La película La vida es bella cuenta la historia de un padre judío, Guido, que intenta proteger a su hijo de la crueldad del campo de concentración en el que se encuentran ocultándole la verdad sobre su situación. El director Roberto Benigni buscó transmitir un mensaje de esperanza sobre la capacidad del amor paternal para enfrentar la adversidad. A pesar de tratar un tema tan sombrío como el Holocausto, la película utiliza en parte el humor para abordarlo y destacar valores como la tolerancia, la educación y la libertad individual.