El documento describe tres tipos principales de viviendas en la antigua Roma: domus e insulae como viviendas urbanas para ricos y clases medias respectivamente, y villae en el campo. También menciona que las viviendas de esclavos y clases bajas son más difíciles de conservar debido a su construcción precaria, y que las viviendas romanas podían acomodar a todos los estratos de la sociedad jerarquizada del Imperio Romano.