Este documento argumenta que cuando los proyectos escolares son compartidos y elegidos colectivamente por estudiantes y maestros, en lugar de impuestos unilateralmente, esto permite que la escuela se desarrolle de una manera democrática e inclusiva que beneficia a todos, en lugar de favorecer a algunos sobre otros. Compartir proyectos de una manera que involucre a todos fomenta una educación para todos basada en los derechos democráticos.