Este documento describe la benignidad como un fruto del Espíritu. Explica que Dios es benigno y actúa benignamente con todos, incluso con los injustos, por lo que los cristianos deben seguir su ejemplo amando a sus enemigos y tratando bien a quienes los odian. También enfatiza la importancia de usar palabras y actos benignos en todas las interacciones, y que al reflejar la benignidad de Dios, los creyentes pueden tener una influencia positiva en los demás y ayudar a que escuchen el mensaje de salvación.
3. Mateo, 5: 43-48
Dios es benigno y actúa
benignamente con todos. Él es
nuestro Modelo.
Él, por ejemplo, hace salir el sol y
llover sobre justos e injustos.
Pero ciertamente, ninguno nos
merecemos ese trato benigno.
“Aunque Dios recompensa la virtud y castiga la
culpa, no deja de derramar sus bendiciones
sobre los impíos aunque ellos deshonren
diariamente su nombre. Permite que el sol y la
lluvia caigan sobre justos e injustos, dándoles a
todos prosperidad temporal. Si un Dios santo
manifiesta tal paciencia y benevolencia hacia los
rebeldes e idólatras, cuán necesario es que los
seres humanos imperfectos muestren un
espíritu semejante hacia sus prójimos”
E.G.W. (Folleto: Redemption: or the Teachings of Christ, the Anointed One, pp. 76, 77)
4. Jesús nos invita a seguir el
ejemplo de nuestro Padre:
Amando a nuestros
enemigos.
Bendiciendo a los que
nos maldicen.
Haciendo bien a los que
nos aborrecen.
Orando por los que nos
ultrajan y nos
persiguen.
“Amad, pues, a vuestros enemigos, y
haced bien, y prestad, no esperando de
ello nada; y será vuestro galardón
grande, y seréis hijos del Altísimo;
porque él es benigno para con los
ingratos y malos” (Lucas, 6: 35)
Mateo, 5: 43-48
5. La benignidad que recibimos de Dios debe
ser nuestra motivación para comportarnos
benignamente con los demás.
El ejemplo de David:
David era consciente de
haber recibido su trono por la
benignidad inmerecida de
Dios.
Aunque la casa de Saúl era
enemiga de su trono, él se
comportó benignamente con
Mefi-boset, último
descendiente de Saúl.
El ejemplo de José:
José comprendió que
todo lo que le había
sucedido había sido
guiado por la mano
benigna de Dios.
Él perdonó a sus
hermanos y se comportó
benignamente con ellos.
6. Debemos ser cuidadosos no
solo con lo que decimos sino
también en cómo lo decimos.
También transmitimos mensajes
con nuestra actitud, nuestros
gestos, nuestra entonación.
“La congoja en el corazón del
hombre lo abate;
Mas la buena palabra lo alegra”
(Proverbios 12:25)
“La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir
el furor”
(Proverbios 15:1)
“El hombre se alegra con la
respuesta de su boca;
Y la palabra a su tiempo, ¡cuán
buena es!”
(Proverbios 15:23)
“Manzana de oro con figuras de
plata
Es la palabra dicha como conviene”
(Proverbios 25:11)
7. “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía,
envidias, y todas las detracciones… si es que habéis
gustado la benignidad del Señor” (1ª de Pedro, 2: 1, 3)
Este fruto del Espíritu se debe mostrar en
cada acto de nuestra vida.
Sin embargo, en general, la manera en que
tratamos a otros impactará sobre cómo
somos tratados nosotros. “Así que, todas las
cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con
ellos; porque esto es la ley y los profetas”
(Mateo 7:12)
Debemos ser benignos con los demás sin
esperar recibir nada a cambio.
8. “Vestíos, pues, como escogidos
de Dios, santos y amados, de
entrañable misericordia, de
benignidad, de humildad, de
mansedumbre, de paciencia”
(Colosenses 3:12)
Nuestro mundo necesita creyentes que reflejen en sus
vidas la benignidad de Cristo.
Si queremos que escuchen de
la salvación, primero tienen
que sentir nuestra sincera
benignidad.
Si llevamos a Jesús en nuestro corazón, Él nos vestirá de
benignidad.
9. “Cuando un sentimiento de la benignidad
de Dios refrigere constantemente el
alma, se reflejará en el rostro
mediante una expresión de paz y gozo.
Se manifestará en palabras y en obras.
Y el generoso Espíritu Santo de Cristo,
al obrar sobre el corazón, comunicará a
la vida una influencia convertidora
sobre los demás”
E.G.W. (Dios nos cuida, 28 de agosto)