Este experimento explora cómo diferentes líquidos ácidos como el jugo de limón y el vinagre disuelven la tiza de manera distinta al agua. La tiza se deshizo en espuma en el jugo de limón, se agujereó en el vinagre, y solo se hundió inicialmente en el agua antes de deshacerse lentamente. La autora concluye que esto demuestra cómo la lluvia ácida corroe materiales debido a su acidez.