El documento habla sobre la importancia de valorar nuestra capacidad de sentir y relacionar lo que sentimos con la ley de Dios. Explica que Dios puede ser reconocido de diversas formas a través de diferentes conceptos religiosos siempre que la intención sea contactar a Dios con el corazón. Aconseja desapegarse del materialismo para entender que nuestra verdadera necesidad es Dios y no cosas materiales.
1. DEBEMOS APRENDER A VALORAR NUESTRA CAPACIDAD DE SENTIR:
El verdadero valor que nos permite concientizarnos en las cosas que percibimos, está en el sentir. Y
no en cualquier sentir sino, en relacionar lo que sentimos con la ley de Dios, como ÉL manda. De ese
modo debemos nosotros fermentar el universo, al mismo tiempo estimular en los demás tal conciencia.
Tómese el siguiente ejemplo: vas en una procesión y vas orando, mientras otros hablando; te
concentras en tu deseo de orar, absorbido en tu espíritu y mente, entregado a la idea de tocar a Dios con
tu sentimiento más profundo, lo que hace que le estés sacando provecho a esa procesión (estímulo); es
posible que al mismo tiempo, otro simplemente esté en su habitación, sumergido en la misma condición
o más y, también esté sintiendo a Dios. Mientras otro que simplemente al hacer lo mismo, creyendo en
Buda; pero su concepto de Buda es lo que para ti es Dios; estando en la misma entrega, ¡también Dios
lo está recibiendo! Más allá está otra persona la cual cree que lo hace por Shiva, pero su concepto de
Shiva es también lo que tu concepto de Dios, entonces el Dios verdadero también lo recibe.
Tal como lo podemos apreciar aquí, se trata de solo conceptos en la mente del ser humano, pero esos
conceptos no cambian al único Dios existente en el cosmos y lo verdaderamente importante en los
objetivos de estas personas está en el hecho de querer intensamente llegar a contactar a Dios en sus
corazones (en su propio Ser).
Veamos el ejemplo de Saulo de Tarso, quién iba matando adeptos a la fe cristiana pero Dios, a ese
“criminal”, a ese “genocida”, le reconoce que su intención y su sentir eran puros, en otras palabras
estaba dedicado con la mayor convicción de que eliminaba personas que contrariaban al verdadero y
único Dios y eso bastó para hallar reconocimiento en aquel que es dueño, creador y señor de la vida, y
digo esto por si se les ocurre pensar que aquellos muertos no tenían valor para su creador. En esto radica
la justicia divina, para este caso, basada en la promesa de Cristo: “Si mueres por mi causa, yo te daré
la vida eterna y aunque muerto vivirás para siempre”. Pero también era justo el reconocer los
verdaderos sentimientos de Saulo. Te recomiendo desapegarte del materialismo para que puedas
entender y recibir la Luz de lo que aquí se escribe, porque de no hacerse así, tu mente materialista te
emitirá un falso juicio valorativo y te mantendrá en el error.
Nótese el caso de los rosacruces, al hablar de Dios, dicen el Dios de tu corazón. ¿Quién es el Dios de tu
corazón? ¿Qué dijo Dios Nuestro Señor?: “Dónde está tú corazón ahí está tu Dios”. Me puedes decir
X o Y, no sé, a tu conciencia queda evaluar ¿Quién es tú Dios?.
También tenemos a las comunidades hindúes, ¿cómo perciben ellos el espíritu de Dios? te dicen:
“saludo a la divinidad que hay en ti”. Saludo....no me importa quién eres, sin irrespetarte, estoy viendo
más allá de ti y dicen: “saludo a la divinidad que hay en ti”; porque saben que Dios está en todas partes y
por eso el concepto de Madre Natura ¿entienden? Y saludan al árbol, saludan a la vaca, al ave; y a lo
mejor han caído en desviaciones, porque el enemigo de las almas siempre se encarga de eso, pero
“Escudriñadlo todo y retened lo bueno”. Entonces mucha gente aprende solo las palabritas: “saludo
a la divinidad que hay en ti”, “námaste”, “paz y amor”... y, no es así. No son meras palabras. Téngase en
cuenta que la palabra es un modo de forma mental, es un grado más de la forma pero más sutil que la
forma física.
¿Cómo reconocer a Dios? ¿Por qué? ¿Alguna vez le conocí? Como respuesta a estas preguntas: La
vida que Hay en ti (El espíritu) viene de Dios “¿Acaso vosotros no sabéis que sois templo del Dios
vivo?” Lo dijo el Maestro Jesús-Cristo. Y al hablar del Maestro se debe creer y tener fe en Él. Todo esto
está basado en la creencia y en la fe; es algo que pareciera ser muy superficial; y lo será en quien es
superficial, pero en aquel que es profundo y entregado, su fe y su creencia son tan grandes, tan grandes
como dijo Jesús-Cristo: “Si tuvieras fe tan pequeña como un grano de mostaza podrías decirle a
esa montaña arráncate y échate al mar y la montaña te obedecería”. Fíjate en el desdén de las
personas, como subestiman las palabras de Cristo ¿Algún día le conocí? Somos templo del Dios vivo, y
2. el Dios vivo mora, reside en cada uno de nosotros. El problema radica en que no tenemos la conciencia
de la existencia de Dios en nuestro interior, y eso da la impresión de no conocerle.
El mensaje es claro, ¿cómo reconocer a Dios? Niégate a ti mismo. Despersonalízate. Elimina todos
esos falsos conceptos. Si vas a orar, meditar o como lo llames, no busques nada con tu mente, ni
prejuicies nada mental, porque la mente que es muy sutil y habilidosa, te complacerá en tu deseo. Pero
cuando la mente calla, el corazón habla y la mente lo capta. Si te ubicas en tu corazón, con una intención
pura, él sabrá darte lo que quieres; recuerda: Donde está tú corazón, ahí está tú Dios.
Si estás concentrado, sintiendo, entregado al amor divino, en pureza, cero egoísmos, y simplemente;
como decirte: “asómate en esa ventana para que veas”, y no me preguntes ¿qué voy a ver? Porque si te
contesto algo, crearía un prejuicio en tu mente. Simplemente usted se asoma y espera qué va a ver al
asomarse, lo que veas eso es, de eso se trata. Esa será tu percepción pura y no una fantasía creada por tu
mente, buscando complacerte en lo que te dije que verías al asomarte. Así, más o menos con esa
condición, se debe ir cuando nos disponemos a solo sentir a Dios; que ÉL imprima en tu mente y en tu
corazón según su voluntad, pero debes estar presto y atento, luego ser obediente, “Hijo mío si hoy
escuchareis mi voz no endurezcáis vuestros corazones”.
No dejes entonces que el dominio del materialismo se imponga (esto es lo que ha venido haciendo la
raza humana, desecha la luz de Dios y deja que el oscurantismo del materialismo, del “yoismo", de la
vanidad, se imponga en su creer y su fe), ya que de ello depende; y de ahí vine la desviación, ahí está la
desviación concretamente.
El inescrupuloso enemigo de las almas hace que las cosas que más necesitas no las veas ni sepas que
es tu real necesidad... Dios es tu real necesidad. El enemigo te hace creer que tus necesidades son:
vestirte, comer, recrearte, estudiar, trabajar, y eso no es la verdad del ser humano. Todo este universo
que vives aquí en la tierra está tejido en esa maraña, todo es falso. Cristo quiso enseñarlo y tomó unas 70
personas, los adiestró y los mandó a predicar diciéndoles: No llevéis nada, sólo lo que tenéis puesto, ni siquiera
penséis en una muda de ropa para mañana, qué voy a comer, a beber, dónde dormiré, cómo voy hacer para irme... ¡Nada!
Y se los demostró. Les dijo: “¡vayan! como Dios me envió a mí, con la misma autoridad yo los envío a ustedes. Eso sí,
vayan a sitios de fe, donde sientan fe quédense ahí, y donde no, sacúdanse hasta el polvo de sus sandalias. Para que nada
de eso quede en tu mente ni en tu corazón, ¿entiendes? La levadura de los fariseos es dañina, corroe tu
masa interna mental. Entonces nos falta saber que nuestra real necesidad es Dios, que estamos aún
enfrascados en esa contaminación del dinero, la comida, ropa, diciembre...vanidad de vanidades.
Tenemos que orar a Dios: Dios provéeme para cubrir las necesidades que se me presenten y haz que
cada día sea más comprensivo(a) de tu ley y la practique. No me desampares, préstame tu fuerza para
vencer, líbrame de la trampa del enemigo, dame el conocimiento de las leyes divinas para reconocerte y
reconocer tu obra y tu justicia. Y todo lo demás te será añadido. Escucha esto y procura
encarecidamente no seguir en lo mismo ¡Tienes que hacerlo práctico! NADIE PUEDE HACERLO
POR TI.
Autor: ∑∞