Este documento analiza las imágenes distorsionadas de Jesús como "el niño Dios" y "el crucifijo" y aclara que Jesús es y siempre ha sido el Señor. Explica que el reconocimiento de Jesucristo como Señor es el propósito central de las Escrituras y la piedra fundamental de la fe cristiana. Además, describe cómo Jesucristo demostró su señorío frente al mundo espiritual, la creación, la enfermedad y la muerte.