1. El olvido que seremos
Esta es la historia, o más bien, la historia del autor. Quien vivía en su infancia con muchas
mujeres(no parejas), las cuales eran sus dos muchachas de servicio Emma y teresa, sus cinco
hermanas Maryluz, Clara, Eva, Marta, Sol y una monja (de la cual hablara luego de como llego a
estar con ellos) él era un niño muy encariñado con su padre (o tal vez demasiado)
Era un niño que acompañaría a su papa incluso hasta el infierno según lo que nos cuenta. Pues
su papa lo mimaba mucho, lo trata como alguien muy especial, único, incluso decía que todo lo
del (el papa) era también suyo. Podía coger plata de la billetera si lo quería, podía salir y entrar,
pero también tenía sus limitaciones. Para su papa el respeto era algo fundamental, no podía ser
irrespetuoso con sus hermanas, ni su madre ni nadie con quien tratara.
(Faciolince, 2006) Decía:
“Su papa era alguien muy solidario, se podría pensar que hasta un punto extremo, incluso sus
alumnos se aprovechaban de su forma de ser, pues él les tenia pesar por “no tener para comer”
o “no tener pasajes para venir a estudiar” y les prestaba o más bien “les regalaba” plata para
que pudieran saciarse sus necesidades” (p.28).
Su padre no era un buen administrador de su dinero, eso se notaba mucho al igual que también
lo recalcaba su madre; pero no eran una familia ni rica ni pobre, como su madre decía, eran una
familia “acomodada”. Aunque lo del aprovecho de su padre no era sólo en su institución en la
que trabajaba como profesor, sino también por parte de sus hijas, a las cuales su madre les decía
que no lo hicieran pues el no tenía mucho dinero.
2. Hubo un tiempo, en el que el joven niño tuvo el deber de ingresar a la escuela, a la cual quería
ir, pero al momento de la verdad, no se atrevió y se llenó de miedo, hasta el punto de esconderse
del bus para no ir al colegio. Su padre al ver tal situación, como ya se ha dicho, era alguien que lo
comprendía y lo “lamboneaba”. Le hizo la pregunta; de si creía que debía entrar a estudiar ahora
o que si quería esperar un año para hacerlo, por obvias razones el niño eligió el de esperar un
año….estaba sumamente atemorizado del colegio. Pero sin embargo el niño no era bobo,
aprendía mucho de su padre el profesor, le gustaba escribir cosas, las cuales su padre siempre leía
y se refería a él como si fuera un escritor ya. Siempre le decía a sus amistades que su hijo era
escritor.
Su padre era una persona como ya se ha dicho varias veces, demasiado solidaria, emprendía
ayudas a barrios populares que lo solicitaban o más bien, lo necesitaban. Ayudaba con sus
conocimientos sobre medicina con ayuda de algunos amigos.
Su madre era hija del arzobispo de la iglesia, su padre tenía mucha gente que no respetaba la
forma de pensar, pues él quería y aspiraba a ayudar a los pobres, a enseñarlos a pensar y a
intentar conseguir y aspirar mejores cosas, las cuales la gente no compartía, pues el deseo de
avance por parte de los “menores” antes la sociedad podría afectar los a ellos; los “mayores”
razón por la cual, un día el arzobispo de la iglesia (padre de su madre) fue engañado al hacerlo
firmar un documento en el cual declaraba haber dicho cosas malas en contra de su yerno.
“El engaño fue hecho por parte de una de las personas más confiables para el arzobispo, del
cual como ya se ha dicho y al hacer eso, no vio lo que firmaba y simplemente confió en que era
algo bueno” (Abad & et al, 2006, pág. 28).
3. Una mañana de un domingo, salieron las declaraciones en una radio llamada “La hora
católica”. Cada domingo se dedicaba un tiempo de esa hora a despotricar a ese medico
“comunista” que estaba afectando la conciencia de las personas de los barrios populares, pues
como ya se ha dicho, hacerles ver el dolor, sufrimiento y necesidad que tenían, despertaba su
envidia, rabia y rencor.
“El arzobispo era de esos curas que enserio se tomaba su trabajo. Pues no era de esos que se
enriquecían por ello. Al ver que había pasado esa declaración y verse avergonzado de haber
atentado contra su yerno, decide dejar la iglesia, pero como no tenía nada, las personas que lo
apoyaban decidieron regalarle una casa en la calle Bolivia, donde se fue a vivir con su hermano y
secretario, tío Luis” (Faciolince, 2006, pág. 35).
Donde poco a poco fue olvidando las cosas, incluso su propio nombre. Al cabo de un tiempo
dejo de hablar y luego murió, Justo un mes antes del nacimiento del autor.
Hay estaba la respuesta de al principio, la monja decidió quedarse a vivir con nosotros y
cuidarnos a falta del arzobispo.
Gracias a la ayuda de que ya nos cuidaban, mi mama tuvo la oportunidad de poner una oficina.
La cual estaba situada en un armario de aseo. Su madre trabajaba haciendo las cuentas del
edificio en dicho armario. “Al cabo de un tiempo, llego la primer ayudante de su madre, socorro,
y pasando y pasando el tiempo, su oficina se fue llenando de empleadas” (Camacho & Jimenez,
2006, pág. 48). Era algo curioso, pues su madre solo contrataba mujeres, hasta llegar a la suma de
70 empleadas. Se convirtió en la empresa que más edificios administraba en Medellín, viento
esto, su madre decide mudarse a una oficina de verdad, ubicada en el segundo piso del mismo
edificio (el edificio coltejer); empresa a la que quiso bautizar por su orden femenina «Faciolince e
4. hijas», aunque su padre exigió que se llamara «Faciolince Limitada» para no dejarlo ni a él ni al
pequeño autor fuera de eso.
Trabajos citados
Abad, & et al. (2006). El Olvido que Seremos. En H. et al, El Olvido que Seremos (pág. 43). Kopa Pte:
planeta.
Camacho, A., & Jimenez, L. F. (2006). El olvido que seremos. En H. A. Faciolince, El olvido que seremos
(pág. 48). medallo: el poli.
Faciolince, H. A. (2006). El olvido que seremos. Medellín, Colombia: Planeta.
Faciolince, H. A. (2006). El olvido que seremos. En H. A. Faciolince. Medellín: Planeta.