vamos a reflexionar sobre estos siete signos y algunos diá- logos o palabras de Jesús. Los signos de Jesús 1. Las bodas de Caná (Jn 2,1-12). 2. La curación del hijo del oficial (Jn 4,43-54). 3. La curación del paralítico (Jn 5,1-18). 4. La multiplicación de los panes (Jn 6,1-15). 5. Jesús caminan sobre el agua (Jn 6,16-21). 6. La curación del ciego de naci- miento (Jn 9,1-34). 7. La resurrección de Lázaro (Jn 11,1-44). Los diálogos de Jesús • Con Nicodemo (Jn 3,1-15). • Con la samaritana (Jn 4,1-42). Con estos signos y diálogos, el Evangelio de Juan quiere mos- trar que todas las acciones de Je- sucristo son revelación divina. Es decir, Jesús actúa y habla para mostrar a quienes le rodean que 1 14 4
  • 15. 1 15 5 TEMA 3 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n en su vida se manifiesta el poder de Dios. Jesús es el Verbo de Dios hecho carne. Cada signo o señal que relata el Evangelio de Juan tiene un tras- fondo simbólico importante; no hay que tomar la señal literal- mente, sino analizarla, porque en esa figura hay todo un mundo de reflexiones que el Cuarto Evangelio quiere comunicarnos. Por ejemplo, cuando vemos hu- mo es señal que hay fuego; de la misma manera, cuando Juan ha- bla de vino, panes, caminata so- bre las aguas, etc. está tratando de comunicarnos algo más de fondo. En este tema vamos a reflexio- nar sobre los cuatro primeros signos, y en el siguiente tema ve- remos los otros tres signos, junto con los diálogos de Jesús. Leamos detenidamente cada texto, subrayando aquellas palabras que nos parezcan claves para entender el relato. Sólo después de haber hecho nuestro esfuerzo personal por encontrar el sentido profundo de las acciones de Jesús, pasemos a leer el aporte que aquí damos. • Tres días después (v. 1) El capítulo uno nos habla de los primeros cuatro días en los que Jesús empezó su ministe- rio público. Ahora nos dice que pasaron otros tres días, lo que suma siete días, es decir una semana de actividad. Este es un número simbólico. Juan quiere hacer una comparación con los siete días que le tomó a Dios culminar la creación (Gen 1,1-31). Para Juan, Je- sús inicia una nueva creación, Él vino para transformarlo to- do: la vida, las relaciones so- ciales, el servicio, la entrega. 1. Primer signo: Las bodas de Caná (Jn 2,1-11) • La madre (v. 1) Juan no pone el nombre de la madre de Jesús, María, sino que usa un término más signi-
  • 16. ficativo; efectivamente al usar la palabra “madre” para refe- rirse a ella, lo hace para decir que Jesús es su hijo, y que no- sotros somos sus hijos e hijas. Esta idea volverá con toda su fuerza el momento de la cruci- fixión, cuando la madre vuel- va a aparecer como madre de todos los creyentes (19,26-27). • La boda (v. 2) Es un hecho concreto, festivo, de mucha significación en esa época. La boda era la figura más cercana a la relación de Dios con su pueblo. Nos re- cuerda la Alianza por la cual Dios era el esposo de su pue- blo, y como tal lo cuida. • ¡No ha llegado mi hora! (v. 4) Este versículo comienza con la expresión “no tienen vino”. Una fiesta sin vino es una fiesta triste, que hace quedar mal a los anfitriones. En el tiempo de Jesús, el vino era símbolo de la felicidad plena que llegaría en el futuro. El vino es signo de la presencia del Mesías. La frase “¡no ha llegado mi hora!” la ponemos entre signos de admiración, porque no hay que dudar que esa felicidad es una realidad que se cumplirá, pero que aún no es claramente visible. Pe- P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o 1 16 6 ro, en Juan, la hora en que Je- sús muestre su gloria está cerca. Eso se vera a partir del capítulo 12. • “Hagan lo que él les diga” (vv. 5-8) En estos versículos se narra el signo propiamente dicho: el agua se transforma en vino, es decir se pasa de la tristeza a la alegría, de la ausencia del Mesías a su presencia plena y actuante. Cabe destacar que el signo tiene una activa par- ticipación y colaboración de unos servidores que hacen “lo que Él les dijo”, con lo cual ha- cen posible la llegada de la alegría… hacen que la fiesta continúe. • No sabían de donde había salido (v. 9) Esa es la gran pregunta del mayordomo. Cabe destacar que la expresión “¿de dónde?” no sólo hace referencia tanto al origen del vino, sino a una inquietud más de fondo: ¿de dónde viene Jesús? • La señal, la gloria y la fe (v. 11) La transformación del agua en vino, es señal de alegría para los invitados a la boda; pero, sobre todo es manifesta-
  • 17. PREGUNTAS - ¿Qué enseñanzas nos deja la boda de Caná? - ¿Qué nos impide descubrir el verdadero rostro de Jesús? 1 17 7 TEMA 3 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n ción de la gloria de Jesús, pues en Él se hace presente Yahvé. ¡Quién ve a Jesús, ve al Padre! A través de este pri- mer signo, los seguidores de Jesús empiezan a creer seria- mente en el Mesías. 2. Segundo signo: Jesús sana al hijo de un funcionario (Jn 4,46-53) En el Cuarto Evangelio, Jesús se mueve de un lado para otro: sale de Samaria y continúa su viaje hasta Galilea. En esas circuns- tancias se encuentra con un fun- cionario al servicio del imperio. Veamos algunas palabras claves de este relato: • Un funcionario tiene a su hijo enfermo (v. 46) Tener un hijo enfermo es una realidad más dolorosa que estar uno mismo enfermo, pues el ser amado sufre y no se puede ha- cer nada por ayudarlo. El fun- cionario se descubre como una persona débil, limitada. Tener a un hijo enfermo y no poder ha- cer nada para sanarle, es descu- brir el límite de la humanidad. • Sale al encuentro de Jesús (v. 47) Desde su limitación, el funcio- nario no encuentra mejor con- suelo que salir a buscar ayu- da. Y la encuentra en Jesús, a
  • 18. doble sentido: por un lado, se refiere al tiempo cronológico en que se suscitó la señal (“la una de la tarde”) pero, por otro lado, es una forma de destacar que se perfila “la ho- ra de Jesús”, es decir el tiem- po en que Él mostrará la ple- na gloria del Padre, ya no por medio de la nube (como el AT - Ex 13,21), sino en la persona y obra de su Hijo. • Creyeron en Jesús (v. 53) Los signos que realiza Jesús no los hace para hacerse sen- tir como milagrero o curan- dero, sino para que, recono- ciendo en Él la gloria de Dios, crean, se conviertan y se vuelvan trabajadores por la vida. 1 18 8 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o quien reconoce con poder para curar a su hijo. Este es un ac- to de plena confianza en la ayuda que nos puede dar otra persona. Aceptar esto no es fá- cil para el ser humano. • Jesús lo reprocha (v. 48) El Maestro reclama al funcio- nario, y con él a todas las per- sonas, que sólo creen cuando ven signos y señales. La fe de- be ser algo que se experimen- ta, sobre todo en las cosas co- tidianas. • “Ven pronto” (v. 49) Al funcionario le urge que Je- sús llegue a su casa, que se encuentre cara a cara con su hijo y que lo sane. Los cuestio- namientos de Jesús son váli- dos, pero en este momento apremia la curación. Misterio- samente Jesús le dice que su hijo ya está curado. Para quien tiene fe, la distancia no es un obstáculo. • “¿A qué hora comenzó la mejoría?” (v. 52) Juan pone esta pregunta en labios del funcionario, con un PREGUNTAS • ¿Haz tenido momentos de do- lor en que necesitaste de Dios? • Si tuvieras que hacer un credo de tu fe, ¿quién dirías que es Jesucristo para ti?
  • 19. La tercera de las señales hechas por Jesús: la curación del paralíti- co, viene acompañada de algunas reflexiones respecto al valor reli- gioso del día sábado (Jn 5,10-18). En Jerusalén, la ciudad santa, Jesús primero contempla la rea- lidad que vive el pueblo en gene- ral, luego se acerca a una perso- na concreta y siente su sufri- miento. Para curarlo le pide su consentimiento, pues no es bue- no intervenir en la vida de una persona sin su permiso. Jesús quiere que la persona se levante de su postración, porque el ser humano debe vivir su ple- na dignidad. Para Jesús la per- sona es lo primero y esencial. Por eso, su curación está, incluso, por encima de la ley (“aquel día era sábado”- Jn 5,9b). Veamos paso a paso el texto. • Hay en Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las ovejas, un estanque (v. 2) Lo primero que aparece es la ciudad, y con ello se constata la situación en que se encuen- tra el pueblo: vive dentro de ella, muchos están caídos, frustrados, postrados, tal co- mo viven muchos hermanos/as en las grandes ciudades, hoy. 1 19 9 TEMA 3 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n 3. Tercer signo: la curación del paralítico (Jn 5,1-18) • Había muchos enfermos re- costados en el suelo (v. 3) Aunque se quiera mirar los monumentos hermosos del templo, la mirada siempre se dirige a aquellos enfermos que están clamando ayuda y com- prensión. Jesús descubre a los pobres entre los pobres: los co- jos, los ciegos y los paralíticos. • Jesús lo ve allí, tendido des- de hace mucho tiempo (v. 6) Dios siempre ha escuchado el clamor de su pueblo (Ex 3,7).
  • 20. sente. El paralítico es levan- tado. Jesús le ha devuelto su dignidad perdida. Pero, para realizar este gesto profundo de amor solidario, Jesús ha tenido que pasar por encima de las leyes, que man- daban guardar el sábado co- mo día de descanso (Neh 13,15-18; Is 56,2; 58,13). Je- sús se ha metido en proble- mas, pero eso no cuanta para el Maestro, porque para Él, la persona está por encima de cualquier norma. • Se dirigieron al que había sido sanado (v. 10) Los judíos sienten que Jesús está desestabilizando aquello que les ha dado seguridad hasta hoy. Por eso empiezan a cuestionarlo, para defender su estilo de vida y de opresión. ¡Defienden sus intereses! • “Hoy es sábado” (v. 10b) Para los judíos, el sábado era sagrado, no pueden entonces permitir que nadie cambie esa norma, porque puede llegar a “irritar” a Yahvé. • “¿Quién es ese hombre? (v. 12) En este versículo aparece el planteamiento: ¿Quién es Je- sús? ¿Qué hace de especial? ¿Con qué autoridad desafía la Jesús, su Hijo, ve lo que está sucediendo con su pueblo, pues le llega el clamor de aquellos que sufren y no son atendidos. Lo que llama la atención es que fija su mirada sólo en uno de ellos, aquel que lleva 38 en la misma situación de dolor. • “¿Quieres quedar sano?” (v. 6) Jesús se acerca, le pregunta, pide permiso. Él no quiere violentar a la persona. La liberación debe hacerse pre- sente, siempre y cuando haya la aceptación conciente del ser humano. • “No tengo nadie que me ayude” (v. 7) El paralítico responde con un reproche, “nadie se ha acerca- do para ayudarme”, que es tanto como afirmar: “si hubie- se solidaridad yo no sufriría tanto… ya habría llegado mí curación”. • “Levántate, toma tu cami- lla y camina” (v. 8) Jesús, no espera ninguna ex- plicación más. Descubre que la persona desea ardiente- mente levantarse y ser libre. Cuando el paralítico acepta a Jesús, inmediatamente la ac- ción liberadora se hace pre- 2 20 0 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o
  • 21. 2 21 1 TEMA 3 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n Ley? ¿Por qué puede decirle al hombre que se “levante”? • Jesús se encontró con él en el Templo (v. 14) Aquí surge una nueva forma de relación. Es el encuentro de igual a igual. Los dos están de pie. El Templo, ahora sí, es lugar donde el hombre se en- cuentra con Dios como Padre e Hijo, con cercanía, confianza y dignidad. Para que esto ocu- rra ha debido realizarse todo un proceso de conocimiento mutuo. Ahora, el ex-paralíti- co, ya puede dar razón de 4. Cuarto signo: La multiplicación de los panes (Jn 6,1-15) En el relato de cuarto signo, la multiplicación de los panes, hay una frase que queremos destacar por lo mucho que revela de la mi- sión del Hijo del Hombre: “Yo soy el Pan de Vida” (Jn 6,35). PREGUNTAS • ¿Cuál es la novedad que trae Jesús a los marginados de hoy? •¿Qué situaciones legales nos tienen paralizados hoy? quien lo ha levantado (v.16). • “Mi Padre no cesa nunca de trabajar” (v. 17) La pregunta “¿Quién es ese hombre...?” encuentra su ex- plicación aquí. Todo lo que Je- sús hace y la autoridad con la que actúa, le vienen del Pa- dre. Él no hace nada por su cuenta; su misión es hacer la voluntad del Padre, y la vo- luntad del Padre es devolverle a la persona su dignidad, aun- que eso signifique enfrentarse con las leyes que, en ocasio- nes, son un obstáculo para la realización humana.
  • 22. • El signo Ante el hambre de la gente, Jesús no se queda indiferente, se preocupa y busca solucio- nes. La primera respuesta, posiblemente la salida más fá- Pensemos por un momento: ¿qué significa para mí el pan, la papa, la yuca o el mote de cada día? ¿Qué pasaría si un día nos falta- ra el alimento en la mesa? ¿Có- mo nos sentimos cuando no hay trabajo que garantice el pan de cada día? En esta cuarta señal, Jesús se compara con el alimento diario que el Padre quiere dar a sus hi- jos/as. 2 22 2 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o cil era comprar panes y entre- garlos a los hambrientos (v. 5); la segunda respuesta, más humana pero difícil de practi- car, era compartir lo que cada uno de ellos tenía. La segunda propuesta fue im- pulsada por Andrés, quien en- cuentra a un muchacho (¿un futuro catequista?) dispuesto a compartir sus cinco panes y dos peces que había llevado para comer él solo. Cinco pa- nes y dos pescados ¡son siete pedazos de comida! El siete es el número de la perfección, co- mo los siete signos. Jesús acepta esta generosi- dad, tomando el alimento, dando gracias a Dios y com- partiéndolo entre todos. Con ello, Jesús valora la acción del joven y destaca el valor del compartir. Ante este hecho el pueblo lo intuye como el profeta espe- rado y anunciado por Moisés, y lo quiere proclamar rey, pe- ro Jesús huye y se va a la montaña. No cae en la tenta- ción del poder o del triunfo, pues esa no era la enseñanza que quería dejar, sino que descubran que unidos podían superar el hambre, el dolor, la marginación.
  • 23. 2 23 3 TEMA 3 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n El gesto de la multiplicación de los panes nos recuerda otro prodigio realizado por Yahvé en el desierto, cuando dio ma- ná al pueblo para que este no falleciera en su caminar (Éx 16,14; 16,31). De Igual forma, ahora Jesús alimenta a su pueblo, pero esta vez entra en el corazón de la gente para que entienda que en el compartir está la clave de la unidad. • “Yo Soy el Pan de Vida” Al día siguiente de esta señal, sus discípulos, que aún no sa- lían del asombro por lo que habían visto, se acercan a Je- sús y le piden una aclaración. Jesús les dice que no sólo de- ben buscar el pan de cada día, sino también el pan del cielo (vv. 32-33). Los discípulos ex- claman: “Señor, ¡danos siem- pre de ese pan!” (v. 34) y Jesús les contesta: “Yo soy el Pan de vida” (v. 35). Por otro lado, los judíos, que no creen en Jesús, empiezan a murmurar diciendo: “¿Cómo este hijo de José y María pue- de decir que ha bajado del cie- lo?” Y no creían en Jesús. Re- cordemos que también Moisés sufrió murmuración por parte del pueblo en circunstancias similares. Pero para el que crea, estas palabras son el alimento que fortalece en el caminar cre- yente. Estamos convencidos que Jesús es el Pan vivo baja- do del cielo. Por eso, procla- mamos que “El que come de este pan vivirá para siempre” (v. 51).
  • 24. 2 24 4 TEMA 4 (Jn 6-12) 1. Quinto signo: Jesús camina sobre las aguas (Jn 6, 16-21) L uego de la multiplicación de los panes, los discípulos subieron a una barca y atravesaron el lago, pero era ya de noche. De pronto el viento em- pezó a mover la barca tan fuerte- mente que parecía que se hundi- ría; los discípulos se sintieron in-
  • 25. PREGUNTAS • En una sociedad como la nuestra, ¿qué significa que Jesús sea el Pan de vida? • ¿Alguna vez hemos sentido la ausencia de Jesús en nuestra “barca”? 2 25 5 TEMA 4 seguros y con miedo, porque esta vez Jesús no estaba con ellos. Pe- ro sucedió algo sorprendente: ¡ven a Jesús caminar sobre las aguas! En vez de tranquilizarse, se asustan más, pues creen que es un fantasma. Jesús rápida- mente les dijo: “¡No tengan mie- do, Soy Yo!”, entonces subió a la barca y los llevó a tierra firme. El evangelio de Juan tiene una intención específica. Presentar- nos a Jesús como Dios Encar- nado. De allí se entiende el sig- nificado del “Soy yo” (v.20). Es- ta es la misma expresión que usa Dios cuando se revela: “Yahvé” = Yo Soy (Ex 3.14). Dios está con nosotros, y si Él está con nosotros ¿por qué debemos tener miedo? Tradicionalmente, la Iglesia se ha comparado a sí misma con una barca, y eso es bonito. Una barca que surca los lagos y ma- res en dirección al Reino, aunque haya muchas tempestades. E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n Pero, a veces, esta barca está na- vegando sin su piloto principal, Jesús, y por ello corre el peligro de naufragar. En tu pequeña barca-comunidad ¿está presente Jesús? 2. Sexto signo: La curación del ciego de nacimiento (Jn 9) El sexto signo de Jesús en el Evangelio de Juan, tiene mucha relación con los capítulos 7 y 8. Ellos Jesús se presenta como la Luz, pero el pueblo judío no reco- noce o rechaza esta Luz. Veamos algunos detalles:
  • 26. • No creen ni sus familiares (Jn 7,5) La familia de Jesús no cree en Él y, más bien, lo presiona pa- ra que siga dando pruebas ex- traordinarias. Él contesta que no lo hará, porque aún no es su hora. Jesús no actúa por caprichos de otros, sino por la voluntad de su Padre. • Los judíos lo rechazan por no tener estudios (Jn 7,15) Al llegar al templo, los judíos se asombran y no lo aceptan, porque su predicación no vie- ne de una persona instruida. ¿Cuántas veces el catequista es rechazado por ser una per- sona sin títulos académicos? • Pero, hay gente que cree en Jesús (Jn 7,31-40) La presencia de Jesús empie- za a impactar. Hay gente que sale de su ceguera espiritual y cree en Él. Las autoridades se asustan y buscan desalentar a la gente, argumentando que ninguna gente culta e intelec- tual ha creído en ese hombre (Jn 7,47). Más aún, empiezan a maquinar fórmulas para matarlo. • “Yo soy la Luz del mundo” Cuando todos han dado su opinión sobre Jesús, Él mismo 2 26 6 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o expresa: “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue, no ca- minará en la oscuridad”. • Los que ven, son libres (Jn 8,31-59) De entre muchos, un grupo pequeño ha creído en Jesús y escucha sus palabras libera- doras: “Si se mantienen en mí palabra serán verdaderamen- te mis discípulos y conocerán la verdad. Y la verdad los ha- rá libres”. Ser libres es una aspiración profunda de toda persona. Jesús nos quiere li- bres de la familia, de los ami- gos, de las autoridades, cuan- do éstos quieren dominarnos y alejarnos del camino de sal- vación. La Libertad es opción
  • 27. 2 27 7 TEMA 4 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n PREGUNTAS • ¿Cuáles crees que son las cau- sas de la ceguera de muchos que no reconocen a Jesús, ni lo aceptan como Salvador? • Y tú, como catequistas ¿quién dices que es Jesús? por llegar a ser uno mismo, oyendo la voz de Dios en la conciencia. Sólo seremos li- bres si optando por la verdad que trae Jesucristo. En estos capítulos (Jn 7-8) vi- mos que a la gente le costó ver la Luz que es Jesús, y por lo mismo no creen en Él, ahora, en cambio, se pondrá a un cie- go de nacimiento como el úni- co capacitado para “ver” y cree en Jesús, ¡que ironía! Veamos algunos detalles: • El ciego da testimonio en medio de su gente (Jn 9,8-12) La gente que conocía al ciego se siente confundida: ¿Este es el ciego que nosotros conocemos o será otro? Se acercan al ciego y le preguntan ¿Quién eres? ¿Quién te hizo el milagro?. Él ciego enfáticamente contesta que fue Jesús quien ha hecho esto por él; ¡Él le ha vuelto a la luz! Dar testimonio es el pri- mer paso de una fe madura. • El ciego defiende su fe ante los fariseos (Jn 9,13-21) Este hombre se vuelve un adulto en la fe, gracias al cami- no que ha seguido. Ahora está listo para dar razón de su fe frente a los fariseos. Ante la pregunta sobre quién es Jesús, él contesta que es un profeta. Esta afirmación causará su ex- pulsión de la sinagoga. Los que están ciegos acusan al que aho- ra ve más que ellos, porque dejó de ser ciego. ¡Qué ironía! • El ciego cree en Jesús El ciego está avanzando en su fe y cuando se reencuentra con Jesús, lo acepta como su Señor, como el Dueño de su vi- da. Ahora vivirá para testimo- niar el amor misericordioso de Dios y su acción en su vida.
  • 28. P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o 2 28 8 Es decir, esta señal nos demues- tra una gran contradicción: el que es portador de la vida, está amenazado de muerte. Pero es una muerte que traerá más vida: “si el grano de trigo no muere, no puede dar fruto”. Adentrémonos en algunos textos, para descu- brir signos y palabras de vida. La resurrección de Lázaro • Ante la enfermedad de Lázaro y la tardanza de Jesús (vv. 1-7) La pequeña familia formada por los hermanos Marta, Ma- ría y Lázaro, se ve conmovida por la enfermedad de éste úl- timo. Ellos buscan a Jesús, su amigo de confianza, para que les ayude. Le envían un men- saje: “Señor, tu amigo esta en- fermo, ven pronto”. Jesús se entera de la situa- ción, pero se toma su tiempo antes de ir. Hasta tanto, Láza- ro muere. ¿Por qué no regresa pronto Jesús a ver a su ami- go? Parece que la intención de Juan es que Jesús deje que su amigo muera y pasen tres días antes de regresar, así, lo que hará el Señor será motivo para dar mayor gloria a Dios, ahora los discípulos verán la 3. Séptimo signo: Jesús, Señor de la Vida (Jn 11-12) Jesús dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. En la resu- rrección de su amigo Lázaro lo demuestra de manera muy clara. Este séptimo signo tiene dos ejes que nos guían en la reflexión: - la resurrección de Lázaro, de- muestra que con Jesús, la vi- da es más fuerte que la muer- te y, - con esta señal, se sella el des- tino de Jesús: es condenado, él mismo, a la muerte.
  • 29. 2 29 9 TEMA 4 salvación en su mayor esplen- dor y crearán. • El reproche: “Si hubieras estado aquí” (vv. 21-22) Cuando finalmente Jesús va a visitar a la familia, recibe de inmediato el reproche, de parte de Marta, por su apa- rente falta de solidaridad. Pe- ro Jesús no se deja intimidar por los reclamos. Él no se mueve por el tiempo cronoló- gico de las personas, sino por la hora del Padre. Regresa cuando cree que es el tiempo correcto. La hora ha llegado y Él se manifestará como el Se- ñor de la Vida. • La duda: ¿Podrá Jesús volver a la vida a Lázaro? (vv. 38-40) En medio de los presentes surgen muchas preguntas: ¿Podrá Jesús volver a la vida a Lázaro, después de haber pasado tres días de su muer- te? Cuando se trata de poner plena confianza en el Señor es cuando se calibra la fe. Ante la duda debe surgir límpida la confianza. • La fe en Jesús lleva a la vi- da (vv. 41-44) Jesús llora, se conmueve ante E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n el amigo muerto, y pide fe a todos los presentes, para que vean el poder de Dios. Sólo con la fe es posible devolver a la vida a Lázaro. Para dar vi- da, Jesús necesita de nuestra colaboración, de nuestra aper- tura y de nuestra fe. Entonces veremos grandes prodigios. La muerte de Jesús • Si el grano de vida no mue- re, no da su fruto (Jn 12) Jesús va a Betania, a la casa de sus amigos. Desea cenar con la familia que antes había sido bendecida con la resu- rrección de Lázaro. Esta cena es una comida de despedida. Es el anticipo de su muerte. Muerte y vida van de la mano.
  • 30. 3 30 0 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o • En Jerusalén: “Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!” Nuevamente aparece la con- tradicción, Jesús está cerca de su muerte, pero ésta es una hora de glorificación. Aten- ción, la glorificación no está en las proclamaciones de júbi- lo de la gente, sino en la liber- tad y entereza con que Jesús asume ser crucificado. Vale la pena recordar que en el Evan- gelio de Juan siempre se tra- baja en un doble nivel: el nivel del triunfo delante de la gente y el nivel de la muerte, que le- jos de ser dolor, es un anticipo de la victoria definitiva de la Vida sobre la muerte. El gra- no de trigo tiene que morir pa- ra ser semilla que dé nuevos frutos. • ¿Qué decidir frente a Je- sús? Ante los signos que muestran a Jesús como la Luz y la Vida, había que hacer una opción: creer en Él o no creer en Él. Unos se mantuvieron en su ceguera, mientras otros creye- ron en Él, aunque sea de for- ma tibia, porque tenían miedo de proclamarlo, de gritar que Jesús es la Vida. PREGUNTAS • ¿Qué gestos de solidaridad y de vida plena tenemos en nuestra familia, barrio o pa- rroquia? • ¿Cómo debemos proclamar, sin miedo, que Jesús es la Vi- da Eterna?
  • 31. 3 31 1 TEMA 5 Jn 13-20 J esús sabía que había llegado la hora de dejar este mundo para reunirse con el Padre. El amó a los suyos, y los amó hasta el fin (Jn 13,1). Estamos en la tercera parte del Evangelio de Juan. Es el libro de la Gloria, cuando Jesús se prepa- ra para demostrar su amor pro- fundo por sus amigos. Será una sección donde hay un sabor a despedida, de consejos y heren- cias espirituales de parte de Je- sús a sus amigos: “que todos sean uno, como el Padre es en mí y yo en Él”. Revisemos tres detalles de lo que significó la despedida de Jesús y sus discípulos/as. 1. Ante la despedida, un gesto de amor profundo (Jn 13,1-20) Cuando amamos a una persona y tenemos que despedirnos de ella, buscamos dejarle una foto o rea- lizar un gesto con el cual nos
  • 32. 3 32 2 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o recuerde. Algo parecido sintió Jesús. Sabiendo que había llega- do la hora de asumir la Pasión y la muerte, quiso realizar un ges- to de amor impactante, que sea recordado como síntesis de su vi- da entre nosotros. ¡Jesús lavó los pies a sus discípulos! ¿Qué signi- ficado tiene este gesto para que sea tan admirable? En aquella época, al llegar el tiempo de la Pascua, todos los judíos debían purificarse, es de- cir “bañarse” para estar limpios y dispuestos para celebrar su fiesta grande. Aquí tiene sentido el gesto de lavar los pies a sus discípulos, ¡purificarse! Pero es- ta tarea era asignada a los escla- vos -en caso de que hubiese-, o lo más común a la esposa, porque era tarea indigna para los varo- nes. ¡Jesús asume un rol muy humilde, para dar ejemplo! Jesús, al asumir este gesto, le da un nuevo sentido a las relaciones entre los hermanos y hermanas. Al lavarles los pies a sus discípu- los les señala el camino de las re- laciones de hermandad en la co- munidad: ser servidores unos de otros. ¡Qué difícil tarea, pero que importante para que el Reino sea verdadera justicia! 2. En la despedida, promete al Espíritu Santo (Jn 14-16) Antes de su partida, de la trai- ción de Judas y de Pedro, Jesús previene a la comunidad sobre el peligro de dispersarse y romper las relaciones fraternas. Jesús, atento a esta situación latente, los alienta y los invita a mante- nerse unidos en el amor. Para ello
  • 33. 3 33 3 TEMA 5 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n 3. En la despedida, Jesús ora por su comunidad (Jn 17,1-25) Ante la proximidad de su pasión, Jesús ora al Padre por los suyos. Le pide que los proteja, que los mantenga unidos (v. 11), que sus discípulos participen también de su alegría, que a pesar de todo los problemas que se van a suscitar, no dejen de estar alegres (v. 13). Jesús pide a su Padre que defien- da a los suyos del maligno, para que no dejen de estar unidos a Dios por medio de la Palabra. Je- sús ora para que nuevas personas también crean por medio del tes- timonio de sus discípulos. Ora por nosotros y por los otros, ¡qué importante es eso para nuestro caminar de servicio, hoy! Jesús se mantiene firme en su convicción de amor por los her- manos/as. Para eso vino a la tie- les promete que no estarán solos, ya que vendrá el Espíritu Conso- lador para hacerles compañía en el caminar evangelizador que de- berán emprender (14,16). El Es- píritu Santo les hará recordar las enseñanzas de Jesús (14,25) y les explicará todo lo que deben saber. Más aún, el Espíritu Santo dará testimonio de Jesús para que ellos también puedan dar su tes- timonio (15,26). El Espíritu les dará claridad en esa aparente confusión que vivirán, y les ayu- dará a descubrir la profundidad de la enseñanza de Jesús (16,10). La fuerza del Espíritu Santo será la que les ayude a mantenerse unidos, a vivir como discípulos y hermanos y hermanas. Ese mis- mo Espíritu es quien nos puede ayudar a mantener hoy nuestra unidad y amistad en servicio de la construcción del Reino de Dios.
  • 34. PREGUNTAS • ¿Conoces la experiencia de al- guien que se haya despedido? ¿Cómo la viviste? • Jesús realizó gestos de amor, atendiendo y orando por sus discípulos, ¿qué hacemos no- sotros por nuestros niños y jó- venes de la catequesis? 3 34 4 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o 4. Las tinieblas no reconocen a la luz (Jn 18-19) En los capítulos 18 al 20, Juan nos presenta el desenlace de la vi- da de Jesús: será encarcelado, en- juiciado, condenado y crucificado. Pero surgirá algo nuevo e inespe- rado. Él resucitará de entre los muertos. Para contarnos este de- senlace, el evangelista Juan se vale de símbolos que son opuestos entre sí: luz y tinieblas, dentro y fuera, estar en el mundo y no ser del mundo. Además usa algunas palabras con doble intención, ¡hay que estar atentos a descubrir esos símbolos en nuestra lectura! A lo largo de todo el evangelio, Juan trabaja esta oposición. La luz es Jesús, pero no es aceptado por las autoridades judías, ni por el mundo; más aún, es rechazado por ellos. Por eso, Juan se refiere rra. Esta imagen casi no aparece en los evangelios sinópticos. Este es Jesús, el Hijo de Dios encarna- do, el que es Uno con su Padre, el que conoce cuando llegará su ho- ra. El que sabe que debe ser cru- cificado y muerto, como el mayor acto de amor de Dios para su pueblo ¡No hay amor más grande que dar la vida por los amigos!
  • 35. 3 35 5 TEMA 4 cesitan de la aprobación ro- mana. La manera de acusarlo ante el procurador Poncio Pi- lato es sostener que Jesús es- tá contra del imperio, por lo que se hace llamar rey de los judíos. Ayer como hoy, esta es una forma vil de eliminar a la gente comprometida con el pueblo. Jesús, ante Pilatos, no niega esa acusación, porque ¡Él es Rey, pero no de este mundo! Su estilo de majestad es dis- tinto al estilo del emperador o de los reyezuelos como Pilatos o Herodes, que oprimen y do- minan al pueblo. Su reinado es de amor y justicia, que bus- ca siempre el bien, especial- mente de los débiles. ¡Qué di- ferencia! Sin embargo, las au- toridades judías consiguen manipular a la multitud y Pi- latos, temeroso de una rebe- lión o de perder el favor del emperador, ordena la crucifi- xión de Jesús. c. La Cruz, ¿humillación o glorificación? (Jn 19,17-37) Para Juan, la cruz no es una humillación, sino un gesto de amor por la humanidad, espe- cialmente los pecadores. Por medio de la cruz Dios glorifica a su Hijo Jesucristo. Sí, lo glo- a ellos como los hijos de las tinie- blas. Hasta llegar a los capítulos finales se mantiene esta relación de oposición: uno escoge estar con luz o con las tinieblas. a. Lucha entre la luz y las ti- nieblas (Jn 18) Quienes no aceptaron a Jesús ahora aparecen en la noche, es decir usan la oscuridad pa- ra capturarlo. Judas está a la cabeza del grupo (18,1-11), luego se suman Anás y Caifás, que durante la noche lo juz- gan (18,12-27). Pese a la oscu- ridad, Jesús no huye, sino que asume la situación con de- cisión, dando la cara, tanto en la captura como en el interro- gatorio. Allí muestra su ma- jestad: “a mi nadie me quita la vida, yo la entrego”. b. Un rey frente a otro rey (Jn 19,1-16) Los judíos quieren la muerte de Jesús a toda costa, pero ne- E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e L Lu uc ca as s
  • 36. 3 36 6 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o rifica y le da la victoria sobre sus asesinos. Es la gloria, por- que con ese gesto Jesús mues- tra cuanto nos amó y nos ama. Es capaz de dar la vida por sus amigos. ¡Ah! en la gloria de Jesús -su cruz- sólo le acompañan su madre y el discípulo amado. Una victoria en soledad. 5. La luz vence a las tinieblas. ¡La Resurrección! (Jn 20-21) La resurrección es una experien- cia única, que está más allá de nuestro entendimiento. Expe- riencia en la cual Jesús es el pro- tagonista, Él es quien se deja ver. Y como es algo nuevo, que no se lo puede captar con los senti- dos, Jesús se manifiesta vivo a través de gestos, por ejemplo: en su palabra y voz a María Magda- lena (Jn 20-14). Veamos la se- cuencia que nos cuenta Juan. a. El sepulcro vacío: ¿señal de resurrección? (Jn 20,1-9) María Magdalena, todavía dolida por el acontecimiento de la cruz, quiere consolarse un poco visitando la tumba de su amigo. Pero sucede al- go insólito. El sepulcro está vacío y ella corre a comuni- cárselo a Pedro y al discípu- lo a quien Jesús más amaba. Ambos corrieron al sepulcro. Llegó primero el Discípulo Amado y luego llegó Pedro. Esta es un bonito símbolo de la relación entre lo joven y lo viejo, entre el carisma y la
  • 37. experiencia, María corre a anunciar a sus amigos: “he visto al Señor”. c. Apariciones a los discípu- los (Jn 20,29ss) Varios discípulos aún estaban incrédulos, no creían en las palabras de las mujeres. Je- sús tuvo que dejarse ver para que creyeran en Él. Más aún, a Tomás le indicó sus manos y las heridas para que creyese. Todas estas apariciones tienen un propósito: sacudir a sus discípulos e invitarles a que continúen con la misión de ser pescadores de hombres, que se expresa en la pesca fallida en ausencia de Jesús, y en la pes- ca abundante, hasta llenar la red, en presencia de Jesús. 3 37 7 TEMA 5 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n institución. Uno llega antes, el otro después, pero ambos llegan, y ambos ven y creen. Ahora empezaron a com- prender muchas cosas que Jesús les había dicho. b. María Magdalena, la pri- mera en experimentar la resurrección (Jn 20,10-18) Jesús está vivo ayer como hoy. Y se manifiesta primero a una mujer: María Magdale- na. Ella no lo reconoce por su figura sino por la voz, cuando él le dice ¡María! Hay tantos amigos y hermanos a quienes les reconocemos por la voz, por llamarla por el nombre: “yo soy el Buen Pastor y co- nozco a mis ovejas y a cada una la llamo por su nombre” (Jn 10,14-16). Luego de esta PREGUNTAS • Hoy ¿quiénes son portadores de luz para el mundo? ¿Cómo es esa luz? • Hoy ¿quiénes provocan las ti- nieblas que rechazan a Jesús? ¿Cómo son esas tinieblas?
  • 38. 3 38 8 TEMA 6 El Evangelio de Juan valora y reconoce el testimonio de las mujeres como discípulas de Jesús. Nos presenta una Igle- sia donde las mujeres tienen mucha relevancia y un lide- razgo igual que el de los hom- bres. Abramos el Evangelio de Juan y veamos las mujeres que encontramos. • La samaritana (Jn 4,1-43) “Muchos creyeron en Jesús por el testimonio de la samaritana” (Jn 4,39). En los diálogos con Jesús encontramos a la sama- ritana que dialoga con Jesús. V amos a reflexionar ahora sobre algunos de los te- mas más queridos por Juan: las mujeres como discípu- las de Jesús, los conflictos de la comunidad y sobre el discípulo amado de Jesús. 1. Las mujeres en el Cuarto Evangelio
  • 39. 3 39 9 TEMA 6 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n ¿Quién es esta mujer? Según Jn 4,18, ella es una mujer mar- ginada por la sociedad de la época por ser una pecadora pú- blica (incluso va sola a coger agua, cuando lo común era ir en grupo de mujeres). También es marginada por pertenecer a un pueblo de paganos y herejes (4,9). Nace en Samaria (4,7), por lo tanto tiene una religión y una cultura distinta a la judía. Es elegida por Jesús como portadora del mensaje de salva- ción. Por su testimonio, muchos samaritanos reconocen a Jesús como el Mesías (4,29-30,39). La samaritana, como portadora del mensaje de salvación, rom- pe con la mentalidad cerrada y despectiva del judaísmo. • Marta y María, hermanas de Lázaro (Jn 11-12) Juan nos cuenta que Jesús amaba a María y a Marta, hermanas de Lázaro (11,5). Los tres forman la comunidad de Betania. ¡Una comunidad amada por Jesús! En Jn 11,27 Marta realiza una confesión importante de fe: “Yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”. La confesión de Marta es igual a la confe- sión que hace Pedro en Mt 16,16. La comunidad de Ma- teo se construye sobre la con- fesión de Pedro, la comunidad de Juan se basa en la confesión de fe de una mujer, Marta. Juan dice que María de Beta- nia unge los pies de Jesús y los seca con sus cabellos (12,3). Jesús realiza el mismo gesto pe- ro con los discípulos (Jn 13,5). Cuando ella lava los pies de Jesús y éste los pies de sus discípulos, dan muestra de servicialidad. Jesús se con- vierte en servidor de ellos. Como Jesús, María se hace servidora. Ella se convierte en modelo de la comunidad. Los discípulos deben ser servido- res, como María y Jesús. • María Magdalena, la apóstol de los apóstoles (Jn 20,10-18) María Magdalena es la prime- ra testigo de la resurrección (Jn 20,1-18). Jesús la envía a comunicar la buena noticia de la resurrección a los discípulos: “Anda, ve y di a mis her- manos”. Es decir corre a anun- ciar lo que Jesús le había dicho. Ella es portadora de palabras que iluminan y esclarecen el acontecimiento de Jesús, es decir su resurrección. Por eso es considerada la apóstol de los apóstoles.
  • 40. 4 40 0 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o En el Evangelio de Juan el li- derazgo no es exclusivo de los hombres, este servicio es com- partido también por mujeres. Y eso es una novedad. 2. Los conflictos de la comunidad Al reflexionar sobre el evangelio de Juan, nos damos cuenta que la comunidad tuvo varios con- flictos. Son piedras que obstacu- lizan la vida de la comunidad. Veamos algunos conflictos que vivió la comunidad. • Conflicto con el “mundo” La palabra “mundo” aparece constantemente en el evange- lio. ¿Qué entendía la comuni- dad con esta palabra?... En ocasiones, “mundo” es el siste- ma social que se opone y aborrece a Jesús (7,7); otras veces significa las autoridades religiosas (fariseos, saduceos, escribas) que rechazan a Je- sús; también se puede referir al imperio romano, que toma preso a Jesús (18, 3.12). Jesús se enfrenta con Pilato, repre- sentante del Imperio (19,12). • El conflicto con los “judíos” La palabra “judíos” aparece más de setenta veces en el Evangelio de Juan, para de- signar a los fariseos como los enemigos de Jesús y de la comunidad. Son los que re- chazan a Jesús (10,22-39). Ellos deciden matarlo (11,45- 56) y también persiguen a los seguidores de Jesús. • Conflicto con judíos de fe inmadura Muchos judíos creyeron en Jesús por los milagros que rea- lizaba (2,23-25). Algunos de ellos se hicieron discípulos (6,60-66). La comunidad tuvo conflictos con estos judíos por-
  • 41. PREGUNTAS •¿Qué conflictos tenemos en nuestra parroquia, grupo o co- munidad y cómo lo hemos re- suelto? •¿Qué características tiene la participación de la mujer en la Iglesia de hoy? 4 41 1 TEMA 6 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n que tenían una fe inmadura y superficial; al final, abandonan la comunidad. También hubo judíos que creyeron en Jesús, pero por miedo no lo confiesan públicamente. Son personas piadosas, generosas, que tie- nen una devoción a Jesús, pero esto no es suficiente. Es el caso de Nicodemo (3,1-21) y de José de Arimatea (19,38-42). En el Evangelio de Juan en- contramos muchos más con- flictos; hemos señalado los que nos parecen más interesantes. 3. El discípulo amado En el evangelio de Juan apa- rece un personaje misterioso llamado “el discípulo amado de Jesús” (13,23; 19,26; 20,2.8; 21,7). No sabemos el nombre de este discípulo amado, pero encontramos algunas caracte- rísticas interesantes de él: - Es confidente de Jesús en el momento de desenmascarar a Judas como traidor (13,23-26). - Es solidario en el momento más difícil que vivió Jesús, al acompañarlo en la cruz (19,26). - Al amanecer del día domingo, cuando se entera que María Magdalena no encontró el cuerpo de Jesús (20,3-4), corre junto a Pedro al lugar donde lo habían sepultado. - Es el primero en creer que era Jesús vivo (20,8). - Tiene la capacidad de discer- nir la presencia de Jesús en- tre la comunidad (21,7).
  • 42. 4 42 2 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o b. El diálogo de Jesús con la samaritana (Jn 4,1-42) Este texto nos presentar una manifestación progresiva de Jesús, y de igual forma una a nacer. Él se queda sólo en el nivel físico y no descubre el rostro de Dios en Jesús que implica creer que la interven- ción divina puede romper es- quemas y miedos. • Nacer del agua y del Espíritu Jesús le explica a Nicodemo que hay que nacer de Dios, participar de él, permanecer en él. Sólo una actitud de pro- funda disponibilidad permite al creyente empezar el proceso de cambio en su vida, dejando atrás la persona caduca y aceptando el difícil reto de ser persona nueva, en sentimien- tos, acciones, convicciones… 4. Los diálogos de Jesús a. El diálogo de Jesús con Nicodemo (3,1-21) Nacer del agua y del Espíritu • Nicodemo visita a Jesús por la noche (v. 1) Este texto destaca que la visi- ta es de noche, aprovechando la oscuridad. Nicodemo es un fariseo que cree en Jesús, pero aún teme confesarlo abierta- mente. Su visita es para pedir- le a Jesús algunas aclaracio- nes. Después del diálogo, Ni- codemo pasará de la oscuridad de la noche a la luz del día. • “Rabbí” (v. 2) Con esta expresión Nicodemo reconoce a Jesús como un Maestro especial que viene de Dios; eso significa su total dis- ponibilidad a escucharlo. • “Nacer de nuevo” (v. 3) Estas palabras son claves en el diálogo, porque implican poner la vida misma en actitud de profunda conversión. Es entre- garse por completo a la perso- na de Jesús, el Dios encarnado que trae una salvación. • ¿Cómo puede ser eso? (v. 4) Nicodemo no entiende cómo un hombre viejo puede volver
  • 43. • Jesús, un judío (v. 9) Frente a la solicitud de Jesús, la samaritana responde a la defensiva: Jesús es judío, que con el tiempo se había vuelto enemigo de los samaritanos. Al escuchar estas palabras, Jesús le contesta a la mujer: “Si tú conocieras quién te pide de beber, tú le pedirías a él y él te daría de esa agua viva”. Es- ta respuesta sirve para cam- biar el panorama. La mujer pasa a otro estado de la rela- ción: Jesús deja de ser “el ju- dío” para ser tratado con más respeto. Ahora es el “Señor”. • Ella dijo: “Señor” (v. 11) Ahora se pasa a otro nivel: la mujer interroga a Jesús: “¿có- mo puede ser que tú quieras darme de beber, si no tienes ningún recipiente?”. Es decir, ella se mantiene en el plano físico y concreto. Jesús se vale de esta pregunta para avan- zar en su autorevelación y de- cirle que el agua que Él ofrece calma la sed de una vez y pa- ra siempre, por lo tanto es me- jor agua que la que había da- do el patriarca Jacob. • “¿Acaso eres más que Ja- cob?” (v. 12) Poco a poco, la samaritana va descubriendo quien es Jesús. 4 43 3 TEMA 6 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n aceptación progresiva por parte de la mujer samaritana. ¿Quién es Jesús de Nazaret? Sucede como en el AT donde el pozo era lugar de encuentro: entre Jacob y Raquel (Gen 29, 9-10) o entre Moisés y Séfora (Ex 2,16-21). Ahora será ocasión de encuen- tro entre Jesús y la samarita- na para un diálogo de revela- ción mutua. La samaritana revela su inte- rior a Jesús y Jesús revela su interior a la samaritana. Des- taquemos algunas frases del texto. • Jesús fatigado pide de be- ber (v. 6) En primera instancia, Jesús se presenta como una persona débil, cansada por la camina- ta, que pide a la samaritana que le ayude a saciar su sed. Esta es una buena forma de entablar diálogo: sin prepo- tencia, ni prejuicios.
  • 44. 4 44 4 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o Se pasa del respetuoso “señor” al reconocimiento de que Je- sús es alguien más importan- te que los patriarcas. • “Veo que eres profeta” (v. 19) Jesús, luego de conversar con la mujer le revela su pasado: “haz tenido cinco maridos y el actual tampoco es tu marido” (v. 16-17), lo que le da confian- za a la samaritana para con- tarle parte de su vida interior: Ahora se llega al nivel religio- so de la relación: la mujer con- fiesa que Jesús es un profeta. • “Yo soy el Mesías” (v. 26) El diálogo con la samaritana finaliza cuando ella quiere sa- ber dónde está el Mesías, a lo que Jesús responde con énfa- sis: “Yo soy el Cristo, el que es- tá hablando contigo”. Y la mu- jer se dedica a predicar a Je- sús como el Cristo esperado. El diálogo con la samaritana tiene muchas otras facetas y elementos que se pueden des- tacar en un estudio más pro- fundo. Esa es tarea de cada uno de nuestros amigos/as. Por esta vez hemos querido centramos en la intención bá- sica que persigue el Cuarto Evangelio: destacar la progre- siva revelación de la natura- leza divina de Jesús y la pro- gresiva comprensión y acep- tación por parte de los seres humanos.: ‘judío”, “Señor”, “más que Jacob”, “profeta” y “Mesías”.
  • 45. 4 45 5 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n A lo largo de este folleto he- mos recorrido el evangelio de Juan. Descubrimos el mensaje central, temas impor- tantes y preferidos de Juan. Aho- ra, al final haremos un repaso de todo lo visto. Es una síntesis pa- ra recordar y utilizar en nuestro trabajo. Tema 1: El Evangelio de Juan 1. Autor 2. Objetivo 3. Comunidad El Evangelio es fruto de las reflexiones de la comunidad. Son recogidas y escritas por una per- sona. El Evangelio fue escrito para despertar la fe en Jesús y reconocerlo como el Mesías. Es una comunidad formada por distintos grupos que tiene su propia cultura y tradiciones. Viven en la confesión de fe de una mujer. SÍNTESIS
  • 46. 4 46 6 P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o 4. Esquema del libro 5. Claves de lectura 1 . P r ó l o g o ( 1 , 1 - 1 8 ) 3 . E l l i b r o d e l a G l o r i a ( 1 3 - 2 0 ) 2 . E l l i b r o d e l o s s i g n o s ( 1 , 1 9 - 1 2 ) 4 . C o n c l u s i ó n ( 2 1 ) EL EVANGELIO DE JUAN El autor organiza de la siguiente manera su evangelio: 1. El prólogo: pistas para descu- brir la presencia de Dios en la historia del pueblo. 2 . L o s s í m b o l o s , p e r - s o n a j e s , n ú m e r o s y l u g a r e s . 3. Los siete signos son: re- velación y manifestación del Proyecto de Dios. 4 . L a H o r a : m o m e n t o d e l a a c t u a c i ó n d e D i o s . 5. La frase: “Yo Soy”, es la actuación libe- radora de Dios. CLAVES DE LA LECTURA
  • 47. 4 47 7 E El l E Ev va an ng ge el li io o d de e J Ju ua an n Tema 2: Los temas del prólogo Temas 3 y 4: El libro de los signos 1. La Palabra El Prólogo 2. La Nueva Creación 4. El Testimonio de Juan Bautista 3. Jesús: Luz y vida 1ª señal: La Boda de Caná (2,1-12) 2ª señal: Jesús cura al hijo de un Fun- cionario del rey (4,35-53) 3ª señal: La curación del paralítico (5,1-9) 4ª señal: La multiplicación de los panes (6,1-15) 5ª señal: Jesús camina sobre las aguas (6,16-21) 6ª señal: La curación del ciego de nacimiento (9,1-12) 7ª señal: La resurrección de Láza- ro (11,1-44)
  • 48. P Pa ar ra a l le ee er r e el l N Nu ue ev vo o T Te es st ta am me en nt to o 4 48 8 PREGUNTAS •¿Qué temas del evangelio de Juan te gustó más? Tema 5: El libro de la Gloria Tema 6: Los temas queridos por Juan MUJERES Primeras testigos de la resurrección Discípulas Misioneras Servidoras Reconocen a Jesús como el Mesías CONFLICTOS Con los dis- cípulos de Juan Bautista Con el mundo Con los cristianos de fe inmadura Con los Judíos EL DISCÍPULO AMADO ES El primero en creer Confidente Solidario Capaz de reconocer al Resucitado 1. Discurso de despedida de Jesús (13,1-17,25) 2. La promesa del Espíritu Santo (14,1-17.25-26;15, 26-27;16,5-15) 3. Pasión y muerte de Je- sús (18,1-19,49) 4. La resurrección de Je- sús (20,1-9) 5. Las manifestaciones del Resucitado (20,10-29;21,1-24) 6. Los temas queridos por Juan