Este documento identifica varios obstáculos para el desarrollo cristiano como un corazón duro, una mente engañada y el amor al mundo. Explica que un corazón que rechaza estos obstáculos es fértil para Dios, mientras que una mente que los rechaza es renovada. Concluye que para superar estos obstáculos, debemos recibir la Palabra de Dios, renovar nuestra mente en Cristo y hacer la voluntad de Dios en lugar de los deseos del mundo.