Un niño llamado Pedro se perdió mientras cazaba con su padre. Pasaron tres días sin noticias del niño hasta que un pastor llamado Gabriel lo encontró inconsciente en el fondo de un pozo. Gabriel rescató al niño y se lo entregó a su madre y la policía, quienes estaban buscándolo. Como recompensa, la familia del niño le dio mucho dinero al pastor Gabriel, lo que le permitió mudarse a Japón con su familia y dejar de vivir en la pobreza.