San Giovanni nació en una familia sacerdotal y se convirtió en sacerdote en San Pedro. Imaginó una escuela para ayudar a los pobres y fundó su propio Instituto para este propósito. Confío en la Providencia Divina y buscó colaboración desde el Obispado. Se compadeció de los ciegos, sordos, enfermos y sufrientes, y procuró su felicidad y orientación a través de su generosidad, intuición y sencillez.