1. EL SEÑOR DEL CERO (Adaptación para infantil)
Hace mucho tiempo, en una ciudad llamada Córdoba, vivía un niño llamado José. A José le
encantaban las matemáticas, le gustaban tanto que era el mejor de clase. Siempre acababa el
primero los ejercicios de clase y era capaz de contar y sumar más rápido que nadie.
En esta época, en Córdoba convivían cristianos y musulmanes, y la ciudad pertenecía a los
árabes. En otras ciudades o países, los cristianos y musulmanes estaban en guerra, pero al
Califa Al-Hakam, que gobernaba la ciudad de Córdoba, no le gustaban las guerras. A él le
gustaban la ciencia y las letras. Le encantaba leer libros y que científicos de todo el mundo
fueran hasta su califato a estudiar y compartir sus conocimientos.
Por esta razón, porque creía que era más importante aprender que pelear, le gustaba premiar
al alumno más aventajado con un premio especial: el premio del Califa. Y José parecía que ese
año iba a ganar el premio.
Pero en su clase tenía un compañero árabe que tenía envidia de la habilidad de José, y como
quería ganar él el premio del Califa, lo acusó de hablar mal de Dios ante el cadí (persona justa
y experta) Y aunque esto no era cierto, José, aconsejado por el cadí, se tuvo que ir a vivir lejos,
a un monasterio en otra ciudad, en Cataluña.
El viaje hasta Cataluña lo hizo en caravana, y fue un viaje muy largo, por lo que tuvieron que
parar una noche en un convento y allí conoció a Elena, que vivía allí, en el convento. A Elena le
encantó lo que José le contaba de las matemáticas. Le asombró lo rápido que contaba, y cómo
escribía los números, de una manera muy rara que ella no conocía. Ella sabía escribir los
números romanos y José escribía los números arábigos (que son los que escribimos ahora
nosotros).
Por fin llegó al monasterio. En el monasterio vivían unos monjes que lo acogieron y le dieron
trabajo en la biblioteca, donde se encargó de escribir libros de matemáticas con todo lo que
había aprendido en la escuela de Córdoba.
Pero no todo el mundo entendía aquellos libros, y hubo un monje que tenía miedo de lo que
decían aquellos libros porque creían que hablaban de magia, y no de matemáticas. Así que
volvió a acusar a José de hablar mal de Dios. Por lo que el pobre José tuvo que volver a
escapar. Pero esta vez no se iba a ir solo, porque desde que había conocido a Elena, le
gustaba mucho estar con ella, así que fue a buscarla, se casaron y se fueron a vivir a Navarra,
una ciudad cristiana en la que José pudo terminar de escribir sus libros para que todo el que
quisiera pudiera leerlos y así aprender a contar tan rápido como él lo hacía.