Este documento describe el llamado de Jesús a sus discípulos y las implicaciones de seguirlo. Jesús escogió a doce hombres para que estuvieran con él, predicaran y expulsaran demonios. Un discípulo significa seguidor, alguien que guarda las enseñanzas de su maestro y las convierte en regla de vida. Jesús pide obediencia sobre conocimiento y requiere abrazar la cosmovisión del Reino, rechazando otras ideologías. Ser discípulo implica renunciar a todo para seguir a Jesús y

1. El Llamado Radical del Rey Sígueme

2. 13 Y subió al monte, llamó a los que El quiso, y ellos vinieron a El. Y designó a doce, para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar, 15 y para que tuvieran autoridad de expulsar demonios.

3. El Ejemplo del Rey.

4. II: La Acción discipuladora del Señor del Reino. Los rabinos de la época de Jesús, eran escogidos por sus alumnos, cada quien buscaba al maestro que mejor le parecía. Pero en le caso de Jesús el es el que escoge a sus discípulos. El discípulo empieza en el llamamiento, el maestro es el que escoge al discípulo. El que es discípulo se dispone a Seguir “y esa es la palabra que mejor describe al discípulo. El disicipulado es andar detrás de él.»

5. Aventuremos una acercamiento al proceso del discipulado:

6. La palabra que traducimos como discípulo en el idioma original es mathetes. (la raíz del termino indica pensamiento acompañado de esfuerzo.) Que significa más que alumno, significa seguidor, quien guarda la instrucción dada a el y la convierte en la regla de conducta de por vida. Un discípulo no es meramente uno que aprende, sino un partidario; de ahí que se les menciona como imitadores de su maestro, Juan 8:31, 15:8.

7. III. El llamado del Rey. El Señor del Reino pide obediencia más que conocimiento.

9. Requiere el abrazo de la cosmovisión del Reino y sus valores y por ende un rechazo y aun odio de la cosmovisión, ideología, y esquemas que implantan los poderes satánicos …

10. Implicaciones del llamado radical del Reino

11. 26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27 El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. 28 Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? 29 No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, 30 diciendo: "Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar." 31 ¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con diez mil hombres es bastante fuerte como para enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? 32 Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz. 33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo.